27 de diciembre de 2005

Fundamentalismos (II)

Para Steve Bruce el fundamentalismo tiene su origen en lo que podíamos denominar el triangulo del fundamentalismo, veámoslo gráficamente:3.- FUNDAMENTALISMOS: OCCIDENTE, ¿CULPABLE O NO?
Para Steve Bruce el fundamentalismo tiene su origen en lo que podíamos denominar el triangulo del fundamentalismo, veámoslo gráficamente:


Steve Bruce mantiene que los fundamentalismos (sobre todo el islámico actual), mantiene el anterior esquema, típico de las sociedades feudales de la Edad Media europea; pero mientras Europa encontró una salida al triangulo fundamentalista, que fue la creación de un Estado laico y la democracia, producto de la sustitución de la religión por la razón: en el Islam, este proceso se encuentra aún en vida.
Las características de la historia pasada del Islam provocan la supervivencia de la religión como centro fundamental de cohesión de la sociedad islámica, siendo esta el lazo para el nacionalismo y la etnicidad; es decir, la idea de nación y etnia para el mundo islámico viene determinada por la pertenencia a una religión común, la pertenencia del grupo de los Imān (creyentes). Hagamos una breve referencia a la historia del Islam para comprender mejor este papel de la religión.
El Islam se encuentra relacionado en sus primeros momentos con el contexto histórico de la Península Arábiga.
Arabia estaba constituida en su principal mayoría por nómadas (camelleros que recorrían en desierto en largas marchas) y núcleos de población asentada, en zonas agrarias unas y comerciales las otras.
Los beduinos se organizaban en tribus, cuyo poder recaía sobre un šayj (jeque) elegido, rodeado de notables, los beduinos amaban la libertad, pero ello no era problema para demostrar una solidaridad tribal que los lanzaba pequeñas guerras tribales, por necesidades de venganza o de necesidad alimenticia. Su religión, “muy pobre, tenía vagas relaciones con las viejas creencias semíticas: su rasgo más destacado era el temor a toda clase de demonios; el culto, que era elemental, incluía algunas reuniones en torno a piedras sagradas, peregrinaciones que podían combinarse con ferias, como en el caso de las que se hacían entorno a la Ka´ba, en La Meca.” (CAHEN, C. 1992, 4)
Sin embargo, en las zonas costeras de Arabia existían pequeñas comunidades situadas en lo que hoy es el actual Yemen; o el nabateo de Petra, al este del Mar Muerto; o el de Palmira, al oeste del Eúfrates; más tarde podemos hablar de los gassaníes y los lajmies, que desarrollaron una actividad comercial en Siria con Constantinopla el primero y con Ctesifón el segundo, la capital sasánida situada sobre el Tigres. Sin embargo, lo más destacado fue que “el hecho de que la tribu de Kinda hubiese logrado en la misma Arabia en el siglo V, agrupar bajo su égida una verdadera federación, primer signo de un cambio. Por otra parte, en algunas ciudades existían «repúblicas» aristocráticas rudimentarias de grandes mercaderes ambulantes; en particular en La Meca, donde estaba establecida la tribu Qurayš.” (CAHEN, C. 1992, 4)
En este contexto nace Mahoma (Muhammad), cuyos datos biográficos se conocen principalmente por el Qur´ān (Corán) y los hadīt, la tradición; palabras o hechos del profeta transmitidos por sus compañeros.
Mahoma logra gracias a su principal meta, dotar a la religión de una mayor estado sagrado, la unificación de las tribus y la primera idea de un estado del Islam, cohesionado por las creencias reveladas de Ala.
A la muerte de Mahoma, cogen su testigo los denominados jalīfa (califa), los cuales tienen el poder religioso y político, pero ya no son profetas ni mensajeros de la Revelación, lo cual provoca unos pequeños intentos por parte de algunas tribus de volver a su amada libertad, pues el pacto de unión había sido realizado con Mahoma; estas distensiones iniciales son pronto resueltas.
Un hecho fundamental para el Islam surge con el asesinato de `Umar, que provocará una crisis interna debido al nombramiento de `Utmān, de descendencia directa con el Profeta, perteneciente a la aristocracia qurayší.
`Utmān se vio enfrentado a una serie de problemas de fidelidad entre sus lugartenientes más alejados, opto por una política de concesiones familiares, lo cual provocó disidencias entre las familias cada vez más ricas gracias al comercio y la expansión, que acusaban al califa de nepotismo. “Entre sus enemigos se encontraban en Medina, Ayša, la viuda aún joven del Profeta, y el primo y yerno de éste, `Alī; en Egipto, `Amr y otros. Una coalición se formó entre los emisarios de unos y otros, que concluyó, sin que sea posible separar la parte de responsabilidad, intención o azar que en ello hubo, con el asesinato, en condiciones bastante sombrías del viejo califa mientras rezaba” (CAHEN, C. 1992, 22)
`Alī se presenta por tanto como nuevo califa, sin embargo los problemas no van a parar de surgir, pues había sido impuesto por un partido, el de los victoriosos contra el anterior califa, por lo tanto no era aceptado por todos, de este ruptura proviene la primera fitna de la comunidad. Se producen revueltas tanto por parte de los que no aceptan al nuevo califa como por parte de los que antes le habían apoyado, como la viuda del Profeta, al cual no caía nada bien la persona de Àlī. Después de las batallas del Camello y la que tuvo lugar en el Medio Eufrates, se produce un hecho curioso. Las parte beligerantes deciden ver si el asesinato podía ser admitido, lo cual provoco más divisiones en torno al Islam: “De este modo se perfilaban los tres partidos que, durante siglos, debían compartir el Islam: los šī`íes (partidarios de `Alī), los jāriŷies (los salientes, descontentos con la idea de dudar sobre la legitimidad o no del asesinato del califa, pues ello implicaba romper la ley del Corán), y aquellos, por el momento agrupados detrás de Mu`āwiya (el caudillo familia del anterior califa y dirigente de Siria), son en cierta medida los antepasados de los que, más tarde se denominaran sunníes.” (CAHEN, C. 1992, 24)
Con el período de los califas comienza una expansión del Islam de manera fulgurante por todo el Medio Oriente, llegando en su máximo esplendor con el denominado califato Omeya, en el cual se produce un cambio estratégico-geográfico pues Damasco comienza a adquirir poder frente a las ciudades de Arabia, que si bien no pierden su significado religioso, sino lo hacen económica y políticamente. Este cambio se debe a las necesidades que tiene el califato de contar con el comercio que se desarrolla en el Mediterráneo, sobre todo con el Imperio Bizantino.

22 de diciembre de 2005

Fundamentalismos (I)

Occidente parece haber descubierto un nuevo enemigo, una sombra que acecha en la noche y que espera los momentos de distracción para atacar de forma rápida y contundente. A ese nuevo miedo lo ha identificado con el nombre de Fundamentalismo y lo ha acusado de algo también nuevo: el terrorismo internacional.

1.- Introducción

Occidente parece haber descubierto un nuevo enemigo, una sombra que acecha en la noche y que espera los momentos de distracción para atacar de forma rápida y contundente. A ese nuevo miedo lo ha identificado con el nombre de Fundamentalismo y lo ha acusado de algo también nuevo: el terrorismo internacional.>

Sin embargo, no todos los movimientos fundamentalistas son culpables de terrorismo internacional ni todos los grupos terroristas que operan a nivel mundial tienen un origen en ideologías fundamentalistas.

El desconocimiento sobre los fundamentalismos provoca este tipo de errores y otros como pensar que sólo son fundamentalismos los islámicos y se olvidan que también existen de tipo protestante, judío, hindú; pero no sólo religioso sino también político como los nacionalismos extremos; o los fundamentalismos científicos como fue el positivismo y su influencia durante mucho tiempo en las ciencias.

El presente trabajo, realizado después de la lectura del libro El choque de los fundamentalismos: cruzadas, yihads y modernidad de Tariq Alí; intentará en primer lugar ofrecer una definición sobre el fundamentalismo; una vez establecidas unas ideas claras, abordaremos como los fundamentalismos son producto de una serie de variables donde Occidente no puede ignorar su parte de culpabilidad, pero tampoco podemos olvidar la parte correspondiente a la propia sociedad musulmana; finalmente más tarde veremos las características principales del fundamentalismo religioso, en concreto el fundamentalismo islámico.

2.- Fundamentalismos: una definición.

Son varios los autores que han intentado dar una definición sobre los fundamentalismos, expongo aquí las que he considerado como las más acertadas:

Steve Bruce piensa que: “es una respuesta racional que dan personas tradicionalmente religiosas a las transformaciones sociales, políticas y económicas que reducen y condicionan el papel de la religión en el mundo público”. (BRUCE, S. 2003: 155)

Para Riesebrodt: el fundamentalismo es una reacción contra: “la drástica reducción de las posibilidades que tiene el entorno tradicionalista de reproducirse culturalmente cuando la urbanización, la industrialización y la secularización avanzan con rapidez”[1]

Ernest Gellner piensa al respecto que: “la idea fundamental es que una fe determinada debe sostenerse firmemente en su forma completa y literal, sin concesiones, matizaciones, reinterpretaciones ni reducciones” (GELLNER, E. 1994:14) El fundamentalismo es la reacción a lo nuevo, a la interpretación de la tradición, de lo inmutable.

Klaus Kienzler por su parte ofrece varias definiciones recogidas por él y expuestas en su obra El fundamentalismo religioso, veamos algunas: “El fundamentalismo es un movimiento de exclusión arbitrario, una tendencia opuesta, aunque inherente, al proceso de apertura general del pensamiento, a la toma de iniciativas, una tendencia enemiga de las formas de vida particulares y sociales que caracterizan a la modernidad; frente a ello, el fundamentalismo pretende ofrecer, en la medida en que condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable”[2].

“El concepto de fundamentalismo designa, en primer lugar, la variante americana de una actitud antimodernista que se manifiesta de forma diversa en la teología de los siglos XIX y XX. El movimiento fundamentalista interpreta la secularización como expresión de una decadencia originada por el darwinismo y el pensamiento científico-natural. Frente a éstos, el fundamentalismo se guía por los principios que emanan de las Sagradas Escrituras, de inspiración verbal divina.

Los movimientos y las agrupaciones fundamentalistas, que difieren entre sí, intentan sentar a través de los denominados congresos bíblicos una base común que les permita mantenerse en estado de guerra permanente contra toda forma de modernismo. En esta lucha por la ortodoxia se acaban produciendo, sin embargo, procesos inquisitoriales y cismas [...]”[3]

Huntington en su imprescindible obra El choque de las civilizaciones ofrece la siguiente visión sobre los fundamentalismos: son “un modo de afrontar la experiencia de caos, la pérdida de identidad, sentido y estructuras sociales seguras, circunstancias generadas por la rápida introducción de los modelos sociales y políticos modernos, el laicismo, la cultura científica y el desarrollo económico”. Los movimientos [fundamentalistas] que importan, coincide William H. McNeil, “... son los que reclutan sus adeptos en la sociedad en general y se difunden porque responden, o parecen responder, a necesidades humanas experimentadas de forma nueva (...) No es casualidad que todos estos movimientos están asentados en países donde la presión de la población sobre el país está imposibilitando a la mayoría de la población continuar con sus viejas costumbres aldeanas, y donde los medios de comunicación de masas, afincados en las ciudades, han comenzado a deteriorar una estructura secular de vida campesina al penetrar en los pueblos”[4]

Roger Garaudy piensa que el integrismo consiste en “identificar una fe religiosa o política con la forma cultural o institucional que pudo revistir en una época anterior de su historia. Creer, pues, que se posee una verdad absoluta e imponerla”. (GARAUDY, R. 1991: 13)

Por su parte Benjamín R. Barber en su obra Jihad vs. McWorld: How globalism and tribalism are reshaping the world, ofrece la siguiente definición del fundamentalismo: “[...] Marty and Appleby take fundamentalist religions to be engaged in militancy, in a kind of permanent fighting: they are militant, whether in the use of words an ideas or ballots or, in extreme cases, bullets.”[5] “They fight back, struggling reactively against the present in the name of the past; they fight for their religious conception of the world against secularism and relativism; they fight whit weapons of every kind, sometimes borrowed from the enemy, carefully chosen to secure their identity; they fight against others who are agents of corruption; and they fight under God for cause that, because it is holy, cannot be lost even when it is not yet won.” (BARBER, B. 1995: 206)

Bruno Étienne en su obra El islamismo radical: “Se plantean varios problemas en la cualificación de los islamistas como integristas o fundamentalistas. [...] El fundamentalismo debe ser entonces entendido en el sentido preciso de un retorno absoluto a la Escritura como único fundamento de toda crítica y de toda renovación, mientras que el integrismo no es de orden hermenéutico: es el rechazo de las adaptaciones de la acción de la Iglesia y sus creyentes en materia litúrgica, pastoral, social y política. En este sentido, sería fundamentalista todo musulmán que quisiera volver tan sólo al Corán y sería integrista el que rechazara, por ejemplo, la introducción de los altavoces y de la banda magnética automática con un reloj electrónico para sustituir al muaddin (muecín) a la hora de la llamada a la oración”. (ÉTIENEE, B. 1996: 160-161).

Por ultimo, Antonio Elorza opina al respecto: “El mensaje es al mismo tiempo grandioso y simple, siempre sobre el viejo telón de fondo de la superioridad esencial de la umma[6]. Una cadena muy firme de oposiciones legitima la radicalidad del proyecto integrista y alienta la movilización: unicidad de Dios frente al politeísmo, Islam frente a yāhiliyya occidental, orden religioso –cuyo emblema es la moralidad de una mujer bien tapada – frente a corrupción siempre occidental, soberanía de Alá frente a democracia impregnada de paganismo. Es suma, ensalzamiento de la propia comunidad, a la que es asignada una proyección universal, frente a la maldad intrínseca del otro. Sólo falta que éste proporcione las justificaciones accesorias con una política económica que da la espalda a la miseria y con una estrategia internacional de intereses a corto plazo ante el drama palestino.” (ELORZA, A. 2002: 403-404)

Podemos comprobar que en todas las definiciones expuestas, a pesar de los diversos enfoques ofrecidos por sus autores, podemos extraer unos puntos en común, con los cuales ofrecer una nueva definición de fundamentalismo: podemos entender el fundamentalismo como un movimiento reaccionario de una comunidad o grupo, ante un cambio en las formas tradicionales de vida (lo que Schutz o Habermas denominan mundo de la vida; lo que Goffman denomina el frente), ante los cuales sus miembros se muestran contrarios, debido al gran peso de la tradición y su importancia para el mantenimiento de la cohesión de esa sociedad, tradición que defenderán incluso mediante el uso de la fuerza y las armas.



[1] Riesebrodt, M (1993): Picus Passion: The Emergence of Modern Fundamentalist in the United State an Iran. Berkeley y Los Ángeles. University of California Press. Cit. en Bruce, S. (2003): Fundamentalismo. Alianza Editorial. Madrid. Pág. 89.

[2] Thomas Meyer (1989): Fundamentalismus – Aufstand gegen die Moderne. Rowohlt. Hamburgo citado en Klaus Kienzler (2000): El fundamentalismo religioso. Alianza Editorial, Madrid. Pág. 11.

[3] Wörterbuch der Philosophie (Diccionario de Filosofía) tomo 2, col. 1133 cit. en Klaus Kienzler (2000): El fundamentalismo religioso. Alianza Editorial, Madrid. Pág. 18-19.

[4] Bernad Lewis, Islamic Revolution, en New York Review of Books, 21 de Enero de 1988, pág. 47; cit. en Huntington, S. (1997): El choque de las civilizaciones, Paidos, Barcelona, pág. 116.

[5] Martin E. Marty and R. Scout Appleby (1991): Fundamentalisms Observed, Vol. 1 of the Fundamentalism Project (Chicago: University of Chicago Press, 1991), pp. viii-x. cit. en Benjamin Barber (1995): Jihad vs. McWorld: How globalism and tribalism are reshaping the World. Randomhouse, New York, pp. 205-206.

[6] Umma: Toda comunidad que recibe su cohesión de una creencia o un origen. Por antonomasia ummat al-Islām o ummat al-nabí, la comunidad de los creyentes.

16 de diciembre de 2005

Los EE. UU. y la U.E: un amor en la OMC

En estos tiempos donde las relaciones transatlánticas no parecen encontrarse en sus mejores momentos, la Sexta Conferencia Ministerial de la OMC (www.wto.org ) que se está celebrando en Hong Kong, China, del 13 al 18 de diciembre de 2005, ofrece un marco incomparable para que estos amantes deseosos de volver a reconciliarse puedan hacerlo. La Unión Europea y los Estados Unidos, más allá de las diferencias bélicas y los vuelos espías, tienen un tórrido romance en lo referente a las barreras proteccionistas al comercio, sobre todo en los productos manufacturados, que dejan patente en todas las reuniones de las OMC. A desgracia de los países pobres y menos desarrollados.

Desde Hong Kong llega la noticia de que los dos amantes han decidido aumentar sus donaciones a los países pobre, el Representante de Comercio de EEUU, Rob Portman, anunció que su país duplicará sus contribuciones al programa global de ayuda al comercio desde 1.300 millones de dólares este año a 2.700 millones en 2010. Japón y la UE hicieron pública ayer su pretensión de aumentar esas ayudas. Este buen clima entre ambos que parece a la par beneficiar a todo el mundo, sobre todo a los países menos favorecidos, pero no nos engañemos, la limosna que ambas potencias conceden sólo tienen una intención clara: retrasar la libertad de comercio total en materia de productos agrícolas y manufactureros.

Hagamos cuentas, para ver quien sale ganando: comenta Guillermo de la Dehesa: “ El reciente estudio realizado conjuntamente por el FMI y el Banco Mundial (2002) sobre liberalización de la protección agrícola, textil y de confección, tanto en términos arancelarios y de cuotas como de subvenciones, que es la que más afecta a los países en desarrollo, calcula que la liberalización total de la agricultura supondría una reducción de las pérdidas de renta e ingresos por exportaciones o, lo que es lo mismo, un aumento de la renta disponible de unos 566.000 millones de dólares anuales y que la liberalización total de la producción de textil y confección supondría una reducción de las pérdidas de renta y de ingresos por exportaciones de unos 136.000 millones de dólares anuales. En total, más de 700.000 millones de dólares para el conjunto de los países.” (DE LA DEHESA, G. 2003, 184).

La realidad se muestra tan clara que no hacen falta más comentarios, sólo añadiré que a pesar de este abrumador dato, aún existen personas en el mundo que piensan que lo mejor que puede ocurrirle a los países pobres es menos globalización y menos liberalización. Para los incrédulos, un genial texto de Xavier Sala i Martín, no exento de humor y crudeza: “ ¿Cómo es posible que sea más barato comprar leche holandesa que leche tanzana en Tanzania? La explicación es bien simple: los productores europeos disfrutan de obscenas subvenciones, lo que les permite competir (deslealmente) con los países pobres. Los contribuyentes europeos y americanos pagamos más de mil millones de euros diarios (repito, diarios) en subvenciones y protecciones agrícolas. Con esa extravagante cantidad se podría invitar a cada una de las vacas europeas a pasar un mes de vacaciones en un hotel de cinco estrellas en las Bahamas, con viaje de ida y vuelta en avión de primera clase. ¡Quien está loco no son las vacas, sino nuestras autoridades!” (SALA I MARTÍN, X. 2005, 174).

Bibliografía

Guillermo de la Dehesa (2003): Globalización Desigualdad y Pobreza. Alianza Editorial. Madrid.

Xavier Sala i Martín (2005): Economía liberal para no economistas y no liberales. De bolsillo. Barcelona.

6 de diciembre de 2005

El pensamiento social español, un fantasma en las universidades de España


Quizás la anterior afirmación, que a su vez sirve de título para este comentario, sorprenda a más de uno, pero se trata de una realidad patente y contrastable. En las Universidades españolas existe una especie de urticaria a la hora de exponer el pensamiento social español, sea este sociológico, económico, politológico, filosófico, etc. Las teorías y figuras destacadas de las ciencias sociales que se enseñan actualmente a los estudiantes universitarios españoles olvidan y dejan de lado, consciente o inconscientemente, la ciencia que se hace y se hizo en España.
En el caso concreto de mis estudios, la sociología, la mayoría de mis compañeros desconocen los más mínimos cocimientos sobre sociólogos y pensadores sociales españoles, defecto que evidentemente el aquí presente también comparte. A punto de finalizar la licenciatura, únicamente en dos asignaturas concretas se han visto de manera breve el pensamiento social español, a saber, sociología del conocimiento, cuyo programa guarda un tema dedicado al menester que aquí nos ocupa bajo el título: PENSAMIENTO Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA MODERNA. El krausismo y la sociología española en la transformación cultural de finales del XIX y principios del XX. ORTEGA Y GASSET en el debate de las ideas. El individuo y la sociedad. Ciencia y pensamiento. La segunda materia es Técnicas de Investigación Social, donde la bibliografía que se maneja en su mayoría pertenece a sociólogos españoles: Carlos Moya, Jesús Ibáñez, Miguel Beltrán o Enrique Lamo de Espinosa entre otros.
Ante este panorama no resulta extraño por tanto, que los alumnos desconozcan a figuras tan destacadas como Ibn Jaldún, Averroes, Avicena, toda la Escuela de Salamanca (con figuras de renombre internacional como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta), Bartolomé de las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda, Benito Jerónimo Feijoo, Miguel Servet, Luís Vives, Jaime Balmes, toda la escuela krausista (desde Julián Sanz del Río, Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcarate), Adolfo Posada, el protestante José Blanco White o incluso filósofos de la talla de García Morente, Julián Besteiro, José Gaos, Unamuno, Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, María Zambrano, Julián Marías y tantos otros que se quedan en el tintero.
La falta de todo conocimiento del pensamiento social español es tal que resulta preocupante, incluso insultante para los alumnos, debido a que se espera que reciban la mejor educación posible con unos niveles de calidad decentes. Y ante esta mancha, mejor dicho, este tremendo agujero negro, en el desarrollo de cualquier pensador social español, nos caben varias dudas y preguntas. Se imaginan a los estudiantes franceses no estudiando a Descartes, Rousseau, Voltaire, Durkheim, Comte, Alexis de Tocqueville, etc.; se ven a los ingleses ignorando a Hume o Guiddens o a los alemanes a Tönnies, Kant, Weber, Beck, etc. etc., pues en España si.
La pregunta que debe plantearse entonces es clara: ¿por qué esta situación?, desconozco los motivos, pero si puedo plantear, desde mi humilde opinión, quizás algunas pistas:
  • En esta España de lo plurinacional, lo multinacional, lo “varionacional”, lo “estatucional”, etc. parece que desde que el franquismo hizo un uso tan nefasto de lo español, hacer referencias a España y su cultura es inmediatamente catalogado y etiquetado como fascismo, nacional-catolicismo, derecha ultraconservadora, etc. A pesar de que Descartes opinaba que la razón era lo más común entre los humanos, algunas veces parece que es la estupidez lo mayoritario.
  • Envidias personales, manías profesionales, preferencias intelectuales, que muy respetables cuando afectan a la persona que así desee escoger sus cánones intelectuales, no deben impregnar de ignorancia a las personas que deben aprender y formarse su propia opinión.
  • El desprecio histórico por lo nacional y el aprecio siempre grandilocuente por lo extranjero, a pesar muchas veces, de ser lo patrio mejor que lo foráneo.
  • La dejadez de los profesores y doctores de universidad por solucionar las deficiencias en los centros donde imparten clases, más preocupados por sus investigaciones y sus bienios, trienios, sexenios, quinquenios, publicaciones, etc.
El resumen es claro, los perjudicados: hoy los alumnos y estudiantes españoles, en el futuro, la ciencia social española y España misma. Le pondrán solución, yo por si acaso, he empezado a leer por mi cuenta, en este país, por lo visto, cada uno debe cuidar sus propias espaldas sin preocuparse por lo que ocurre al vecino. Bendita patria.

28 de noviembre de 2005

El sistema electoral en la IIª República y su culpabilidad como factor en la Guerra Ciivl (y III)

El sistema de listas de la II ª República impide que el elector conozca a todos los candidatos, todo lo contrario de las listas uninominales donde el elector conoce al candidato y es más probable que se den caso de corrupción e influencias (caciquismo). En el caso de las listas uninominales puede parecer que implican más al elector, ya que conoce al candidato, dotando de una falsa confianza el resultado; sin embargo al largo plazo eso se descubre falso, pues no todos se sentirán identificados con los elegidos, provocando una falta de legitimidad. En el caso del sistema de listas republicano, en el corto plazo puede inducirnos a pensar que el elector no tiene nada en común con el candidato, provocando una falta de interés y legitimización; sin embargo a largo plazo muchas personas pueden verse representadas en los diferentes candidatos de la lista, dotando al sistema de una legitimidad mayor.

En lo que nos concierne a la formula electoral de la República y su capacidad legitimadora, debemos entender que se trata de un sistema mayoritario a una vuelta, donde los participantes pueden pensar que su voto es inútil, pues muchos de los candidatos pueden no conseguir el resultado deseado. “Existe, pues, la probabilidad de que el ciudadano, cuyo candidato o partido predilecto tiene pocas posibilidades de triunfo, se abstenga de emitir su voto al considerarlo inútil por adelantado”: (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 196-197)

Ahora que tenemos una visión un poco más clara de cómo estaba configurado el sistema electoral y los partidos de la República, intentaremos explicar como se radicalizó la sociedad española, provocando el fin del régimen republicano y el comienzo de uno de los episodios más tristes de nuestra historia: la Guerra Civil.

Imaginémonos que el sistema electoral y de partidos de la República es un balancín donde juegan todos los españoles, en un primer momento todos se muestran atraídos por el nuevo columpio del parque y se sitúan en la izquierda y el centro para jugar y son pocos los que se dirigen a la derecha, pero a medida que pasa el tiempo se dan cuenta de que el columpio no funciona como debería funcionar, entonces deciden que deben cambiar de posiciones, en el centro vuelve a situarse casi la misma gente, pero en la derecha esta vez hay más participantes, quedando la izquierda un poco vacía; pero como siguen sin funcionar, vuelven a cambiar las posiciones, desapareciendo los del centro y ocupando casi todos la derecha y la izquierda; después de tanto tiempo cambiando e intentando jugar, se dan cuenta de que el columpio no sirve y deciden romperlo y culparse mutuamente los unos a los otros por el fracaso del juguete.

Pues algo parecido reflejan las elecciones que se realizaron durante la Segunda República en España. En el momento de la proclamación de la República las posiciones políticas se encuentran en gran mayoría repartidas entre el centro y la izquierda, más tarde, los resultados siguen dando un porcentaje aceptable al centro, pero esta vez la derecha se muestra más votada; al final el centro desaparece y los partidos más votados pertenecen a la derecha y la izquierda, reflejando la división y la radicalización que se vive en la sociedad española de 1936, antes del estallido de la Guerra Civil.

Los gráficos siguientes pueden mostrarnos mejor lo que pretendemos expresar:







FUENTE: MONTERO, J. R. ; LLERA, F. J. y TORCAL, M. (1992): Sistemas electorales en España: Una recapitulación en REIS (Revista Española de Investigaciones Sociológicas)nº 58/92, Madrid, pág. 13

Podemos comprobar si nos fijamos en las líneas de tendencia como en un primer momento la tendencia hacia el centro y la izquierda, como en 1933 la tendencia de centro aunque menor, sigue manteniéndose pero varia de la izquierda hacia la derecha; para en 1936 romper con el centro y polarizarse claramente hacia la izquierda y la derecha.

Las explicaciones de por qué ocurre esto pueden realizarse desde diferentes ópticas. Nosotros mantendremos que el sistema electoral no sólo es el reflejo de las tensiones que vive la sociedad española durante esta época, sino que también ayudó por su propio mecanismo interno a la polarización y la división política.

El sistema electoral y de partidos republicano basado, como ya hemos visto en las mayorías, que además eran premiadas por el propio sistema que intentaba favorecerlas, permitía que los partidos en un primer momento en vez de presentar candidaturas conjuntas, viesen la posibilidad de obtener un número de votos significativo y por lo tanto, daban la esperanza a los pequeños partidos de ocupar parte del gobierno mediante alianzas y coaliciones.

De 1931 a 1934, periodo conocido por el Bienio Reformador, dentro de los problemas sociales, adquirió gran protagonismo la reforma agraria, debido a las grandes expectativas que creaba entre anarquistas y socialistas. Debemos señalar que por aquel entonces el gobierno de Azaña no contaba con el respaldo ni de los izquierdistas (socialistas, comunistas y anarquistas) ni de la derecha (agrarios, Renovación Española, Acción Popular, monárquicos, tradicionalistas) sin olvidar, por supuesto, los grupos fascistas (Falange y las JONS). A todo ello debemos unir las tensas relaciones Iglesia-Estado y la reforma del sistema educativo mediante el modelo laico de la Institución Libre de Enseñanza.

El vuelco electoral hacia la derecha, que marca la etapa del conocido como Bienio Negro (1934-1936), da el gobierno a una derecha que no había dado su apoyo a la República y que se encuentra con una situación de gran conmoción social: agitaciones libertarias, huelgas, las actuaciones del gobierno en Cataluña y Asturias. A todo ello debemos unir la mala situación económica española y mundial, la inestabilidad mundial por el auge de los fascismos italiano y alemán. Todo esto provoca que en 1936, la victoria vuelva a la izquierda, bajo el signo político del Frente Popular.

El sistema electoral permitía que todas estas tensiones fuesen transmitidas al Congreso de los Diputados, pues los partidos políticos se fueron cada vez más radicalizando, tanto en sus formas como en sus contenidos políticos, que a su vez permitieron que los españoles viesen en ellos sus aspiraciones representadas. La desaparición del centro político es la muestra de cómo todo el mundo empezaba a tomar posiciones determinadas ante como debían plantearse los problemas de España.

La incapacidad del Presidente de la República de controlar la radicalización de los partidos, la incapacidad de los partidos de controlar sus vertientes más extremistas, el cada vez más creciente apoyo que reciben los grupos falangistas que se aprovechan de un sistema que premia las mayorías para acceder al Congreso y la perdida de paciencia de un ejercito que comprueba como la República no es capaz de mantener el orden, provocan lo que desde luego era inevitable; la situación de disparidad y pocos puntos en común de acuerdo entre la clase política y la sociedad solo podía resolverse mediante un cambio radical, ese cambio fue la Guerra Civil.

BIBLIOGRAFIA

DE CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M. (1977): Las elecciones. Apéndice: Ley para la reforma política y Ley electoral comentada. Editorial Blume. Barcelona.

JULIA, S.; GARCÍA DELGADO, J. L.; JIMENEZ, J. C.; FUSI, J. P. (2003): La España del siglo XX. Alianza Editorial. Madrid.

LINZ, J. J. (1979): El sistema de partidos en España. Narcea S. A. de Ediciones. Madrid.

MONTERO, J. R. ; LLERA, F. J. y TORCAL, M. (1992): Sistemas electorales en España: Una recapitulación en REIS (Revista Española de Investigaciones Sociológicas) nº 58/92, Madrid.

ROMÁN, P. (coord.) (2001): Sistema político español. McGraw-Hill. Madrid.

TAMAMES, R. (1986): La república. La era de Franco en ARTOLA, M. (1988): Historia de España, Alianza Editorial. Madrid. Volumen 7.

VALDEÓN, J.; PERÉZ, J. y JULÍA, S. (2003): Historia de España. Espasa Calpe. Madrid.

VILLARROYA, J. T. (1997): Breve historia del constitucionalismo español. Centro de Estudios Políticos. Madrid.

26 de noviembre de 2005

El sistema electoral en la IIª República y su culpabilidad como factor en la Guerra Civil (II)

A efectos de esquema práctico y para visualizar mejor este punto de fragmentación política de la sociedad, considero que el inventario siguiente puede aclarar nuestras ideas:

PARTIDOS Y ORGANIZACIONES DE IZQUIERDA

Partidos Republicanos
Acción Republicana e Izquierda Republicana
Partido Radical-Socialista
Unión Republicana

Partidos Autonomistas Regionales
Esquerra Catalana (y Estat Catalá)
Organización Regional Gallega Autonomista (ORGA)
Partido Nacionalista Vasco (PNV)

Partidos y Organizaciones obreristas
Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unión General de Trabajadores (UGT)
Partido Comunista de España (PCE)
Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM)
Partido Sindicalista
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y Federación Anarquista Ibérica (FAI)


PARTIDOS Y ORGANIZACIONES DE DERECHA

Partidos Republicanos
Partido Radical
Derecha Liberal Republicana, Partido Progresista y Partido Republicano Conservador
Partido Agrario
Partido Liberal Demócrata
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Acción Popular y Derecha Regional Valenciana

Partidos Autonomistas
“Lliga” Regional de Cataluña

Partidos Monárquicos
Renovación Española
Comunión Tradicionalista
Acción Española

Partidos Autoritarios
Partido Nacionalista Español
Juntas Ofensivas Nacionalsindicalistas (JONS)
Falange Española (FE), y FE de las JONS

FUENTE: TAMAMES, R. (1986): La república. La era de Franco en ARTOLA, M. (1988): Historia de España, Alianza Editorial. Madrid. Volumen 7, pág. 24

Comprobamos con este simple esquema como los partidos que actúan en la política de la II ª República son una mezcla entre los supervivientes de la Restauración, los supervivientes de la Dictadura de Primo de Rivera y la eclosión de toda una serie de nuevos partidos de toda índole ideológica. Aunque las explicaciones de esta situación pueden ser diversas, lo que aquí pretendo demostrar es que fue el propio sistema electoral y de partidos de la República el que favoreció indirectamente esta situación; y que también de una forma no voluntaria, provocó la radicalización de la sociedad y la política del país con el paso del tiempo, provocando en 1936 el estallido de las tensiones que acabaran encendiendo la mecha de la Guerra Civil.

Como bien hemos indicado en la introducción del presente trabajo, los sistemas electorales tienen una extraordinaria importancia para el desarrollo de las democracias, pues influyen tanto positivamente como negativamente sobre las élites políticas y los partidos políticos, pues determinan las reglas del juego por las cuales tiene que discurrir la vida democrática de un país.

Podemos definir el sistema electoral como “el conjunto de normas, instituciones y prácticas que configuran los procesos electorales de una sociedad dada” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 99).

Para el análisis del sistema electoral de la II ª República seguiremos el siguiente esquema:
I. El sistema electoral y la representatividad de los elegidos
· Distritos y representatividad
· Formula electoral y representatividad
II. El sistema electoral y la formación y estabilidad de los gobiernos
III. El sistema electoral y la legitimación de la autoridad

I. El sistema electoral y la representatividad de los elegidos
Resulta fundamental para el correcto juego democrático que los representantes e instituciones elegidos reproduzcan con la debida representatividad a la comunidad que les elige.

Los sistemas electorales y sus elementos fundamentales (distrito, fórmula de voto) inciden sobre la representación de las aspiraciones y demandas políticas de una sociedad; dependiendo del tipo de distrito, fórmula y forma de voto la representación puede ser más o menos desigual, “estas desigualdades de representación significan una desigualdad en el valor del voto, puesto que ciudadanos pertenecientes a un partido, a un área territorial, a un grupo étnico o a una clase pueden resultar representados en proporción superior –o inferior – al de su propio peso específico en el seno de la colectividad” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 163).

El primer elemento fundamental es este punto es el del distrito, que en la II ª República a diferencia del sistema de la Restauración se basa en distritos idénticos con el fin de acabar con la influencia del caciquismo. El distrito básico empleado es el municipio, a cada uno le corresponde un diputado por cada 50.000 habitantes y uno por cada 30.000 habitantes adicionales. En el caso de ciudades como Madrid y Barcelona de mas de 100.000 habitantes constituyen distritos independientes de la zona rural. Ceuta y Melilla disponen de un escaño.

El segundo elemento es la fórmula electoral, “entendemos por fórmula electoral el procedimiento de cálculo matemático que traduce los deseos de los electores en una distribución de los escaños parlamentarios disputados por los diversos candidatos de los partidos contendientes” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 62). En el caso de la II ª República se trata de un sistema mayoritario por voto de listas limitadas, es decir, el elector dispone de un número de votos inferior al número de escaños en disputa; de manera que si se tiene que elegir 20 diputados el elector sólo podrá elegir 16, donde 19 sólo 15, etc.

II. El sistema electoral y la formación y estabilidad de los gobiernos
En toda democracia resulta lógico entender que si el sistema electoral mediante la representatividad, elige el gobierno de la nación, entendemos la importancia que tienen los sistemas electorales para formar unos tipos de gobiernos u otros y su estabilidad, es decir, que capacidad tienen los sistemas electorales para la formación de los gobiernos que en un principio pretende formar y luego, debido al juego político y al sistema en funcionamiento, se forman en realidad.

Este éste análisis debe responder a dos preguntas: primera, cómo influyen o afectan a la relación entre el voto y los órganos constitucionales de gobierno, en cuanto puede o no afectar de manera formal y directa a su composición y eficacia; segundo, donde se localiza el poder, o en palabras de Carreras y Vallés: “sobre la localización última del poder en el sistema de dominación política que conocemos como Estado liberal.” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 178)

La utilización del voto en la II ª República se encuentra basado en listas limitadas que permiten la importancia de los partidos, frente al sistema uninominal que favorece más la candidatura del individuo. Consecuencia de este proceso de votación es que los órganos constitucionales de gobierno por tanto, estarán dirigidos por los candidatos elegidos por representación de un partido, que en mayor o menor medida será responsable del funcionamiento de las instituciones que controla.

En lo referente a la localización última de poder, en la la II ª República nos encontramos: la Jefatura de la República o Jefe de Estado; el Gobierno y el Jefe del Consejo; y por último, las Cortes que en nuestro caso son de organización unicameral reflejado en el Congreso de los Diputados.

El Congreso de los Diputados, se formará como bien indica el articulo 53 de la Constitución de 1913: “Serán elegibles para diputados todos los ciudadanos de la República mayores de veintitrés años, sin distinción de sexo ni de estado civil, que reúnan las condiciones fijadas por la Ley Electoral.”. Procedimiento que se efectúa como sabemos mediante elecciones democráticas, donde podrán votar todos los mayores de 23 años, tanto hombres como mujeres, mediante un sistema mayoritario de voto limitado en distritos provinciales y con sufragio de lista.

La elección del Presidente de la República viene recogido en el artículo 68 de la Constitución de 1931 y dice así: “El Presidente de la República será elegido conjuntamente por las Cortes y un número de compromisarios igual al de diputados. Los compromisarios serán elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto, conforme al procedimiento que determine la ley.

En lo referente al Gobierno, este se encuentra formado por el Presidente del Consejo y los Ministros. El Presidente del Consejo es nombrado por el Presidente de la República. Los Ministros son propuestos por el Presidente del Consejo y rectificados en su cargo por el Presidente de la República.

III. El sistema electoral y la legitimación de la autoridad
Todo sistema electoral también debe entenderse como un mecanismo de legitimización, de consentimiento de los votantes hacia los elegidos. Este acto de confianza, de legitimidad se manifiesta mediante la emisión del sufragio. Por ello, se muestra interesante conocer hasta que punto los electores confían en el sistema electoral y conceden legitimidad a los resultados que surgen del proceso. Como bien reflejan Carreras y Vallés: “Nos interesa, en consecuencia, contrastar los diversos elementos de los sistemas electorales para saber hasta que punto permite cada uno de ellos que el ciudadano adquiera conciencia del valor e importancia de su decisión electoral...” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 193).

CONTINUARÁ

25 de noviembre de 2005

El sistema electoral en la IIª República y su culpabilidad como factor en la Guerra Civil (I)

Enumeraremos y analizaremos primero como eran los distintos partidos y organizaciones políticas que van a actuar en el marco del sistema político de la República, que nos permitirá entender mejor los problemas de gobernabilidad y radicalización que van a seguir posteriormente en la vida política de España.

Los partidos y las organizaciones que se mantuvieron como ilegales dentro de la Dictadura, al llegar la caída de esta, empiezan a florecer y a crecer en dimensión e influencia. Como bien indica Tamames: “afloraron, se desarrollaron, se fragmentaron y entraron en un proceso de descomposición y de reagrupamiento a lo largo de la Segunda Republica.”[1]

La estructuración de los distintos partidos y organizaciones se realizará en dos grandes grupos: izquierda y derecha, no porque representen fielmente la ideología de estos, sino por simples hechos didácticos, ya que resulta muy difícil situar algunos de los partidos y organizaciones que funcionan durante la República en un lugar u otro.

Es por ello que por partidos de izquierdas debemos entender aquellos que dentro de su ideología o programa político reúnen algunas de estas condiciones o características:
1.-Defensa de la República como única forma de gobierno aceptable y democrática, o como paso previo a la desaparición del estado (anarquismo).
2.- Deseo de grandes transformaciones sociales, sobre todo en el campo de la agricultura y la Hacienda Pública, incluso defensa del comunismo.
3.- No aceptación de las instituciones típicas de la Dictadura y la Monarquía tales como la Iglesia, la nobleza, la intervención del ejercito en la vida política.
4.- Ideas nacionalitas o regionalistas que podían ir desde la autonomía hasta la independencia.

Las características para los grupos o partidos de derechas pueden ser enumeradas como siguen:
1.- Un rechazo claro o velado a la República, o la aceptación de esta forma de gobierno como lo menos malo de todos los males posibles.
2.- Posturas conservadoras ante el orden social, político y económico vigente del pasado.
v En el caso de cambios drásticos eran claras tendencias antiparlamentarias, como el caso de los fascistas.
3.- Defensa de la unidad de España y rechazo a las pretensiones nacionalistas.

Sin embargo la fragmentación ideológica no solo se queda aquí, en la dicotomía entre izquierda y derecha, debemos sumar aquellos partidarios de un centralismo y los que son defensores nacionalistas; entre los laicos y los religiosos; solo así comprenderemos cuantos granos de arena forman la playa del sistema político de la II ª República.


BIBLIOGRAFÍA

[1] TAMAMES, R. (1986): La república. La era de Franco en ARTOLA, M. (1988): Historia de España, Alianza Editorial. Madrid. Volumen 7, pág. 22.

29 de octubre de 2005

La caída del comunismo

Dedicado a todas las victimas del comunismo, cerca de 15.000.000 millones de personas que murieron bajo una de las dictaduras más sangrientas y nefastas de la historia. Dedicado a todos los que aún tienen que soportar dictaduras comunistas en la actualidad: Cuba, China, Corea del Norte… sólo los que han perdido su libertad saben valorarla. Dedicado también a todos los defensores del pensamiento único, intelectuales de izquierdas, anarquistas, anarco-sindicalistas, pro Castro, pro China, pro Chávez y un largo etcétera de cómplices de esta máquina de matar.

Hace no pocos días asistí estupefacto como el pensamiento único enarbolaba una de sus mejores banderas en contra del mercado y el capitalismo, ¿algún día se darán cuenta de que no son lo mismo?, atacando la sociedad de consumo y afirmando tajantemente que fue ésta la culpable del derrocamiento del comunismo; desconozco, tengo que reconocerlo, si la intención de tal proclama era reflexionar sobre lo triste que ha sido que el comunismo cayese por el fenómeno del consumo y no por otras causas o, por lo contrario, lo que realmente pretendía era honrar al caído sistema comunista debido a las malas tretas de su enemigo, el sistema capitalista y sus armas más “maquiavélicas”. Tratándose del pensamiento único de esa izquierda tan social, humanista y progresista nunca se sabe.

Independientemente de la intención de dicha afirmación, por lo más hecha en un lugar donde las afirmaciones tajantes deben medirse con sumo cuidado y no caer en el dogmatismo más burdo, la situación me permitió la posibilidad de reflexionar sobre las posibles causas de la caída del comunismo principios de los años noventa. Hecho que, por otro lado, sorprendió a muchos intelectuales de esa izquierda iluminada que miraba hacia la URSS y sus países satélites como paraísos en la tierra, y eso que ya F. Hölderlin advertía, a manera de profecía, que: “Lo que ha hecho siempre del Estado un infierno sobre la tierra es precisamente que el hombre ha intentado hacer de él su paraíso.”

El análisis sociológico no puede quedarse en la mera superficialidad de los hechos, debe traspasar las fronteras del saber vulgar y abrazar de lleno el saber científico, algo que no puede hacerse con afirmaciones vagas y soltadas al aire como verdades axiomáticas. La caída del comunismo, como cualquier fenómeno social es multivariable y por tanto, la afirmación de su caída por influencias de la sociedad de consumo roza lo grotesco.

Lo que expongo como causas del derrocamiento del sistema comunista implican una visión del problema mucho más abierta que la anterior visión; en este artículo tanto sociología, economía como ciencia política se dan la mano en el intento de una explicación más fiable.

Económicamente hablando podemos pensar que las causas fueron las siguientes:

  1. imposibilidad del cálculo económico: El presupuesto teórico básico del socialismo marxista o comunismo es erróneo. Consiste en suponer en el mercado tiene tal nivel de irracionalidad que hace ser socialmente ineficiente. Al abolir el mercado, la autoridad comunista abolía de un golpe el único mecanismo objetivo de cálculo económico racional. No existe vía posible de fijación de precios que no sea el mercado. Ya desde los años 70 la economía soviética rayaba el desastre. Los precios eran impuestos por burócratas sin conocimientos básicos de economía.
  2. baja productividad: Consecuencia de lo anterior. Toda actividad económica soviética era burocrática en el sentido de la inexistencia de incentivos reales a la productividad. Se produce por planificación, por decisión de las elites políticas y sus caprichos.
  3. incapacidad de adaptación: Fueron economías muy inflexibles, muy rígidas, no aptas para dar respuestas a tiempo a circunstancias cambiantes. Fenómeno típico de economías donde no existe la competitividad, que frena la innovación y el desarrollo de nuevas ideas y formas de producción.
  4. la falta de competitividad internacional: Su aislamiento en una economía mundial cada vez más interdependiente le condujo a la ruina. No alcanzaron las nuevas tecnologías, se quedaron rezagados en el desarrollo de investigación y desarrollo científico, nuevas tendencias de producción, gestión empresarial, etc.. Literalmente se olvidaron de David Ricardo y las ventajas que reporta el comercio internacional.
  5. la abolición de la anarquía del mercado: El comunismo no abolió la anarquía productiva, sino el mercado. Y con ello, al contrario, se incrementó dicha anarquía.

Desde la perspectiva sociológica y política encontramos los siguientes motivos:

  1. la revolución de las expectativas decrecientes: Conciencia que las gentes tienen de sí mismos y su efecto social. Claro pesimismo, esto le dio el golpe de gracia. Uno tenía su papel marcado desde la cuna, donde la tarea que iba a desarrollar no era elegida voluntariamente, sino impuesta por el Partido. Era tal la falta de incentivos que el Estado obligaba a trabajar en los campos de cultivo y las fábricas, pues los individuos no encontraban motivos que los llevasen a realizar las tareas asignadas por el Partido. Como bien dice H. W. Arnold: “La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo.”
  2. abolición de la explotación del hombre por el hombre: Al abolir el mercado, podía pensarse en abolir asimismo el carácter mercantil de las relaciones humanas. La oferta comunista no consiste en prometer la abolición de la plusvalía, sino en prometer que se abolirá el carácter privado de la apropiación.
  3. superación de las contradicciones sociales fundamentales: Contradicción entre el campo y la ciudad y entre el trabajo manual y el intelectual.
  4. extinción del estado y del derecho: Desde el momento en que Estado y Derecho eran dos superestructuras política y jurídica de clase, en el momento en que dejará de haber clases, no serían necesarias tales superestructuras, que serían sustituidas por formas libres de asociación voluntaria de los seres humanos. La justicia de la clase obrera acaba siendo siempre la justicia de partido y es evidente que justicia y partido son términos antitéticos.
  5. abolición del nacionalismo a favor del internacionalismo: La idea de que el nacionalismo es una ideología burguesa y que el proletariado es una clase universal que no puede reconocer patria sin traicionar sus intereses alimenta toda política leninista.
  6. perspectiva del hombre nuevo: Contrario a la criminalidad, absentismo laboral, alcoholismo, por otro lado nada lejano a otros sistemas políticos; el comunismo fue un sistema paradójico en este aspecto, pues los anteriores fenómenos aumentaron de manera dramática durante la dictadura comunista.
  7. la necesidad de reconocimiento del individuo: El comunismo piensa en clases, en masa, en agregados y pierde de vista al individuo. Tal percepción de la sociedad es peligrosa pues los derechos y obligaciones se otorgan por pertenencia a tal o cual agregado determinado y no por el mero hecho de ser un ser humano. En este aspecto, el comunismo no se diferencia de otras dictaduras como el nazismo o el fascismo.
  8. ansia de libertad: He citado ya más de una vez en este blog la cita de David Hume: “Es raro que una libertad, cualquiera que sea, se pierda de una vez”. Los ciudadanos de los países comunistas veían la libertad existente en los países capitalistas y era algo que ansiaban, pues llevaban luchando por ella desde los tiempos de los zares. Pensaron que la Revolución sería su salvación y se equivocaron, confiaron en el Partido y tampoco fue la respuesta acertada. La gente quería libertad y la pidió a gritos por toda Europa.

A mayores podemos hablar de las propias paradojas del comunismo como proyecto político realizable. Ya muy temprano en la historia del marxismo se hizo patente la contradicción que suponía creer que la historia está regida por leyes científicas y al mismo tiempo instar de las personas un comportamiento subjetivo que cooperara a la evolución y, además, dado que suponía a ésta un carácter positivo y emancipador que acelerara el advenimiento de una sociedad perfecta.

Marx creía haber descubierto la ley que explica y permite predecir el fin fatal del capitalismo, condenado a desaparecer en función de una tendencia intrínseca a este modo de producción y que él formuló como ley del “descenso de la tasa de ganancia del capital”: El capitalismo tiene una tendencia imparable al empobrecimiento que le lleva de crisis en crisis, hasta el momento de su crisis general que tiene entonces aspectos revolucionarios porque será sustituido por un nuevo modo de producción más justo: el comunismo.

Pero Marx no dejo indicaciones acerca de cómo debía ser esta sociedad comunista. Los comunistas si ocuparon en señalar como debía ser con todo lujo de detalles, como Rosa de Luxemburg. Probablemente el ensimismamiento de los autores comunistas en esta creencia en las leyes objetivas de la historia y en la esperanza en la famosa “crisis general del capitalismo”, tantas veces anunciada y tantas veces protestada, les impidió ver la paradoja de que, al final su predicción se cumpliera pero no con el capitalismo, sino con el comunismo. Le ha pasado al comunismo lo que esperaban le pasase al capitalismo.

Claro que todo esto al pensamiento único le suena a chino, para ellos el capitalismo fue el culpable de derrocar a un sistema político que llevaría a todos los seres humanos a la felicidad terrenal. Lástima que muchos de esos intelectuales de izquierdas no pasaran unas buenas vacaciones en un GULAG.

18 de octubre de 2005

El chantaje de las discográficas y las cinematográficas: un enfoque sociológico (y IV)

Por último analizaremos los valores culturales que configuran la cultura de los emprendedores, finalizando así este pequeño estudio sobre las cuatro culturas que estructuran los valores culturales de la sociedad Internet. Los emprendedores de la sociedad red tienen una característica principal, la capacidad para percatarse de los potenciales de transformación para generar recursos dentro de la industria de Internet, un ejemplo claro es Silicon Valley. Para Castells, “la base de esta cultura emprendedora es la capacidad de transformar el know-how tecnológico y la visión empresarial en un valor financiero, y entonces transformar en liquidez parte de este valor para que la visión se transforme en realidad” (CASTELLS, M. 2003, 83).
La figura del emprendedor no debemos fijarla o pensar en ella como una persona individual, ya que el emprendedor si bien puede ser un sujeto único, también puede ser un compuesto de personas, organizaciones, inversores, tecnólogos y capitalistas de alto riesgo; donde intentan combinar y conjugar un proceso productivo y de innovación que “crea empresas, hace dinero y, como producto derivado, produce tecnología, bienes y servicios.” (CASTELLS, M. 2003, 83)
Por último, destacar de la cultura del emprendedor que por supuesto, el dinero ocupa un lugar muy destacado, pero no exclusivamente, también se otorga dentro de esta cultura una gran importancia al trabajo, incluso podemos hablar de una adicción al trabajo.

La articulación de estas cuatro culturas, su conjugación, combinación en influencias mutuas, conformaron lo que hoy en día conocemos por Internet y su cultura. Utilizando de nuevo las palabras de Castells, podemos concluir que: “En la parte superior de la construcción cultural que condujo a la creación de Internet, está la cultura tecnomeritocrática de la excelencia de la excelencia científica y tecnológica, que surge básicamente de la gran ciencia y del mundo desarrollado. [...]

La cultura hacker dio un carácter específico a la meritocracia a base de reforzar las fronteras internas de la comunidad de los tecnológicamente iniciados, indepenzándose así de los poderes fácticos. [...]

La apropiación de la capacidad de conexión en red por parte de redes sociales de todo tipo condujo a la formación de comunas on line que reinventaron la sociedad, expandiendo considerablemente la conexión informática en red, en su alcance y en sus usos. [...]

Finalmente, los emprendedores Internet descubrieron un nuevo planeta, poblado por grandes innovaciones tecnológicas, nuevas formas de vida social e individuos autodeterminados, dotados por su habilidad tecnológica de un poder de negociación considerable frente a las reglas sociales e instituciones dominantes. Fueron un paso más allá. En lugar de atrincherarse en las comunas creadas en torno a la tecnología Internet, intentaron tomar el control del mundo haciendo uso del poder que acompañaba a esa tecnología.” (CASTELLS, M. 2003, 86-87)

Libertad de información, comunidades globales virtuales, trabajo compartido, software libre, etc. Todos los valores que fundamentan Internet son incompatibles con los derechos de propiedad intelectual que actualmente conocemos. Las discográficas y cinematográficas están luchando por mantener un modelo arcaico y primitivo, lo están haciendo atacando de frente y sin sentido los propios valores creadores de Internet, por eso no funcionan y se muestran inútiles; al igual que fueron inútiles las medidas que tomaron los gremios para defenderse de la Revolución Industrial, de la aristocracia cuando se instauro la democracia y no querían perder sus privilegios. No son conscientes de que la información es libre, de que los canales de distribución también lo son y que por tanto, no valen normas restrictivas y coactivas.

Resumiendo, ¿cuál es el motivo de que Internet se convierta en un lugar donde la gente vaya a buscar información?. La primera respuesta es evidente, la rapidez para conseguir la información buscada sólo depende del tipo de conexión que utilice el usuario, pero por muy lenta que esta sea, la rapidez será mayor a la de los medios de comunicación clásicos: radio, televisión y prensa. La segunda, por que Internet ofrece toda una amplia gama de comunidades que se dedican exclusivamente a informar sobre cualquier tema, desde como cuidar bonsáis a noticias de ultima hora sobre economía, política, etc.

Estas comunidades comparten una serie de intereses particulares, pero sobre todo son producto de los valores que anteriormente hemos descrito, primacía de la libertad de expresión y comunicación, intercambio de información, capacidad para compartir recursos en tiempo record, etc.

¿Qué ofrecen a cambio los sectores que estamos analizando? Más restricciones, más leyes, más estatismo, menos intercambios, más poder centralizado, más monopolio, menos oportunidades de crecimiento (recordemos lo que dice Negroponte: . “Ser digital es poder crecer”). Y aún se extrañan de que la gente no acepte su chantaje.

BIBLIOGRAFÍA

Castells, Manuel (2003): La galaxia Internet: reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad. Editorial De Bolsillo. Barcelona.

Hayek, Friedrich (1989): “The Fatal Conceit: The Errors of Socialism”, citado en Tom Palmer, “Intellectual Property: A Non-Posnerian Law and Economics Approach”, Hamline Law Review. Título de la publicación en español: La fatal arrogancia.

Himanen, Pekka (2001): La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Ediciones Destino. Madrid.

Negroponte, Nicholas (2000): El mundo digital: el futuro ha llegado. Biblioteca de Bolsillo.

Palmer, Tom (1990): “Are patents and copyrights morally justified? The Philosophy of Property Rights and Ideal Objects”, Harvard Journal of Law & Public Policy,

El chantaje de las discográficas y las cinematográficas: un enfoque sociológico (III)

La cultura hacker, una de las cuatro que configura la cultura de Internet, juega un papel fundamental por dos motivos, “es el caldo de cultivo en donde se originan importantes innovaciones tecnológicas mediante la cooperación y la libre comunicación; por otro lado, dicha cultura hace de puente entre los conocimientos originados por la cultura tecnomeritocrática y los proyectos empresariales que difunden Internet en el conjunto de la sociedad” (CASTELLS, M. 2003, 62-63).

Pekka Himanen en su obra La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, nos dice que la ética del hacker rompe con la ética protestante y el espíritu capitalista que tan brillantemente explicó Max Weber en su grandiosa obra La ética protestante y el espíritu capitalista. Frente a los valores tomados como válidos por el trabajador protestante, Himanen defiende que los nuevos valores del hacker rompen con una forma de trabajo considerada hasta ahora, como la más aconsejada y válida para la realización de una tarea profesional.

Himanen defiende que “los siete valores de la ética protestante son el dinero, el trabajo, la optimización, la flexibilidad, la estabilidad, la determinación y la contabilidad de resultados.” (HIMANEN, P. 2001, 155). En contra oposición a ellos, enumera los siete valores de la cultura hacker: “El primer valor orientador en la vida del hacker es la pasión, es decir, una búsqueda intrínsecamente interesante que le llena de energía y cuya realización le colma de gozo. En segundo es la libertad. Los hackers no organizan sus vidas en términos de una jornada laboral rutinaria y optimizada de forma constante, sino como un flujo dinámico entre el trabajo creativo y las otras pasiones de la vida, con un ritmo en el que hay espacio para el juego. La ética del hacker del trabajo consiste en fusionar pasión y libertad. Esta parte de la ética del hacker ha sido la que ha ejercido una influencia más amplia.

En la ética del hacker del dinero, [...], el elemento más llamativo es que muchos hackers siguen aún el hackerismo originario al no considerar el dinero un valor en sí mismo y al motivar su actividad en función de metas como el valor social y la accesibilidad. Estos hackers quieren realizar su pasión junto a los demás y crear algo que tenga valor para la comunidad y merecer por ello el reconocimiento de sus iguales. [...] el tercer aspecto esencial de la ética hacker es su actitud en relación a las redes, o la nética, definida por los valores de la actividad y la preocupación responsable. En este contexto, actividad implica una completa libertad de expresión en la acción, privacidad para proteger la creación de un estilo de vida individual, y rechazo de la receptividad pasiva a favor del ejercicio activo de las propias pasiones. Preocupación responsable significa aquí ocuparse de los demás como fin en sí mismo, con el deseo de eliminar de la sociedad red la mentalidad de supervivencia [...] el séptimo y último valor [...] se trata de la creatividad, la asombrosa superación individual y la donación al mundo de una aportación genuinamente nueva y valiosa.” (HIMANEN, P. 2001, 155-157)

Sin embargo, en otro análisis sobre los valores de la ética hacker, que lleva a cabo Castells, reduce el número de siete a un solo valor fundamental: la libertad; “Un valor fundamental [...] la libertad. Libertad para crear, libertad para absorber los conocimientos disponibles y libertad para redistribuir dichos conocimientos en la forma y en el canal elegidos por el hacker” (CASTELLS, M. 2003, 70) A este valor supremo que es la libertad, Castells une un sentimiento de grupo, de comunidad donde el hacker se encuentra plenamente integrado y donde realiza sin límites su pasión.

Otra de las culturas que forma la cultura de Internet es la de los comunitarios virtuales; los primeros usuarios de Internet crearon las primeras comunidades virtuales y estas se convirtieron en fuente de valores que determinaban el comportamiento y la organización social de estas comunidades en la red.

Se hace difícil intentar dar una definición o una imagen clara y concisa de las comunidades virtuales, como muy bien indica Castells: “El ámbito social de Internet es tan diverso y contradictorio como la propia sociedad. Así, las diversas comunidades virtuales no constituyen un sistema mínimamente coherente de reglas y valores sociales, como ocurre con la cultura hacker.

Sin embargo, estas dos comunidades se basan en dos características culturales compartidas de gran importancia. La primera es el valor de la comunicación horizontal y libre. [...] El segundo valor compartido, surgido de las comunidades virtuales es lo que yo llamo conectividad autodirigida, o sea, la capacidad de cualquier persona para encontrar su propio destino en la red y, si no lo encuentra, para crear y publicar su propia información, suscitando así la creación de una nueva red.” (CASTELLS, M. 2003, 79-80)

El chantaje de las discográficas y las cinematográficas: un enfoque sociológico (II)

Según Castells, “La rápida difusión de los protocolos de comunicación entre ordenadores no habría tenido lugar sin la distribución abierta y gratis de software y el uso compartido de recursos, que se convirtieron en los códigos de conducta de los primeros hackers. [...] la mayor parte de las redes requerían un eje troncal (backhbone) anclado en máquinas de mayor potencia y eso sólo fue posible gracias al contacto entre las redes de base científica y las comunidades de hackers en las universidades” (CASTELLS, M. 2003, 43). Las universidades se convierten en el epicentro de las relaciones entre los científicos más ortodoxos y una subcultura con unos ideales contraculturales como eran la comunidad hackers, de la que también formaban parte profesores y científicos.

Y aunque debemos matizar que no todos los estudiantes y hackers que participaron en los proyectos de desarrollo de Internet tenían valores que podamos relacionar con movimientos contraculturales, compartían una serie de valores relacionados con la libertad individual, de pensamiento libre y la idea principal de compartir información, recursos e ideas; “Esta cultura estudiantil tomó la conexión informática en red como una herramienta de comunicación libre y en el caso de sus miembros más politizados (Nelson, Jennings, Stallman), como una herramienta de liberación que, junto con el PC, transmitiría a la gente el poder de la información, para liberarse tanto de los gobiernos como de las empresas” (CASTELLS, M. 2003, 44).

Por lo tanto, podemos afirmar que la gran característica de Internet es la libertad, la capacidad para expresar libremente los conocimientos y recursos, para compartirlos y mejorar entre todos, la red de redes; podemos decir que por tanto, la arquitectura de Internet es sobre todo una arquitectura abierta. (CASTELLS, M. 2003, 45). Y es que ese es el secreto del rápido crecimiento de Internet, la capacidad interna de su estructura formativa, de su arquitectura, que permite que el objeto se vaya formando constantemente mientras se usa, que permite darnos cuenta de los fallos que tiene e intentar solucionarlos al momento, entre todos, para mejorar el producto final; y para que esto se produzca, deben cumplirse tres condiciones que detalla Castells: “en primer lugar, la arquitectura en red debe ser de carácter abierto, descentralizado, distribuido y multidireccional en su interactividad; en segundo lugar, todos los protocolos de comunicación y sus desarrollos deben ser abiertos, distribuirse libremente y ser susceptibles de modificación [...] y en tercer lugar las instituciones que gestionan la red deben construirse de acuerdo con los principios de transparencia y cooperación que son inherentes a Internet.” (CASTELLS, M. 2003, 49)

Los usuarios de Internet, por tanto, forman una parte importante en la creación de la red, sin embargo, debemos diferenciar claramente que no todos los usuarios de Internet participan activamente en su creación, se impone entonces la necesidad de una diferenciación entre los distintos tipos de usuarios de Internet. Castells ofrece una separación en dos grandes grupos: los productores-usuarios, “aquellos cuyo uso de Internet retroalimenta al sistema tecnológico” (CASTELLS, M. 2003, 57); y los consumidores-usuarios, “aquellos receptores de aplicaciones y sistemas que no interactúan directamente con el desarrollo de Internet” (CASTELLS, M. 2003, 57).

Internet y su cultura son fruto, por tanto, no sólo de los profesionales que se dedican a su evolución y desarrollo, si no que también existe una gama de usuarios que ayudan a su expansión y mejora, en un proceso de feed back.

Castells habla de cuatro estratos que forman la cultura de Internet, ordenados de forma jerárquica: “la cultura tecnomeritocrática, la cultura hacker, la cultura de la comunidad virtual y la cultura emprendedora. Juntos contribuyen a una ideología de la libertad muy generalizada en el mundo de Internet.” (CASTELLS, M. 2003, 58).

En primer lugar analizaremos la cultura tecnomeritocrática o las tecno-elites. Debemos señalar que la concepción del mérito en este tipo de cultura dista un poco de las concepciones de las elites que poseen Pareto o Nietzsche. Para Castells, la cultura tecnomeritocrática basa el merito “por el grado de contribución al desarrollo de un sistema tecnológico que proporciona un bien común a la comunidad de descubridores.” (CASTELLS, M. 2003, 60)
Podemos enumerar las características principales de la cultura tecnomeritocracia como sigue (CASTELLS, M. 2003, 61-62):
  • El descubrimiento tecnológico es el valor supremo, la meta deseada.
  • La importancia y la posición relativa del descubrimiento depende de la aportación al campo de conocimiento, centrado en la solución de un problema.
  • La relevancia del descubrimiento se establece por una evaluación entre los compañeros de la comunidad científica.
  • Existe una jerarquización para la realización y coordinación de tareas.
  • El respeto de la comunidad científica se obtiene si se siguen las reglas formales e informales de la comunidad y no utilizar los recursos comunes para el beneficio personal, lo que se debe conseguir es un beneficio para toda la comunidad científica.
  • El quid de todo esto se centra en la comunicación abierta del software y de todos los avances obtenidos gracias a la colaboración en red.

La cultura hacker, una de las cuatro que configura la cultura de Internet, juega un papel fundamental por dos motivos, “es el caldo de cultivo en donde se originan importantes innovaciones tecnológicas mediante la cooperación y la libre comunicación; por otro lado, dicha cultura hace de puente entre los conocimientos originados por la cultura tecnomeritocrática y los proyectos empresariales que difunden Internet en el conjunto de la sociedad” (CASTELLS, M. 2003, 62-63).

CONTINUARÁ...

El chantaje de las discográficas y las cinematográficas: un enfoque sociológico (I)

El intento de generar oportunidades de negocio restringiendo legislativamente el acceso a ciertos objetos ideales, imitando así los procesos de mercado que rigen la asignación de bienes tangibles, contiene una fatal contradicción: viola los derechos sobre los bienes tangibles, los derechos mismos que proveen el fundamento legal en el que se cimienta el mercado.
Tom G. Palmer

Mientras la propiedad de los bienes materiales orienta el uso de los medios escasos a los fines más importantes, en el caso de los bienes inmateriales como las producciones literarias y la invenciones tecnológicas la habilidad para producirlas es también limitada, pero una vez han sido creadas pueden multiplicarse indefinidamente y pueden convertirse en escasas sólo mediante la ley con el propósito de generar incentivos para producir tales ideas. Sin embargo no es obvio que esta escasez artificial sea el modo más efectivo de estimular el proceso creativo del hombre.
Friedrich Hayek

En el desarrollo para una futura sociedad del conocimiento, nos encontramos todavía en una sociedad de la información, concepto que nos invade y rodea por todos lados. La información se ha convertido en una las variables fundamentales para comprender la realidad actual y difícilmente puede explicarse hecho social, económico, cultural, etc. sin hablar de ella.
Los medios de comunicación, sobre todo los de masas, han sido uno de los grandes gérmenes de la sociedad de la información; pero sobre todo, debemos destacar Internet. Su llega y generalización, ha supuesto un cambio radical el la comprensión del mismo concepto de información, pero no sólo ha modificado nuestra visión sobre el tema, sino que también a influido y determinado nuestra forma de hacer ciencia social, o lo que es lo mismo, ha afectado a la misma sociedad en la cual estamos sumergidos.

Este cambio, producido en tan poco espacio de tiempo en comparación con otros grandes cambios históricos como la Revolución Francesa o la Revolución Industrial, ha dejado fuera de lugar tanto a individuos como a instituciones, sobre todo empresas que no han sido capaces de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado de la economía global y la información libre.

Uno de los sectores que peor se ha adaptado ha este cambio de paradigma ha sido el de las discográficas y el sector la distribución cinematográfica, debido sobre todo a su monopolio en la distribución de la información durante mucho tiempo, les llevó a un acomodamiento y despreocupación por la posible competencia ante otros canales de distribución de la información alternativos. Evidentemente veían a esos competidores lejanos y demasiado pequeños para representar una verdadera amenaza a su monopolio de la información. Sin embargo, la llegada de Internet lo cambio todo; aparecía el mundo digital y desaparecía el mundo analógico donde estos monstruos habían campado a sus anchas. Las estrategias de defensa del pasado ya no funcionan ahora, los mecanismos defensivos que tienen se basan sobre todo en recordar mediante acciones legales y sanciones económicas, que ellos son los únicos que controlaban los canales de distribución informativa, pero la realidad les demuestra día a día que eso no es así.

La única forma que tienen esos sectores de sobrevivir es reorientar sus estrategias comerciales y empresariales. Su estrategia de empresa se ha quedado tan anticuada como se quedaron en su día, ante la Revolución Industrial, los gremios y sólo les queda la máxima de cambiar o morir. ¿Y cuál ha sido la decisión que han tomado?, pues la menos acertada, negar el cambio e intentar parar lo imparable.

Las compañías discográficas y cinematográficas (en su vertiente de distribución, no en cuanto a su acción como productoras de música o cine o su papel como promotoras), se han empeñado en no abandonar su trono en la distribución de la información, mostrando dos cosas: primera, su incapacidad para la innovación en el campo de la gestión empresarial; segunda, no han entendido lo más mínimo que significa eso de la sociedad de la información, ni han comprendido la verdadera esencia de Internet.

De la propia historia de Internet, podemos sacar una conclusión bastante llamativa, el origen de la red de redes fue un impulso llevado a cabo por varias partes: la ciencia universitaria, la investigación militar y la cultura de la libertad; como muy bien indica Castells: “Internet nació en la insólita encrucijada entre la gran ciencia, la investigación militar y la cultura libertaria” (CASTELLS, M. 2003, 34).

Me centraré personalmente en la cuestión de la cultura libertaria, no porque la gran ciencia o ciencia universitaria y la investigación militar no carezcan de importancia, sino porque considero que la cultura libertaria es una de las características más propias del desarrollo de Internet, pues pocos avances tecnológicos y científicos han estados basados en la cultura de la libertad como la red de redes; también porque esta cultura de la libertad tuvo su origen en los campus universitarios donde se empezaron a dar los primeros pasos de Internet, por tanto, esta cultura no sólo caracteriza a Internet, sino que también influye en uno de los factores principales que fomentaron su creación.

CONTINUARÁ...

21 de septiembre de 2005

Vivir más

Afirmó Unamuno que el hombre siente un "ansia de no morir", un "hambre de inmortalidad", un "anhelo de eternidad". La idea de la inmortalidad ha rondado desde siempre al ser humano, la única especie que es consciente de su mortalidad, conocimiento cuya consecuencia es origen de la angustia vital.

En este "anhelo de eternidad", la ciencia está últimamente invirtiendo ingentes cantidades de dinero y recursos humanos en el desarrollo de métodos para retrasar la muerte. Para ello, los científicos intentan en un primer momento descubrir las causas de por qué los seres humanos morimos, llegando a encontrar dos principales sospechosos:
a) los radicales libres, producto de la oxidación de las células, proceso que se produce debido a la propia naturaleza de las células, pues necesitan de oxigeno para realizar sus funciones vitales.
b) las sucesivas mutaciones que por un lado, provocan un acortamiento de ciertos cromosomas y que llegado un momento, impiden nuevas reproducciones celulares; y por otro, son responsables de enfermedades como el cancer.

Una de las afirmaciones más sorprendentes entorno a este tema, defendida por la mayoría de los genetistas y biólogos, es que el ser humano no está determinado genetica y biológicamente para morir. La ciencia intenta decirnos que la tan manida frase sobre que todos tenemos que morir porque esa es nuestra naturaleza es falsa y que, si hablamos de la parte más natural del hombre, la muerte no entra en sus planes.

Entonces, ¿por qué nos morimos?, los expertos dicen que el ser humano se muere porque el organismo humano prima la función reproductora sobre la función de mantenimiento. La especie humana, determinada por las leyes de la evolución, gasta cantidades ingentes de energía en la capacidad de reproducción, y una vez que el ser humano alcanza la edad en la que puede procrear correctamente, dedica muy poco consumo de energía al proceso de mantenimiento del cuerpo, por eso se producen los achaques con la edad.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, los caminos por los que se decantan los científicos para alargar nuestra vida, incluso hacernos inmortales son tres:
a) la nanotecnología, con la cual mediante el uso de robots nanotecnológicos suministrados a nuestro organismo, se encargarían de reparar a nivel celular los problema que surgan.
b) los implantes y repuestos biomecánicos.
c) la vida virtual, que basicamente consiste en descargar nuestra existencia en el mundo virtual que hemos creado.

La prolongación de la vida humana es, desde luego, fascinante y un deseo de muchos, sin embargo, plantea una serie de problemas que afectan de manera determinante a la sociedad en todo su núcleo; retos que analizaré en otro momento, por ahora soñemos con las posibilidades de vivir 300 años o ser casi inmortales....

15 de septiembre de 2005

Otra ley de educación más y van...

La alternancia política pacífica en el poder es significado de madurez democrática, pues normalmente los cambios en democracias poco maduras suelen ser desastrosos y muy convulsos. En España, hemos sido testigos dos veces de esa alternancia: la primera, con la victoria del PP en 1996 cuando resulta elegido presiente José María Aznar; la segunda, hace pocos años cuando el PSOE consigue ganar las elecciones y es elegido presidente José Luís Rodríguez Zapatero.

Estos cambios ideológicos en el poder suponen, o deben suponer, una forma diferente de ver y hacer las cosas, pues para ello los ciudadanos han optado por el cambio. Sin embargo, los partidos políticos que consiguen ganar las elecciones deben tener cuidado cuando se ponen manos a la obra: no tocar aquello que los antecesores han dejado funcionando bien e intentar remediar los problemas que, o bien no han sabido solucionar o bien han provocado por su mala gestión, los gestores salientes. Lo dicho hasta aquí parece lo más lógico, pero la cruda realidad se empeña en demostrar que esto está más bien cerca de la utopía política y la verdad de las cosas es muy diferente.

Desconozco los motivos por los cuales el Gobierno entrante tiene el deseo ardiente de cambiar todo lo que suene al Gobierno saliente, funcione bien, mal, regular o incluso no haya llegado a plantearse; es como si de llegar hacerse, uno quedará marcado por algún tipo de estigma desconocido que nada debiese envidar a las maldiciones bíblicas. ¿Miedo a reconocer los aciertos de los adversarios políticos quizás?, ¿incapacidad para controlar el impulso de dar un aire fresco y nuevo a todo?, no lo sé.

El mejor ejemplo de todo esto lo obtenemos cada legislatura, independientemente del color político que defiendan, con las reformas sobre las leyes de educación. Llevamos en España más leyes sobre reformas en la educación que los estudiantes ya no se diferencian por nivel educativo sino por reforma legislativa que han sufrido, y algunos de ellos, han pasado por más de una. La pregunta se hace evidente: ¿han servido de algo?, los análisis y los datos parecen demostrar que no, todo lo contrario, han empeorado la situación.

Los alumnos, los profesores, los padres, etc. deben decir basta de tantas reformas educativas en tan poco espacio de tiempo. Debemos exigir a los partidos políticos que se pongan de acuerdo y realicen un Pacto de Estado para solucionar de una vez los problemas. Uno reconoce que no es muy partidario de esa práctica política, pero algunas veces la necesidad y la realidad se imponen y debe hacerse lo que debe hacerse.

Y si algún día ese pacto llega a realizarse, dejémonos de hablar sobre cuestiones meramente superficiales como la obligatoriedad o no de la religión u otras cosas parecidas. España padece de un problema de educación básica, sobre todo en la secundaria. Es en este grado donde se obtienen los peores resultados y todo debido a la poca calidad de los contenidos de las asignaturas. En nuestro país ha tenido un importante desarrollo la pedagogía de la enseñanza, y ello es muy de valorar, pero ha sufrido una pérdida invalorable de contenidos. Ya no es que exista fracaso escolar, que los profesores no acierten con el método pedagógico para la enseñanza o no sepan motivar a sus alumnos; es que los que consiguen llegar a la universidad en su mayoría, lo hacen con unos conocimientos algunas veces muy precarios sobre materias básicas indispensables. Me refiero, por supuesto a la lengua y a las matemáticas.

Esa es la principal queja de los profesores de universidad, que asombrados comprueban día a día que sus alumnos no saben puntuar correctamente, no tienen hábitos de lectura, su dominio del lenguaje es muy reducido, que sus conocimientos matemáticos básicos de cálculo son rudimentarios en el mejor de los casos y en su mayoría inexistentes. Estos profesores, muchas veces, tienen que adaptar programas a un nivel que no les corresponde y, en algunos casos, verse en la necesidad de enseñar contenidos que debían haber sido aprendidos anteriormente.

La solución a los problemas citados se encuentra en potenciar los contenidos de la secundaria, sobre todo los básicos como el lenguaje y las matemáticas, pues si alguien no es capaz de comprender un texto y expresarse con claridad, si uno no es capaz de realizar ciertas operaciones y cuestiones matemáticas, con dificultad podrá desenvolverse en la educación superior. Con esto no quiero decir que otras asignaturas no sean importantes, pero haciendo una analogía, antes de poder comprar un deportivo, debo saber si tengo dinero suficiente para comer y tener un hogar. Una vez logrado esto, discutamos hasta la saciedad sobre la oportuna presencia o no de la religión, sobre si debemos enseñar como tocar una flauta alemana o como construir una mesa camilla con trozos de pasta. La casa debe hacerse desde lo cimientos y terminando por el tejado, y la casa que representa la educación en España tiene unos cimientos muy débiles, incapaces de soportar un tejado tan grande.

19 de agosto de 2005

Todos contra la OMC

La noticia: Faro de Ourense, martes 2 de Agosto de 2005, “Verín protagoniza una campaña contra la Organización Mundial del Comercio”.

¡Espectacular!, todo un pueblo con el puño en alto cantando la internacional socialista y vítores en contra de la todopoderosa OMC. Una villa, alrededor de unos 13.000 habitantes, perdida de la mano de dios al sur de la provincia de Ourense, en pie de guerra contra un organismo internacional encargado de fomentar el comercio internacional. Me imagino esa manifestación recorriendo las principales calles de la villa, con pancartas y banderas al viento, toda una multitud de personas con una misma idea, de hecho, todo un pueblo con la misma intención.

Yo emocionado, extasiado por ese clamor popular antiglobalización y anticapitalista, casi desempolvo una bandera de la antigua Rusia comunista; sin embargo, al seguir leyendo el resto de la noticia, la desilusión, el engaño, la amargura y la pena me invadieron al momento, no es todo el pueblo de Verín, como indica la noticia, sino unos pocos los que, valientes y llenos de razón, se erigen como defensores de los pobres y desfavorecidos, esos gallardos héroes modernos son nada más ni nada menos que, atención al dato, el SLG (Sindicato Labrego Galego), la Asociación O Grelo Verde y, aunque parezca sorprendente, el Concello de Verín. Ante tales paladines causas justas, mi sueño de otro mundo mejor es posible se va a pique.

Bromas a parte, pues si nos quitan el humor qué nos queda, no es mi intención aquí dar clases de estilo a los profesionales del diario Faro de Ourense, algo que muy acertadamente hacia Juanjo de la Iglesia en Caiga quien Caiga. Lo que si voy hacer es intentar dejar patente que, frente a la máxima de Descartes cuando proclamaba, al inicio de su obra Discurso del Método: “El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo...” [1]; la estupidez parece algunas veces mejor repartida que la razón y el buen sentido.

Uno puede entender que el SLG y una asociación como O Grelo Verde protesten contra la OMC, aunque con ello no defiendo ni siquiera justifico esa postura, pues como sindicato y como asociación hacen lo que deben de hacer, defender los intereses de sus afiliados, a pesar de no saber hacer esa tarea correctamente. Sin embargo, la presencia y apoyo del Ayuntamiento de Verín en tal acto, está totalmente fuera de lugar. Intentaré explicarme.

Suponemos que los miembros del Ayuntamiento de Verín, de cualquier ayuntamiento del mundo, deben poseer unos conocimientos mínimos de gestión, pues para esos han sido elegidos por sus conciudadanos, para gestionar lo mejor que puedan. Cualquier gestor un poco competente debería conocer unas ideas básicas sobre economía, aunque evidentemente no podemos pedir que sean licenciados en economía, si podemos exigir que sepa algo sobre el tema. Bien, por muy poco que uno conozca sobre asuntos de economía, lo mínimo es saber como funciona un mercado, es decir, eso de la oferta y la demanda. Pues personalmente, creo que en el Ayuntamiento de Verín, no existe ningún gestor o responsable que tenga idea de lo significa eso de mercado, ley de la oferta y la demanda, etc.; sólo así puedo entender que hayan decidido apoyar una manifestación contra la OMC bajo el lema: Precios Justos para Nuestros Productos (sic).

Evidentemente uno ha perdido la inocencia hace ya unos cuantos años y sabe que, al ayuntamiento de Verín, le importa un comino que los precios de los productos agrícolas locales sean justos o no, que los agricultores sean menos competitivos o no (verdadero meollo del problema), lo que busca es lo que buscan todas las formaciones políticas, es decir, permanecer en el poder, y apoyando a un sindicato y una asociación de agricultores, en un municipio como el que estamos hablando con una gran masa poblacional directamente o indirectamente relacionada con la agricultura, supone una suculenta maleta de votos.

Si realmente, tanto desde instituciones públicas locales, como desde sindicatos y asociaciones de agricultores, se pretende hacer frente al problema de los precios en la agricultura local ante la competencia internacional, los caminos van más allá que quedarse en una ineficaz e estúpida manifestación contra la OMC. Se deben buscar medidas que conviertan nuestros productos agrícolas en competitivos en el mercado internacional, y si no podemos competir por precio, debemos hacerlo por otros mecanismos como estrategias de marketing que destaquen la calidad del producto local, potenciar productos competitivos como los ecológicos y sobre todo, modernizar una producción que no es capaz de abaratar los costes de producción.

Para competir en el mercado internacional no basta con rabietas y lloros contra la OMC, sino ser competitivos, ser eficaces. Se imaginan que por ejemplo, que yo soy en dueño de una tienda de ultramarinos, la única de mi calle; pues bien, durante años he puesto los precios que he querido pues tenía el monopolio, pero amigos, hace un par de meses, se ha instalado otra tienda que ofrece mejores precios, más grande, con mejor servicio, etc. Lo que no puedo hacer es pensar que la culpa de que mi negocio este en bancarrota por culpa del competidor, sino de mi falta de previsión, de mi falta de capacidad para competir e innovar. No puedo coger y decir, como no soy competitivo, como no se como mejorar, háganse las subvenciones publicas, defiéndanme los organismos públicos, páguenme todos los ciudadanos con sus impuestos mi mala gestión empresarial.

Los agricultores que quieran oportunidades en el mercado internacional, en cualquier mercado, deben abandonar una visión de la actividad agrícola pasada e arcaica basada en una economía de subsistencia; es obligatorio que empiecen a verse y a pensarse como empresarios, sino nada tenemos que hacer por mucho que hagamos culpable de nuestros males a la OMC, el FMI, el BM, al capitalismo y a la globalización. Por otra parte, también es necesario que se esfume de una vez el nefasto paternalismo del gobernante por la industria agrícola, sobre todo en los países desarrollados. Como ya bien decía Hayek: “Aunque lo irracional y absurdo de la política agraria puede apreciarse acaso más patentemente en los Estados Unidos, tenemos que referirnos a otros países para darnos cuenta del enorme alcance que tales medidas, sistemáticamente aplicadas, (al agricultor) [...] –cuya cerril independencia se suele evocar como argumento para mantenerlo a costa del erario público –, hasta convertirlo en el más regimentado y supervisado de todos los productores” [2].

Además, imponer trabas al comercio internacional mediante aranceles, cláusulas de salvaguardia, medidas proteccionistas, etc. perjudica a todos, desde el productor que se acomoda y no es estimulado para competir e innovar, a los consumidores que sólo podrán comprar a precios de monopolio nacional, e incluso a los países pobres que dependen principalmente de su agricultura para salir de la pobreza.

BIBLIOGRAFÍA

[1] DESCARTES, René (1637): Discurso del método. Biblioteca de los Grandes Pensadores. Pág. 37.

[2] HAYEK, Friedrich A. (1959): Los fundamentos de la libertad. Unión Editorial. 6ª Edición 1998. Madrid. Pág. 470.