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31 de enero de 2013

El supervisor bancario europeo: un banco para gobernarlos a todos

Entrada publicada originalmente en CapitaLibre

Hallándose Sauron con sus lugartenientes acordaron…., perdón, a veces me dejo llevar por la imaginación y la fantasía, comienzo de nuevo. Hallándose los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea en Bruselas, acordaron dar los pasos definitivos para dotar al Banco Central Europeo de las competencias necesarias para desempeñar un nuevo papel, ser el supervisor bancario único de la Eurozona. Su presidente, Mario Draghi, no cogía en sí de felicidad y declaró a los medios, calificando este hecho como un:

paso importante para lograr una unión económica y monetaria estable y avanzar hacia una mayor integración europea.
¿Qué novedades introduce este nuevo perfil en el B.C.E.? ¿Cuáles son las implicaciones para el sistema bancario y monetario? ¿Qué entidades se ven afectadas? A todas estas preguntas intentaré dar respuesta en este artículo.
  • ¿Qué entidades estarán bajo la supervisión del Banco Central Europeo? Para clasificar que agentes caerán debajo del paraguas del B.C.E., la U.E. ha optado por establecer un criterio de tamaño, en concreto, todos aquellos que posean activos por valor igual o superior a los 30.000 millones de euros o bien representen un 20% del P.I.B. del país donde tengan su domicilio central. Todas las demás entidades permanecerán bajo la vigilancia de los supervisores nacionales, es decir, en el caso español, bajo el Banco de España.
  • ¿Tendrá poder de actuación sobre entidades bancarias de menor tamañoSi, aunque el control de supervisión de estas entidades sea labor de las diferentes autoridades nacionales encargadas de ello, el Banco Central Europeo podrá intervenir si detecta problemas e incluso dar instrucciones a los reguladores nacionales para que tomen cartas en el asunto. Se trata de uno de los puntos más polémicos de los tratados, ya que esta supervisión no ha pasado directamente al B.C.E. debido a la presión de Alemania para que sus cajas de ahorro (sparkasse) quedasen fuera.
  • ¿Qué competencias tendrá el supervisor? Todas aquellas que garanticen el correcto funcionamiento de las entidades supervisadas, entre las que se encuentran:
    • Autorizar y retirar fichas bancarias
    • Intervenir cuentas
    • Auditar cuentas
    • Poder sancionador
    • Capacidad para la intervención e incluso la liquidación de las mismas
  • ¿Cuándo entrará en vigor? Las fechas estimadas hablan que no antes de Marzo del 2014.
  • ¿Cómo afectará al sistema bancario español? A datos actuales, serán entre 15 o 16 entidades bancarias, es decir, casi el 80% del sistema financiero español pasará a estar supervisado por el Banco Central Europeo. Esto se debe a que nuestro modelo está muy poco fragmentado y muy concentrado, sobre todo gracias al proceso de reestructuración y reordenación bancaria que se ha y se está llevando a cabo. De hecho, esta cifra podrá aumentar hasta el 95%. Las entidades que quedan fueran serán Banca March, las cajas rurales(exceptuando Cajamar), Caixa Pollensa y Caixa Ontiyent.
  • ¿Es el paso definitivo para que exista ya la Unión BancariaNo. Para que se dé dicha unión, es necesario que se pongan en marcha las otras columnas que soportarán el edificio, a saber, la creación de un fondo para liquidar entidades con problemas y, la armonización de los fondos de garantía de depósito.

8 de octubre de 2012

El banco malo: ingeniería financiera estatal al servicio de la banca

Entrada publicada originalmente en CapitaLibre

Les voy a contar un cuento. Era que se era en un país de sol y castañuelas, amante de la sangría y las fiestas que consiguió unirse a un club de gente muy especial. Este distinguido grupo tenía un señor que decidía cuando se podía prestar dinero muy barato y cuando no, y por aquel entonces, lo estaba casi regalando. Así, los bancos de los diferentes países socios comenzaron a vender préstamos por doquier. En la nación de nuestra historia, lo que vendieron sobre todo fue préstamos hipotecarios, pues los alegres ciudadanos querían todos poseer casa propia y en muchos casos, no solo una, sino varias. Los listos constructores se apuntaron al boom, al igual que las promotoras y durante un tiempo, el paraíso se estableció en la tierra de los hombres. Pero llegó un día en que el señor que mandaba sobre el precio del dinero decidió que debía valer más, y todo el castillo de naipes se desmoronó. Los bancos dejaron de prestar dinero, los ciudadanos tuvieron que pagar más para hacer frente a sus deudas, las constructoras dejaron de levantar más viviendas, las promotoras de venderlas y el Edén se esfumó. Bienvenido a la España de hoy en día.

Así los bancos y las cajas empezaron a llenar sus balances de algo que no esperaban tener, millones de euros en activos inmobiliarios procedentes de las constructoras, las promotoras y los ciudadanos que no podían hacer frente a los préstamos vendidos por esas mismas entidades. ¿Era grave el problema? Pues teniendo en cuenta que habían llegado a prestar 400.000 millones de euros, podemos afirmar que sí.



Las entidades financieras se encontraron de golpe con activos en sus balances que no sabían gestionar pues la actividad inmobiliaria le es totalmente ajena. Desconocían por completo el proceso que va desde la construcción a la venta y lo que es peor, no clasificaban de forma correcta los activos que les iban llegando. Ello suponía además, un coste financiero debido a las provisiones que debían destinar a esos activos y que poco a poco iba erosionando sus resultados. En un momento donde el mercado interbancario se cerró por completo, los ingresos vía activo se fueron al traste, la competencia vía pasivo se iba incrementando de forma vertiginosa y los resultados mermaban por el menor negocio y el aumento de las provisiones, las cajas de ahorro y los bancos comenzaron a sudar la gota gorda. Y por si todo ello no fuera poco, los Gobiernos y los organismos reguladores aumentaban las exigencias de solvencia y capital necesarias para seguir operando, aumentando más la presión.

Y al final sucedió lo que tenía que suceder, algunos quebraron. ¡Pues no!, el Gobierno decidió solucionar el problema realizando una reestructuración del sector, sobre todo en las cajas de ahorro, pero primando más los intereses políticos que los empresariales. Luego prestando dinero gracias a la primera intervención del FROB, más tarde nacionalizando las entidades problemáticas y por último, acudiendo a las arcas europeas con el tan hablado rescate. Y uno de los regalos envenenados que nos trae ese salvavidas europeo es el banco malo.

¿Qué diantres es un banco malo? Pues para empezar no es un banco, pero si que es algo malo. No se trata de una entidad bancaria porque para empezar no tendrá ficha bancaria, un requisito indispensable para ejercer el negocio bancario, sino de una gestora que aglutinará los activos inmobiliarios de las diferentes entidades que así lo soliciten. Su objetivo según el Memorándum de Rescate establecido entre España y la U.E. es "evitar la liquidación de activos tóxicos, fundamentalmente inmobiliarios, a precio de saldo."

¿Cómo diantres realizará esa misión? Comprando los activos a las entidades por un precio por encima del teórico del mercado, lo que han venido en llamar "valor económicamente sostenible en el tiempo". Con ello, según los expertos que han redactado el documento, pretenden evitar la volatilidad que está sufriendo el mercado inmobiliario a corto plazo, ya que nos encontramos, según ellos, en un mercado distorsionado por la falta de demanda y unos precios no fiables. Las ventajas que ofrece dicha solución son que un solo gestor administrará todo el stock y se podrá optimizar el precio sin sufrir los vaivenes del mercado.



Visto así, todo son ventajas ¿no?, pues no. Porque nos están volviendo a contar una gran mentira para volver a sacarles las castañas del fuego a los bancos y cajas. Para empezar, es falso que todas las entidades bancarias no tengan experiencia en el negocio inmobiliario, pues muchas de ellas tenían divisiones e incluso grupos inmobiliarios dentro de sus matrices donde además, eran accionistas de muchas constructoras y promotoras. Puede que no contasen con la experiencia y un conocimiento específico del negocio inmobiliario, pero no les era ajeno en absoluto. Segundo, con las bonitas palabras de "mercado distorsionado", "optimizar precio" y "valor económicamente sostenible" lo que están ocultando es una realidad patente ahora mismo, que los bancos y cajas no están dispuestos a reconocer un deterioro en el valor de esos activos y serán capaces de elaborar cualquier plan maléfico para evitar esas pérdidas y si pueden, incluso lograr algún beneficio. Todo ello sería respetable sino fuese porque para ello están usando dinero que es de todos y no el suyo, es decir, están suprimiendo lo que se conoce como riesgo de mercado utilizando como contrapartida fondos públicos.

Las consecuencias de entrada serán que los precios de los activos inmobiliarios no bajarán hasta el nivel que el mercado está marcado, pues no seamos ilusos, no es que haya falta de demanda, sino lo que existe es una falta de adaptación del precio de la oferta a las condiciones de precio de la demanda. ¿Cómo es ello posible? Porque los bancos y cajas están manteniendo artificialmente el valor de sus activos en sus balances, negándose a valorar a precios de mercado sus activos y asumir las pérdidas que dicha corrección supondría para ellos. Y el Estado, en vez de respetar el libre juego de la oferta y la demanda, decide intervenir para seguir manteniendo esa situación virtual más tiempo.

Es falso que el mercado esté volátil, como defienden los bancos y el Gobierno. La volatilidad en un mercado se entiende como subidas y bajadas en los precios de los bienes en el corto plazo, por ejemplo, si la acción de Telefónica un día sube un 0,25%, al día siguiente baja un 1%, al siguiente baja un 0,75%, luego baja un 0,50% y al finalizar la semana sube un 0,45%. Pero si el precio del bien lleva bajando un año entero, no es que se encuentre en una situación volátil, sino en una tendencia negativa de depreciación, porque los inversores están considerando que su precio está alto.

Otro argumento que utilizan los defensores del banco malo es que no es posible poner precio a los activos inmobiliarios que poseen las entidades bancarias. Una mentira más, porque siempre que exista un mercado, existe un precio, ahora bien, que esta valoración sea la que a nosotros nos guste, eso ya es otro cantar. Como ya he dicho, la demanda está ofreciendo un precio que la oferta no está queriendo asumir. Ahora que el libre juego del mercado no les conviene, deciden que es el momento de que el Estado intervenga, pero no cuando los precios subían sin parar antes del estallido de la crisis, no, entonces si éstos se disparaban año tras año era porque el mercado así lo decidía. Pues bien, ahora el mercado está decidiendo que esos activos valen mucho menos.

Se crea además, un importante riesgo moral (moral hazard) ya que las entidades bancarias no están escarmentado con todo esto, al contrario, la lección que están aprendiendo es que hagan lo que hagan, el Estado vendrá siempre a rescatarlas, convirtiéndose en un club selecto al que los vaivenes del mercado no les afecta cuando las cosas se ponen realmente mal. Mientras que hemos dejado quebrar a empresas constructoras, promotoras, cerrar miles de pymes y negocios pequeños que han aumentado la lista de parados, los bancos y cajas parecen poseer una carta blanca para su salvación.

Y que algunos sigan pensando que esto es un capitalismo liberal....

13 de marzo de 2012

Respuesta a "Bancos a 1€, me los quitan de las manos"

Un amigo y gran profesional del sector, David Pazos, me ha permito gracias a su entrada, "Bancos a 1€, me los quitan de las manos", actualizar el blog ya que mi respuesta a su post creo merece ser publicada aquí. Y no dejen de leer las acertadas opiniones que David escribe en su blog.

Esta es mi respuesta:

Mi percepción del tema es que nos encontramos ante un cambio significativo de modelo. Un auténtico boom que está revolucionando la estructura e incluso la forma de hacer negocio bancario.

Comparto contigo que la actuación del Banco de España no está siendo todo lo profesional que debería ser y muchas de sus decisiones, por llamarlo de alguna forma, no han sido muy claras. Tengo la sensación que hay más prisa por hacer las cosas que por hacerlas bien, ¡que diferente forma de actuar frente a la anterior crisis bancaria de los ochenta!

Lo que ha quedado patente es que un modelo determinado de gestión bancaria, el representado por la alianza político-financiera de las Cajas de Ahorro, no funciona. Y la solución ha ido, por desgracia, en perpetuar ese poder político, de claro matiz autonómico o local, frente una profesionalización del sector. Es cierto que algunos valientes como el Sr. Castellanos en Nova Galcia Banco, han dado un aire nuevo, pero lamentablemente llegaron muy tarde.

Esta época de cambio estructura del sector nos lleva a marchas forzadas a una nueva forma de encarar el negocio bancario. Una estrategia focalizada en el cliente minoritario, con una clara separación entre la banca particular y el resto de banca privada, de empresa e incluso de inversión; con nuevas políticas de comercialización adaptadas de verdad a las exigencias MiFID donde el cliente sepa de una vez por todas que adquiere; el desarrollo definitivo de los nuevos canales como internet y el móvil, etc, etc.

Más que ese temor  lógico por un aumento de los costes de financiación o menor competencia. Lo que a mi verdaderamente me preocupa es si las entidades están adaptando sus estructuras organizativas y de negocio a los nuevos retos que la etapa post-crisis nos va a exigir a todos. Y por lo que puedo ver, creo que ING y Bankinter salen en muy buenas posiciones.

5 de enero de 2011

El sistema bancario y sus implicaciones (y II)

En la anterior entrada, intenté explicar de forma sencilla el papel de las entidades bancarias, los bancos centrales, además de una breve aproximación a la política monetaria. En el presente artículo expondré mis opiniones sobre el sistema de reserva fraccionaria que regula el actual sistema financiero y sus implicaciones sobre la economía.

Recordar previamente que un sistema de reserva fraccionaria significa que los bancos únicamente tienen la obligación de mantener en sus reservas un 2% del dinero depositado a la vista por sus clientes, mientras que el 98% restante puede disponerse libremente. El origen de este mecanismo se encuentra en la Ley de Peel de 1844 (Peels Bank Act), aprobada por el entonces Primer Ministro del Reino Unido Robert Peel, en la cual se establece como obligatorio un coeficiente de caja del 100% en oro a los bancos privados respecto a la emisión de papel moneda (patrón oro), pero cometiendo el tremendo error de olvidarse de aplicar la misma directiva a los depósitos. Ello posibilitó el desarrollo y extensión de la reserva fraccionaria y la expansión del crédito. Sin embargo, también permitió la creación de uno de los mayores problemas del sistema bancario actual: los bancos centrales. En palabras del Catedrático Jesús Huerta del Soto: "la Ley de Peel de 1884 [...], respaldó la creación de un sistema de banca central que, posteriormente, y sobre todo por culpa de la negativa influencia de teóricos de la escuela bancaria como Marshall y Keynes, terminó siendo utilizado como respaldo de las erróneas teorías de estos prestigiosos economistas, para justificar e impulsar unas políticas de descontrol monetario y desmán financiero mucho peores que aquellas a las que originariamente se pretendía poner remedio." (HUERTA DEL SOTO, J. 1994, 133).

La creación de este tipo de entidades supone ir contra la natural evolución del sistema bancario y permite dar rienda suelta a "un acto ilegítimo de apropiación indebida" (HUERTA DEL SOTO, J. 1994, 133).  Ya que el depósito es una custodia, contrato jurídico que supone "la obligación de tener siempre a disposición del depositante una cantidad igual a la recibida..." (GARRIGUES, J. 1975, 365) Ya que actuarán como responsables en última instancia de la mala gestión de banqueros irresponsables. Como relata el profesor Huerta del Soto: "Esto sucedió, en un primer momento, de una manera vergonzante y secreta, pues todavía se tenía por parte de los banqueros la conciencia de un mal proceder; y sólo posteriormente los banqueros consiguen que la violación del principio tradicional del derecho se efectúe de una manera abierta y legal, cuando felizmente obtienen del gobierno el privilegio para utilizar en su propio beneficio el dinero de sus depositantes (generalmente en la forma de créditos muchas veces concedidos, en un primer momento, al propio gobierno). De esta manera se inicia la relación de complicidad y la coalición de intereses que ya es tradicional que exista entre gobiernos y bancos, y que explica a la perfección las relaciones de íntima compresión y cooperación que existen entre ambos tipos de instituciones y que hoy en día se aprecian [...]. Y es que los banqueros pronto se dieron cuenta de que la violación del principio tradicional del derecho mencionado daba lugar a una actividad financiera altamente lucrativa..." (HUERTA DEL SOTO, J. 1994, 136-137)

El papel pernicioso de los bancos centrales se entiende mejor cuando se explica, además, su culpabilidad en los ciclos económicos de auge y caída que desde su creación, viene padeciendo el sistema. Recordemos que el sistema de reserva fraccionaria permite la expansión crediticia y que, además, los propios bancos centrales controlan la política monetaria, sobre todo a través de los ajustes en el tipo de interés. Pongamos un ejemplo real.

En el año 2.001, el atentado de las Torres Gemelas provoca una caída económica que acaba afectando a las empresas punto com. Para evitar una caída del consumo, pues cuando el consumidor ve que se avecinan malos tiempos aumenta su ahorro, el banco central decide bajar los tipos de interés por lo cual: a) no resulta tan atractivo ahorrar, debido a la baja remuneración del interés que nos ofrecen; b) aumenta la masa monetaria en circulación, debido a que los bancos pueden financiarse de forma mucho más barata en los mercados inter-bancarios.

Estas medidas buscan mantener o aumentar el consumo privado, para no hacer peligrar la producción y por tanto el crecimiento económico.  Pero de forma adulterada, claro está.

Los clientes de los bancos comprueban que realmente ahorrar no sale tan a cuenta y que, invertir sus ahorros en otros activos o bienes es más lucrativo que ese 1% que le ofrece su banco, por lo que acaba retirando todo o parte de sus ahorros. Las entidades bancarias ven como se reducen una de sus vías de negocio (el pasivo en jerga del sector) y que deben buscar otra forma de crecer vía prestamos (vía activo). Debido a que contar con dinero para prestar sale muy barato porque los tipos de interés del banco central están muy bajos, permite ofrecer préstamos y créditos a sus clientes a tipos muy atractivos para que inviertan sus ahorros de forma más rentable. Este mecanismo se ve aumentado por el sistema de reserva fraccionaria, ya que a los bancos no les interesa tener mucho dinero en las arcas del banco central, que les ofrece un tipo también muy bajo, por lo tanto, mantienen el coeficiente de reserva legal mínimo exigido, el 2%.

Esto provoca una auténtica borrachera de dinero fácil para invertir y realizar proyectos.  La ecuación de que ahorro es igual a inversión no se ve tan clara, porque está claro que se ha multiplicado el dinero pero no mediante ahorros reales, sino gracias al mecanismo de la reserva fraccionaria.

Es esa financiación sin ahorros reales lo que distorsiona la señal de los inversores, empresarios y particulares. Algo que explica a la perfección la Teoría Austriaca del Ciclo Económico. Expuesta y resumida de manera brillante, como no, por el profesor Huerta del Soto, es un extracto largo, pero les aseguro que merece la pena:

" Y es que los cambios monetarios jamás son neutrales. Cuando se crea determinada cantidad nueva de dinero, ésta siempre entra en la economía por un punto muy concreto; se gasta primero en determinados bienes y servicios y sólo después, lentamente, se van extendiendo sus efectos por el resto de la estructura productiva. Esto implica que determinados precios se verán afectados antes que otros, modificándose la asignación de recursos como consecuencia de ello. En efecto, gracias a la llegada del nuevo dinero, determinados empresarios que habrían obtenido pérdidas, obtienen beneficios, y muchos trabajadores, que no habrían encontrado trabajo en determinados sectores, se ven fácilmente empleados en los mismos; además, se crean nuevos tipos de negocios, ampliándose las instalaciones ya existentes.

Generalmente, el nuevo dinero llega al mercado previa reducción artificial de los tipos de interés, dentro de una política de clara expansión crediticia. La baja del tipo de descuento y las mayores facilidades crediticias, lógicamente, incrementan los gastos de inversión en relación con los gastos de consumo, distorsionando todos los indicadores que guían a los empresarios, y en especial la rentabilidad relativa del capital invertido en cada una de las etapas o fases en que, para los austriacos, está dividida la estructura de la producción. Tales etapas representan los sucesivos procesos productivos interrelacionados que, desde los bienes de orden más superior a los más próximos al consumo, existen en la realidad; se combinan en las mismas los más heterogéneos bienes de capital que se van produciendo con los factores originarios (tierra y trabajo), para dar lugar a bienes de capital más elaborados, y, en última instancia, tras la necesaria espera, a bienes de consumo.

Lo que está claro es que, como consecuencia de los reducidos tipos de interés, aparecen ahora como beneficiosas inversiones que antes no lo eran. Que el incremento relativo de los gastos de inversión hace aumentar el precio de los factores productivos, con lo que tienden a adoptarse métodos de producción menos intensivos en trabajo, notándose un incremento en la demanda de muchos recursos naturales. Simultáneamente, se reducen los beneficios en las industrias de bienes de consumo (que ven sus costes aumentar sin que ocurra lo mismo con los precios), comenzando un trasvase de factores productivos de las mismas hacia las industrias de bienes de capital. Tal trasvase debe continuar durante un periodo de tiempo bastante prolongado, si es que se quiere terminar algún día, con la nueva estructura productiva más capitalista recién comenzada (ha de recordarse que una máquina cuya utilidad depende de que se produzcan otros bienes de capital que son necesarios para su uso deviene inútil si por falta de recursos éstos no llegan a producirse).

Sin embargo, pronto la demanda de bienes de consumo comienza a aumentar, como resultado del incremento de las rentas percibidas por los factores de producción (motivado a su vez por el dinero inyectado en el sistema y que ya va llegando a los mismos). Los consumidores no tienen por qué haber modificado apreciablemente la proporción en que desde el principio distribuían sus ingresos entre bienes presentes y futuros, haciéndose evidente un alza generalizada en los precios de los bienes de consumo motivada por: a) el natural efecto de la llegada de las nuevas disponibilidades monetarias al sector, cuya demanda por ello se ve incrementada; y b) por el hecho de que el flujo de la oferta de bienes de consumo, lógicamente, tiene que disminuir por un tiempo, en cuanto comience el alargamiento de los procesos productivos, y mientras se complete la nueva estructura más capitalista; no sólo porque se retiran recursos de los sectores más próximos al consumo, sino porque además se dedica una gran parte de los mismos a inversiones que sólo después de mucho tiempo empezarán a producir sus resultados.

El alza de los precios, así creada en el sector de bienes de consumo, produce unos efectos totalmente opuestos a los ya descritos para la expansión crediticia: los beneficios de las industrias más próximas al consumo comienzan a elevarse, mientras que decaen los correspondientes a los sectores de bienes de inversión. Los bienes de capital que empezaron a producirse teniendo en mente una estructura productiva muy capitalista han de readaptarse, si ello es posible, a otra que lo es menos (y por tanto que es más trabajo-intensiva, como es lógico, si se tiene en cuenta que el alza de precios de bienes de consumo supone una reducción de los salarios reales). Y, en general, comienza el traslado de los factores productivos de la inversión hacia el consumo, apreciándose grandes pérdidas en los sectores más capitalistas (construcción, astilleros navales, etc.), que sólo son rentables para bajos tipos de interés, y que se ve ahora se desarrollaron con exceso. En suma, ha llegado la depresión económica por falta de recursos para completar unos cambios en la estructura productiva demasiado ambiciosos; depresión que se manifiesta externamente por la existencia de un exceso de producción en los sectores de inversión y una escasez de la misma en los más próximos al consumo." (HUERTA DEL SOTO, J. 1994, 165-1667).

¿Les suena de algo todo lo descrito en las líneas anteriores?

BIBLIOGRAFÍA:

HUERTA DEL SOTO, JESUS (1994): Nuevos estudios de Economía Política. Segunda Edición. Nueva Biblioteca de la Libertad. Unión Editorial. Madrid.

JOAQUÍN GARRIGUES (1975): Contratos bancarios. Segunda Edición. Madrid.

3 de noviembre de 2010

El sistema bancario y sus implicaciones (I)


Recorre internet una protesta contra el sistema bancario que por supuesto ya ha creado un grupo en Facebook, 7 de diciembre: día de protesta contra los bancos en toda Europa. Básicamente consiste en retirar los fondos que como clientes tenemos depositados en las entidades bancarias de las cuales somos clientes. He leído varios enlaces y la breve introducción que se expone en el grupo y no veo claro los motivos por los que se organiza el evento. Personalmente creo que coexisten dos razones totalmente incompatibles entre ellas: la primera es una crítica al sistema de reserva fraccionaria; la segunda, un cajón desastre donde básicamente se reúnen aquellos que desean acabar con el sistema sin más. A todo ello debe sumarse una generalizada falta de conocimiento de cómo funcionan los mecanismos de política monetaria de los Bancos Centrales, las políticas fiscales estatales y el propio negocio bancario con reserva fraccionaria.

Tratar todos estos temas aquí daría una entrada digna de un libro, por lo cual me centraré básicamente en la crítica al sistema fraccionario, porque de paso me permitirá explicar el funcionamiento de la política monetaria.
             
El actual sistema bancario funciona bajo lo que los economistas llaman reserva fraccionaria. Esto significa que las entidades bancarias únicamente están obligadas a guardar en caja una parte de todo el dinero que sus clientes tienen depositados en ellos; es lo que se conoce con el nombre técnico de coeficiente de caja, un porcentaje legal marcado en la Unión Monetaria por el Banco Central y en los Estados Unidos por la Reserva Federal. Actualmente este coeficiente es del 2%. 

Para explicarlo mejor, si un banco tiene en sus arcas 100 €, bajo la ley del coeficiente de caja,  puede prestar 98 € y únicamente guardar 2 €. ¿Qué hace con esos euros disponibles legalmente? Pues prestarlos en forma de créditos, préstamos, etc.  ¿Qué logra con eso? Generar más masa monetaria (dinero en manos del público y depósitos bancarios), que se conoce técnicamente como multiplicador del dinero. Ello permite financiar desde la creación de empresas a la compra de nuestra vivienda. Porque el papel de las entidades bancarias es la de intermediarios, es decir, poner en comunicación aquellas personas con capacidad financiera con aquellas con necesidades financieras. ¿Y dónde guardan ese 2% los bancos? Pues en los diferentes Bancos Centrales que les corresponda. En el caso de España en el Banco Central Europeo.

Esperando que haya sido capaz de explicar de forma clara estos conceptos y la situación de partida, puedo entrar  ya a detallar lo que se conoce como política monetaria. Los Bancos Centrales disponen de forma sencilla y básica de tres herramientas para llevar a cabo sus actuaciones en el mercado monetario. Las operaciones de mercado abierto que se basan principalmente en la modificación del tipo de interés oficial del dinero; las facilidades permanentes  y; el coeficiente de caja.

El instrumento más usado desde hace tiempo es el del tipo central de interés, que consiste en marcar el tipo de interés mínimo al cual el Banco Central va a dejar prestado dinero a los diferentes bancos que participan del sistema.  Esto supone que si un banco como Capital SA tiene necesidad de pedir 1.000 millones de € al BC y los tipos suben del 1,2% al 1,25% esto supone que le saldrá más caro financiarse y a lo mejor decide no acudir a esa subasta y reordenar sus líneas de negocio, posiblemente conceda menos préstamos y lo haga a tipos de interés a sus clientes más caros.

Actualmente, los Bancos Centrales están operando en el mercado con medidas extraordinarias como compra de deuda pública, que no significa más que financiar al Estado para que pueda seguir con su ritmo de gastos. Esta operación estaba prohibida por la legislación que regulaba el funcionamiento de los Bancos Centrales y ha sido necesario modificar el reglamento para permitir esta operación.

¿Es ventajoso para los Bancos Centrales  este tipo de operaciones? Por supuesto, ahora mismo los principales mecanismos de financiación están muy caros como el caso del mercado interbancario (el sistema donde los diferentes bancos se dejan dinero los unos a los otros), debido a que nadie se fía de su vecino. Y a pesar de que los Bancos Centrales están dando inmensas facilidades de financiación, piden garantías y los bancos ofrecen como tal la misma deuda pública que compran y que los banqueros centrales han decidido aceptar. Básicamente se trata de dejar dinero al estado que pagará a un tipo de interés por ejemplo del 2%, ir al Banco Central y pedir dinero al 1% y dejar a cambio en garantía el pago de la deuda pública; en el cambio el banco gana el diferencial, es decir, un 1%.

¿Buscan los bancos arruinar a los estados? No, porque sería ir contra sus intereses, ya que no cobrarían las deudas pendientes y sus garantías frete al Banco Central no tendrían valor. Además, en un sistema tan interconectado, un caso de este tipo supondría una caída en dominó de todos los agentes implicados y un auténtico desastre para la economía mundial.

¿Generan deuda los bancos y los bancos centrales? Depende de que deuda estemos hablando. Si se trata de deuda privada, es evidente que ese ha sido parte de su negocio  y su función. Si hablamos de deuda pública o estatal, hemos visto que estaba prohibida su compra por parte de los Bancos Centrales y por tanto, solo los bancos podían comprar este tipo de instrumento financiero.

¿Es generar deuda la meta principal del sistema bancario? No, porque el negocio bancario se compone de dos patas, los activos y los pasivos. Por activos entendemos los préstamos o créditos entre otros productos bancarios; por pasivos el dinero depositado en las diferentes cuentas por los clientes. Y entre ambas entidades debe existir un equilibrio que controla muy de cerca la normativa internacional del Banco Internacional de Pagos de Basilea con los reglamentos BIS I, II y actualmente III. Para poder dejar dinero, los bancos no deben tener muchos activos en su balance, por lo cual si están muy endeudados, llegará un punto en que una de las formas de hacer dinero se les acabe.

Espero haber explicado ciertos conceptos sobre el funcionamiento del sistema bancario dentro del sistema financiero y el uso de la política monetaria y sus instrumentos. En el siguiente post hablaré sobre la opinión que para mí, significa operar bajo un sistema de reserva fraccionaria y por supuesto, dar respuesta a las dudas e inquietudes que la lectura de la presente entrada existan.

27 de octubre de 2008

Papa Estado y Mama Banca cantan su canción favorita

Willkommen,bienvenue,welcome!
Fremde,étranger,stranger
Glüklich zu sehen,je suis enchanté,happy to see you
Bleide,reste,stay

Wilkommen,bienvenue,welcome
Im Cabaret,au Cabaret,to Cabaret

Estos días que todo el mundo anda buscando liquidez incluso debajo de las piedras, viene a mi cabeza una pregunta. Si la crisis ha sido producida precisamente por un exceso de liquidez en el mercado debido a tasas de tipo de interés muy bajos, e incluso en algunos casos tipos reales negativos, ¿Cómo puede ser la solución dar más liquidez? ¿No sería eso como dar a un heroinómano más heroina para que se cure? Sigo reflexionando, mientras, escuchen la canción predilecta de nuestros Gobiernos y nuesta Banca.