Afirmó Unamuno que el hombre siente un "ansia de no morir", un "hambre de inmortalidad", un "anhelo de eternidad". La idea de la inmortalidad ha rondado desde siempre al ser humano, la única especie que es consciente de su mortalidad, conocimiento cuya consecuencia es origen de la angustia vital.
En este "anhelo de eternidad", la ciencia está últimamente invirtiendo ingentes cantidades de dinero y recursos humanos en el desarrollo de métodos para retrasar la muerte. Para ello, los científicos intentan en un primer momento descubrir las causas de por qué los seres humanos morimos, llegando a encontrar dos principales sospechosos:
a) los radicales libres, producto de la oxidación de las células, proceso que se produce debido a la propia naturaleza de las células, pues necesitan de oxigeno para realizar sus funciones vitales.
b) las sucesivas mutaciones que por un lado, provocan un acortamiento de ciertos cromosomas y que llegado un momento, impiden nuevas reproducciones celulares; y por otro, son responsables de enfermedades como el cancer.
Una de las afirmaciones más sorprendentes entorno a este tema, defendida por la mayoría de los genetistas y biólogos, es que el ser humano no está determinado genetica y biológicamente para morir. La ciencia intenta decirnos que la tan manida frase sobre que todos tenemos que morir porque esa es nuestra naturaleza es falsa y que, si hablamos de la parte más natural del hombre, la muerte no entra en sus planes.
Entonces, ¿por qué nos morimos?, los expertos dicen que el ser humano se muere porque el organismo humano prima la función reproductora sobre la función de mantenimiento. La especie humana, determinada por las leyes de la evolución, gasta cantidades ingentes de energía en la capacidad de reproducción, y una vez que el ser humano alcanza la edad en la que puede procrear correctamente, dedica muy poco consumo de energía al proceso de mantenimiento del cuerpo, por eso se producen los achaques con la edad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los caminos por los que se decantan los científicos para alargar nuestra vida, incluso hacernos inmortales son tres:
a) la nanotecnología, con la cual mediante el uso de robots nanotecnológicos suministrados a nuestro organismo, se encargarían de reparar a nivel celular los problema que surgan.
b) los implantes y repuestos biomecánicos.
c) la vida virtual, que basicamente consiste en descargar nuestra existencia en el mundo virtual que hemos creado.
La prolongación de la vida humana es, desde luego, fascinante y un deseo de muchos, sin embargo, plantea una serie de problemas que afectan de manera determinante a la sociedad en todo su núcleo; retos que analizaré en otro momento, por ahora soñemos con las posibilidades de vivir 300 años o ser casi inmortales....
En este "anhelo de eternidad", la ciencia está últimamente invirtiendo ingentes cantidades de dinero y recursos humanos en el desarrollo de métodos para retrasar la muerte. Para ello, los científicos intentan en un primer momento descubrir las causas de por qué los seres humanos morimos, llegando a encontrar dos principales sospechosos:
a) los radicales libres, producto de la oxidación de las células, proceso que se produce debido a la propia naturaleza de las células, pues necesitan de oxigeno para realizar sus funciones vitales.
b) las sucesivas mutaciones que por un lado, provocan un acortamiento de ciertos cromosomas y que llegado un momento, impiden nuevas reproducciones celulares; y por otro, son responsables de enfermedades como el cancer.
Una de las afirmaciones más sorprendentes entorno a este tema, defendida por la mayoría de los genetistas y biólogos, es que el ser humano no está determinado genetica y biológicamente para morir. La ciencia intenta decirnos que la tan manida frase sobre que todos tenemos que morir porque esa es nuestra naturaleza es falsa y que, si hablamos de la parte más natural del hombre, la muerte no entra en sus planes.
Entonces, ¿por qué nos morimos?, los expertos dicen que el ser humano se muere porque el organismo humano prima la función reproductora sobre la función de mantenimiento. La especie humana, determinada por las leyes de la evolución, gasta cantidades ingentes de energía en la capacidad de reproducción, y una vez que el ser humano alcanza la edad en la que puede procrear correctamente, dedica muy poco consumo de energía al proceso de mantenimiento del cuerpo, por eso se producen los achaques con la edad.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los caminos por los que se decantan los científicos para alargar nuestra vida, incluso hacernos inmortales son tres:
a) la nanotecnología, con la cual mediante el uso de robots nanotecnológicos suministrados a nuestro organismo, se encargarían de reparar a nivel celular los problema que surgan.
b) los implantes y repuestos biomecánicos.
c) la vida virtual, que basicamente consiste en descargar nuestra existencia en el mundo virtual que hemos creado.
La prolongación de la vida humana es, desde luego, fascinante y un deseo de muchos, sin embargo, plantea una serie de problemas que afectan de manera determinante a la sociedad en todo su núcleo; retos que analizaré en otro momento, por ahora soñemos con las posibilidades de vivir 300 años o ser casi inmortales....