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12 de agosto de 2014

Luego se quieren llamar liberales

Dos noticias acaecidas entre este lunes y la semana pasada han llamado mi atención por como han demostrado el lado interventor, socialistas y liberticida de nuestros políticos. Y no me refiero al programa de PODEMOS y su iniciativa de renta básica universal.

La primera ha sido la noticia proveniente desde Rusia de la prohibición de importar productos de la Unión Europea, sobre todo agrícolas. La medida ha desatado la alarma entre los agricultores españoles, ya que el país ruso es uno de los principales importadores sobre todo de frutas y hortalizas nacionales. No han tardado mucho por tanto los agricultores españoles en pedir ayudas para evitar esa medida. Ahora muchos dirán que eso en un sistema menos liberal y con menos comercio libre no ocurriría. Lo que parecen no darse cuenta es que la medida es producto de una respuesta política a las medidas de bloqueo económico por parte de otros políticos y sus estados.

Los sindicatos agrícolas no han perdido el tiempo y ya han solicitado que la Unión Europea compre el excedente producido para que los precios se mantengan y no caigan ¡Fantástico! Empleados el dinero de los ciudadanos de la unión para comprar excedente y que los precios de nuestra cesta de la compra nos sigan saliendo igual de caros cuando podrían salirnos más baratos. Una lógica política de libro, si señor.

La nota cómica la ha dado como no, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (sic) en boca de la dueña de su cartera, la ministra Isabel García Tejerina que defiende el uso del dinero de todos para comprar el excedente debido a la situación inesperada provocada por Rusia y su prohibición pero también, a las extraordinarias condiciones medio ambientales actuales, es decir, que debido a que la climatología ha sido perfecta para la producción, el excedente es mayor y por tanto, hay que mantener artificialmente el precio a toda costa.

La otra noticia también tiene como protagonista a España y la Unión Europea, ¡como no!, pero se le suman dos actores más, Gibraltar y el Reino Unido. Resulta que el organismo europeo, ante una reclamación por parte de los comerciantes del otro lado del Peñón, ha decidido investigar si se producía algún tipo de fraude fiscal. Sus conclusiones, comunicadas a través de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude. OLAF (sic),  son que si, sobre todo en lo referente a blanqueo de capitales y mercado negro del tabaco. Las estimaciones que se manejan cifras entorno a los 1.200 millones de euros.

Bajo la óptica estatal, los malos son los individuos que se dedican al contrabando de tabaco, sin pararse a pensar ni un segundo, como se ha llegado a la situación en la cual, una serie de personas deciden ejercer dichas actividades porque las consideran muy lucrativas. Y si, ya digo ahora mismo que la culpa es de esa manía intervencionista del Estado.

El mercado del tabaco en toda la Unión Europea está excesivamente regulado con medidas que incluyen desde los lugares de venta y adquisición de licencias, etiquetado de los paquetes hasta los altos impuestos que este tipo de producto padece. La imposición fiscal al tabaco alcanza en España un 50% del precio de venta del producto, es decir, de cada 10 euros que pagamos por cartón, 5 son producto de impuestos. Teniendo en cuenta que la media del precio de un cartón en España ronda los 40 euros, estamos hablando de que 20 euros son impuestos.

Al otro lado de España, en Gibraltar, el precio del mismo es mucho más barato, unos 20 o 25 euros. No hace falta ser un experto en economía para darse cuenta de que mantener el precio de un producto por encima del precio de mercado que oferentes y demandantes pedirían, ocasiona un mercado negro y por tanto, contrabando. El estado crea las condiciones y luego no admite que se ocurran los hechos, otra magistral forma de actuación muy en línea con su forma de pensar.

Como no, la nota de color la vuelven a dar los políticos españoles, en este caso Carlos Floriano, diputado del Partido Popular, que en unas declaraciones en Onda Cero dice que "hay motivos para creer que se cometen delitos de contrabando de tabaco y blanqueo de capitales." Señor Floriano, ya se lo digo yo, si, se comente actividades de contrabando y blanqueo de capitales y se seguirán cometiendo, porque mientras la presión fiscal de este país sea como es y sus regulaciones mantengan el alto el precio de forma artificial, habrá siempre quien decida correr ese riesgo a cambio de las sustanciales ganancias que le esperan. ¿Quiere acabar con ello? Pues no regule más, sino menos y deje actuar al mercado de forma libre, verá que sorpresa.

Luego dirán algunos políticos que ellos son los liberales de verdad.

8 de noviembre de 2010

La importancia del camino y la meta

En Política Económica se diferencian por un lado lo que se denomina los objetivos de la "economic policy" y, por otro lado, los instrumentos. Los primeros hacen referencia a las metas o destinos a los cuales deben dirigir los esfuerzos los responsables económicos de la política económica, como por ejemplo el empleo, el control de la inflación, el crecimiento económico, etc. Para el cumplimiento de los anteriores objetivos, el "policy maker" cuenta con los instrumentos, que pueden ser definidos como el camino o ruta que debe seguirse para alcanzar el fin deseado. Es deseable y necesario por tanto, que objetivos e instrumentos se encuentren alienados para lograr los resultados buscados.

Sin embargo, actualmente no existe tal consenso entre la meta y el camino, como bien puede comprobarse de las palabras escritas por el economista y periodista Joaquín Estefania. En un artículo de opinión publicado para el diario "EL PAÍS" del día 8 de noviembre, bajo el título "Los talones de Aquiles del G-20", puede leerse: "[...] habrá de resolver la desavenencia planteada hace tres meses en Toronto: si el problema principal es el del crecimiento económico o el de la consolidación fiscal, que enfrenta por zonas a sus socios. Aunque sea un poco esquemático expresarlo de tal modo, resolver las dificultades de desempleo y de renta disponible es lo que exigen prioritariamente los ciudadanos mientras que los mercados (cada vez más exigentes) quieren la vuelta a fecha fija a la disciplina fiscal y la ortodoxia."

Bajo la perspectiva del Sr. Estefania, mercado y ciudadanos van cada uno por su lado, siendo el primero incapaz de dar respuesta a las necesidades del segundo, convirtiéndose el Estado en el agente económico que debe dar solución a las peticiones de la ciudadanía. Lamentablemente, la retórica intervencionista que defiende el autor no es la respuesta. Millones de euros gastados en políticas fiscales expansivas vía Gasto Público descontrolado, únicamente han servido para generar mayor desempleo, deuda estatal descontrolada, menor renta disponible futura debido a los aumentos impositivos que se están aprobando y serán aprobados en el futuro más cercano y; menor crecimiento económico. Sin contar la merma valiosísima que todo ello supone para la libertad individual. Es lo que suele ocurrir cuando se ignora al mercado y se cae en la fatal arrogancia que maravillosamente describe el maestro y nobel de economía  F. A. Hayek.

Si analizamos bien la propia cita de Joaquín Estefania comprobaremos que no existe contradicción entre lo que los ciudadanos reclaman y lo que el mercado exige. Los primeros nos marcan la meta y el segundo el camino, en términos de Política Económica podemos decir que los ciudadanos quieren alcanzar los objetivos de empleo, renta y crecimiento económico; mientras que el mercado señala que para ello debemos utilizar los instrumentos de una política fiscal restrictiva y disciplinada combinada con una vuelta al control del Gasto Público. Como acertadamente señala el liberalismo, el único mecanismo capaz de dar una respuesta correcta y eficaz a las demandas y necesidades de los individuos es el mercado. Mientras nuestros gobernantes sigan enfrentándose al mercado, mientras sigan pensando que ellos son la solución y se dejen aconsejar por las soluciones de economistas como Joaquín Estefania, la salida de la crisis será larga y el final del camino que todos deseamos nunca será alcanzado.

15 de mayo de 2010

¿Y ahora quién nos salva de Keynes?

Hace un tiempo coloqué un vídeo de rap sobre uno de los debates más importantes y actuales que se dan en teoría económica. Ambas posturas, resumidas muy mucho, dicen:

a) Keynes: Cuando una economía entra en recesión, es necesario que el Estado complemente la falta de demanda privada a través de la demanda pública vía gasto. Así, se fomenta el consumo, que redunda en la actividad y evita una caída del desempleo. Para más inri, el Gobierno debe ser muy duro con los ahorradores, pues el ahorro frena el consumo presente, lo cual perjudica la actividad económica. De lo que se trata es de inundar la economía de dinero a través de una política fiscal y monetaria laxa.

b) Hayek: Como todos los economistas de la Escuela Austriaca de Economía, nos dice que la culpa de los ciclos económicos se deben a expansiones crediticias previas, que provocan una valoración irreal de los riesgos que se asumen a la hora de invertir. La economía tiene tanto dinero circulando que llegado un punto, todos los proyectos de inversión futuros parecen rentables. Al cabo de un tiempo, la economía acabará recalentada, donde la subidas de precios deriven en una inflación peligrosa, llevando a los Bancos Centrales a cortar por lo sano el torrente de dinero fácil. Es en ese momento, cuando la falta de liquidez comienza a pasar factura a los proyectos que anteriormente parecían rentables pero que, ahora ya no lo son. El excesivo endeudamiento de la economía comienza a provocar un aumento de ahorro, para pagar las deudas, provocando un descenso del consumo, la productividad y por tanto, un aumento del desempleo.

Para Hayek, las soluciones keynesianas basadas en mayor gasto público, son como dar más alcohol a un borracho con resaca, es decir, solucionamos el dolor de cabeza a corto plazo, pero no erradicamos el problema real que es la adición al dinero barato. Además, los estados tienden a gastar en momentos de debilidad económica por encima de sus posibilidades de recaudación fiscal, lo que origina deuda estatal provocada por ese déficit fiscal. Agravando aún más la situación. ¿Por qué?

Porque esa deuda deberá ser algún día pagada, pues debemos recordar que el Estado no es productivo, sino que se financia básicamente vía impuestos. Si tenemos una política fiscal expansiva con aumentos del gasto público y sin subidas de impuestos, acabaremos con falta de dinero y endeudados.

Ese es el problema español. El Gobierno del Sr. Zapatero sumó a las promesas populistas como los 400€ y el cheque bebé (criticadas en su momento por tener un coste muy alto), un aumento espectacular del gasto público para políticas sociales de toda índole. Tras dos años en recesión, con una caída significativa de la recaudación fiscal y un gasto sin control, el déficit comenzó hacer acto de presencia. Y ese déficit tuvo que ser financiado, ante la negativa de subir impuestos, vía emsión de deuda.

Deuda que compran los fondos internacionales a los que tanto se acusa de especuladores, pero que al fin y al cabo son los que han permitido seguir gastando alegremente a este gobierno en sus medidas tan imprudentes. Ahora, los mismos fondos ven que nuestro Gobierno no hace nada para evitar seguir gastando, y tienen miedo de que no acaben pagando lo que les deben, por eso no quiere saber nada de nuestra economía. Exigen tipos de rentabilidad más alta para hacerse con nuestros bonos  de deuda, huyen de nuestras empresas y alejan las inversiones. El problema es de tal magnitud, que hasta el Euro, del que forma parte España, comienza a verse como una moneda que pierde valor, ocasionando que los tenedores de euros deshagan sus posiciones y prefieran hacerse con otra moneda de más valor.

Otra vez más, Keynes parecía ser nuestro salvador del desastre como en los años 30, sin embargo, al igual que entonces, la aplicación de sus medidas nos lleva a una crisis de deuda estatal, desempleo y estancamiento económico como el ocurrido en los años 70. ¿Ahora, quién nos salva de él?

30 de marzo de 2010

El que la sigue la consigue: aires de boda entre Caixanova y Caixa Galicia.

Al final parece ser que el destino de las cajas gallegas parece el mismo, la fusión. A los ciudadanos de a pie se nos ha vendido dicho desenlace como el único posible y válido para salvaguardar el futuro de Galicia. Lo que más lamento es que los argumentos esgrimidos por los defensores de las esencias patrias han sido escasos en lo verdaderamente importante, lo económico, y muy prolijos (en todas sus acepciones), en lo ideológico y lo simbólico. Un repaso a las columnas de opinión de la prensa autonómica, televisión, radio e internet lo demuestran. Pocas ha sido las voces discordantes de ese discurso oficial, ya no contrarias a la fusión, sino que pidiesen cautela y un poco de racionalidad al proceso. Como siempre, el aparato intervencionista se muestra mucho más capaz de convencer a la opinión pública con discursos retóricos y proteccionistas, dejando poco terreno a argumentos que defienden un mayor espacio para el libre mercado.

En mi blog he defendido por activa y por pasiva, el NO intervencionismo de la Xunta, por considerar, ya no por motivos ideológicos afines al liberalismo (que los tengo), que dicha fusión no surgía de una verdadera necesidad y motivación económica, sino política. ¿Que significa esto? Pues que la solución de los problemas que rodean a las cajas de ahorro gallegas no se van a solucionar con una medida política, pues esta solución perpetua y agrava el gran fallo del sistema de cajas, su dependencia del poder político. Sin embargo, analicemos con los pocos datos posibles futura caja que nace.

Antes de comenzar, nobleza obliga a reconocer que ni mucho menos soy un experto en esto que los anglosajones llaman técnicamente merger&acquisitions , que en castizo mercantil traducimos por fusiones y adquisiciones. Mis pocos conocimientos sobre el tema no impiden que leyendo de aquí y allá, concluya que para que dicho proceso de unión salga adelante, deben cumplirse una serie de condiciones previas fundamentales, que pueden recogerse en los motivos que originan dicho resultado.

Esquemáticamente pueden clasificarse en tres las motivaciones que nos llevan a adoptar una fusión:


No hace falta ser un experto en M&A para darse cuenta que en la unión de Caixanova y Caixa Galicia precisamente han primado por su ausencia principalmente las motivaciones económicas. Basta leer el gráfico para percatarse de que las motivaciones personales e híbridas han guiado el proceso. ¿Por qué?:

A.- Las mejoras de los ratio financiero económicos no parecen que mejoren de forma espectacular. Los pocos datos que han visto la luz del informe encargado por la Xunta a la empresa KPMG nos dicen:
  • El ROE (Return on equity), un indicador que nos señala el beneficio que obtiene un inversor sobre el capital aportado, se eleva a un 13,2% en la nueva entidad, frente a un 7,95% original en Caixanova y un 4,51% en Caixa Galicia. Debemos tener cuidado con este dato, ya que como este indicador divide beneficios netos entre pasivo neto (capital social + reservas), la partida de reservas desvirtúa la comparativa pues la dotación a esta cuenta contable no es de igual cantidad en ambas cajas. De hecho, Caixa Galicia ha dotado provisiones a reservas en mayor cuantía que su vecina de Vigo, por eso su ratio sale tan bajo. Se ha aumentado el numerador por las suma de ambos beneficios, pero la suma del denominador no es una imagen fiel del pasivo neto de las dos entidades por las mencionadas reservas.
  • El TIER 1, ratio que mide la solvencia de las entidades bancarias, tiene un límite establecido por el Comité Bancario de Basilea en el 8%. La fusión de ambas consigue superarlo por escaso margen con un 9,0%.
  • La eficiencia, que mide el gasto en el que incurre una entidad bancaria para ganar 100 euros, arroja un resultado de un 47,7%, frente a un 41,0% de Caixanova y un 45,8% de Caixa Galicia. Este es uno de los indicadores más llamativos, pues muestra que la fusión no supone una ganancia en eficiencia realmente importante, sino más bien todo lo contrario. Recordemos que el ratio de eficiencia medio del sector bancario en España es, a datos del 2008, de 44,4%.

B.- Otro tema del que tampoco se ha hablado mucho es que una fusión debe ser capaz de mejorar las sinergias de una empresa. ¿Qué significa eso de sinergias? La capacidad obtener ventajas que por separado ninguna de las partes podría obtener. ¿Existen? Por supuesto que sí, pero menores a los recortes necesarios que van a tener que llevar a cabo si desean aprovechar dichas sinergias. ¿Por qué? Porque los modelos de negocio de ambas cajas están duplicados en el territorio original, produciéndose un solapamiento de oficinas y actividades preocupante. Esto supone que van a tener que cerrarse sucursales y despedir a gente (leer más adelante) en mayor cantidad que si la fusión se hubiese realizado con una caja como Bancaja (Valencia) o Caja Madrid pues su presencia en Galicia es mucho menor.

C.- Finalmente, no puede ocultarse que el verdadero interés de los poderes políticos es seguir contando con una entidad financiera que cubra sus programas políticos. Ese es el gran vicio del sector de las cajas. Y ese defecto, no se soluciona porque la composición de la nueva entidad refuerza la presencia de la Xunta y los ayuntamientos en la Asamblea.

Hasta ahora de hecho, todos los mensajes y discursos han insistido en lo beneficioso del proceso, pero el informe de KPMG reconoce que la fusión supondría nada más ni nada menos que el cierre de 280 oficinas y el despido de 1.300 empleados. Algo lógico teniendo en cuenta que las dos cajas comparte mercado principal y por tanto, la duplicidad de oficinas es escandalosa (ver mapa). A todo ello se suman las luchas internas por lograr las sedes oficiales, que en un proceso de fusión "normal" intentarían ahorrar costes, aquí por lo visto, esa lógica financiera parece no cumplirse, pues según informaciones en prensa, lo pactado es localizar la sede social en Santiago de Compostela con dos sedes operativas en A Coruña y en Vigo. Donde antes había dos y lo lógico es que quedase una, de la fusión resultan tres. La eficacia y la eficiencia política en cuestiones económicas siempre tan ausente.

18 de marzo de 2010

Galicia: falacias y mitos sobre su economía

Leo con asombro y tristeza el editorial del Sr. Rey Fernández-Latorre, presidente y editor de La Voz de Galicia, sobre las dificultades económicas que atraviesa Galicia. Bajo su perspectiva, además de la crisis que nos atenaza, se ciernen sobre el suelo gallego un proceso de fuga de capitales autóctonos hacia capitales foráneos. Dicho proceso tendrá como consecuencia, según su opinión, la destrucción del tejido económico y empresarial gallego y, por tanto, hipotecando el futuro de la Comunidad Autónoma.

Escribe el Sr. Rey:
"Está aún reciente la entrega a capital foráneo de nuestros recursos energéticos y nuestros ríos a cambio de nada. Asistimos en vivo y en directo al declive de nuestro sector lácteo, arruinado por la inacción de los gobiernos gallego y español y engullido por la codicia de nuestros competidores, ávidos de aprovechar sus ventajas en el desigual mercado común. Tiramos por la borda la que antes fue imbatible potencia pesquera y somos incapaces de sacar partido a nuestros recursos para convertir a Galicia en lo que por naturaleza le correspondería: ser la primera referencia de Europa en el sector de la acuicultura. Y por si todo esto no fuese suficiente, mientras soportamos el coste de instituciones superfluas como cámaras de comercio, diputaciones o Senado, ahora ponemos en grave riesgo la pervivencia de uno de los pilares fundamentales en los que se basa el funcionamiento de la economía gallega."
El discurso es tremendista, atávico, localista, populista y sobre todo victimista. Parece ser que todo mal acaecido en Galicia es producto de fuerzas foráneas confabuladas en un sutil plan para destruir la riqueza gallega. Palabras que traen ecos de un discurso pasado ilustrado por Castelao y que ha servido para llenar los relatos políticos nacionalistas de los últimos tiempo.

Este tipo de mensajes únicamente consigue dos cosas:
  • demostrar la incapacidad para entender la complejidad de la globalización por parte de quien lo defiende y,
  • introducir en el mainstream argumentos falaces y falsos, que dotan de una falsa percepción a la opinión pública sobre los temas que trata.

En el primer caso, me preocupa que alguien a cargo de un mass media como La Voz muestre un desconocimiento tan grande de los procesos globalizadores y sus efectos. La línea seguida por el editorial cae en el error de defender argumentos contrarios a la globalización, que ya varios expertos como Xavier Sala i Martín o Guillermo de la Dehesa han refutado. La insistencia en la idea o mito de que el capital sigue a la bandera es precisamente eso, un relato fantástico. Como ya indiqué en su día en otro artículo,
Las necesidades de Galicia se verán cubiertas siempre y cuando las empresas presentes en ella sean eficientes, flexibles y capaces de adaptarse a esas necesidades cambiantes. Así lo hacen Inditex, Pescanova, Zeltia o Bluesens pero también Citroën, Coca Cola o Alcoa Inc.
Bajo la óptica del Sr. Latorre un francés podría esgrimir los mismos argumentos para atacar la compra de Seabel por parte de Pescanova, o lo mismo un inglés o un sueco cuando CZ Veterinaria compró parte del negocio a la anglo-sueca Astrazeneca.

Si nuestro sector lechero no ha sido capaz de ser más competitivo, a pesar de los miles de millones de subvenciones que recibe vía PAC, es porque quizás ha llegado el momento de una reforma del sector auténtica. Los costes se disparan y los precios se mantienen o bajan debido a la competencia y a los intermediarios, esgrimirán algunos, cierto contesto yo, pero ¿qué medidas de cambio se han adoptado en las explotaciones ganaderas?, ¿No habrán permitido las subvenciones sustentar en estado de coma un sector que quizás, debería estar mejor dimensionado?. Nuestros codiciosos competidores, como menciona el Sr. Latorre, lo son en igual medida que nuestro codicioso Sr. Ortega, que con INDITEX y gracias a ese "mercado desigual", que tanto aborrece el editor de La VOZ, ha conquistado los mercados de la moda de todo el mundo. No podemos estar, como dice el refrán, "en misa y repicando". No podemos ser defensores del libre mercado cuando las cosas nos favorecen y culparle cuando las cosas se tuercen.

Otra falacia defendida a capa y espada por la editorial, es la necesidad de un sistema financiero gallego, para que dé respuesta a las necesidades de financiación del tejido empresarial autóctono. Es un error ya pensar en la existencia sistema financiero local, pues como la crisis nos ha demostrado de forma muy clara, si algo caracteriza al mundo de las finanzas, es su contexto global. Además, el flujo financiero de actores con capacidad de financiación a actores con necesidad de financiación, que es el esquema básico del sistema financiero, como ya he dicho, no entiende de banderas y fronteras, siempre y cuando no esté en manos del poder político.

Es precisamente la intromisión política en nuestras cajas la que les ha llevado a la situación, en algunos casos no en todos, en la que se encuentran. Las cajas han sido usadas como meros instrumentos de recursos financieros para llevar a cabo todo tipo de proyectos con un único fin, en muchos casos, el electoralista. Proyectos que no garantizaban una viabilidad, un retorno de la inversión y que únicamente buscaban incansablemente el voto de los ciudadanos. Estado Central, Autonomías, Diputaciones y Corporaciones Locales financiaron obra pública, servicios y empresas públicas en la mayoría de los casos innecesarias, otras veces duplicadas o triplicadas. Bajo la óptica simplista de si el vecino tiene piscina, nosotros no vamos a ser menos y la tendremos climatizada, dando igual si el proyecto es viable a largo plazo o los costes de mantenimiento que generará, se ha dilapidado dinero público en cantidades desorbitadas.

Además, la financiación de nuevos proyectos empresariales no depende de la existencia de un grupo financiero gallego, sino de que esos proyectos sean creíbles y rentables en el futuro. En la actualidad no sólo las entidades bancarias ofrecen financiación a empresas y emprendedores, sino también empresas financieras como los "venture capital", capital riesgo, que son mucho más agresivos a la hora de financiar nuevos proyectos y asumiendo un mayor perfil de riesgo del que suelen aceptar las entidades bancarias clásicas. Para más inri, le puedo asegurar al Sr. Latorre, que si un emprendedor gallego o un empresario gallego, necesita financiación y presenta un plan de negocio o un plan de viabilidad de la inversión creíble, no habrá entidad bancaria que le niegue dicha inversión, se trate de un banco estadounidense, alemán, francés, japonés o de la Patagonia.

Lamentablemente, lo que el discurso esconde es la auténtica naturaleza del problema económico gallego, y lo hace bajo la excusa del victimismo. Las espadas de Damocles sobre nuestro tejido económico y social son la falta de una auténtica cultura empresarial, donde al empresario se le percibe como al enemigo, donde los jóvenes siguen prefiriendo el empleo público al riesgo de emprender una aventura empresarial. Donde los organismos políticos no hacen nada por mejorar esa tendencia, ni por facilitar el establecimiento de nuevas empresas, ni por rebajar el papeleo burocrático, ni reducir las tasas e impuestos. Con un sistema educativo pobre que sigue premiando el conformismo, la complacencia y olvidándose de fomentar los verdaderos valores del esfuerzo, la dedicación y el trabajo. Una estructura laboral incapaz de entender la necesidad de la movilidad y la flexibilidad, donde emigrar se sigue viendo como un destierro y no la búsqueda de oportunidades y la posibilidad de aprender conocimientos que luego se pueden importar. Con leyes restrictivas al libre comercio en cuanto a horarios, localización, etc. y que bajo impuestos ridículos dicen defender valores como el ecologismo, los intereses de las PYMES, etc. y lo que realmente esconden es la necesidad de seguir financiando políticas públicas inútiles.

No Sr. Latorre, el verdadero problema de Galicia no es que el capital extranjero o foráneo compre capital gallego, sino la mentalidad de seguir pensando que los de "fuera" vienen a quitarnos lo que es nuestro, de que la culpa es de ellos. No es culpa de que nos quedemos sin cajas que financien capital autóctono, sino que no hay nadie dispuesto a crearlo, ni políticos con valentía para facilitar esa creación. Los discursos basados en la dependencia, el populismo, con miradas localistas sobre una economía global, no conducen a un futuro prometedor. Si queremos dejar a nuestros hijos una Galicia mejor, debemos empezar por cambiar nuestros relatos discursivos y aplicar medidas acorde con un sistema económico globalizado.

9 de marzo de 2010

Vicenç Navarro, sus avalanchas liberales y las pensiones.

Me envía un buen amigo vía facebook la última reflexión del politólogo y economista español, titulado "La avalancha liberal contra las pensiones". En el mencionado texto el Sr. Navarro nos ofrece por un lado una clase magistral sobre la media y el mal uso de ella por los mass media, los organismos internacionales pro-liberales y todo aquel que no comparta su visión sobre el mundo. Cual iluminado con la misión sagrada de abrir los ojos al ignorante, cae en la pedagogía burda, prepotente y ramplona y lo que es peor, en el intento de formar al inculto, cae en la demagogía más barata.

Cito:"Lo que ha estado ocurriendo en España (y en Europa) es que la mortalidad infantil ha ido disminuyendo de una manera muy marcada, con lo cual la esperanza de vida ha ido aumentando, pasando de 76 años a 80 años. Ello no quiere decir, como habitualmente se asume, que el ciudadano español medio viva cuatro años más ahora que hace veinticinco años." Para que ello fuese cierto, las cohortes de edad de los mayores de 65 años deberían mantenerse más o menos estables, algo que sabemos no es cierto. La pirámide poblacional española está adelgazando en la parte baja y aumentado en la parte más alta, es decir, donde aparecen reflejadas las personas con más edad. Pero para quedarnos tranquilos y con datos, vayamos a un ejemplo más extremo. Comprobemos que ocurre con aquellas personas mayores de 85 años en nuestro país.

En el informe de de la Caixa de Catalunya titualdo: "Envejecimiento y dependencia en España: el creciente papel de la población de 85 años y más" arroja los siguientes datos. En 1982, en valores absolutos, la población de mayores de 85 años era de 285.000 personas, en el 2008 era de 917.000 personas. Esto supone un incremento de 632.000 personas. Si ello no supone que la gente vive más, que venga el Sr. Navarro y me lo explique. Pero vayamos más a fondo.

La Tasa anual media de crecimiento de la población española de 1982 a 2008 es de 0,67%. En la cohorte de edad de 0-14 es de -1,34% y la de 85 y más es de 4,43%. El crecimiento acumulado para el mismo período de estudio es para la cohorte más joven de un -30,5% y para la segunda cohorte de 222,1%.

Como nuestra esperanza de vida sigue creciendo, podemos ver que ocurrirá en el período 2008-2025. En valores absolutos la población de 0-14 años es en 2008 de 6.620.000 personas y en 2025 de 7.374.000, con un incremento de 755.000 personas. En la cohorte de 85 años y más, para el primer año tenemos una población de 917.000 y para el año 2025 de 1.615.000, con un incremento de 698.000 personas. El porcentaje acumulado para la población más joven del estudio, es de un 11,4% mientras que la segunda es de un 76,1%, con crecimientos medios anuales para los de 0-14 de un 0,6% y para los mayores de 85 de un 3,4%. Creo que queda claro que a pesar del intento de magisterio del Sr. Navarro, los datos parecen querer contradecirle.

Pero no es la única trampa y media verdad que intenta colarnos en el mencionado texto, el profesor Vicenç Navarro. En la siguiente hoja de cálculo con los datos del propio Sr. Navarro y los del mencionado informe de Caixa Catalunya; podemos ver la necesidad de una reforma de las pensiones y la falta de sostenibilidad del mismo, por mucho que Sr. Navarro diga lo contrario.

El problema de nuestro sistema de pensiones es que tiene estructura piramidal, al igual que los últimos escándalos financieros en nuestro país como el caso del Forum Filatético o, a nivel internacional, el caso Madoff. Es curioso como lo que para unos es ilegal, cuando el chiringuito lo dirigue el Estado, se convierte en algo perfectamente legítimo. Pero éste no es el tema que nos ocupa. Como ya he dicho, ya que nuestro sistema de pensiones es de reparto y piramidal, necesita que una base se haga cargo de los pagos de los que están en la punta, es decir, los que trabajan pagan con sus contribuiones a la Seguridad Social, no sus futuras pensiones, sino las pensiones de los que en ese momento está jubilados.

Así, en 2008 un trabajador paga de media a las arcas de la Seguridad Social, 3.598,40€ anuales. ¿Cuánto tendrá que pagar en el año 2025 con las previsiones demográficas españolas? Pues nada más ni nada menos que 14.977,76€ al año, esto supone un incremento del 316% en la carga de cotizaciones a la seguridad social. Esa cifra es la que se niega a ver el señor Navarro cuando dice que no vamos a tener problemas el pago de las pensiones. ¿Por qué?, pues porque la tasa de dependencia, aquella que mide a cuantas personas de 65 años o más soporta una persona en edad laboral, pasa en 2008 de un 24,10% (dos personas jubiladas por trabajador) a un 30,31% en 2025 (tres personas por trabajador).

"No hay un problema grave de viabilidad en el sistema de pensiones en España, lo cual no quiere decir que no haga falta hacer cambios (como la flexibilización voluntaria en la edad de jubilación) que mejoren no sólo las cuentas sino la equidad del sistema. Pero, entre estos cambios, no debieran incluirse los sugeridos por la sabiduría convencional liberal que ha mostrado ser lo que es: la mera defensa de intereses de clase." Lo que usted diga Sr. Navarro, pero los datos parecen empeñados en llevarle la contraria, aunque siempre podrá usted acusarles de liberales, o mejor, de ultraliberales, etiqueta que tanto les gusta a los progresistas como usted, más preocupados en el fondo de seguir manteniendo la vaca sagrada que les da de comer, entiéndase el Estado de Malestar, que dejar paso al mercado.

23 de febrero de 2010

El miedo al libro digital

Dice el refranero español que "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar". Y eso debería estar haciendo la industrial editorial en el mundo y, por ende, en España. Sin embargo, lejos de tal actitud previsora, las empresas editoriales están cayendo en los mismos errores que sus primas las discográficas. Luego vendrán los lloros y las pataletas. Y sospecho que el Sr. Jaume, editor de Lumen, será uno de los que use el pañuelo.


Andreu Jaume publica un artículo en El País de hoy, bajo el título "El ágora digital", donde plantea una alegoría de Internet como un ágora o plaza pública de la Grecia Clásica, cito textualmente: "Por encima de todo, Internet es una nueva plaza pública..." . Y, ¿cuál es la pretensión del Sr. Jaume sobre ese lugar de reunión?, "una jerarquía y una organización que permitan un tráfico regulado." ¿Les suena de algo su discurso? Es el mensaje de los vencidos, los perdedores, los fracasados que incapaces de levantar el vuelo y plantar cara a los nuevos retos tienen su jugada en una sola cosa: el control.


Los retos que plantea la nueva economía, ejemplificados en el mundo de Internet, pueden verse de dos formas, bien como amenazas a nuestro modelo de negocio ante las cuales debemos atrincherarnos y usar todos los mecanismos a nuestra disposición para no cambiar o bien, pensar que se abren multitud de oportunidades para adaptar nuestro modelo de negocio al mercado cambiante. Los empresarios de éxito comprenden que los modelos de negocio no son eternos y que el mercado marca las pautas para el triunfo. Si no se lo creen pondré unos ejemplos.


Muchos seguro que conocen a la multinacional finlandesaNokia y muy posiblemente lleven en sus bolsillos o abrigos un móvil fabricado por la compañía. Lo que muy pocos saben es que Nokia fue fundada en ¡1865! y es casi seguro que por aquel entonces, su modelo de negocio no podía ser la telefonía móvil. De hecho la empresa afincada en Finlandia se dedicaba en sus orígenes a obtener ¡pulpa de madera! con la que fabricar papel.


Otro ejemplo es Siemens un enorme conglomerado alemán que se dedica actualmente a actividades tan diversas como sistemas de comunicación, tecnología sanitaria, soluciones tecnológicas para empresas (IT Services ), transporte y automoción, generación de energía, software, etc. Se fundóen ¡1847! en Berlin y cuando esta cuidad pertenecía al estado soberano de Prusia. Comenzó sus actividades estableciendo cables para ¡telégrafo! .


Se imaginan que las dos compañías anteriores mostrasen una actitud inmovilista y reaccionaria al cambio tecnológico y se enrocaran en seguir con sus desfasados modelos de negocio. El resultado sería claro, a día de hoy estarían muertas y nadie llevaría un móvil Nokia en sus bolsillos o sería escaneado en un hospital por un escáner médico de Siemens.


Pues esa es la pretensión del Sr. Jaume, enrocarse en su modelo de negocio y ver las oportunidades de Internet como una amenaza que necesitan control. ¿Cuáles son sus argumentos para defender dicha necesidad de control? El papel social del editor como figura capacitada para enlazar a los autores con el gusto del público lector. En sus propias palabras: "un editor cumple una evidente función social, inspirada en el criterio con que construye su catálogo y orientada a mediar entre el autor y su público ideal; una labor que, en última instancia, ayuda a configurar ese espacio común: el ágora de la polis. " Trabajo en la que no está solo y se necesita de la figura del crítico, pues "Para culminar su trabajo satisfactoriamente, el editor necesita otra figura que últimamente parece condenada al ostracismo: el crítico. Sin crítica no hay literatura porque simplemente no hay lectura eficaz. Si el editor, para entendernos, representa al autor, el crítico se erige como abogado del público, aunque muchas veces impugne o condene su gusto."


Dicho lo dicho, parece que ya sabemos cual es para el Sr. Jaume el perfil de lector preferido, aquel que no tenga la más mínima capacidad crítica para decidir sobre un libro o una obra. Por mucho que reniegue de caer en un elitismo cultural, "No se trata ahora de oponer un elitismo pueril", se ve abocado a ello sin remedio por su concepción de un individuo inmaduro, incapaz de tomar sus propias decisiones y necesitado en todo momento de alguien que guié sus pasos. Ideas que el mismo expone en el texto: "La Red permite sin duda la ampliación del derecho fundamental a la información y la cultura, pero pone de manifiesto también el problema cada vez más ominoso de la educación. El crítico inglés James Wood ha dicho con mucha gracia que Internet es como una fiesta a la que uno llega cuando todo el mundo está ya muy borracho. Y ya se sabe que para estar a la altura hay que beber muy rápido y perder la conciencia cuanto antes. Como lector agradezco todavía, en este sentido, que haya quien tenga la autoridad suficiente para hacer callar e incluso para echar al más pesado de la fiesta." Él, por lo visto, no se ve suficientemente capacitado para no beber si no lo desea, necesita de una autoridad superior que le obligue a ello. Estamos ante una de las características más nefastas del paternalismo del Estado de Bienestar, tanto en cuanto crea individuos sin capacidad de adquirir responsabilidades propias.


Visto todo lo anterior no es de extrañar también su actitud ante el mercado, "Sin una respuesta crítica, tanto el autor como el editor acaban trabajando exclusivamente para el mercado, un camino que inevitablemente conduce al totalitarismo intelectual, gobernado por una sola idea y donde nadie exige nunca nada a nadie.". Podemos comprender así que la mayoría de editoriales de este país necesite subvenciones para seguir publicando libros y poder seguir sobreviviendo. ¿Para qué escuchar al mercado? Es mejor sacar cerca de 75.933 libros nuevos al año (dato correspondiente a 2.007) independientemente de si se venden o no, o si existe capacidad humana lectora para ese ingente volumen de publicación.


Frente a ese totalitarismo intelectual que el Sr. Jaume parece temer por culpa de internet, les dejo unas palabras del filósofo Gabriel Albiac pronunciadas en el programa deLibertad Digital Debates en Libertad: "La Filosofía en estos momentos tiene un instrumento en el uso de la informática maravilloso, algo tan sencillo y elemental como poder tener en tu casa la totalitad de los libros de la Biblioteca Nacional Francesa, por ejemplo, y de una inmensidad tal como la de las bibliotecas norteamericanas."


Es evidente por tanto que el Sr. Jaume tenga miedo, pero no de esa falsa amenaza de totalitarismo intelectual, que ahora padecemos en manos de las editoriales, sino de perder el poder de intermediación que tiene.

21 de mayo de 2009

Ingenieros, mercado de trabajo y la necesidad de cambio del modelo económico

"Me pagan una miseria. No aprendo nada. Mi jefe no tiene ni idea." con esas palabras comienza un artículo de El País sobre la precariedad laboral y la falta de un plan de carrera para los ingenieros españoles.

Esa frase resumen a la perfección la situación de muchos ingenieros en nuestro tejido productivo actual:
- sueldos bajos para los supuestos años invertidos en la preparación.
- puestos de trabajo mal definidos.
- jefes de cargo, no líderes de equipo.

La obtención de un título de Ingeniería Superior y Técnica en España se encuentra en los cinco y tres años respectivamente, por lo menos así era antes de la reforma de Bolonia. Plazo de tiempo que se cumple siempre y cuando se aprueben todas las asignaturas en un plazo máximo de dos convocatorias y se termine el proyecto de final de carrera en el último año, es decir, trabajo, trabajo, trabajo y dedicación.

¿Se ve premiado ese esfuerzo? En la mayoría de los casos no. Los ingenieros acaban en puestos de trabajo cuyas características ya hemos descrito: bajos sueldos, empleos rutinarios y sin posibilidades de mejora futura. ¿Por qué? Básicamente a dos cosas: a) la sobrecualificación que disponen para las tareas que se les encomiendan; b) la falta un management profesional en las empresas españolas, sobre todo las pymes.

España sufre un síndrome que puede clasificarse como "titulitis". Bajo esa enfermedad, parece ser indispensable para cualquier responsable de RR. HH. de una empresa que todo trabajo deba ser cubierto por una persona con un título, a ser posible univesitario. Ello nos lleva a que trabajos cuyas necesidades hubiesen sido cubiertas con perfiles más bajos, sean cubiertnos con perfiles donde los empleados superan con creces las demandas del puesto, siendo infravalorados.

El origen de esa situación podemos encontrarla en la mala imagen que hasta hace poco, tenían los profesionales provenientes de la Formación Profesional. Muchos de los puestos que debían ser cubiertos por ellos, eran ocupados por titulados superiores. Se imponía el estereotipo de que cuanto más estudiado mejor preparado, independientemente de las condiciones y necesidades del trabajo a realizar.

La falta de una dirección empresarial profesional y de calidad se encuentra sobre todo en nuestras PYMES, pero no es exclusivo de ellas. No puede culparse de ello por completo a los emprendedores y empresarios, ya que aquí es donde nuestro sistema educativo tiene su gran fallo. Nuestras escuelas y universidades no preparan para emprender, sino para crear funcionarios públicos. A ello hay que sumar la lejanía y el desconocimiento de la realidad empresarial en las aulas, y de las aulas en la empresa. La ignorancia es mutua en este terreno.

Sin embargo, quid del meollo, está en la gestión de los responsables de Recursos Humanos en las empresas. Y en este terreno, en España aún queda mucho por hacer para realizar una tarea del gestión del conocimiento y los recursos humanos eficaz, eficiente y de calidad.

Existen buenos profesionales en el ámbito de los RR.HH. pero necesitamos más, pero sobre todo, necesitamos que las diferentes direcciones de empresa vean la utilidad vital del departamento de RR. HH. como algo más allá de los meros encargados de realizar nóminas, contratar gente y despedir empleados. Y para ello, la receta de siempre: formación, formación y más formación.

La situación que por lo tanto viven muchos ingenieros es un factor clave para ver nuestras posibilidades para cambiar nuestro modelo productivo. En ellos y otros profesionales, pero en ellos, está la capacidad de poder dar un giro radical a nuestro modelo de sol, playa y ladrillo. Su mala situación es el reflejo de nuestra mala situación económica desde el punto de vista estructural.

Las políticas de I+D+i, de sociedad del conocimiento y de información, de nuevas tecnologías, etc. no pueden llevarse a cabo si no disponemos de los recursos necesarios y, una parte vital de dichos recursos son los humanos. Todo lo que no sea incentivar los estudios técnicos y científicos, favorecer los valores que caracterizan a un emprendedor, de fomentar la iniciativa, la competencia, la profesionalidad y el afán de superación dejan en el mero intento cualquiera de las políticas arriba mencionadas tan necearias.

¿Significa ello más ingenieros y menos sociólogos, economistas o filósofos? No. Porque todos son necesarios con sus cualidades profesionales, porque todos son igual capaces para la creatividad, para emprender, para crear las empresas del nuevo siglo. Pero reconozcamos por lo menos a los primeros, que en lo que se trata de nueva economía o economía del conocimiento y la tecnología, tienen algo más que decir. ¿Se imaginan que les dejamos, les fomentamos, les oímos y trabajamos juntos? Pues no se lo imaginen, porque es lo que de verdad y con urgencia necesitamos.

11 de agosto de 2008

El Estado odia al Mercado, ¿por qué será?

En “El malestar de la democracia” Víctor Pérez – Díaz uno de los sociólogos más sugerentes del panorama ya no nacional sino internacional dice: “La dificultad para superar esta ambivalencia puede tener que ver con la falta de costumbre de operar en órdenes libres y abiertos, donde no cabe desplazar la responsabilidad por los actos propios, y donde cada cual tiene que pagar un precio por sus propios errores. En efecto, no es raro que las experiencias formativas de varias generaciones de ciudadanos de las democracias de hoy se hayan realizado en el seno de organizaciones e instituciones que les han entrenado sólo a medias en el ejercicio de las competencias cognitivas, retóricas y morales que están en la base de esta competencia cívica.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 195). Hace referencia al autor en la dualidad que suele darse en las democracias liberales actuales entre el rechazo a lo político (“son unos ladrones”, “sólo quieren nuestros votos”, etc.) y la total confianza que luego se deposita en los políticos para la resolución de los problemas que a uno le afectan (creencia en la necesidad imperiosa de la existencia de un Estado del Bienestar). Así, el amor y el odio hacia lo político busca la comodidad, la no implicación, la dejadez de aquel que nunca ha estado acostumbrado a participar activamente en el juego democrático. Los ciudadanos dejan de ser miembros activos de la civis, para convertirse en sujetos pasivos que calculan los costes de esfuerzo que esa implicación necesita y deciden no llevarla a cabo.

¿La solución? Pérez – Díaz apunta dos caminos principalmente: la educación y el mercado.

La educación como la etapa formativa que favorezca “la maduración cognitiva y moral de los ciudadanos.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 201). No se habla de una simple asignatura de educación para la ciudadanía, sino hacer volver al mundo académico una serie de valores que conforman los pilares básicos de la democracia liberal. Y si hacemos caso a las encuestas sobre los problemas de la educación pública en España por ejemplo, nos damos cuenta de que se le achacan problemas como: la dejadez, la falta de interés, la poca constancia, la inexistencia de capacidad de compromiso y sacrificio. Se llena a los alumnos de actividades extra-escolares pero no se les carga de deberes, se les imponen asignaturas como educaciones para la ciudadanía[1]1 pero se eliminan horas de filosofía, historia, etc. Por supuesto, en los programas curriculares se hace evidente la ausencia y total olvido de pensadores de la corriente liberal (mencionando si acaso a Smith como liberal y padre de la economía, pero ignorando todo el pensamiento político de Locke o Hume de los cuales sólo se estudia su sistema epistemológico mientras se deja bien patente las ideas políticas de pensadores como Karl Marx).

El mercado entendido como un mercado conversacional, en palabras del autor: “ver los mercados como procesos de intercambios qua comunicaciones entre agentes individuales situados en redes sociales. Estos agentes son lo suficientemente racionales y morales como para comprenderse unos a otros y confiar los unos de los otros, al menos lo bastante como para realizar tales intercambios, y reiterarlos. Ese sistema de intercambios es al tiempo un sistema de comunicación que incluye elementos lingüísticos y extralingüísticos.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 215). Donde esos intercambios en el mercado son (PÉREZ – DÍAZ 2008, 215-216):

- “actos de una conversación orientada hacia un asunto concreto.”

- “parte de un arte de la conversación: de una conversación uno de cuyos objetivos fundamentales es simplemente el de estar juntos y seguir hablando.”

- “son parte de una conversación en la que se dan procesos creativos, deseos, aspiraciones, descubrimientos e innovaciones.”

- “este despliegue de oratorias de persuasión, acompañadas de las justificaciones morales correspondientes, implica debates en los que no se alcanza un punto final de equilibrio. La conversación es continua.”

Los mercados como conversaciones exigen sujetos activos y participativos, formando una moral de la participación, “Lo que estos mercados hacen, si funcionan correctamente, al cabo del tiempo, es educar a las gentes que participan en ellos. Es decir, funcional como una forma de paideia, y como tal ayudan a formar miembros activos y responsables de la sociedad.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 216)

Ante estas conclusiones podemos preguntarnos, ¿desea realmente el Estado unos sujetos activos en la vida política? Evidentemente no. El instinto de supervivencia y conservación del poder del Estado es algo innato a su existencia, y por lo tanto no puede permitirse el que los ciudadanos participen activamente de la res publica. Y para ello crea la gran mentira del Estado de Bienestar.

El EdB no es más que la herramienta para mantener contentos y callados, es decir, en el papel de sujeto pasivo, a los ciudadanos de una democracia liberal. Al inmiscuirse el Estado a través de las llamadas políticas sociales en todos los aspectos de nuestra vida, en nuestras casas bajo la idea de Carlos Rodríguez Braun; el estado lo que logra es que nos acostumbremos a la inactividad, la pasividad, la contemplación y la dejadez a la hora de tomar nuestras decisiones vitales más importantes y dejemos esas decisiones en mano del Estado. Con ello está claro que el Estado aumenta su poder y control sobre nosotros, controlando nuestro ciclo vital desde que nacemos (incluso antes dictando la legalidad del aborto o no) hasta nuestra muerte (cobrando impuestos por la herencia que dejamos a nuestros descendientes).

Así no es de extrañar que el gran enemigo para el Estado sea el Mercado. Es claro es este aspecto Pérez – Díaz. “La experiencia del mercado impulsa una forma de vida moral no de modo teórico sino práctico: no mediante un río de palabras, como una ethica docens, sino mediante una avalancha de actividades e interacciones. Va involucrada en costumbres o hábitos, y cristaliza en el desarrollo de capacidades y disposiciones, y la formación de un carácter moral. ¿Con qué contenido? Básicamente, uno que reúne la moral de los grupos pequeños y la de los ordenes extensos, que hace compatible el compromiso de cada cual en los unos y en los otros, pero de tal forma que se mantenga cierta unidad narrativa de la propia vida.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 218).

Se entiende así el odio acérrimo del Estado por el mercado, porque es el mecanismo por el cual los sujetos de una democracia adquieren todo lo necesario para transformarse en ciudadanos activos. Lo hacen porque ponen a disposición de la sociedad una serie de recursos, limitando los excesos de la política sobre nuestras vidas. Esta activación de la democracia liberal produce también un descenso del nivel de violencia que todo sistema democrático contiene, en palabras de Pérez – Díaz: “Los mercados requieren y fomentan la civilidad en su sentido más estricto, el de reducir el nivel de violencia. Hay dos modelos de interpretar la experiencia de la lucha política. Uno la observa contra el telón de fondo de un modelo de experiencias compartidas, lo que reduce el grado de animosidad entre los adversarios. Otro ve la vida política organizada en torno a la tensión entre amigos y enemigos. El mercado está sesgado a favor de la primera interpretación de la política, mientras que la difusión de una visión de la política en términos de amigos y enemigos es un síntoma de una influencia reducida del mercado en la vida política. Una sociedad impregnada de los valores de una economía de mercado tiende a reducir el despliegue de la hostilidad en el debate público.” (PÉREZ – DÍAZ 2008, 219).

BIBLIOGRAFÍA

PÉREZ – DÍAZ, Víctor: El malestar de la democracia. Editorial Crítica. Colección Noema. Barcelona. 2008.

RODRÍGUEZ BRAUM, Carlos: Diez ensayos liberales. Editorial LID. Biblioteca de Carlos Rodríguez Braun. Madrid. 2008.



[1] Asignaturas donde su carga curricular está impregnada en casi todas las publicaciones usadas en los colegios, de ideas contra la globalización, el sistema capitalista, el mercado, la competencia, la responsabilidad. Y por supuesto dejan bien claro los maravillosos beneficios del Estado de Bienestar. Todo ello sin la posibilidad de abrir un debate claro de ideas.

20 de diciembre de 2007

A vueltas con el canon: sobre los funcionarios artistas

Estoy harto de su demagogia barata, su doble moral, sus discursos victimistas y falsos, harto. Hasta los cojones y un poco más allá de esa panda de funcionarios culturales que tenemos que soportar una y otra vez, con esa arrogancia que destilan estos seres mas que insoportables y despreciables, ese deje de insufrible superioridad que piensan que tienen sobre el resto de los demás mortales. Nos venden un discurso lleno de críticas al sistema de mercado, la libre competencia, al capitalismo, la cultura de masas (para ellos su gran satán, después de los Estados Unidos); intentan convencernos de que estamos poseidos, adormilados, cegados por nuestra propia incultura, ignoracia y capacidad para percibir el ARTE (si, con mayúsculas) como a ellos les gusta llamarlo cuando hablan del tema. Simplemente porque no asistimos a sus conciertos, obras de teatro, espectáculos, porque no compramos sus libros, sus albums musicales, sus pinturas, etc. Pero ese discurso no es más que la GRAN MENTIRA.

Sí, son una pandilla repugnante de mentirosos, pues nada desean más que sus obras se vendan como gominolas a la puerta de un colegio, nada ansian más que forrarse pero bien forrados hasta las cejas de vender sus creaciones, de ganar cada vez más pasta gansa y si odian tanto a todo lo americano, es porque en el fondo, no soportan ver lo bien que les va a sus compañeros yankis y lo jodido que lo tienen ellos para irse de vacaciones a una isla paradisíaca del Pacífico. En el fondo, ellos son los primeros que desean una cultura de masas que les pague los caprichos que la gran mayoría de estos seres abominables tienen.

Su discurso anti-sistema, ese aura de caudillismo espiritual que quieren vendernos, en el sentido de que sólo ellos conocen el verdadero camino a un mundo mejor, sin injusticias, no es más que el reflejo de su fracaso. Incapaces de convencernos como consumidores de que debemos comprar sus productos, de conocer el gusto de sus clientes, estos falsos mesías se acogen al discurso victimista y facilón para esconder su impotencia comercial, porque saben que no hay nada mejor que ser anti-sistema para ser la mejor persona del mundo.

Si con todo lo anterior no fuera suficiente, ahora debemos financiar sus obras de "arte", gracias a esa stasi cultural que han creado a instancia del gobierno. El canon es el ataque más descarado y mezquino que se puede lanzar contra la línea de flotación de la libertad de un individuo; porque se nos acusa antes de cometer un delito. No contentos con minar la Constitución, este gobierno permite además que un impuesto revolucionario se convierta en legal y pase a ser gestionado por una institución privada pero con todo el respaldo de la ley. El PSOE sabedor del poder de convocatoria y lo mucho que les debe a esa panda de subvencionados funcionarios acólitos del poder, se muestra más que presto en oir sus demandas, por mucho que estas sean auténticos cantos de sirena que nos lleve directo al naufragio de nuestros derechos más fundamentales PORQUE HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO, SOY INOCENTE.

NO AL CANON DIGITAL, NO A LOS FARSANTES INCOMPETENTES, NO A UN GOBIERNO PELELE Y LAMECULOS.

26 de agosto de 2007

La falacia económica

He leído hace unas semanas un texto del antropólogo Karl Polanyi titulado “La falacia económica” que demuestra una vez más hasta donde puede llegar la rabia de algunos pensadores contra el capitalismo y el mercado, que les hace escribir textos como el que aquí les traigo. Prevalece la idea en el texto, siempre perpetua en este tipo de pensadores desde que un francés llegó a la conclusión de que los salvajes pueden ser buenos, de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y si es antes del capitalismo ni el Edén de la Biblia puede compararse.

Defiende el autor que en la ciencia económica actual se da una falacia evidente: “[…] el error estuvo en igualar la economía humana general con su forma de mercado…” De ese gran error principal se derivan dos errores más: “Reducir la esfera del género económico, específicamente, a los fenómenos del mercado es borrar de la escena la mayor parte de la historia del hombre. Por otro lado, ampliar el concepto de mercado a todos los fenómenos económicos es atribuir artificialmente a todas las cuestiones económicas las características peculiares que acompañan al fenómeno del mercado.”

Antes del mercado esta el comercio pero en él se encuentra parte de la génesis, según Polanyi, del mercado. Pero no del comercio que se daba en la economía rural que podría decirse carecía de él, no, el comercio podía hallarse de manera muy diluida casi imperceptible quizás en las villas y ciudades, pero nada más. Es la llegada del comercio internacional (junto otros factores que más adelante expone el autor) la que supone la transformación gradual de “mercados locales estrictamente controlados en mercados formadores de precios con una fluctuación de precios más o menos libre.” Sin embargo, la gran fase de cambio fue el momento en que tanto trabajo como tierra pasaron a formar parte del sistema de fluctuación de precios y a mostrar interdependencias entre ellos lo que origina el nacimiento de la economía. Entonces Adam Smith “introdujo los métodos de negocio en las cavernas del hombre primitivo…” introduciendo el comercio como algo natural en toda la historia. Por su parte, Quesney transformó la economía en una economía de la contabilidad y un término meramente contable como el Produit Net, o excedente, concepto meramente existente en la literatura contable pero intangible en lo real. Comienza así el mercado a colonizar el mundo de lo económico.

El resultado del proceso anterior fue lo que podemos llamar bajo la óptica del autor, aunque el no usa esta expresión, como la dictadura del mercado. Según Polanyi, “el mercado formador de precios que anteriormente sólo existía como modelo en varios puertos comerciales y algunas bolsas, demostró su asombrosa capacidad para organizar a los seres humanos como si fueran simples cantidades de materias primas, y convertirlos, junto con la superficie de la madre tierra, que ahora podía ser comercializada, en unidades industriales bajo las órdenes de particulares especialmente interesados en comprar y vender para obtener beneficios.”

La instauración del mercado en lo económico nos lleva a una sociedad de mercado regida por una nueva razón o racionalismo que gira entorno al término de eficiencia y valores utilitarios. La razón entendida así, expone Polanyi, significa hacer de ésta la antítesis “de la estética, la ética y la filosofía” por un lado y por otro, “la antítesis de la magia, la superstición y la completa ignorancia. En el primer caso, es racional preferir el pan con mantequilla a los ideales heroicos; en el segundo, parece más racional que un hombre enfermo vaya al médico en lugar de consultar al astrólogo.” De ese racionalismo surge toda una filosofía social que hace de la sociedad “un conjunto de átomos y de cada individuo un átomo que se comporta según los principios del racionalismo económico.” Pensamiento que alcanza tal grado que acaba en solipsismo económico eclipsando la política y toda corriente de pensamiento que no concibiese la economía como un mecanismo de oferta-demanda-precio. De esta forma, incluso conceptos como justicia, ley y libertad nacen del mercado, ignorando que es el Estado, según Polanyi, el que permitió introducir en la economía los mencionados conceptos y no el mercado: “como valores institucionalizados, hicieron su primera aparición en la esfera económica como resultado de una acción estatal. En las sociedades tribales, la solidaridad se salvaguarda mediante la costumbre y la tradición: la vida económica está incrustada en la organización social y política de la sociedad; no hay lugar para las transacciones económicas; y se trata de impedir toda acción ocasional al trueque, ya que se considera un peligro para la solidaridad tribal. Cuando surgen las leyes territoriales, el rey-dios provee el centro de la vida comunal, amenazada por el debilitamiento del clan, al tiempo que con la ayuda el Estado se lleva a cabo un enorme avance económico: el rey-dios, fuente de justicia, legaliza las transacciones económicas. […] Esta justicia se institucionaliza mediante equivalencias, se legaliza mediante estatutos, y se ejecuta la mayoría de las veces por los propios funcionarios del palacio y del templo que manejan el aparato tributario y redistributivo del estado territorial. Las normas legales se institucionalizan en la vida económica a través de los órganos administrativos que regulan la conducta de los miembros de los gremios en sus transacciones comerciales. La libertad llega a ellos mediante la ley; no hay patrón al que deban obedecer, y, en tanto mantengan su juramento al cabeza de Estado y su lealtad al gremio, son libres de actuar de acuerdo a sus intereses, siendo responsables de todas sus acciones. […] Cada uno de estos pasos hacia la introducción del hombre en el ámbito de la justicia, la ley y la libertad, fue originalmente el resultado de la acción organizativa del Estado en el campo económico.”

El texto de Polanyi adolece de varias cosas. Lo primero ser incapaz de explicar como se produce la ruptura con el Antiguo Régimen que, según él, tan bien parecía funcionar. Esta incapacidad de su razonamiento teórico le imposibilita poder ir más allá y proponer el origen de la sociedad moderna. Sin embargo, el problema no queda reducido al paso del sistema feudal al industrial capitalista. ¿Cómo se produce el paso de la tribu al estado? Según Polanyi por el establecimiento de unas leyes territoriales, pero la pregunta está en qué suceso motiva esas mencionadas leyes. Si la tribu evita todo contacto y trueque, se muestra como un ente casi completamente auto-suficiente, para qué establecer unas leyes territoriales. Lo que obvia Polanyi es que la tribu cada vez no es tan auto-suficiente y comienza a volverse dependiente del contacto con otras tribus. El trueque es la clave, y éste no es más que una forma de comercio al igual que lo es el mercado. En el trueque se dan oferta-demanda-precio, por mucho que el autor lo niegue. Tú tienes algo que yo quiero, yo tengo algo que tú quieres y vamos a negociar la forma de hacer el trueque, y ese punto que nos va a poner de acuerdo es el precio. Te he cambiado una cesta de peces por dos abrigos de cuero curtido (les suena a eso de 1 $ cuesta 0.71 €)
El segundo problema de Polanyi es que confunde economía con ciencia económica. La economía ha existido siempre si por ello entendemos el sistema que permite poner en contacto como mínimo a dos personas para que se intercambien dos bienes que quieren y necesitan. Si no existe ese deseo de necesidad, nos encontramos ante otro sistema que se aleja del económico como puede ser el del regalo o el Kulo. La ciencia económica surge con Smith y a partir de él se desarrollan unos conceptos teóricos que permiten conocer el funcionamiento del sistema económico y reconocer las partes que lo forman. Y claro que la ciencia económica influye en la economía, al igual que la física desterró a la alquimia e influye en el quehacer humano rompiendo ciertas barreras físicas que el hombre no podía superar (algo tan simple como volar).

12 de marzo de 2007

Haciendo el estúpido

Una muestra más de la gran estupidez que supone la intervención del estado en una economía abierta la hemos vivido los españoles hace unas semanas, les pongo en antecedentes.
El sector de las telecomunicaciones en España está dominado principalmente por tres grandes grupos: Telefónica, Vodafone y France Telecom debido a la adquisicón de Amena y la creación de Orange; recientemente se ha unido Yoigo. Por si no ha quedado claro me estoy evidentemente refiriendo al sector de la telefonía móvil.
El sector de dicho mercado tenía establecido como política de precios el establecimiento del cobro de llamada y facturación por minuto, es decir, si nosotros sólo usábamos 45 segundos, la compañía nos cobraba el minuto entero. Esta situación de clara injusticia debido a una posición dominante de las compañías frente al consumidor al aliarse entre ellas y pactar un precio, rompe los esquemas de un mercado libre.
Ante esa situación, el gobierno en su afán salvador del consumidor y luchador infatigable ante las injusticias de las malignas corporaciones, obligó a las compañías a cambiar su política de precios. Éstas evidentemente se adoptaron al nuevo marco legal impuesto. Pero lo que el adalid de los perjudicados no sabía era que su acción iba traer con ello una consecuencia no deseada por entrometerse en un lugar donde no le corresponde.
En vez de dejar al mercado solucionar el problema por sus propios mecanismos de auto-regulación (aparición de nuevos competidores que quieran romper el status quo; las quejas continuadas de los consumidores en perjuicio de la imagen de las compañías, el descenso del consumo debido a los precios y la consiguiente merma de beneficios, etc.), el estado motivó que las compañías se sintieses atacadas y sin la necesidad de ver el por qué debían cambiar de estrategia de precios. Ante eso, en vez de verse perjudicadas buscaron una forma de mantener sus ingresos a pesar de la imposición legal, porque para ellas, el consumidor aceptaba ese precio, se encontraban en equilibrio.
La solución fue subir el precio de las tarifas. Las consecuencias: protestas de los consumidores. Pero lo gracioso no termina aquí, sino que comienza. ¿A quiénes creen que culpan los consumidores de la subida de precios? ¿A los políticos? ¿A las empresas? Pues les digo que sorprendentemente a las empresas. Y es que así de adormilados por el estado del sopor que supone el Wellfare State se encuentran los ciudadanos.
En vez de comprobar y comprender el mecanismo iniciado por el Gobierno, ven en el poder político su aliado contra un enemigo común, sin darse cuenta de que están durmiendo con el asesino. Evidentemente esto favorece al Estado que ve legitimado caca vez más sus ansias de poder e intervencionismo y perjudica a todos, porque ataca en la línea de flotación lo que se supone el principal beneficio de un mercado libre, el establecimiento del precio a través de la oferta y la demanda. Cuanta economía nos queda por aprender.

12 de febrero de 2007

Mal interpretando la teoría cuántica

Alicia Montesdeoca escribe un artículo bajo el título: “La física cuántica arroja una nueva visión de los procesos sociales”; para la revista científica virtual Tendencias 21. Trata como la apertura epistemológica que supone la aceptación de los postulados cuánticos supone una auténtica revolución sobre la ruptura de las fronteras sociales del conocimiento: “El conocimiento es fruto de la experiencia social, pero nunca se es consciente de todos los acontecimientos simultáneos porque la percepción actúa a modo de barrera. Con la física cuántica, sin embargo, empezamos a entender que la realidad que observamos no tiene fronteras.” La introducción de la incertidumbre y la probabilidad abre, según la autora, un nuevo camino o una nueva visión en las ciencias sociales. Todo bien hasta aquí, pero no estoy muy de acuerdo con algunas de sus conclusiones.
Después de citar a Ken Wilber y su idea de la existencia de una entidad suprema natural, la cual discuto su existencia más que dudosa, menciona: “Con la física cuántica, sin embargo, empezamos a entender que la realidad que observamos ni está dividida, ni es previsible. El universo visto desde la física subatómica no tiene fronteras, ni se puede medir con exactitud cómo va a conducirse. […]Cada presente está impregnado así de la “información” necesaria para reproducir, en cualquier instante o en cualquier condición, el impulso de la vida con sus ciclos. Desde esta perspectiva, las sociedades se configuran como macro-células de un gran organismo planetario, sujeto a las mismas leyes de la materia cósmica que se encuentra en el universo.”; bajo la idea de que la tradicional idea bidimensional macro-micro, individual-grupal se rompe. Es evidente que lo cuántico acaba con la idea de lo bipolar y establece claras pautas de un intento de unir, como ya he mencionado varias veces en mi blog, lo grande y lo pequeño. Sin embargo, una cosa es una búsqueda de la gran teoría unificadora y otra afirmar que la sociedad es una macro-célula porque entonces se vuelve a establecer una división o frontera. Además de que no pienso que exista un gran organismo planetario que nos influye, pues eso es como defender la tesis de la astrología y la influencia de los planetas; tesis que no comparto aunque entiendo que haya gente que si crea en ella.
Pero no satisfecha con la idea de un gran ente universal, cuando menciona el pensamiento moderno, afirma: “Con esta visión funcional, el sujeto parece quedar atrapado por las leyes del sistema y engullido por un enorme “agujero negro” de “no vida”. Esta visión abarca, mecánicamente, al sujeto de todas las culturas, de todos los estratos sociales, que de esta forma queda convertido en una abstracción esperpéntica: el ciudadano es un tipo sin alma; una marioneta sin voluntad, movida por los vientos de la especulación y el mercantilismo, gobernada por un discurso vacío del que permanentemente se hacen eco, multiplicando sus efectos, los llamados “medios de comunicación”. Argumento manido y sobado de todos aquellos que repudian del mercado, acusando a éste incluso de haber quitado el alma al ser humano, algo que dicho a sí de pronto supone confirmar que antes del sistema de mercado el ser humano poseía algo llamado alma. Es más, no existe la libertad de acción, somos marionetas en mano de un amo cruel y sin sentimientos, pero pienso yo, ¿nos ofrece mayor libertad el pertenecer a un macro ente celular universal que nos influye? ¿no pasamos de habernos librado de las ataduras religiosas a ponernos voluntariamente los grilletes de un nuevo amo sideral?. Continua: “Es como si la “muerte de Dios” por decreto, incluyera la desaparición del sujeto como expresión de un espíritu con voluntad creadora. Ese sujeto sin espíritu, sin voluntad, sin sentimientos, es un ente vacío, robotizado, dirigido con mando a distancia (a cuanta más distancia de él mejor se le dirige): de ahí a carecer de responsabilidad en sus actos no hay ni un paso.” Sin embargo, el mercado es todo lo contrario, no homogeniza, sino permite la posibilidad de mostrar abiertamente nuestra parte diferencial, de hecho, si quieres adaptarte al mercado, diferénciate del resto. (El marketing es un producto de ese punto).
Pero lo más interesante del artículo no son esas ideas sobre el mercado, aceptables como opinión, sino el extraño recorrido de cómo llega a esos puntos desde la teoría cuántica. Establece que la teoría del cuanto es un camino de ruptura de estilo postmodernista que rompe con la concepción social de todo lo establecido hasta ahora: individualidad, ciencia y conocimiento científico, progreso, etc. Sin darse cuenta de que lo único que aporta las teorías quánticas a nivel epistemológico es la introducción del sujeto en el objeto, o mejor dicho, la imposibilidad de separar lo uno de lo otro frente al positivismo radical del siglo XIX. No parece quedar claro que lo que pasa es que caminamos de la exactitud a la probabilidad; y que la pérdida de exactitud no justifica el total azar científico teórico: “Para la física cuántica, cualquier realidad es posible, pero, según sea el “observador-participador” sólo se concreta una: todo es posible y sólo hay una concreción; todo es posible aunque se concrete sólo una expresión. El potencial cuántico depende de las interacciones entre las “partículas” del sistema y el contexto.” Porque no cualquier realidad es posible, sino que existe una realidad única donde algunos sucesos pueden ocurrir o no.

12 de enero de 2007

Cuando el Gobierno me toca la cartera

Eran los 60 y el capitalismo estaba bajo los efectos soporíferos y calmantes de Keynes y su política económica. El economista inglés ofreció una teoría económica basada en lo fiscal que permitía a los gobiernos aumentar la demanda de una economía mediante el déficit y el consumo público. Consecuencia de ello era el postulado de que para que una economía funcione necesita de un Estado que la regule, controle y gestione, dejando de lado al libre mercado y sus fallos.
Bajo esa política, los defensores del Estado de Bienestar (EdB de aquí en adelante) se armaron de un modelo económico que defendía sus tesis y apoyaba la necesidad de la redistribución de la renta.
La filosofía redistributiva dice que como el mercado no es capaz de asignar y recompensar de manera eficaz y justa a todos los actores económicos, el Estado debe encargarse de corregir ese fallo. Mediante una serie de acciones se intenta compensar a los perdedores del sistema de mercado; hablamos de sanidad , educación, pensiones, prestaciones por desempleo, etc.
¿Y cómo lo hacemos? Vía impuestos. Y éstos no son más que una forma coactiva de castigar a los que han tenido éxito en el mercado. La cosa es así: como has comprendido las exigencias del sistema de mercado, te has adaptado y esforzado, el Estado te castiga mediante impuestos para compensara a:
Los que han fracasado
Los que no se han enterado de las exigencias y condiciones
Los que prefieren no hacer nada y esperar que le solucionen los problemas

¿Y qué obtenemos a cambio? Una intromisión en nuestra libertad a cambio de un servicio pésimo, ineficaz y sobre todo carísimo. Sin embargo, el aspecto más crítico desde mi punto de vista no es el anterior, sino la filosofía moral que el modelo intervencionista nos vende.
Hablo de la imagen de un individuo irresponsable, incapaz, fracasado y necesitado de ayuda, que es negligente para gestionar su libertad. Nos dice que nos quedemos quietos y escuchemos los cantos de sirena del Estado, porque ellos si saben como deben asignar nuestros recursos, nosotros no. Su discurso es el de papa, Papa Estado, que se niega a dejarnos crecer, desarrollarnos como adultos asumiendo responsabilidades, pues prefiere niños dóciles y sin aspiraciones.