28 de diciembre de 2009

La tasa Tobin por James Tobin

Aficcionado desde mi más tierna infancia por el género del terror, la fantasía y la ciencia ficción, he de reconocer públicamente mi estado de felicidad por la explosión de dichos géneros en el ocio actual. La literatura sobre vampiros y hombres lobo; magos, elfos y orcos; futuros apocalípticos y distopías sociales lo copan todo. Tal es el fervor que ninguno de los otros mercados del ocio se ha visto libre: cine, televisión e incluso teatro con la escenificación del Dracula de Bram Stoker en el Centro Dramático Nacional.

Desconocía, eso sí, que el fenómeno acabase también contagiando a la economía, aunque la denominación de "ciencia lúgubre" parezca en un principio dar un ambiente apropiado a vampiros y demás seres del averno. Sin embargo, mi reticencia duro poco al observar que vijeos fantasmas del pasado resucitaban, o son resucitados, por economistas, políticos, periodistas y la más amplia clase de científicos sociales metidos a nigromantes.

El problema radica en que la nigromancia económica se caracteriza, al igual que la magia negra de los libros de terror y fantasía, en la escasa voluntad y facultados intelectuales de los seres resucitados, que cual zombis sin mente, únicamente pueden obedecer las órdenes del mago invocador.

Ocurre con Keynes, que fue el menos keynesiano de los economistas keynesianos, y está ocurriendo con James Tobin y su tasa.

Sin querer jugar el papel de paladine o sacerdote de la luz, personaje por el cual siento poca empatía pues siempre he preferido perfiles más oscuros, intentaré dar voz a los fantasmas resucitados y vilmente manipulados.

Y lo haré con James Tobin, porque aunque Keynes sea el menos keynesiano, como ya he mencionado, de la escuela keynesiana que muchos intentan resucitar, las bases de su economía no están tan desvirtuadas como la Tasa Tobin.

Dicha Taasa, arguyen sus defensores, se trataría de aplicar un gravamen a la transacciones financieras. Olvidada durante muchos años, fue la organización "altermuundista" ATTAC liderada por José Bove quien la sacó de nuevo a la palestra, convirtiéndola en un signo más de las reivindicaciones de los movimientos anti-globalización.

¿Qué opina James Tobin de sus nuevos acólitos? En una entrevista al diario alemán Der Spiegel comenta al respecto: "No tengo ni lo más mínimo en común con estos revoltosos antiglobalización [...] los aplausos más sonoros vienen del lado equivocado. Mire usted, yo soy economista y, como la mayoría de los economistas, partidario del libre mercado."

Y ya no sólo que el economista este disconforme con los que ahora reivindican su tasa, sino que también lo está en la posible aplicación que quieren dar a dicha tasa. En palabras de Tobin: "Yo había propuesto que se pusieran los ingresos a disposición del Banco Mundial. Pero eso no era lo que a mí me preocupaba. El impuesto sobre las transacciones de divisas estaba pensado para amortiguar las fluctuaciones de los tipos de cambio. La idea era muy simple: en cada cambio de una moneda a otra se impondría una pequeña tasa, digamos del 0,5% del volumen de la transacción. Así se disuadea los especuladores. Porque muchos inversores invierten su dinero en divisas a muy corto plazo. Si este dinero se retira de repente, los países tienen que elevar drásticamente los tipos de interés para que la moneda siga siendo atractiva. Pero los intereses altos son a menudo desastrosos para la economía nacional, como han puesto de manifiesto las crisis de los años noventa en México, el Sudeste asiático y Rusia. Mi tasa opondría algo al dictado de los mercados financieros."

James Tobin defiende el uso para el mercado de divisas, no para toda operación financiera como estamos leyendo últimamente en los medios y, por supuesto, que lo recaudado estuviese en manos de un organismo internacional para su gestión y no en manos del Estado, ansioso de tributos desde siempre y mucho más ahora con las contabilidades nacionales rotas. Esta disvirtualización de la idea de Tobin no debe tampoco resultarnos tan extraña si vemos quienes son sus defensores mayoritarios en la actualidad. Por un lado movimientos como ATTAC, organización "altermundista" que muestran una cara supuestamente solidaria, pero que esconde otra mucho más perversa como tan bien ejemplifica uno de sus líderes, José Bové.

Éste lider agrarista partidario de tasar los movimientos financieros es también uno de los más fieros defensores de la Política Agraria Común (PAC), la cual castiga con subvenciones a la pobreza a millones de agricultores del Tercer Mundo, ya que permite que explotaciones agrícolas comunitarias puedan seguir funcionando con precios inferiores a sus costes y perjudicando los productos agrícolas de países pobres, ya que les permmiten competir en precios. De ahí resulta la paradoja de que un litro de leche de Holanda en Zwimbabue sea más barata que la propia leche ordeñada en el país.

Entendemos ahora porque el propio James Tobin se muestre tan disgustado con los que después de algunas décadas, han resucitado su legado.

16 de diciembre de 2009

La jaula de hierro de Samuelson

Antes de nada quiero dejar claro que no rechazo el uso de las matemáticas en la ciencia económica, pero si su abuso.

El ingeniero social, obsesionado con el control y el poder, siempre necesitó de una herramienta que diese validez a su discurso. Las matemáticas siempre fueron el instrumento elegido, pervirtiendo muchas veces su uso. No es de extrañar que la Rusia Soviética destacara en la economía planificada y el uso de la matemática en la ciencia económica.

Los economistas vivimos un sueño pensando que nuestros modelos complejos matemáticos nos permiten aprehender la realidad sin fallas. Luego le preguntamos a un matemático sobre nuestros modelos y no pueden evitar una sonrisa maligna, pues saben perfectamente que estamos lejos de usar una matemática para ellos “pura” y no pasamos de manejar con soltura cierta estadística aplicada.

Samuelson debe ser reconocido como un economista brillante, eso sin lugar a dudas. Pero también debemos matizar con cuidado su legado, pues no es oro todo lo que reluce en su obra.

Si bien debemos a él que las matemáticas formen parte de nuestras herramientas habituales, sus aportaciones a la teoría microeconómica, al comercio exterior y su síntesis de la economía neoclásica y keynesiana que todos los estudiantes de macroeconomía hemos “sufrido”. Por otro lado nos ha arrojado a la “jaula de hierro” de un positivismo radical.

Y escribo “jaula de hierro” porque los economistas (por lo menos una gran parte de nosotros), vivimos esclavizados por la dictadura del cálculo y el álgebra. Samuelson desterró para siempre la Política de la Economía, y lo que antes era economía política pasó a ser simplemente economía y posteriormente ciencia económica, como si esa apostilla necesitase para su aprobación el uso de las matemáticas.

El problema es que los modelos matemáticos no son perfectos, pero ese no es el principal y más peligroso de sus defectos. El mayor riesgo es que acabamos aceptando como un dogma de fe los resultados “numéricos” de esos modelos, olvidando que un modelo no es más que una representación más o menos simple de la complejidad que nos rodea.

No es aquí el lugar para desarrollar un discurso sobre los problemas de episteme y método que las matemáticas introducen en la economía, sólo recordar que parte de la crisis que estamos sufriendo parte de un uso abusivo y descontrolado de la estadística y la fe ciega en sus validaciones.

13 de diciembre de 2009

Paul Samuelson In Memoriam

El economista Paul Samuelson (premio Nobel en 1970) ha fallecido el día de hoy en Belmotn, Massachusetts, a los 94 años de edad. Sirva esta preciosa pieza de Bach para rendir un homenaje a su memoria.



1 de diciembre de 2009

Cajas de ahorro, localismos y partidos políticos.

Inmersos en la tormenta de la crisis, desorientados por las encrespadas olas, calados por las fuertes lluvias y azotados por furiosos vientos; los intrépidos capitanes de la Xunta, los alcaldes de Coruña y Vigo y, los directores generales de Caixa Galicia y Caixanova, tienen por sextante, cronómetro y mapa el localismo. Mala medida para afrontar la borrasca y llegar a buen puerto. El localismo es una mirada tan simplista e insuficiente de la complejidad global del mundo actual, que al que la padece casi se le puede diagnosticar una miopía preocupante.

El análisis de la catástrofe subprime, porque como bien escribe el profesor Ruano Gómez en "Cuatro días de Marzo: De la catástrofe terrorista a la crisis electoral", artículo publicado en Riesgos colectivos y situaciones de crisis: el desafío de la incertidumbre, se enmarca dentro de la pregunta ¿qué ha pasado?, mientras que la crisis lo hace dentro de la pregunta ¿qué va a pasar?. Y lo que ha ocurrido es la demostración clara de un fenómeno conocido como globalización, y no existe mercado más globalizado e interconectado que el financiero. Desde los pequeños impagos hipotecarios en el mercado estadounidense a la quiebra de entidades bancarias y la situación que vivimos, comprobamos que las conexiones que existen en las finanzas no pueden explicarse con miradas locales.

La gestión de una entidad financiera debe tener esa magnitud, la globalización del mercado en el que actúa, como un eje primordial de sus decisiones estratégicas. Preocupación que lamentablemente no tienen los gestores públicos y mucho menos los que están radicados en organizaciones públicas de menor tamaño al Estado como pueden ser una Comunidad o un Ayuntamiento.

Los políticos no pueden aprehender esa realidad global porque sus mercados, los electorales, no son globales, sino locales; en contra, los empresarios no dejan de buscar mercados más allá de lo local y por tanto persiguen constantemente lo global. Aunque ambos buscan los mismo, la eficiencia y los resultados, las estrategias que usan no tienen el mismo alcance ni la mismas repercusiones. Los políticos (por ende, los partidos políticos) buscan ganar elecciones y los empresarios ganar dinero.

Por ello, la gestión política de las cajas de ahorros es la mayor de las amenazas que pende sobre las mismas, más incluso que las moras de pago y las quiebras. La meta principal del gestor político, como ya hemos escrito, no es la eficiencia económica, sino la política. Usará la caja de ahorros, la usa, como herramienta básica para lograr lo que realmente desea, el poder político. De ahí que su estrategia sea ganar electores mediante la financiación de proyectos públicos, en muchos casos necesarios y en otros muchos no, pero independientemente de la viabilidad del mismo, porque no importa lo viable sino lo "electorable".

La fusión que se plantea sobre las cajas de ahorro gallegas, Caixa Galicia y Caixanova, se expone desde las instituciones políticas comunitarias (la Xunta de Galicia principalmente), como la necesidad de dotar a Galicia de una entidad financiara propia capaz de dar respuesta a las necesidades económicas y sociales de la Comunidad. Todo este argumento se disfraza con el calificativo aberrante de "galleguidad" (palabra que ni siquiera recoge la RAE, por lo cual yo optaré por galleguismo).

Así bajo el galleguismo de la cajas se muestra la jugada política maestra del Presidente de la Xunta Núñez Feijoo y su apuesta por la fusión de las dos cajas gallegas. Jugada que se hace eco de un sentimiento ciudadano claramente localista por una entidad gallega e independiente de manos bárbaras. Dos dudas o cuestiones se nos platean en este momento. La primera es si el Presidente de la Xunta, como figura máxima del sentir de los gallegos opta por convertir esa preocupación popular en una demanda política, por tanto, hacer gestión teniendo en cuenta a quienes debe tener en cuenta, es decir, a los ciudadanos. O bien, conocedor de ese sentir lo usa con claros fines electoralistas.

Para discernir entre una u otra opción, el quid se encuentra en saber si el Sr. Núñez Feijoo cree que la fusión es eficiente desde el punto de vista del mercado. Y efectivamente lo es, pero no del mercado financiero ni económico, sino del mercado que él, como político tiene como referente que no es otro que el electoral. Recordemos que su visión es localista.

Por lo tanto mientras la fusión se planifique desde postulados ajenos a la eficiencia económica y los intereses del mercado, teniendo siempre presente en la estrategia empresarial a la globalización, los resultados no van asegurar la supervivencia de ninguna de las dos entidades bancarias.

Animo por tanto, al Sr. Núñez Feijoo a realizar una dura tarea personal y profesional como es llevar a cabo una auténtica ruptura epistemológica. Ruptura que de realizarse le llevará a ser capaz de ver más allá de su mercado electoral y ampliar su mirada local a una mirada global, a ser capaz de entender las exigencias de un mundo globalizado, a discernir las oportunidades y las amenazas que desde lo global nos afectan y dar respuestas globales a las mismas ya que son las únicas que se muestras efectivas. Al fin y al cabo, le pido al Presidente de la Xunta que abandone la actitud del gestor político volcado en el resultado a corto plazo (las elecciones) y se lance de lleno a los resultados a largo plazo, que quizás no le aseguren salir de nuevo elegido, pero le servirán para mostrarse como un gestor capaz, dotado, resolutivo y eficiente ante las exigencias de los nuevos tiempos.

No presione a las cajas de ahorro gallegas para que se fusionen, que sean ellas las que tomen la decisión si así lo creen conveniente por sus estrategias empresariales. No tenga miedo porque la fusión se realice con otra caja de otra comunidad diferente a la nuestra, no conozco a ninguna empresa que no preste un servicio a un cliente por cuestiones nacionalistas. Las necesidades de Galicia se verán cubiertas siempre y cuando las empresas presentes en ella sean eficientes, flexibles y capaces de adaptarse a esas necesidades cambiantes. Así lo hacen Inditex, Pescanova, Zeltia o Bluesens pero también Citroën, Coca Cola o Alcoa Inc.