21 de diciembre de 2015

Elecciones Generales 2015 en España: gana por mayoría el intervencionismo

"Un gobierno capaz de darte todo lo que quieras, es capaz de quitarte todo lo que tienes". 
Thomas Jefferson.

Nada nuevo bajo el sol. España no ha elegido entre izquierda y derecha, ejes obsoletos e incapaces aportar algo de reflexión al asunto, ha elegido por 24.000.000 de votos intervención, en mayor o menor grado, pero intervencionismo al fin y al cabo. Que esa manipulación sea con la mano derecha o con la mano izquierda, a los liberales nos es indiferente, lo que tenemos claro es que el Estado nos va a seguir coacionando y robando lo que es nuestro.

La mayoría de los españoles, una vez más, ha dejado claro que lo suyo es seguir viviendo dentro del calor del establo, sin preocupaciones y sin tener de atenerse a esa responsablidad que supone vivir en libertad y sin tutela de un papá Estado y si eso lleva como sacrificio nuestras libertades, lo aceptamos.

En el fondo, somos un país de clara deriva socialista como muestran esos 12.461.246 de votos, total sin Ciudadanos, partido que considero de corte socialista o centro-izquierda, lo cual elevaría la cifra a  15.961.692 de votantes, un 66,2% de los votos válidos según los datos de las últimas elecciones. Pero que los socialistas sean mayoría no es un problema en sí si hubiera una verdadera alternativa liberal, pero no la hay, porque el resto de votos 8.164.716  (33,8%) corresponde a partidos de derecha o centro derecha cuyas ganas de intervención no es menor que el de sus primos.

Los españoles por tanto, claudicamos de nuestra libertad, la delegamos por completo al Estado, a esos políticos que luego una y otra vez nos defraudan y entramos en cólera porque no nos dan lo nuestro. Nos hemos creído a pies juntillas ese contrato que nunca ha existido, ese pacto rousseauniano y hobbesiano que en ningún momento de la historia se ha firmado con el Leviathan. Y es que en el fondo no hemos entendido el juego democrático. Pensamos que nuestra responsabilidad consiste en decidir una vez cada cuatro años, la mano que meza nuestra cuna y una vez realizado, listo, a esperar que nos toque lo que nos corresponde, sin entender que el que espera que le den, o bien se conforma con lo que le entregan o se desespera, sin comprender que si uno desea o quiere algo, debe ir en su búsqueda sin esperar que nadie se lo de servido.

Nuestra tradición política es una muestra clara de porque al final, a los españoles no nos gusta la libertad. Unos han vivido un largo periódo bajo la mano severa pero mimosa de una dictadura que creó los fundamentos y las bases del actual estado del bienestar que padecemos. A cambio de sus libertades, el régimen les ofreció seguridad y los calores de un primer estado benefactor y paternal.

Los otros, los padres de la transición y sus herederos, son o bien los familiares lejanos de esa izquierda combativa y cuasi-comunista que ve en el Estado la solución a todos los problemas, o bien los herederos de ese régimen de derecha católito y conservador, una familia grande como gustaba en la dictadura, pero mal avenida por las grandes difernecias internas. Sin embargo, ambos comparten su amor por ese Leviathan que debe cuidar y esperamos que cuide de nosotros.

Al que aquí suscribe estas líneas, que el ladrón que le quite sus cuartos lo haga con la diestra o la siniestra, le es lo de menos, solo espera que el latrocinio al que se ve expuesto no crezca en cantidad y calidad. Claro que los liberales también tenemos derecho a vivir de ilusiones.

27 de septiembre de 2015

Hoy ya hemos perdido todos, pero aún nos queda mañana.

"Yo represento para ti todos los pecados que no has sido capaz de cometer." Lord Henry,
 El retrato de Doriam Gray de Oscar Wilde


Da igual que gane el si o el no, no hay bando ganador, todos somos perdedores a dia de hoy. Perdedores porque hemos asistido a una de las peores demostraciones del uso de la democracia en este país y solo, lamentablemente, la tergiversación que se da en otros países como Venezuela, no nos permite aspirar a la cima del podium por muy poco. La plata en esta ocasión, quizás no tenga ese sabor tan amargo que suele tener en otros terrenos más deportivos.

Pocas veces he asistido en el circo de unas elecciones, a un nivel tan despreciable, pobre y ofensivo para el ciudadano por parte de los políticos de todos los partidos. Ya no es el hecho de convertir lo que son en sí unas elecciones a formar el parlamento autonómico de una comunidad, en un plesbiscito sobre la independencia, lo cual es usar un martillo para atorinllar; sino también el uso de un discurso del miedo, el desprecio, el insulto, la vanalidad, la ignorancia por bandera y la bravuconería por himno. E insisto, lamentablemente, por parte de todos los candidatos.

Aristóteles afirmaba aquello del animal político, pero aquí, dados a verter nuestra esencia a todo, lo hemos convertido en el político animal, de donde han salido a la palestra las más bajas pasiones humanas. La cita que encabeza este artículo lo dice todo, ellos representan para todos nosotros, los pecados que no  hemos sido capaces de cometer, pero que estamos desando llevar a cabo. Por eso los permitimos, por eso le seguimos el juego. Otra cita de la obra mencionada de Wilde dice "Hay cosas peores que la derrota", es cierto, es el escenario que queda después de ella. Un escenario dividido, tragicómico, que rezuma como la herida pestilente y putrefacta un pus de rencor, odio e incomprensión. El rey Salomón decidió partir en dos al recién nacido para saber quién era la madre, pero en nuestro cuento las dos madres se han callado y han preferido quedarse cada una con su parte de infante muerto. Así, ambas pueden decirle a sus votantes que cada una de ellas ha ganado.

Quizás hayamos perdido el hoy, pero nos queda el mañana y ese futuro debemos empezar a construirlo, paradojicamente, hoy. Porque ahora, entre el pasado y el futuro, estamos aún inmersos en el pasado, en negarse a olvidar las rencillas y los agravios, en ver quién a perdido y ganado cuando, repito, todos hemos perdido. Si queremos un futuro, saquemos al pasado de hoy y dejemos que el mañana se traslade al ahora.

Y el primer acto va a ser despertar para descubrir que las necesidades de todos, no la de los políticos, están fuera de las soluciones que nos ofrecen, su bálsamo de Fierabrás es un embuste como lo es el de Don Quijote. La solución no está en salir de un estado que todo lo controla para meterse de lleno en otro estado que todo lo quiere controlar, porque en ambos casos, el bienestar será del estado, no de los ciudadanos que los forman.

Para votar hay que tener mayoría de edad, y para botar hay que dejar de estar inmersos en la minoría de edad perpetua en la que ellos nos quieren mantener. Necesitamos desparender sus lecciones de que los necesitamos y que sin ellos, sin él, sin Estado, no podemos alcanzar nuestros fines. Todo lo contrario, solo sin su constante presencia y coacción, lograremos realizar nuestras metas. Debemos hoy, decirles que no queremos más de lo mismo, que no deseamos más estado, porque nos hemos percatado de que más sociedad, no es más estado, sino todo lo contrario.

Somos nosotros los que debemos recordarles cuáles son sus funciones y no que ellos nos digan cuáles son nuestras tareas. Así, desde el ciudadano libre y responsable, podremos salir del triste escenario en que el Estado nos ha metido. Hoy ya hemos perdido, pero aún nos queda el mañana, y ese mañana no es del Gobierno todopoderoso, sino de cada uno de nosotros en libertad y sin coaccón, eligiendo lo mejor para cada uno de nosotros.

"Una defensa del Estado sostiene que el hombre es un "animal social", que debe vivir en sociedad, y que individualistas y libertarios creen en la existencia de "individuos atomizados" sin influenciar y sin guardar relación con sus semejantes. Pero no, los libertarios nunca han celebrado individuos aislados como los átomos, por el contrario, todos los libertarios han reconocido la necesidad y de las enormes ventajas de la vida en sociedad, y de participar en la división social del trabajo. La gran non sequitur cometido por los defensores del Estado, incluidos los filósofos aristotélicos y tomistas clásicos, es saltar de la necesidad de la sociedad a la necesidad del Estado."   Murray Rothbard.

20 de agosto de 2015

La miseria del político

"[...] cuanto más se gane en poder, más se pierde en saber"
 Karl R. Popper, La miseria del historicismo

El verano es tiempo para esos idilios intensos, ardientes y apasionados tan apropiados para los días largos y calurosos que estas fechas nos ofrecen. Y yo, fiel a esa idea de que las bicicletas son para el verano encuentro siempre mi "summer nights" en forma de libro. Si el año pasado fue El universo elegante de Briam Greene, que nos acerca los últimos descubrimientos de la física teórica, sobre todo la teoría de supercuerdas; este año mi amor era Universos ocultos. Un viaje a las dimensiones extras del cosmos de Lisa Randall la cual nos habla de que el universo tal y como lo conocemos, sigue siendo un misterio y que oculta muchas más secretos, como una cebolla, de lo que en principio sospechamos.

Todo iba sobre ruedas entre dimensiones extras, branas, espcios de Calabi-Yau y cuerdas hasta que por casualidad, en un debate en red sobre el fin de las energías basadas en los restos fósiles, mencioné la imposibilidad que tiene el ser humano de conocer el futuro y predicirlo, por el simple hecho de que desconoce el nivel de tecnología que habrá en ese momento. Esa tesis es el principal argumento contra el historicismo de Karl R. Popper, filósofo de la ciencia y sociólogo de principios del siglo XX y fuerte opositor del positivismo. Idea que que fue expuesta en su libro La miseria del historicismo.

Leido en mi etapa universitaria mientras cursaba mi licenciatura de sociología, recuerdo que el libro dejó en mi buenos momentos, sobre todo porque formaba parte de esas lecturas que yo me buscaba para desintoxicarme del pensamiento único que impregnaba macachonamente mi facultad. Y como es viejo amor de verano, me entró la melancolía y decidí leerlo de nuevo y bueno, el resultado fue embriagador.

Si bien por aquel entonces, me interesaba más el aspecto epistemológico del libro y sus relaciones más directas con la sociología de la ciencia y del conocimiento,debido a que en el aula se empeñaban en hacernos tragar, por las buenas o por las malas, a Marx como científico y a Karl Mannheim como sociólogo de referencia con su Ideología y Utopía: introducción a la sociología del conocimiento. Ahora descubría un Popper que aportaba grandes ideas a problemas más cercanos a la filosofía y la sociología política. Además, por aquel entonces no había descubierto aún La falta arrogancia de Hayek y mucho menos había produnfizado en su concepción sobre metodología de las ciencias sociales con conceptos tan claves como "cientifismo", "constructivismo", "ingeniería social" o la propia "fatal arrogancia". Lectura que ahora enriquecía de manera potencial la obra de Popper.

Y esa nueva fascinación por el autor de La sociedad abierta y sus enemigos viene de como en la obra, Popper ha sabido captar la mentalidad del intervencionista de una forma magistral, y debido a que no hay mayor ni mejor intervencionista que el político, muetra realmente cual es el modus operandi de éstos.

Partiendo de su crítica al historicismo, corriente que busca las leyes históricas del desarrollo social, y dejando patentes las conexiones que entre historicismo y holismo existen, Popper habla de que existen dos formas de lograr que las ciencias sociales, y la sociología en concreto, hagan ciencia. La primera es la que define como ingeniera fragmentaria y la segunda la que define como ingeniería holística. La ingeniería fragmentaria, sin llegar a extenderme, es consciente de la dificulta de un conocimiento holístico y que por tanto, el científico debe centrarse en unos cuantos aspectos, que deben ser vistos desde la óptica de alcanzar algunos, no todos, los fines a traves de los medios disponibles (nótese su semenjanza con la definición de empesario que maneja la Escuela Austríaca de Economía). La ingeniría holística por el contrario, considera que la clave está en manejar por completo los medios, porque así, podrán alcanzarse todos los fines que se propongan. Asi, dice Popper:
"La ingeniería social utópica u holística, como opuesta a la ingeniería social fragmentaria, nunca tiene un carácter privado, sino sólo público. Busca remodelar a toda la sociedad de acuerdo con un determinado plan o modelo; busca apoderarse de las posiciones claves; y extender el poder del Estado... hasta que el Esado se identifique casi totalmente con la sociedad, y busca, además, controlar desde esas posiciones clave; las fuerzas históricas que moldean el futuro de la sociedad en desarrollo; ya sea parando ese desarrollo, ya previendo su curso y adaptando la sociedad a dicho curso."
Además, el ingeniero fragmentario sabe que no sabe, es decir no cae en esa fatal arrogancia que también explica Hayek, por lo tanto, da un valor excepcional al error y la equivocación, por cuanto es de ahí de donde puede extraer las lecciones necesarias para aprender y mejorar:
"Para el ingeniero o tecnólogo fragmentario, estas opiniones significan que, si quiere introducir métodos científicos en el estudio de la sociedad y en la política, lo más necesario es la adopción de una actitud crítica y el darse cuenta de que no sólo es necario el ensayo, sino también el error. Y tiene que aprender no sólo a esperar que haya equivocaciones, sino a buscarlas conscientemente."
El científico fragmentario descubre que "todos sufrimos una debilidad poco científica: el querer siempre tener razón", pero lucha contra ella con todas sus fuerzas. Todo lo contrario que ocurre en los holísticos, "y esta debilidad parece estar particularmente extentida entre los políticos".

Y esa es una de las características del método holísta, su negativa a reconoer errores, problema además que lleva en su propia esencia y que no puede permitirse el lujo de cambiar. Como bien expone Popper:
"La razón es que todo intento de planificación en gran escala es una empresa que tiene que causar, dicho de forma suave, considerables molestias a mucha gente y por un espacio de tiempo considerable. [...] será parte de su trabajo suprimir las objecciones no razonables. Pero con éstas supimirá también invariablemente la crítica razonable. [...] pasa por alto el hecho de que, si es fácil centrlizar el poder, es imposible centralizar todos los conocimientos distribuidos en muchas mentes individuales, cuya centralización sería necesaria para el sabio ejercicio del poder centarlizado. [...] Incapaz de conocer [...] que hay en las mentes de tantos individuos, tiene que intentar la simplificación de sus problemas por la eliminación de las diferencias indivudales: tiene que intentar el control y la uniformidad de los intereses y creencias por la educación y la propaganda."
A mi estas palabras de Popper, me suenan como a versos declamados a la orilla del mar con la luz de la luna, con los tiempos políticos que corren. Amores de verano, ya saben, "Summer loving had me a blast..."

25 de mayo de 2015

Decidir para no decidir: un análisis de los resultados electorales

El día después de unas elecciones uno puede encontrarse con tantos análisis como puntos de opinión. Algunos intentarán explicar el por qué de los resultados, otros justificar las respectivas victorias y derrotas. Yo, como no soy experto en procesos electorales y mucho menos, en sociología electoral, he decido dar mi más personal punto de vista sobre el resultado y lo que éste nos puede traer, que no es otra cosa que la tiranía de la soberanía popular.

Con los resultados ya casi cerrados, si me piden resumir en una frase mi opinión sobre los mismos es que "hemos decido no decidir". En España hemos claudicado de nuestra responsabilidad para otorgársela, una vez más, a otros, a esos que llamamos representantes políticos. Nos hemos inyectado en vena, pero además de forma premeditada y voluntaria, esa droga que tanto nos gusta que es el paternalismo estatal. Y nos encanta.

Aunque como tal el síndrome de Peter Pan no es reconocida como una enfermedad mental, parece que es la verdadera pandemia de las sociedades actuales. Claro que a ello ayuda y mucho, el otro lado de la ecuación que es el propio Estado, que no deja de lanzarnos el mensaje de que sin él, estamos perdidos. Sin voluntad por descubrir lo que por nosotros como individuos libres podemos lograr y cegados por el soma de ese estado del bienestar que, cual Matrix, no deja que despertemos, los resultados electorales no sorprenden tanto. Repito, hemos decidido no decidir, y estamos además, orgullosos de ello.

Hace unos días charlaba con un buen amigo que el eje izquierda derecha heredado de la Revolución Francesa, ya no tiene sentido. A día de hoy, el verdadero eje diferenciador en lo que se refiere a la acción política, es intervencionismo - no intervencionismo, o lo que es lo mismo, libertad - intervención. Hayek ya hablaba de los "socialistas de todos los partidos" cuando les dedicó su obra Camino de servidumbre. Ya en 1944, año de publicación del libro, él veía claro que el futuro de la democracia no iba a estar entre conservadores y socialistas, ni entre laboristas y democristianos, sino entre aquellos que van a defender la no injerencia del estado en todos los aspectos de nuestra vida y aquellos otros, da igual las siglas de su partido, que desean planificar al detalle todo lo que nos afecta.

Sin embargo, hay un pensador que se adelantó a él, Benjamín Constant, que allá por 1818 afirmaba en sus Principes de Politique:
"el reconocimiento abstracto de la soberanía popular no incrementa en nada la libertad de los individuos. [...] si atribuimos a la soberanía una extensión que no debe tener, la libertad puede perderse a pesar de ese principio o incluso en razón del mismo. [...] El error de quienes, de buena fe y por amor a la libertad, han otorgado un poder ilimitado a la soberanía popular deriva del modo en que se han formado sus ideas políticas [...] su cólera se ha dirigido contra los ejecutores del poder más bien que contra el poder mismo. En lugar de destruir este último, han pensado en sustituir a sus poseedores. Ha sido una lástima, pues en ello han visto una conquista. Han entregado el poder a la sociedad en su conjunto. Y de la sociedad en general ha pasado necesariamente a la mayoría, y de la mayoría a las manos de unos pocos y a menudo de uno solo. Y de este modo se han producido los mismos males que antes."

 Y por la misma época, otro gran pensador francés, Alexis de Tocqueville, venía a decir lo mismo en su La democracia en América:

"Hasta hoy, nadie en los Estados Unidos ha osado proponer esta máxima: que todo está permitido en interés de la sociedad. Máxima impía, que parece haber sido inventada en un siglo de libertad para legitimar la llegada de lo tiranos"

Disfrutad ahora, de vuestros tiranos.

5 de febrero de 2015

PODEMOS: El relato frente al discurso

El ser humano es un ser netamente narrativo. ¿Qué debemos entender por eso? Que el ser humano necesita una narración, una construcción intelectual que le cuente un inicio, un desarrollo y un desenlace que disminuya su miedo y su incertidumbre. Por eso funcionan las religiones, la política e incluso el marketing.

Nassim N. Taleb escribió en su obra El cisne negro que nuestro cerebro está diseñado para las narraciones, para dotar siempre de significado lo que nos ocurre en todo momento. Teorizar supone un esfuerzo menor para nuestro cerebro que el hecho de aceptar que algo ha ocurrido simplemente porque sí. Al hacerlo, buscamos entender las causas del fenómeno y con ello, controlar la situación y reproducir o evitar las condiciones que  han dado origen al hecho, dependiendo de si el beneficio ha sido positivo o negativo. Resumiendo, construimos una narración, un relato, un cuento, con el cual nos identificamos.

Las historias son perfectas porque:

1.- Generan confianza ya que nos da la sensación de que podemos controlar la situación.
2.- Son fáciles de contar y recordar.
3.- Nos dan un contexto fácil de identificar y sobre la que explicar los datos.
4.- Convierte la realidad compleja en simple y abarcable.
5.- Sirve de conexión y nos enlazan con lo exterior, nos hacen partícipes de la realidad.
6.- Apelan a nuestro lado emocional.

Podemos ha descubierto que necesitábamos un relato y lo está escribiendo de manera perfecta. Producto también de que los otros partidos no han sido capaces de hacerlo y han dejado espacio para que el suyo, ocupe el ideario político con supremacía.

Construir un relato no es fácil, pero existen una serie de trucos que pueden ayudar a su creación. La mayoría de las historias contienen la siguiente estructura:

Tema principal: Se refiere a los grandes ideas, las grandes pasiones, las grandes metas que el ser humano tiene ante él. Hablamos de libertad, igualdad, de miedo, de fortaleza, de engaño, de esperanza, de desesperación. Podemos ha lanzado un mensaje de ESPERANZA construido desde el RESENTIMIENTO, movido por la VENGANZA que demostrar que sin ELLOS, NOSOTROS podemos alcanzar nuestros SUEÑOS.

Fuerza de la huella: La historia debe apelar a algo que nos marque, que nos emocione, que nos conmueva. Existe un escenario de DOLOR, de PENURIA ECONÓMICA, de SACRIFICIO, de historias personales de ABANDONO, POBREZA, A ti que has perdido tu trabajo, tu casa, que sufres penurias, que te sientes solo y abandonado, superado por la situación creada por otros y ante la cual no sabes más que sentirte VICTIMA.

Puntos de anclaje: El relato debe estar vinculado con el tema principal. Tú, que eres la víctima, no pierdas la esperanza, recupera lo que te han quitado, el malo no eres tú, son ELLOS, es el SISTEMA, es la CASTA, es el bipartidismo, son los POLÍTICOS, son los CAPITALISTAS los que te han dejado sin sueños. Eres víctima de sus malvados planes, de sus malvadas intenciones. Como víctima, tienes DERECHO a un RESARCIMIENTO del mal que te han producido. Padecemos la situación que vivimos, no por nosotros, sino por los de siempre, los que llevan toda la vida gobernando y perjudicando al pueblo, al humilde, al modesto, a ti.

Estructura: Es necesario mantener un comienzo, un desarrollo, un climax y un final. Todo comenzó con esa falsa democracia mal construida entorno a dos partidos, culpables de todos los males que ahora padecemos, a los que tenemos que agradecer el desmantelamiento del estado de bienestar, los derechos sociales, el cada vez mayor empobrecimiento del pueblo, mientras ellos se convertían en los poderosos, los ganadores del juego. Pero ahora es el momento de decir basta, ahora es cuando debemos recobrar el orgullo perdido, volver a vernos como los protagonistas del cuento, recuperar todo lo que nos han robado y sacarlos del poder, del gobierno. Ganando las elecciones, se acabaron nuestros males.

Héroe: En el que se proyectan las personas. En PODEMOS, el héroe no es Pablo Iglesias. El héroe somos cada uno de nosotros, cada uno de los que nos negamos a seguir aceptando a la casta. Es el ama de casa, el taxista, el parado, el jubilado, porque el héroe es el RESENTIDO, el PUEBLO. 

Adversario: Que justifica la existencia del Héroe. Los otros, los que nos han llevado a esta situación. La casta, los otros partidos mayoritarios, el bipartidismo, los políticos. Porque ellos son políticos, nosotros somos ciudadanos.

Escudero: El héroe es demasiado intangible, necesitamos alguien con defectos, al que nos sentidos más parecidos. Ese es Pablo Iglesias y su círculo. Es la estudiante que no encuentra empleo, es el albañil que sigue en paro, es el científico al que han recortado su presupuesto. No son profesionales de la política, son trabajadores como nosotros.

Aplazamiento: La emoción a producir con el relato. Convirtamos el resentimiento mediante la venganza en esperanza.

Fin: El cuento tiene que terminarse, pues necesita dar satisfacción a una necesidad a corto plazo. Se terminará cuando nosotros estemos en el poder y ellos derrotados. Cuando PODEMOS gane las elecciones y alcance el Gobierno del Estado.


El argumento  está servido y muy bien jugado, porque además, el resto de partidos parece escribir sus relatos a partir del relato de PODEMOS. Y cada caso de corrupción, cada comportamiento prepotente, salida de tono, equivocación o mala decisión política lo único que  hace es dar veracidad al relato de partido de Pablo Iglesias.

8 de noviembre de 2014

PODEMOS un gran atractor y productor de sentimientos

El jueves 6 de Noviembre del 2014, un terremoto en forma de sondeo irrumpió en el ámbito político y social de España. El C.I.S. (Centro de Investigaciones Sociológicas) ofrecía en su barómetro del mes de Octubre unos resultados para algunos poco alentadores y para otros, los miembros y seguidores de PODEMOS, excelentes.

Al instante, mejor dicho, desde hacía días pues de alguna manera los resultados parecían intuirse, todos los contertulios de todos los medios e comunicación se lanzaron al ruedo de los medios de masa bien para hablarnos de esperanzan bien para hablarnos del apocalipsis, dependiendo de la afinidad con el partido donde milita Pablo Iglesias. En esas tertulias, contertulias, mesas de opinión, artículos, reseñas, columnas, editoriales, post de blogs, tweets y demás formas de comunicación, todo el mundo se hacía la misma pregunta: ¿dónde está el éxito de una formación política como PODEMOS?

Ya desde el éxito en las Elecciones Europeas, las opiniones vertidas sobre el nuevo partido han ido desde la incredulidad y la mofa, como muestran las palabras de Pedro Arriola (asesor de campaña y estratega del P.P.) tildando al partido como el lugar de reunión de "todos los frikis", a la exaltación más triunfalista y salvadora al mejor estilo mesiánico, llegando su líder incluso a estados de trascendencia espiritual, como dijo en su día Sor Lucía Caram cuando afirmó que "Pablo Iglesias es un contemplativo". Vamos, ni los mejores escritores místicos españoles. ¿Será Pablo Iglesias capaz de "vivir sin vivir en mí" como Santa Teresa de Jesús.

Pero, ¿dónde está el éxito de  PODEMOS? Pues personalmente, ni en su líder, ni en su programa y desde luego, no es su capacidad salvífica o o apocalíptica. El éxito de PODEMOS es que se ha dado cuenta perfectamente que la política, como todo, es cuestión de sentimientos y emociones, y lo que un partido político debe hacer para ganar, es ser un receptor y transformador de esos sentimientos y emociones.

La gran mayoría de los expertos en estrategia de campañas políticas siguen pensando que el éxito, es decir, el logro del poder por parte de sus formaciones, se debe a un proceso racional que tiene como resultado cuantificable  el voto. Nada más lejos de la realidad. Si algo nos están descubriendo las neurociencias, es que el ser humano es cualquier cosa menos demasiado racional a la hora de decidir y actuar. Estos estrategas basan sus líneas maestras de actuación pensando que un buen programa electoral, una excelente campaña basada en la comunicación de hechos factibles racionales son el mejor ingrediente para la obtención del poder. No es de extrañar, además, que eso sea así, pues los teóricos que dotan de cimientos a esas ideas, expertos en ciencias sociales como la sociología, la politología o la propia economía, creen que la Razón es la única forma de ser y entender. Consideran que los votantes son seres racionales y su entramado teórico es incapaz de salirse de la Teoría de la Elección Racional. Se entiende ahora que un sociólogo invitado como experto para explicar los resultados del barómetro del C.I.S. llegase a afirmar que el voto se racionaliza a medida que se acercan las elecciones, sobre todo las generales

Pues bien, están equivocados. El éxito de PODEMOS está en su capacidad, como ya he afirmado líneas atrás, de ser un perfecto atractor de emociones y sentimientos que los españoles estamos viviendo en el contexto actual. Palabras como resentimiento, indignación, miedo, recelo, furia, ira, enfado, tristeza son recogidos por PODEMOS y transformados en esperanza, ilusión, venganza, sueños. PODEMOs transita desde el mundo de las ideas presentes al mundo de las ideas futuras, siendo el gran intermediario entre ambas. Se está ofreciendo como el gran demiurgo capaz de tomar el incómodo presente en un mejor futuro y además, lo está ofreciendo bajo el discurso de que eso no nos va a costar esfuerzo, si no que será ese ente que todo lo puede, el ESTADO, quién se encargará de ello.

Si la línea maestra de Pedro Arriola es no salirse del centro, considerar que las ideas, sobre todo las ideologías, están muertas y que los números y las cifras son lo único que el votante considera, no diré que algunos así lo consideren, pero la gran mayoría centrará su mirada en lo que siente y no en lo que observa. Pedro Arriola se equivoca al considerar que las elecciones se ganan conquistando el centro del espectro electoral, las elecciones se ganan conquistando el corazón de los votantes, pero ojo, ello no tiene que significar que las propuestas tengan que ser irreales, irracionales y peligrosas como las ofrecidas por PODEMOS. Ser emocional no significa ser irracional, significa tener tan presente a la Razón como a la Emoción a la hora de tomar decisiones. Si el Partido Popular, y por ende, cualquier otra formación desea establecer estrategias ganadoras, deberá volver a introducir el corazón en su comunicación. Parece mentira que no se fijen en como desde hace muchos años, los expertos empresariales del marketing llevan dándose cuenta de ello, y lo usan de manera magistral.

Hacerlo, insisto, no es hacer publicidad empresarial entendida en el peor significado de la palabra publicidad, todo lo contrario, significa volver a "enganchar" con el lado emocional de los votantes, volver a ser capaces de escuchar de forma pro-activa sus demandas y también sus ofertas, ya que el ingrediente fundamental de una sociedad, es la colaboración.

Ello implica, por ende, unos individuos que sean capaces de soltarse esa dependencia del Estado, que sean capaces de descubrir todo lo que pueden llegar a conseguir sin la necesidad de que un ente inexistente como el Estado, los cuide y mime en todo momento.

Los tiempos como los que vivimos, que tenemos la gran suerte de vivir, van a exigirnos lo mejor de nosotros mismos. Van a demandar que seamos capaces de responder a los retos que se nos presentan. Esos retos, tan grandes y fabulosos como decidamos alcanzar, supondrán empezar por aceptar que tenemos que cambiar, pero que tenemos que cambiar nosotros, tú y yo, y ellos, y los partidos políticos. Si durante mucho tiempo la responsabilidad de las organizaciones políticas fue hacernos ver la importancia de lo político, de la democracia, su misión ahora es acompañarnos en la transformación hacia un individuo adulto que abandone por una vez el redil del establo que es el Estado. Aunque ello suponga aceptar una pérdida en su poder absoluto sobre la sociedad.

A los votantes, a los individuos, nos toca, me toca, aceptar que la responsabilidad es únicamente mía, que soy yo el dueño de mi destino que, me guste o no, soy el único que puedo decidir HOY donde quiero estar mañana. Es hora que decida abandonar por fin, esa dependencia perjudicial y perniciosa de pensar que son los demás los que deben solventar los inconvenientes que en este camino que es la vida, tengo.

Mientras ese proceso de cambio no ocurra, mientras los grandes partidos tradicionales sigan encerrados en sus cotos de poder, mientras los individuos sigamos pensando que la responsabilidad es del otro y que a mí, únicamente me corresponde el derecho y no el deber, mientras siga dependiendo del Estado, formaciones como PODEMOS seguirán triunfando, seguirán ofreciendo soluciones que aumenten esa dependencia y seguirán siendo los mismos que tiempos atrás, se pensaban que unos pocos deben salvar al resto, aunque en el camino condenen a una buena parte de esos que dicen querer salvar. Es la hora de volver a conectar con nuestro corazón, de reencontrarnos con la increíble capacidad de superación y logros que poseemos, que entendamos que mejor que PODEMOS, es dar valor al PUEDO.

12 de agosto de 2014

Luego se quieren llamar liberales

Dos noticias acaecidas entre este lunes y la semana pasada han llamado mi atención por como han demostrado el lado interventor, socialistas y liberticida de nuestros políticos. Y no me refiero al programa de PODEMOS y su iniciativa de renta básica universal.

La primera ha sido la noticia proveniente desde Rusia de la prohibición de importar productos de la Unión Europea, sobre todo agrícolas. La medida ha desatado la alarma entre los agricultores españoles, ya que el país ruso es uno de los principales importadores sobre todo de frutas y hortalizas nacionales. No han tardado mucho por tanto los agricultores españoles en pedir ayudas para evitar esa medida. Ahora muchos dirán que eso en un sistema menos liberal y con menos comercio libre no ocurriría. Lo que parecen no darse cuenta es que la medida es producto de una respuesta política a las medidas de bloqueo económico por parte de otros políticos y sus estados.

Los sindicatos agrícolas no han perdido el tiempo y ya han solicitado que la Unión Europea compre el excedente producido para que los precios se mantengan y no caigan ¡Fantástico! Empleados el dinero de los ciudadanos de la unión para comprar excedente y que los precios de nuestra cesta de la compra nos sigan saliendo igual de caros cuando podrían salirnos más baratos. Una lógica política de libro, si señor.

La nota cómica la ha dado como no, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (sic) en boca de la dueña de su cartera, la ministra Isabel García Tejerina que defiende el uso del dinero de todos para comprar el excedente debido a la situación inesperada provocada por Rusia y su prohibición pero también, a las extraordinarias condiciones medio ambientales actuales, es decir, que debido a que la climatología ha sido perfecta para la producción, el excedente es mayor y por tanto, hay que mantener artificialmente el precio a toda costa.

La otra noticia también tiene como protagonista a España y la Unión Europea, ¡como no!, pero se le suman dos actores más, Gibraltar y el Reino Unido. Resulta que el organismo europeo, ante una reclamación por parte de los comerciantes del otro lado del Peñón, ha decidido investigar si se producía algún tipo de fraude fiscal. Sus conclusiones, comunicadas a través de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude. OLAF (sic),  son que si, sobre todo en lo referente a blanqueo de capitales y mercado negro del tabaco. Las estimaciones que se manejan cifras entorno a los 1.200 millones de euros.

Bajo la óptica estatal, los malos son los individuos que se dedican al contrabando de tabaco, sin pararse a pensar ni un segundo, como se ha llegado a la situación en la cual, una serie de personas deciden ejercer dichas actividades porque las consideran muy lucrativas. Y si, ya digo ahora mismo que la culpa es de esa manía intervencionista del Estado.

El mercado del tabaco en toda la Unión Europea está excesivamente regulado con medidas que incluyen desde los lugares de venta y adquisición de licencias, etiquetado de los paquetes hasta los altos impuestos que este tipo de producto padece. La imposición fiscal al tabaco alcanza en España un 50% del precio de venta del producto, es decir, de cada 10 euros que pagamos por cartón, 5 son producto de impuestos. Teniendo en cuenta que la media del precio de un cartón en España ronda los 40 euros, estamos hablando de que 20 euros son impuestos.

Al otro lado de España, en Gibraltar, el precio del mismo es mucho más barato, unos 20 o 25 euros. No hace falta ser un experto en economía para darse cuenta de que mantener el precio de un producto por encima del precio de mercado que oferentes y demandantes pedirían, ocasiona un mercado negro y por tanto, contrabando. El estado crea las condiciones y luego no admite que se ocurran los hechos, otra magistral forma de actuación muy en línea con su forma de pensar.

Como no, la nota de color la vuelven a dar los políticos españoles, en este caso Carlos Floriano, diputado del Partido Popular, que en unas declaraciones en Onda Cero dice que "hay motivos para creer que se cometen delitos de contrabando de tabaco y blanqueo de capitales." Señor Floriano, ya se lo digo yo, si, se comente actividades de contrabando y blanqueo de capitales y se seguirán cometiendo, porque mientras la presión fiscal de este país sea como es y sus regulaciones mantengan el alto el precio de forma artificial, habrá siempre quien decida correr ese riesgo a cambio de las sustanciales ganancias que le esperan. ¿Quiere acabar con ello? Pues no regule más, sino menos y deje actuar al mercado de forma libre, verá que sorpresa.

Luego dirán algunos políticos que ellos son los liberales de verdad.