15 de junio de 2006

La retórica perdida del feminismo marxista

Acabo de leer en El País el artículo titulado La femenización de la pobreza, escrito por Rosa Cobo profesora de sociología en la Universidad de A Coruña y la profesora de filosofía Luisa Posada, de la Universidad Complutense de Madrid. Y me gustaría comentar algunos aspectos del mismo.

Comparto la visión de que la pobreza tiene un claro cáriz femenino. En los países pobres, donde los recursos escasean y la posibilidad de obtención de los mismos es casi una utopía, las prohibiciones que posibilitan a la mujer un camino a la consecución de los mismos son enormes. Alejadas del mercado laboral, de los estudios, del comercio en algunos lugares, se ven abocadas a mal vivir encerradas en sus casas cuidando familias que se mueren de hambre y enfermedades. Y con la tristeza de comprobar que sus hijas e hijos no van a tener un provenir mucho más favorable. Y por si eso no fuera poco, el sometimiento a patrones sociales totalmente machistas acaba reduciéndo a la mínima expresión su dignidad como personas humanas, al tratarselas como meros objetos de posesión masculina.

Si la pobreza golpea una casa, la primera persona que lo sufre es la mujer, pues sobre ella y de forma cínica e hipócrita recaerá la obligación de la manutención de la prole y su marido, mientras que el varón e incluso los hijos varones mayores se dedican a beber o perder el tiempo esperando un nuevo trabajo o simplemente, a ver pasar la vida sin mayores preocupaciones. Y esta realidad, comprobada y contrastada con multitud de informes, estudios e investigaciones debe llegar a su fin.
La idea de que acabar con la situación de la mujer en los países pobres es una de las formas más eficaces de acabar con la pobreza es totalmente cierta, como no hace mucho demostraba el Informe Anual de la ONU dedicado a la situación de la mujer, o los recientes exitos conseguidos por ONG´s en algunos países africanos haciendo mucho más fácil el trabajo femenino y posibilitanto que las mujeres tengan tiempo para invertir en ellas mismas.

Sin embargo, ante esta realidad no debemos establecer ideas o retóricas que confundan o hagan que se mal interprete un texto. Hablar de que los "programas de ajuste estructural inherentes a las políticas neoliberales es el crecimiento del trabajo gratuito de las mujeres en el hogar, resultado de los recortes de los programas sociales por parte de los gobiernos: aquellas funciones de las que el Estado abdica -- salud o nutrición o educación......." significa dos cosas previas:

a) que antes de las políticas neoliberales esas tareas eran realizadas a cambio de un salario.

b)que las mujeres han empezado a realizar esas labores debido a una espantada del Estado.

En cuanto a la primera, por desgracia sabemos que la mujer a realizado esas tareas de forma gratutita desde siempre, de hecho, ese era el papel que la sociedad esperaba de ella. Le gustase o no. En lo segundo, el Estado sigue invirtiendo ingentes cantidades de dinero en salud y educación, como puede comprobarse de cualquier partida presupuestaria europea o incluso nortemaricana. La pregunta que uno debe hacerse aqui es: ¿necesitamos más aún para solucionar las cosas o, por el contrario, da igual la cantidad de inversión que realicemos, el problema no se solucionará mediante el Estado de Bienestar?

El segundo punto discutible del artículo llega en relación al patriarcado y el capitalismo. Cito: "patriarcado y capitalismo se configuran como la dos macrorrealidades sociales que socavan los derechos de las mujeres, al propiciar la redistribución de los recursos asimétircamente, es decir, en interés de los varones." Creo que dificilmente puede mantenerse esto y salir airoso. Decir que capitalismo es igual a patriarcado es algo peligroso, pues la misma regla se cumple para el feudalismo o la época de los imperios, y si A es igual a B, es decir, si capitalismo es igual a patriarcado, y éste igual a feudalismo por ejemplo, entoncés el capitalismo es igual al feudalismo. Y evidentemente sabemos que eso es falso.

Por otro lado, las consideraciones que llevan a una crítica del patriarcado como sistema social que favorece a los hombres imponiendo roles no deseados a las mujeres, no pueden extraporlarse al capitalismo. El sistema de mercado ha posibilitado el acceso de las mujeres al mundo laboral, a puestos de responsabilidad, a cargos directivos, a la educación, a replantearse su papel en la sociedad y buscar su propio camino. Dudo mucho que una mujer del siglo XV tuviera acceso a la educación, a ser comerciante, o profesora. Las oportunidades abiertas por el capitalismo a las mujeres son algo impensables en otros sistemas, pues ni el comunismo logró desterrar el papel clásico de la mujer en la sociedad. La tan cacareada liberación de la mujer en el comunismo fue agua de borragas, propaganda, papel mojado que nunca se materializó, y un ejemplo claro es que seguro que nadie puede decirme un cargo realmente imprtante ocupado por una mujer en la época comunista rusa.

1 comentarios:

Pato dijo...

Sip, es verdad que se han ampliado hoeizontes para las mujeres pero mi impresión es que más que la determinación económica esto es un tema netamente cultural, como dice Humberto MAturana: los problemas de la vida de cultura patriarcal son dificiles de oilvidarse en un nuevo contexto, siempre quedan amarres.

saludos