8 de noviembre de 2014

PODEMOS un gran atractor y productor de sentimientos

El jueves 6 de Noviembre del 2014, un terremoto en forma de sondeo irrumpió en el ámbito político y social de España. El C.I.S. (Centro de Investigaciones Sociológicas) ofrecía en su barómetro del mes de Octubre unos resultados para algunos poco alentadores y para otros, los miembros y seguidores de PODEMOS, excelentes.

Al instante, mejor dicho, desde hacía días pues de alguna manera los resultados parecían intuirse, todos los contertulios de todos los medios e comunicación se lanzaron al ruedo de los medios de masa bien para hablarnos de esperanzan bien para hablarnos del apocalipsis, dependiendo de la afinidad con el partido donde milita Pablo Iglesias. En esas tertulias, contertulias, mesas de opinión, artículos, reseñas, columnas, editoriales, post de blogs, tweets y demás formas de comunicación, todo el mundo se hacía la misma pregunta: ¿dónde está el éxito de una formación política como PODEMOS?

Ya desde el éxito en las Elecciones Europeas, las opiniones vertidas sobre el nuevo partido han ido desde la incredulidad y la mofa, como muestran las palabras de Pedro Arriola (asesor de campaña y estratega del P.P.) tildando al partido como el lugar de reunión de "todos los frikis", a la exaltación más triunfalista y salvadora al mejor estilo mesiánico, llegando su líder incluso a estados de trascendencia espiritual, como dijo en su día Sor Lucía Caram cuando afirmó que "Pablo Iglesias es un contemplativo". Vamos, ni los mejores escritores místicos españoles. ¿Será Pablo Iglesias capaz de "vivir sin vivir en mí" como Santa Teresa de Jesús.

Pero, ¿dónde está el éxito de  PODEMOS? Pues personalmente, ni en su líder, ni en su programa y desde luego, no es su capacidad salvífica o o apocalíptica. El éxito de PODEMOS es que se ha dado cuenta perfectamente que la política, como todo, es cuestión de sentimientos y emociones, y lo que un partido político debe hacer para ganar, es ser un receptor y transformador de esos sentimientos y emociones.

La gran mayoría de los expertos en estrategia de campañas políticas siguen pensando que el éxito, es decir, el logro del poder por parte de sus formaciones, se debe a un proceso racional que tiene como resultado cuantificable  el voto. Nada más lejos de la realidad. Si algo nos están descubriendo las neurociencias, es que el ser humano es cualquier cosa menos demasiado racional a la hora de decidir y actuar. Estos estrategas basan sus líneas maestras de actuación pensando que un buen programa electoral, una excelente campaña basada en la comunicación de hechos factibles racionales son el mejor ingrediente para la obtención del poder. No es de extrañar, además, que eso sea así, pues los teóricos que dotan de cimientos a esas ideas, expertos en ciencias sociales como la sociología, la politología o la propia economía, creen que la Razón es la única forma de ser y entender. Consideran que los votantes son seres racionales y su entramado teórico es incapaz de salirse de la Teoría de la Elección Racional. Se entiende ahora que un sociólogo invitado como experto para explicar los resultados del barómetro del C.I.S. llegase a afirmar que el voto se racionaliza a medida que se acercan las elecciones, sobre todo las generales

Pues bien, están equivocados. El éxito de PODEMOS está en su capacidad, como ya he afirmado líneas atrás, de ser un perfecto atractor de emociones y sentimientos que los españoles estamos viviendo en el contexto actual. Palabras como resentimiento, indignación, miedo, recelo, furia, ira, enfado, tristeza son recogidos por PODEMOS y transformados en esperanza, ilusión, venganza, sueños. PODEMOs transita desde el mundo de las ideas presentes al mundo de las ideas futuras, siendo el gran intermediario entre ambas. Se está ofreciendo como el gran demiurgo capaz de tomar el incómodo presente en un mejor futuro y además, lo está ofreciendo bajo el discurso de que eso no nos va a costar esfuerzo, si no que será ese ente que todo lo puede, el ESTADO, quién se encargará de ello.

Si la línea maestra de Pedro Arriola es no salirse del centro, considerar que las ideas, sobre todo las ideologías, están muertas y que los números y las cifras son lo único que el votante considera, no diré que algunos así lo consideren, pero la gran mayoría centrará su mirada en lo que siente y no en lo que observa. Pedro Arriola se equivoca al considerar que las elecciones se ganan conquistando el centro del espectro electoral, las elecciones se ganan conquistando el corazón de los votantes, pero ojo, ello no tiene que significar que las propuestas tengan que ser irreales, irracionales y peligrosas como las ofrecidas por PODEMOS. Ser emocional no significa ser irracional, significa tener tan presente a la Razón como a la Emoción a la hora de tomar decisiones. Si el Partido Popular, y por ende, cualquier otra formación desea establecer estrategias ganadoras, deberá volver a introducir el corazón en su comunicación. Parece mentira que no se fijen en como desde hace muchos años, los expertos empresariales del marketing llevan dándose cuenta de ello, y lo usan de manera magistral.

Hacerlo, insisto, no es hacer publicidad empresarial entendida en el peor significado de la palabra publicidad, todo lo contrario, significa volver a "enganchar" con el lado emocional de los votantes, volver a ser capaces de escuchar de forma pro-activa sus demandas y también sus ofertas, ya que el ingrediente fundamental de una sociedad, es la colaboración.

Ello implica, por ende, unos individuos que sean capaces de soltarse esa dependencia del Estado, que sean capaces de descubrir todo lo que pueden llegar a conseguir sin la necesidad de que un ente inexistente como el Estado, los cuide y mime en todo momento.

Los tiempos como los que vivimos, que tenemos la gran suerte de vivir, van a exigirnos lo mejor de nosotros mismos. Van a demandar que seamos capaces de responder a los retos que se nos presentan. Esos retos, tan grandes y fabulosos como decidamos alcanzar, supondrán empezar por aceptar que tenemos que cambiar, pero que tenemos que cambiar nosotros, tú y yo, y ellos, y los partidos políticos. Si durante mucho tiempo la responsabilidad de las organizaciones políticas fue hacernos ver la importancia de lo político, de la democracia, su misión ahora es acompañarnos en la transformación hacia un individuo adulto que abandone por una vez el redil del establo que es el Estado. Aunque ello suponga aceptar una pérdida en su poder absoluto sobre la sociedad.

A los votantes, a los individuos, nos toca, me toca, aceptar que la responsabilidad es únicamente mía, que soy yo el dueño de mi destino que, me guste o no, soy el único que puedo decidir HOY donde quiero estar mañana. Es hora que decida abandonar por fin, esa dependencia perjudicial y perniciosa de pensar que son los demás los que deben solventar los inconvenientes que en este camino que es la vida, tengo.

Mientras ese proceso de cambio no ocurra, mientras los grandes partidos tradicionales sigan encerrados en sus cotos de poder, mientras los individuos sigamos pensando que la responsabilidad es del otro y que a mí, únicamente me corresponde el derecho y no el deber, mientras siga dependiendo del Estado, formaciones como PODEMOS seguirán triunfando, seguirán ofreciendo soluciones que aumenten esa dependencia y seguirán siendo los mismos que tiempos atrás, se pensaban que unos pocos deben salvar al resto, aunque en el camino condenen a una buena parte de esos que dicen querer salvar. Es la hora de volver a conectar con nuestro corazón, de reencontrarnos con la increíble capacidad de superación y logros que poseemos, que entendamos que mejor que PODEMOS, es dar valor al PUEDO.

12 de agosto de 2014

Luego se quieren llamar liberales

Dos noticias acaecidas entre este lunes y la semana pasada han llamado mi atención por como han demostrado el lado interventor, socialistas y liberticida de nuestros políticos. Y no me refiero al programa de PODEMOS y su iniciativa de renta básica universal.

La primera ha sido la noticia proveniente desde Rusia de la prohibición de importar productos de la Unión Europea, sobre todo agrícolas. La medida ha desatado la alarma entre los agricultores españoles, ya que el país ruso es uno de los principales importadores sobre todo de frutas y hortalizas nacionales. No han tardado mucho por tanto los agricultores españoles en pedir ayudas para evitar esa medida. Ahora muchos dirán que eso en un sistema menos liberal y con menos comercio libre no ocurriría. Lo que parecen no darse cuenta es que la medida es producto de una respuesta política a las medidas de bloqueo económico por parte de otros políticos y sus estados.

Los sindicatos agrícolas no han perdido el tiempo y ya han solicitado que la Unión Europea compre el excedente producido para que los precios se mantengan y no caigan ¡Fantástico! Empleados el dinero de los ciudadanos de la unión para comprar excedente y que los precios de nuestra cesta de la compra nos sigan saliendo igual de caros cuando podrían salirnos más baratos. Una lógica política de libro, si señor.

La nota cómica la ha dado como no, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (sic) en boca de la dueña de su cartera, la ministra Isabel García Tejerina que defiende el uso del dinero de todos para comprar el excedente debido a la situación inesperada provocada por Rusia y su prohibición pero también, a las extraordinarias condiciones medio ambientales actuales, es decir, que debido a que la climatología ha sido perfecta para la producción, el excedente es mayor y por tanto, hay que mantener artificialmente el precio a toda costa.

La otra noticia también tiene como protagonista a España y la Unión Europea, ¡como no!, pero se le suman dos actores más, Gibraltar y el Reino Unido. Resulta que el organismo europeo, ante una reclamación por parte de los comerciantes del otro lado del Peñón, ha decidido investigar si se producía algún tipo de fraude fiscal. Sus conclusiones, comunicadas a través de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude. OLAF (sic),  son que si, sobre todo en lo referente a blanqueo de capitales y mercado negro del tabaco. Las estimaciones que se manejan cifras entorno a los 1.200 millones de euros.

Bajo la óptica estatal, los malos son los individuos que se dedican al contrabando de tabaco, sin pararse a pensar ni un segundo, como se ha llegado a la situación en la cual, una serie de personas deciden ejercer dichas actividades porque las consideran muy lucrativas. Y si, ya digo ahora mismo que la culpa es de esa manía intervencionista del Estado.

El mercado del tabaco en toda la Unión Europea está excesivamente regulado con medidas que incluyen desde los lugares de venta y adquisición de licencias, etiquetado de los paquetes hasta los altos impuestos que este tipo de producto padece. La imposición fiscal al tabaco alcanza en España un 50% del precio de venta del producto, es decir, de cada 10 euros que pagamos por cartón, 5 son producto de impuestos. Teniendo en cuenta que la media del precio de un cartón en España ronda los 40 euros, estamos hablando de que 20 euros son impuestos.

Al otro lado de España, en Gibraltar, el precio del mismo es mucho más barato, unos 20 o 25 euros. No hace falta ser un experto en economía para darse cuenta de que mantener el precio de un producto por encima del precio de mercado que oferentes y demandantes pedirían, ocasiona un mercado negro y por tanto, contrabando. El estado crea las condiciones y luego no admite que se ocurran los hechos, otra magistral forma de actuación muy en línea con su forma de pensar.

Como no, la nota de color la vuelven a dar los políticos españoles, en este caso Carlos Floriano, diputado del Partido Popular, que en unas declaraciones en Onda Cero dice que "hay motivos para creer que se cometen delitos de contrabando de tabaco y blanqueo de capitales." Señor Floriano, ya se lo digo yo, si, se comente actividades de contrabando y blanqueo de capitales y se seguirán cometiendo, porque mientras la presión fiscal de este país sea como es y sus regulaciones mantengan el alto el precio de forma artificial, habrá siempre quien decida correr ese riesgo a cambio de las sustanciales ganancias que le esperan. ¿Quiere acabar con ello? Pues no regule más, sino menos y deje actuar al mercado de forma libre, verá que sorpresa.

Luego dirán algunos políticos que ellos son los liberales de verdad.

29 de julio de 2014

A los políticos no les gusta la libertad

Y mucho menos el individuo. La concepción de la política como actividad hunde sus raíces en la misma esencia del ser humano, aquello que Aristóteles llamó ζῷον πολιτικόν o zoon politikon, ese animal político o social de su libro 1 de Política. Personalmente estoy de acuerdo con el filósofo griego en que la política es un producto del acontecer social, pero mientras que para él lo social es algo natural, para mí la sociedad es el fruto de la actuación de los individuos en la búsqueda de sus propios fines.

Sin entrar en grandes explicaciones del origen de lo político y del estado como su figura más visible, existen dos grandes corrientes que ofrecen su mirada al respecto. Por un lado, las teorías contractualistas cuyas figuras más destacables son Platón, Hobbes, Rousseau o Locke. Frente a ellas, están las teorías individualistas en las que destacan pensadores como Mandeville, Hume, Adam Smith, Max Weber, G. Simmel, Mises o Hayek.

Las teorías contractualistas nos dicen que el origen tanto de la sociedad como del estado es producto de un contrato social o pacto, cuya firma saca al hombre de un estado de naturaleza por lo general belicoso. Los únicos que dotan a ese estado natural de cualidades positivas son, aunque por motivos diferentes, Locke y Rousseau.


Las teorías individualistas defienden que el origen de la sociedad no está en ningún contrato o pacto, sino que es la propia existencia de los individuos los que permite que surjan las estructuras sociales. El individuo en su acción con otros individuos, de forma no intencionada, crea la sociedad al igual que crea el lenguaje, el derecho o la economía. Los defensores del individualismo argumentan que no hay nada más social que el propio individuo, ya que él mismo es consciente de que necesita a los otros individuos para lograr sus fines. Es en esa necesidad de cooperación en la que luego, nacen las estructuras sociales. La sociedad por tanto, no es un ente ajeno al individuo, algo creado ex profeso y con una existencia por encima del individuo, sino algo producto de él mismo, de sus acciones que únicamente buscan un determinado fin y cuyo origen, no ha sido controlado, diseñado, definido o gestionado por nadie.

Al escaparse el proceso de creación de lo social, ya que son de origen totalmente no intencionado por parte de los individuos, su pretensión de control por el bien común de todos se vuelve en una labor de arrogancia intelectual, aquello que Hayek denominó la fatal arrogancia. Como bien sabemos, los liberales aducen que ningún gestor puede conocer en todo momento las necesidades presentes y futuras que den contenido a la felicidad de los individuos, ya que esa tarea es propia de ellos y nadie más. Además, la pretensión de realizar esa acción conlleva la exigencia de una cantidad tal de conocimiento, de por si disperso entre todos los individuos, que ningún ser es capaz de poder aprehenderla.


Sobra decir que la triunfadora en la contienda intelectual ha sido claramente la visión contractualista, que además, contó con el apoyo de una naciente ciencia social como fue la sociología, cuyos padres fundadores en su mayoría (Comte, Saint-Simon, Durkheim) defendieron la idea de que la sociedad es un orden intencionado y por lo tanto, es posible organizarlo y ordenarlo. Se convierte así a la política en la única actividad capaz de poder gestionar lo social de una forma científica.


Comienza así un ataque al individuo por parte de la sociología positivista francesa que acabará fructificando y dando fundamento "científico" a la actividad política para gestión de lo social. Ideas como las de Saint-Simon que llegó a considerar "vaga y metafísica" la concepción de libertad individual e incluso en tildarla de enemiga y "obstáculo a la civilización". Comte opina que se trata de una "monstruosidad repugnante" el individualismo y la libertad de conciencia. Por otro lado, Durkheim iguala la autonomía del individuo al egoísmo, cuya única capacidad es crear anómia, es decir, la incapacidad de los individuos de seguir la norma social.


Bajo estos postulados cuya difusión corre como la pólvora por toda Europa, comienza a surgir la idea de que el político debe ejercer su actividad como  un auténtico científico, encontrando su legitimidad precisamente en que su labor se realiza desde la ciencia. Labor que Comte defiende argumentando que los políticos son:

a) por el género  de su capacidad y cultura intelectual , los únicos competentes para realizar tal labor.
b) esta función se les asigna por la naturaleza de las cosas.
c) solo ellos poseen la autoridad moral hoy necesaria para determinar la adopción de la nueva doctrina orgánica.
Si a ello unimos la tesis de Saint-Simon de que la única ciencia de la producción no es la economía, sino la política, no resulta raro entender que los políticos, bajo ese paraguas del Estado, se consideren los elegidos para determinar el destino de todos y cada uno de los individuos que viven en el mundo.

Lo peligroso es que esa mirada de lo social ignora, como bien defienden los pensadores individualistas, que la búsqueda de la felicidad es tarea del individuo, ya que nadie puede conocer en todo momento, lo que cada uno precisa ahora y en el futuro para lograr su felicidad. Unido a la incapacidad para poder manejar todo el conocimiento necesario para que las acciones políticas no contengan acciones no deseadas más perjudiciales que los males que intentan combatir, no es de extrañar que, como dice el refrán, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Y los políticos, escudados en las teorías contractualistas y la sociología positiva, se niegan a ver que simplemente, ellos no pueden. La arrogancia, la fatal arrogancia que a todos los caracteriza.

27 de mayo de 2014

Entre todos la mataron...

Ahora que estamos en plena resaca de las Elecciones Europeas al Parlamento del 2014 y a petición popular de muchos de vosotros que habéis querido conocer mi opinión, vuelvo a este blog para hacer pública y permitir que cualquiera que lo desee, averiguar lo que pienso al respecto.

Resumiría mi postura con un refrán español, "entre todos la mataron y ella sola se murió". Y la víctima es la libertad. Mientras que la mayoría de los expertos y tertulianos de uno u otro lado, se asustan e intentan asustar por el auge de los extremos, derecha o izquierda, dependiendo de si ellos se sientan a diestra o siniestra. Yo lo que veo es que, o rojo o azul, la única que sale perjudicada en todos los casos, es la libertad.

Me da igual quien me ponga los grilletes estatales y coarte mi libertad. Me es indiferente quien decida meterme la mano bien en la cartera bien en la bragueta. Me duele igual que me obliguen a pagar impuestos para mantener un estado paternalista excesivo, como hacerlo para defender el mismo estado paternalista excesivo preocupado por salvar mi alma de un castigo divino del más allá. Me da igual quien sea mi carcelero, pues a mi libertad, lo único que le ocupa es que le ponen grilletes y no quiere que sea así.

El discurso común a la mayoría de los partidos, hay dignas excepciones incluso en España como es el P-LIB, es primero creer en el Estado y luego en una Europa de los estados. La mayúscula en lo primero y la minúscula en lo segundo no son un fallo, sino algo escrito a conciencia. Sin embargo, ambas ideas tienen en común aquello del calor del establo, no sé si el mismo que mencionaba Nietzche, pero seguro que muy parecido. Por cierto, quiero dejarlo claro, el establo es esa gran mentira magníficamente vendida como Estado del Bienestar, que realmente es el Bienestar del Estado.

Lo divertido cuando uno no está casado con nadie, es ver como todos ponen en sus bocas, la misma peligrosa idea, aunque disfrazada de forma diferente. Nadie de los partidos, incluso lo más radicales de las extremas de ambos brazos, rechaza en erguirse en el defensor de los ciudadanos y los derechos sociales de los mismos. El matiz está en el enemigo, y por ende el culpable, de los males que nos atenazan.

La izquierda y su extrema, buscarán al malo en el sistema económico capitalista. La diferencia radica en que mientras que uno quiere reformarlo por completo y de una forma rápida por soluciones comunistas, los segundos buscan engendros híbridos tan peligrosos como el primero, pero que mantienen vivo al enfermo a base de medicamentos que ellos, supuestamente, saben perfectamente recetar y administrar. Por otro lado, todo aquello que implique una elección religiosa que no acompañe sus valores éticos y morales, o bien será exterminada o bien, denigrada e incluso discriminada.

La derecha y su extrema, buscarán al malo en el sistema económico capitalista. La diferencia radica en que mientras que uno quiere reformarlo por completo y de una forma rápida por soluciones más tradicionalistas, los segundos buscan engendros híbridos tan peligrosos como el primero, pero que mantienen vivo al enfermo a base de medicamentos que ellos, supuestamente, saben perfectamente recetar y administrar. Por otro lado, todo aquello que implique una elección ética y moral individual que no acompañe sus valores éticos y morales, o bien será exterminada o bien, denigrada e incluso discriminada.

No me he vuelto loco, son los mismos carceleros con distinto disfraz, por lo tanto, sus grilletes son grilletes, igual de fríos, pero con colores distintos y puestos por nuestro bien, para defendernos de enemigos distintos, pero usando las mismas herramientas, el enardecimiento y absoluta pleitesía del individuo libre al Estado.

Y esto es así porque nos hemos dejado infantilizar y con sumo gusto, dejarnos colocar las cadenas que nos atan y esclavizan de forma muy fina y subversiva, al estado de bienestar. Años y años bajo las faldas o los pantalones, pues el Estado no tiene ni sexo ni género, han originado en nosotros, una dependencia de las prebendas estatales. Y lo que es peor, hemos aprendido e instaurado en nuestro fuero más interno, como un credo de fe, que nuestra vida fuera del calor del establo del bienestar, sería no mala, sino terrible. Con ello, nos hemos olvidado de la capacidad de realización del individuo, de sus virtudes y capacidades. De hecho, todos los adjetivos positivos los representa el Estado, mientras que los epítetos más negativos se vierten en el individuo, egoísta, insolidario, avaricioso.

Lo curioso, al igual que cierto rey que pensaba que llevaba los mejores y más bellos ropajes, es que nos vemos como seres completos, maduros, responsables y solidarios, cuando en realidad, estamos desnudos con el chupete en la boca, esperando que el Estado rellene nuestro biberón. Y los males de los estados por separado, los hemos trasladado y multiplicado en la Unión Europea.

¿Qué es Europa? Europa es el sueño de unos niños, a los cuales no les dejan jugar mientras les rellenan los biberones y les cambian los pañales, esperando que jamás crezcan. ¿Quienes son esos seres perversos? Nosotros mismos, nadie más.