26 de marzo de 2006

La frontera del 77% para el cambio en las democracias

El físico francés Serge Galam modeliza la difusión de las opiniones en el seno de una población y obtiene una ecuación de la inercia de los sistemas democráticos frente a los cambios.

Su idea nació de una observación bastante obvia: las sociedades democráticas necesitan urgentes reformas pero no acaban de adoptarlas, o les cuesta mucho hacerlo, aunque sea parcialmente.

Como buen físico, intentó buscar alguna explicación... física, por supuesto. Cuando algo debe cambiar y no lo hace, es porque surge algún efecto comparable a la inercia de los sistemas mecánicos. La tesis inicial de Galam era bastante sencilla: aunque una gran mayoría de individuos esté a favor de una determinada reforma, esos mismos individuos se van a unir posteriormente para rechazarla.

A esa nueva disciplina se le ha denominado física sociológica, permite transportar las ecuaciones que expresan el comportamiento de la materia a la descripción de los componentes sociales. O, al menos, eso pretende Serge Galam.

Defiende que tiene que existir algún modelo matemático que refleje el fenómeno que pone de manifiesto esta contradicción; a saber, que un sistema democrático acaba engendrando un sistema tan conservador e inmovilista.

Los politólogos saben bien que el que está en el poder tiene cierta ventaja, al menos de partida. Y eso es más claro cuanto más próxima al ciudadano es la elección: por ejemplo, en las municipales es mucho más fácil "repetir" alcalde...

Puede haber varias razones que lo expliquen: conservadurismo natural, prima al poder, organización social "domeñada" poco o mucho... Pero estos mecanismos son complejos y difíciles de meter en ecuaciones. Galam solucionó el problema de manera sencilla: cuando hay igualdad en el voto entre dos tendencias, se mantiene el status quo; o sea que todo sigue igual.

En los sistemas políticos regidos por el centralismo democrático hay una organización democrática piramidal, con niveles jerárquicos superpuestos y sucesivamente más importantes. En el modelo de Serge Galam los representantes se agrupan de cuatro en cuatro en cada nivel para elegir mediante votación mayoritaria a su representante; en caso de empate, se queda el que había (es decir el que se opone a la reforma). Con 50% de personas de oposición en la base (empate entre conservadores y reformistas), las reformas jamás serán adoptadas: el sesgo introducido por los votos mayoritarios en caso de empate supone que ya en el quinto nivel no haya ya ni un solo representante de la oposición. Incluso con un 70% de personas favorables a la reforma, en el séptimo nivel no habrá ya ningún opositor. Pero a partir del 77% de opositores las tornas se vuelven, y al final se adopta la reforma.

Para seguir la evolución de la opinión pública respecto a una reforma determinada basta con seguir las flechas de los esquemas. Todo depende del porcentaje de reformadores al comienzo de las discusiones. Si ese porcentaje está por debajo del umbral crítico, acaba por imponerse el consenso de rechazo a la reforma. Si está por encima, el proyecto es masivamente aceptado. En grupos básicos de discusión formados por cuatro personas, ese umbral crítico es, como antes veíamos, del 77%. Pero este umbral puede variar según el número de personas que formasen esos grupos básicos, aunque en todos los casos es superior al 50%. ¡Las reformas exigen más que una mayoría simple para poder ser adoptadas en los regímenes democráticos!





Las críticas al modelo se las dejo a ustedes, yo por mi parte he de reconocer que sigo impresionado y sorprendido por esta aplicación de la física, las matemáticas y la sociología al campo de los estudios sociales. Habrá más.

23 de marzo de 2006

¿El sueño de Comte hecho realidad?

¿Podemos hablar hoy en día de Física Social como denominó Augusto Comte a la sociología? Recientes estudios como los llevados a cabo por Philip Ball, editor de la sección de Física de la revista “Nature” durante 10 años. Su trabajo se extendió de la bioquímica a la física cuántica y a la ciencia de los materiales. Philip es autor de varios libros de divulgación científica en los que incluye trabajos sobre la naturaleza del agua, la formación de modelos físicos y la ciencia de la filosofía social y la política.

Tenemos la tendencia a percibir de manera diferente las leyes sociales de las leyes físicas, otorgando un mayor grado a la hora de acatarlas a las segundas que a las primeras; en Critical Mass sugiere Philip Ball que esto no siempre es así, que puede que algunas leyes de la sociedad no las hayamos creado conscientemente, sino que surjan como consecuencia de la interacción entre personas. Y que tal vez no podamos romper estas leyes.

Este surgimiento de una nueva ciencia que algunos han llegado incluso a llamar socio-física, que en un principio vio la luz como un área más de la física de los sistemas complejos, ahora aboga por la interdisciplinariedad en sus estudios tanto de las ciencias naturales como de las ciencias sociales. No se trata de una mera aplicación de métodos cuantitativos o matemáticos, sino de una nueva concepción de los fenómenos sociales como propiedades emergentes de un conjunto de individuos que interactúan entre sí para producir nuevas conductas que no pueden reducirse al estudio de los componentes aislados. Sus pioneros son Serge Galam, Dietrich Stauffer, Tomás Vicsek.

Sin embargo, no sólo la sociología se ve enriquecida por estos contactos con la física, actualmente también podemos hablar de econo-física, que surgió en los Años 1990, principalmente en el entorno del prestigiado Instituto Santa Fe de Nuevo México, que se especializa en el estudio de los Sistemas complejos. Uno de los principales exponentes de la Econofísica es Brian Arthur, quien acuñó el término economía adaptativa para denominar sistemas económicos formados por un número grande de agentes que realizan transacciones de tipo económico. Aparentemente, fue el profesor de física de la Universidad de Boston Eugene Stanley, el primero en llamar así a esta disciplina.

En este primer post introductoria no entraré más en detalles, pues es de caballeros reconocer que se trata de dos disciplinas que desconozco y que a medida que pase el tiempo, espero ir descubriendo poco a poco, y por supuesto, compartirlo con todos ustedes.

18 de marzo de 2006

Europa entre Colbert y Adam Smith

Este artículo del Catedrático de Historia del Pensamiento Económico Carlos Rodríguez Braum puede ser esclarecedor sobre la ola de proteccionismo que recorre Europa, sobre todo Francia y España, y las diferencias a la hora de ver la realidad que nos rodéa entre el Reino Unido y el resto de países de la Unión Europea. Sólo un dato curioso, el artículo data de hace unos tres o cuatro años, ¿visionario?


En un trabajo reciente (“Between Colbert and Adam Smith, The Cato Journal, Vol. 21 Nº 3, invierno 2002, págs. 359-367), Anthony de Jasay juega con cinco personajes para entrever el futuro de Europa: un nacionalista británico y otro francés visceralmente opuestos; la democracia “agresivamente imperiosa por una sobredosis de corrección política”; Adam Smith, un liberal; y Jean-Baptiste Colbert, un estatista, también rabiosamente antagónicos. El nacionalista pueblo británico no quiere la unión política, aunque sus clases ilustradas la apoyan; es un nacionalismo genuino: lo de afuera es malo. El nacionalismo francés, en cambio, mezcla admiración por lo propio con admiración por lo ajeno, y le frustra no haber podido ser una gran nación y haber sido superado por Gran Bretaña y Estados Unidos, y para colmo ayudado por esos mismos países en las grandes guerras del siglo XX, “una humillación que los franceses parecen incapaces de perdonar y que es la fuente principal de su resentimiento y recelo hacia todo lo anglosajón, en especial lo norteamericano”. Lo que Francia no puede conseguir por sus propias fuerzas, lo intenta mediante la Europa supranacional con liderazgo francés y con ideas francesas: es el famoso “modelo europeo”, es decir, un modelo antinortemericano en política exterior, con economías intervenidas y “justicia social”. O sea, un modelo francés. Según de Jasay hay dos señales de que esta ambición eurofrancesa avanza: una es la influencia gala en Bruselas, y la otra es la Política Agraria Común, “una caricatura de lo que una tecnocracia económicamente analfabeta es capaz de hacer”. En los demás países europeos los nacionalismos fuertes, y por eso no hay muchas protestas antieuropeas en Alemania, Italia o España. Pero si Alemania no paga entonces Francia deberá apoyarse más en la democracia y el socialismo. Antes la democracia podía ser discutida, como cualquier otro sistema para arribar a decisiones colectivas: “todos ellos comparten el fallo moral de los sistemas de decisiones colectivas, a saber, todos exigen que algunas personas se sometan a decisiones que sistemáticamente tienden a favorecer a otros a expensas suyas”. Pero ahora, apunta de Jasay, esta visión relativista ha sido reemplazada por un absolutismo democrático, una universal “corrección política”.

Entonces llegan Adam Smith y Colbert. Para Smith se parte de la presunción de la libertad: todas las acciones factibles son libres salvo que haya una buena razón para que no lo sean, y la carga de la prueba recae en quien plantea dicha razón. Colbert (no por nada una gran figura del mercantilismo) parte de la base de que una acción necesita estar justificada por un gran permiso o derecho; para detener a Colbert hay que demostrar que no tiene derecho a hacer lo que hace, algo difícil, mientras que él puede enseñar su permiso o señalar su derecho; la carga de la prueba recae sobre él y hay presunción de no libertad. Los actos que carecen de permisos explícitos o justificación, que el actor debe brindar: “Debe satisfacer a la sociedad que nada dañino o malo se va a cometer”. Según de Jasay el síntoma más elocuente de que la actitud prevaleciente es la colbertista y no la smithtiana es la “creciente y casi obsesiva preocupación por los derechos”. Otro día hablaremos de estos derechos y de la Europa social(ista).

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Carlos Rodríguez Braum es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico y profesor en la Universidad Complutense de Madrid. Autor, entre otros libros de, Estado contra Mercado.

© Carlos Rodríguez Braum

© Publicado en Expansión

11 de marzo de 2006

11 Marzo: dos años después



Dos años hace ya de la masacre inhumana de Madrid. Aquella mañana, la realidad nos golpeaba a todos los españoles de una forma tan dura que durante unas horas, permanecimos incrédulos y espectantes ante el televisor.

Murieron 191 personas: 137 españoles y 54 extranjeros:

Rumanía (16); Ecuador (6); Perú (5); Bulgaría y Polonia (4); Colombia, Marruecos y Honduras (3); Ucrania y República Dominicana (2); Brasil, Guinea Bissau, Filipinas, Chile, Cuba, Francia (1).

Quiero desde mi humilde blog hacer un homenaje a todas las víctimas de Madrid, ciudad que adoro, y por supuesto, a todas las víctimas del terrorismo en el mundo. Por ellas y sus familiares, mi más profundo pésame y aliento.

Vídeo de homenaje a las víctimas aquí

3 de marzo de 2006

1.000 visitas ya!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Gracias a todos los que han permitido que este humilde blog tenga ya 1.000 visitas acumuladas, en menos de un año de existencia, desde todos los rincones del mundo. Quiero agradecer desde aquí a los lectores que cada día pierden unos minutos de su precioso tiempo en leer mis reflexiones, algunas más acertadas que otras.
Gracias sobre todo a ese pedazo de paraiso que es Iberoamérica, sobre todo a mis lectores de Chile, Mexico, Argentina Colombia, Brasil, etc. También a mis lectores de España y los EE.UU., país del que en un principio no pensé tener tantos lectores. Gracias también sobre todo a un lector fiel y un muy buen colega como es Patricio, que no se pierde un post y en todo momento enriquece mi blog con sus comentarios.
Nada más, espero que cuando llegue a las 2.000 visitas, todos los que me han permitido llegar a las 1.000 sigan acá.
No puedo ni quiero olvidarme tampoco de todos los que directamente o indirectamente me han dado consejos a la hora de realizar el blog.

1 de marzo de 2006

El conservadurismo o de como ser liberales sólo a medias

Toda ideología política resulta demasiado compleja para ser sintetizada en unas pocas líneas, por lo tanto las que siguen dejan mucho que desear como análisis meritorio del conservadurismo y sus características políticas y sociales, sin embargo, si se trata de una reflexión curiosa que quiero compartir con mis lectores.
Desde el s. XIV el adjetivo conservador ha denotado una tendencia a preservar o mantener algo intacto. Únicamente en el XIX tanto en Europa como en EEUU se asocia el término con un conjunto de principios políticos. El partido Tory británico fue conocido como conservador a partir de 1830 y poco después el conservadurismo pasó a designar las creencias de las personas que se consideraban guardianes del orden establecido, y en consecuencia rechazaban los esquemas políticos radicales.
El conservadurismo moderno ha evolucionado y debemos abandonar la acepción común del término ya que los conservadores pueden ser radicales o tradicionalistas (ej. Conservadores británicos que rompen con la tradición del estado del bienestar y quieren recuperar el liberalismo radical del estado mínimo).

DOS MODELOS DE SOCIEDAD

1. Conservadurismo libertario.-
El ideal de Estado minimalista dejó de estar bien visto desde 1945 hasta épocas recientes, sin embargo cuenta con un importante linaje en la ideología conservadora. Se considera a Burke padre del conservadurismo inglés por su elocuente denuncia del Rev francés y la defensa de los regímenes establecidos tanto en su país como en el exterior. A pesar de su apego a la tradición, Burke, acepta la nueva ciencia económica laisez-faire que habían formulado sus coetáneos, entre ellos Adam Smith. Decía que no era competencia del gobierno planificar el desarrollo económico, ni tampoco tenía que proteger al pueblo contra duras realidades de la competencia económica, puesto que mirar por nuestras necesidades y remediarlas no es cometido de ningún gobierno. Defensor ardoroso del capitalismo libre a toda costa.

El liberalismo económico era un rasgo destacado del sistema conservador de finales del XIX, época en q los liberales empezaron a abandonar su vacilante partido para unirse al Conservador.

El conservadurismo libertario considera la sociedad como un conjunto de seres autosuficientes que se apoya en la burguesía, en la retórica liberal clásica de la libre empresa, la ayuda propia y el gobierno con poderes limitados.

2. Conservadurismo orgánico.-
Modelo alternativo donde la sociedad aparece como un todo interconectado y vinculado por una red de derechos y obligaciones recíprocos. Los ricos y los poderosos tienen sobre sus espaldas la responsabilidad total del bienestar. Son proclives a poyar pgmas de reforma social, en especial, los esquemas para mejorar las condiciones en que viven los pobres. Y durante los últimos tiempos han aceptado resolver los problemas del capitalismo de mercado mediante una orientación política de la economía.

Origen en la Estructura feudal de la Edad Media: NOBLESSE OBLIGE paternalismo benefactor .- correspondía a los ricos la responsabilidad tanto de disciplinar como de proteger a los pobres. Sigue vigente en una minoría de conservadores.

¿Es incoherente el conservadurismo? El libertario contempla la sociedad como un conjunto de individuos independientes y quiere cercenar la autoridad del gobierno en lo que toca a asuntos económicos. El orgánico apremia al gobierno para que asegure el bienestar de las gentes corrientes mediante la adopción de las debidas reformas sociales y económicas. Greenleaf dice que la identidad del sistema conservador inglés reside en la tensión o interacción que se mantiene entre sus tendencias libertaria y colectivista. Los conservadores a pesar de sus divergencias sí tienden a ver el mundo a través de un cristal ideológico específico.

Y ese cristal ideológico es que por un lado, ni la economía puede ser totalmente liberal porque los votos de las clases medias son necesarios y por tanto, el estado de bienestar debe seguir manteniéndose en pie. Y por otro, es muy fácil declararse liberal en el terreno económico, pero el liberalismo es algo más que mercado, es también entender que los individuos son autosuficientes y racionales tanto en el terreno económico como en el social, y por tanto no necesitan de guías o leyes que les protejan de cambios que perviertan los valores y la moral establecida por unos pocos como digna y aceptable. A los liberales de verdad, cuestiones como la homosexualidad, las creencias religiosas, el sacramento del matrimonio, etc. le parecen esferas individuales que nada ni nadie debe regular excepto para evitar atentados contra la integridad personal o posibles desigualdades.
Por eso me reafirmo: El conservadurismo o de como ser liberales sólo a medias.