12 de noviembre de 2010

El amor en el nuevo comunismo. El enfoque de Alain Badieu

Me gusta comprobar la plasticidad ideológica del comunismo para, cual virus, cohabitar con cualquier otra ideología. El que ahora se nos presenta, y representa Alain Badieu en esta entrevista, es un comunismo new age muy característico.

Ya que no es la lucha de clases la que concentra la ruptura con el capitalismo, ni siquiera está ya en manos de la clase intelectual o del conocimiento como lo había argumentado Lukács, no, ahora es el concepto del amor el que marca la marcha revolucionaria del comunismo.

Para ello se afirman axiomas bastante discutibles:

A.- “Se ha establecido un régimen de existencia en el cual todo debe ser transformado en producto, en mercancía”. Para el Sr. Badieu esto ya lo había pronosticado Marx. Lamentablemente, el filósofo alemán no fue capaz de prever que acabaría el comunismo por convertir al hombre en la propia mercancía de su sistema.
Si por algo se caracteriza la economía actual es por su cada vez menor preocupación por el producto y sí por el servicio. Si todos los reproductores mp3 son iguales de buenos o malos entonces, ¿dónde está el secreto de Apple?; si un café es igual de sabroso o no en cualquier cafetería de barrio, ¿por qué triunfa Starbucks?; ¿por qué lo hacen Gmail y Google y no Hotmail e Internet Explorer?; ¿por qué vende más coches BMW que Mercedes? Podría poner mil ejemplos para demostrar que estamos en una economía de servicio y no de producto.

B.- “Una sociedad que no está gobernada por el hecho de que un hombre persigue su interés sino por la idea de la asociación de hombres. Es esa la asociación la que define los proyectos o las metas colectivas”. Pero no se explica cómo van a decidirse o quién va a tomar las riendas por las cuales se van a tomar las decisiones y las metas. Tampoco deja claro que pasaría si un individuo decide no formar parte para de ese colectivo. El principal problema del comunismo es su capacidad para diluir el valor del individuo, de la persona a favor de la masa. Millones de personas han muerto por la idea común de un estado igualitario y proletario, por la defensa de la verdadera religión o la supremacía de una raza. Para poder lograrlo, el primer paso es acabar con la individualidad, la diferencia. La persona no es más importante que el estado, la clase, la fe, etc. y cuando ello ocurre, por lo general, el propio concepto de respeto a la vida se difumina, pues qué valor tiene una vida humana frente al interés del bien común o colectivo.

No debe extrañarnos por tanto el miedo que la tecnología, y sobre todo internet, le dan. La capacidad de disidencia, incoformismo, debate y mecanismo de individualización que tienen las tecnologías de la comunicación, provocan auténtico pavor entre los que difienden a la masa. La libre circulación de conocimiento e información, por lo visto, no agradan a Badieu, que tilda de "falso igualitarismo" a una de las revoluciones más importantes de la historia de la humanidad. En el fondo, es consciente de que esa necesidad del comunismo por la masa obliga a una homogeneización y esa homogeneidad no es posible si en lo fundamental, en nuestra forma de pensar, se permite el debate, el libre conocimiento y la circulación sin restricciones de las ideas.

C.- Debemos tener cuidado en no confundir conceptos en apariencia iguales. Hobbes habla de lucha y no de competencia y aquí, los matices son en estos casos, importantes, sobre todo para un filósofo que dice ser alumno de un destacado intelectual de la filosofía analítica como Derrida. En la guerra se lucha, en el deporte se compite. Quizás ese ejemplo sea la forma más clara de encuadrar el problema. La competencia supone asumir unos valores de superación personal pero respetando al contrario. Eso no ocurre en la lucha.

Pero vayamos más allá; aceptemos el postulado de asumir la asociación como eje principal. El comunismo desde luego no tiene cabida en ese concepto desde el momento en que aceptamos que la disidencia, no se permite. Uno de los rasgos del asociacionismo es el carácter voluntario con el cual ingresan sus miembros. Sin embargo, seguimos sin dar respuesta a la pregunta de quién hará las tareas distributivas de los bienes y servicios necesarios en términos materiales.

Sin embargo, el capitalismo si. Es el interés propio, el egoísmo, el que nos lleva ya a una asociación voluntaria con el otro para logara aquello que no tenemos y necesitamos. El mercado no es más que la libre asociación de oferentes y demandantes que dan respuesta a sus necesidades vía comercio.

D.- Regresando a la necesidad de un elemento aglutinador necesario en toda teoría de masas, en este caso es el amor el que cumple ese papel de atractor. Pero, ¿quién define que tipo de amo?, ¿será válido cualquier tipo de amor?, ¿hablamos de amor independiente del sexo?, ¿se acepta la homosexualidad o la bisexualidad como un amor más, o únicamente el heterosexual?, ¿se permitiría el amor por los efebos como en la Grecia Clásica?, ¿se trata de un amor a lo divino? Una cosa está clara, tiene una concepción de amor particular, ya que lo que para muchos es aceptable, para él no: “Hoy se busca domesticar al amor con una mezcla de pornografía libre…”.

Además, esa competencia que se desdibuja en la entrega amorosa por el otro, ¿cómo encaja en ella el amor de pareja fiel que defiende? Y si nuestra pareja decide tener una relación abierta, ¿no estamos entonces ante un caso de entrega completa a la masa?, ¿no sería una forma de acabar con la competencia, el egoísmo, las luchas y el individualismo la entrega absoluta a todas aquellas personas con las cuales no apetezca mantener relaciones?

Por último, ¿cómo es posible defender el amor siendo maoísta? Esta teoría marxista llegó incluso a decidir el número de hijos que una familia debería tener, provocar un auténtico asesinato y abandono de niñas en China; ¿es ese el amor que defiende Badieu, un amor que el estado puede regular?

8 de noviembre de 2010

La importancia del camino y la meta

En Política Económica se diferencian por un lado lo que se denomina los objetivos de la "economic policy" y, por otro lado, los instrumentos. Los primeros hacen referencia a las metas o destinos a los cuales deben dirigir los esfuerzos los responsables económicos de la política económica, como por ejemplo el empleo, el control de la inflación, el crecimiento económico, etc. Para el cumplimiento de los anteriores objetivos, el "policy maker" cuenta con los instrumentos, que pueden ser definidos como el camino o ruta que debe seguirse para alcanzar el fin deseado. Es deseable y necesario por tanto, que objetivos e instrumentos se encuentren alienados para lograr los resultados buscados.

Sin embargo, actualmente no existe tal consenso entre la meta y el camino, como bien puede comprobarse de las palabras escritas por el economista y periodista Joaquín Estefania. En un artículo de opinión publicado para el diario "EL PAÍS" del día 8 de noviembre, bajo el título "Los talones de Aquiles del G-20", puede leerse: "[...] habrá de resolver la desavenencia planteada hace tres meses en Toronto: si el problema principal es el del crecimiento económico o el de la consolidación fiscal, que enfrenta por zonas a sus socios. Aunque sea un poco esquemático expresarlo de tal modo, resolver las dificultades de desempleo y de renta disponible es lo que exigen prioritariamente los ciudadanos mientras que los mercados (cada vez más exigentes) quieren la vuelta a fecha fija a la disciplina fiscal y la ortodoxia."

Bajo la perspectiva del Sr. Estefania, mercado y ciudadanos van cada uno por su lado, siendo el primero incapaz de dar respuesta a las necesidades del segundo, convirtiéndose el Estado en el agente económico que debe dar solución a las peticiones de la ciudadanía. Lamentablemente, la retórica intervencionista que defiende el autor no es la respuesta. Millones de euros gastados en políticas fiscales expansivas vía Gasto Público descontrolado, únicamente han servido para generar mayor desempleo, deuda estatal descontrolada, menor renta disponible futura debido a los aumentos impositivos que se están aprobando y serán aprobados en el futuro más cercano y; menor crecimiento económico. Sin contar la merma valiosísima que todo ello supone para la libertad individual. Es lo que suele ocurrir cuando se ignora al mercado y se cae en la fatal arrogancia que maravillosamente describe el maestro y nobel de economía  F. A. Hayek.

Si analizamos bien la propia cita de Joaquín Estefania comprobaremos que no existe contradicción entre lo que los ciudadanos reclaman y lo que el mercado exige. Los primeros nos marcan la meta y el segundo el camino, en términos de Política Económica podemos decir que los ciudadanos quieren alcanzar los objetivos de empleo, renta y crecimiento económico; mientras que el mercado señala que para ello debemos utilizar los instrumentos de una política fiscal restrictiva y disciplinada combinada con una vuelta al control del Gasto Público. Como acertadamente señala el liberalismo, el único mecanismo capaz de dar una respuesta correcta y eficaz a las demandas y necesidades de los individuos es el mercado. Mientras nuestros gobernantes sigan enfrentándose al mercado, mientras sigan pensando que ellos son la solución y se dejen aconsejar por las soluciones de economistas como Joaquín Estefania, la salida de la crisis será larga y el final del camino que todos deseamos nunca será alcanzado.

3 de noviembre de 2010

El sistema bancario y sus implicaciones (I)


Recorre internet una protesta contra el sistema bancario que por supuesto ya ha creado un grupo en Facebook, 7 de diciembre: día de protesta contra los bancos en toda Europa. Básicamente consiste en retirar los fondos que como clientes tenemos depositados en las entidades bancarias de las cuales somos clientes. He leído varios enlaces y la breve introducción que se expone en el grupo y no veo claro los motivos por los que se organiza el evento. Personalmente creo que coexisten dos razones totalmente incompatibles entre ellas: la primera es una crítica al sistema de reserva fraccionaria; la segunda, un cajón desastre donde básicamente se reúnen aquellos que desean acabar con el sistema sin más. A todo ello debe sumarse una generalizada falta de conocimiento de cómo funcionan los mecanismos de política monetaria de los Bancos Centrales, las políticas fiscales estatales y el propio negocio bancario con reserva fraccionaria.

Tratar todos estos temas aquí daría una entrada digna de un libro, por lo cual me centraré básicamente en la crítica al sistema fraccionario, porque de paso me permitirá explicar el funcionamiento de la política monetaria.
             
El actual sistema bancario funciona bajo lo que los economistas llaman reserva fraccionaria. Esto significa que las entidades bancarias únicamente están obligadas a guardar en caja una parte de todo el dinero que sus clientes tienen depositados en ellos; es lo que se conoce con el nombre técnico de coeficiente de caja, un porcentaje legal marcado en la Unión Monetaria por el Banco Central y en los Estados Unidos por la Reserva Federal. Actualmente este coeficiente es del 2%. 

Para explicarlo mejor, si un banco tiene en sus arcas 100 €, bajo la ley del coeficiente de caja,  puede prestar 98 € y únicamente guardar 2 €. ¿Qué hace con esos euros disponibles legalmente? Pues prestarlos en forma de créditos, préstamos, etc.  ¿Qué logra con eso? Generar más masa monetaria (dinero en manos del público y depósitos bancarios), que se conoce técnicamente como multiplicador del dinero. Ello permite financiar desde la creación de empresas a la compra de nuestra vivienda. Porque el papel de las entidades bancarias es la de intermediarios, es decir, poner en comunicación aquellas personas con capacidad financiera con aquellas con necesidades financieras. ¿Y dónde guardan ese 2% los bancos? Pues en los diferentes Bancos Centrales que les corresponda. En el caso de España en el Banco Central Europeo.

Esperando que haya sido capaz de explicar de forma clara estos conceptos y la situación de partida, puedo entrar  ya a detallar lo que se conoce como política monetaria. Los Bancos Centrales disponen de forma sencilla y básica de tres herramientas para llevar a cabo sus actuaciones en el mercado monetario. Las operaciones de mercado abierto que se basan principalmente en la modificación del tipo de interés oficial del dinero; las facilidades permanentes  y; el coeficiente de caja.

El instrumento más usado desde hace tiempo es el del tipo central de interés, que consiste en marcar el tipo de interés mínimo al cual el Banco Central va a dejar prestado dinero a los diferentes bancos que participan del sistema.  Esto supone que si un banco como Capital SA tiene necesidad de pedir 1.000 millones de € al BC y los tipos suben del 1,2% al 1,25% esto supone que le saldrá más caro financiarse y a lo mejor decide no acudir a esa subasta y reordenar sus líneas de negocio, posiblemente conceda menos préstamos y lo haga a tipos de interés a sus clientes más caros.

Actualmente, los Bancos Centrales están operando en el mercado con medidas extraordinarias como compra de deuda pública, que no significa más que financiar al Estado para que pueda seguir con su ritmo de gastos. Esta operación estaba prohibida por la legislación que regulaba el funcionamiento de los Bancos Centrales y ha sido necesario modificar el reglamento para permitir esta operación.

¿Es ventajoso para los Bancos Centrales  este tipo de operaciones? Por supuesto, ahora mismo los principales mecanismos de financiación están muy caros como el caso del mercado interbancario (el sistema donde los diferentes bancos se dejan dinero los unos a los otros), debido a que nadie se fía de su vecino. Y a pesar de que los Bancos Centrales están dando inmensas facilidades de financiación, piden garantías y los bancos ofrecen como tal la misma deuda pública que compran y que los banqueros centrales han decidido aceptar. Básicamente se trata de dejar dinero al estado que pagará a un tipo de interés por ejemplo del 2%, ir al Banco Central y pedir dinero al 1% y dejar a cambio en garantía el pago de la deuda pública; en el cambio el banco gana el diferencial, es decir, un 1%.

¿Buscan los bancos arruinar a los estados? No, porque sería ir contra sus intereses, ya que no cobrarían las deudas pendientes y sus garantías frete al Banco Central no tendrían valor. Además, en un sistema tan interconectado, un caso de este tipo supondría una caída en dominó de todos los agentes implicados y un auténtico desastre para la economía mundial.

¿Generan deuda los bancos y los bancos centrales? Depende de que deuda estemos hablando. Si se trata de deuda privada, es evidente que ese ha sido parte de su negocio  y su función. Si hablamos de deuda pública o estatal, hemos visto que estaba prohibida su compra por parte de los Bancos Centrales y por tanto, solo los bancos podían comprar este tipo de instrumento financiero.

¿Es generar deuda la meta principal del sistema bancario? No, porque el negocio bancario se compone de dos patas, los activos y los pasivos. Por activos entendemos los préstamos o créditos entre otros productos bancarios; por pasivos el dinero depositado en las diferentes cuentas por los clientes. Y entre ambas entidades debe existir un equilibrio que controla muy de cerca la normativa internacional del Banco Internacional de Pagos de Basilea con los reglamentos BIS I, II y actualmente III. Para poder dejar dinero, los bancos no deben tener muchos activos en su balance, por lo cual si están muy endeudados, llegará un punto en que una de las formas de hacer dinero se les acabe.

Espero haber explicado ciertos conceptos sobre el funcionamiento del sistema bancario dentro del sistema financiero y el uso de la política monetaria y sus instrumentos. En el siguiente post hablaré sobre la opinión que para mí, significa operar bajo un sistema de reserva fraccionaria y por supuesto, dar respuesta a las dudas e inquietudes que la lectura de la presente entrada existan.