27 de mayo de 2014

Entre todos la mataron...

Ahora que estamos en plena resaca de las Elecciones Europeas al Parlamento del 2014 y a petición popular de muchos de vosotros que habéis querido conocer mi opinión, vuelvo a este blog para hacer pública y permitir que cualquiera que lo desee, averiguar lo que pienso al respecto.

Resumiría mi postura con un refrán español, "entre todos la mataron y ella sola se murió". Y la víctima es la libertad. Mientras que la mayoría de los expertos y tertulianos de uno u otro lado, se asustan e intentan asustar por el auge de los extremos, derecha o izquierda, dependiendo de si ellos se sientan a diestra o siniestra. Yo lo que veo es que, o rojo o azul, la única que sale perjudicada en todos los casos, es la libertad.

Me da igual quien me ponga los grilletes estatales y coarte mi libertad. Me es indiferente quien decida meterme la mano bien en la cartera bien en la bragueta. Me duele igual que me obliguen a pagar impuestos para mantener un estado paternalista excesivo, como hacerlo para defender el mismo estado paternalista excesivo preocupado por salvar mi alma de un castigo divino del más allá. Me da igual quien sea mi carcelero, pues a mi libertad, lo único que le ocupa es que le ponen grilletes y no quiere que sea así.

El discurso común a la mayoría de los partidos, hay dignas excepciones incluso en España como es el P-LIB, es primero creer en el Estado y luego en una Europa de los estados. La mayúscula en lo primero y la minúscula en lo segundo no son un fallo, sino algo escrito a conciencia. Sin embargo, ambas ideas tienen en común aquello del calor del establo, no sé si el mismo que mencionaba Nietzche, pero seguro que muy parecido. Por cierto, quiero dejarlo claro, el establo es esa gran mentira magníficamente vendida como Estado del Bienestar, que realmente es el Bienestar del Estado.

Lo divertido cuando uno no está casado con nadie, es ver como todos ponen en sus bocas, la misma peligrosa idea, aunque disfrazada de forma diferente. Nadie de los partidos, incluso lo más radicales de las extremas de ambos brazos, rechaza en erguirse en el defensor de los ciudadanos y los derechos sociales de los mismos. El matiz está en el enemigo, y por ende el culpable, de los males que nos atenazan.

La izquierda y su extrema, buscarán al malo en el sistema económico capitalista. La diferencia radica en que mientras que uno quiere reformarlo por completo y de una forma rápida por soluciones comunistas, los segundos buscan engendros híbridos tan peligrosos como el primero, pero que mantienen vivo al enfermo a base de medicamentos que ellos, supuestamente, saben perfectamente recetar y administrar. Por otro lado, todo aquello que implique una elección religiosa que no acompañe sus valores éticos y morales, o bien será exterminada o bien, denigrada e incluso discriminada.

La derecha y su extrema, buscarán al malo en el sistema económico capitalista. La diferencia radica en que mientras que uno quiere reformarlo por completo y de una forma rápida por soluciones más tradicionalistas, los segundos buscan engendros híbridos tan peligrosos como el primero, pero que mantienen vivo al enfermo a base de medicamentos que ellos, supuestamente, saben perfectamente recetar y administrar. Por otro lado, todo aquello que implique una elección ética y moral individual que no acompañe sus valores éticos y morales, o bien será exterminada o bien, denigrada e incluso discriminada.

No me he vuelto loco, son los mismos carceleros con distinto disfraz, por lo tanto, sus grilletes son grilletes, igual de fríos, pero con colores distintos y puestos por nuestro bien, para defendernos de enemigos distintos, pero usando las mismas herramientas, el enardecimiento y absoluta pleitesía del individuo libre al Estado.

Y esto es así porque nos hemos dejado infantilizar y con sumo gusto, dejarnos colocar las cadenas que nos atan y esclavizan de forma muy fina y subversiva, al estado de bienestar. Años y años bajo las faldas o los pantalones, pues el Estado no tiene ni sexo ni género, han originado en nosotros, una dependencia de las prebendas estatales. Y lo que es peor, hemos aprendido e instaurado en nuestro fuero más interno, como un credo de fe, que nuestra vida fuera del calor del establo del bienestar, sería no mala, sino terrible. Con ello, nos hemos olvidado de la capacidad de realización del individuo, de sus virtudes y capacidades. De hecho, todos los adjetivos positivos los representa el Estado, mientras que los epítetos más negativos se vierten en el individuo, egoísta, insolidario, avaricioso.

Lo curioso, al igual que cierto rey que pensaba que llevaba los mejores y más bellos ropajes, es que nos vemos como seres completos, maduros, responsables y solidarios, cuando en realidad, estamos desnudos con el chupete en la boca, esperando que el Estado rellene nuestro biberón. Y los males de los estados por separado, los hemos trasladado y multiplicado en la Unión Europea.

¿Qué es Europa? Europa es el sueño de unos niños, a los cuales no les dejan jugar mientras les rellenan los biberones y les cambian los pañales, esperando que jamás crezcan. ¿Quienes son esos seres perversos? Nosotros mismos, nadie más.