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8 de mayo de 2010

Biología sintética

Es un placer como siempre disfrutar de Redes con Eduard Punset  y sus invitados. En el programa del fin de semana pasado (nº 58), tocaban el fascinante mundo de la biología sintética, una rama de la biología genómica que se centra en el estudio de las interacciones y relaciones que llevan a cabo las proteínas que forman parte de la célula.

Su invitado, Luis Serrano, es uno de los mayores expertos en el tema a nivel mundial y tenemos la suerte de contar con su equipo y sus investigaciones en España. En el Centro de Regulación Genómica de Barcelona lleva a cabo su labor para desentrañar los mecanismos que expliquen las mencionadas relaciones que se dan entre las proteínas. Así, se podrán crear o modificar organismos vivos como bacterias, para que sean capaces de provocar dentro de una célula, las reacciones necesarias por ejemplo para curar enfermedades como en cáncer, el alzheimer.

Al final de la estupenda y entretenida charla, Punset pregunta a Luis Serrano por las dudas ético filosóficas que pueden derivarse de la creación de vida sintética en un laboratorio. El eminente investigador responde que, debates religiosos a un lado sobre la idea de jugar a ser Dios, el verdadero problema ético, filosófico y social de este tipo de investigaciones está en la enorme brecha que pueden crear entre aquellos países que puedan pagar estos avances y, por otro lado, los países que no tengan esa capacidad.

Es evidente, y Luis Serrano lo menciona de forma clara, que una de las formas de desigualdad más patentes en el futuro más cercano, no será ya de tipo únicamente económico o productivo, sino de conocimiento. La ciencia y sus avances van a establecer una línea divisoria entre sociedades ricas y pobres, donde riqueza y pobreza no serán medidas en una visión económica excluyente, sino en la posesión de conocimiento y capacidad de aplicación. Como sociólogo, las relaciones y consecuencias sociales de la ciencia y el conocimiento, son uno de los temas que más me apasiona y atrae.

Incluso se permite el Sr. Serrano a jugar el rol de escritor de ciencia ficción, al expresar que las posibilidades de modificación que puede permitir la biología sintética, abren la posibilidad de un auténtico cambio genético en el ser humano, es decir, de provocar un cambio evolutivo. Ello supondrá, de darse el suceso, la existencia de humanos más evolucionados genéticamente hablando frente a otros que no puedan permitírselo.

Fascinante, ¿verdad?, ¿qué opinan ustedes, estimados lectores? Tengo ganas de conocer sus impresiones sobre el tema.


9 de agosto de 2007

DESMONTANTO MITOS: XAVIER SALA I MARTÍN Y LA DESIGUALDAD (II)

Hace unos pocos días comenzaba este hilo de post haciendo referencia a dos textos que había leído, el primero de ellos, al cual ya he hecho referencia en la anterior entrada (DESMONTANTO MITOS: VICENÇ NAVARRO Y LA DESIGUALDAD (I) ), era de Vicenç Navarro y nos comentaba la importancia que tiene para el la “distancia social”. Hoy comentaré el segundo texto, escrito por Xavier Sala i Martín titulado “THE WORLD DISTRIBUTION OF INCOME: FALLING POVERTY AND… CONVERGENCE, PERIOD” (al final del texto pueden descargarse una copia).
El autor trata de ofrecer una visión alternativa a lo él llama la falacia de la desigualdad y la pobreza en el mundo como consecuencia de la globalización. Haciendo referencia a la distribución mundial de la renta (en inglés World Distribution Income, WDI) y al fenómeno de la convergencia, demuestra que no pueden afirmarse con ligereza frases y conclusiones como :”la pobreza aumenta cada día”, “la distancia entre los más ricos y los más pobres es cada vez mayor por culpa de la globalización”.
Recomiendo, ya que aquí no haré referencia a ello por no sobrecargar la entrada, leer tanto la introducción como el apartado de cómo estima la WDI, ya que contiene aspectos metodológicos muy importantes y ofrece bastante información y literatura sobre las diferentes formas en como hasta ahora se han venido haciendo los estudios sobre pobreza y convergencia mundial.
Centrándonos en los resultados, Xavier Sala i Martín nos plantea la dificultad inherente de definir un concepto tan ambiguo como la pobreza ya que existen casi tantas definiciones como estudios sobre ella, en sus propias palabras: “The fundamental problem is that of all these definitions are both reasonable and, to some extent, arbitrary. If we settle on a poverty line, then the number of poor people in the World can be readily estimated by integrating the estimated WDI from minus infinity to a predetermined income threshold (know as the poverty line). Poverty rates can be then computed by dividing the total number of poor by the overall population. The only question is what poverty threshold to use. Given this ambiguity, we use our estimates of the WDI to analyze the evolution of poverty in two different ways. The first strategy is to construct the normalized Cumulative Distribution Function (CDF) of the WDI for each decade. […] The second strategy for analyzing the poverty rates and headcounts is to determinate a specific poverty line and integrate the WDI between minus infinity and that particular threshold.”
A partir de una función de distribución acumulativa para los años 1.970, 1.980, 1.990 y 2.000 por un lado y por otro los ingresos por renta, se demuestra que las diferencias entre rentas han disminuido y por tanto la desigualdad también lo ha hecho. Por ejemplo, en 1970 con una renta de 570$/año se encontraba el 20% de la población mundial, sin embargo, en el 2.000 con la misma cantidad de dinero vive el 7% de la población total del mundo. Es evidente que el dato anterior es significativo en cuanto a la reducción de la pobreza, pero no de la desigualdad, sin embargo, el siguiente dato es una muestra clara de que la desigualdad también se está reduciendo; en 1.970 el 78% de la población vivía con 5.000$/año, en el año 2.000 lo hacía el 67% de la misma. Los anteriores movimientos de renta se han desplazado en la curva de distribución acumulativa hacia la derecha, lo que significa que tanto pobreza como desigualdad se están reduciendo en los últimos años.
Después de estos primeros resultados, el autor pasa a criticar el Human Development Report of the United Nations´ Development Program (UNDP), cito textualmente: “Researchers have long worried about World income inequality. Recently, policymakers have joined the debate. For example, the 2.001 Human Development Report of the United Nations´ Development Program (UNDP) argues that global income inequality has risen based on the following logic:
Claim 1. “Income inequalities within countries have increased.”
Claim 2. “Income inequalities across countries have increased.”
Claim 3. “Global income inequalities have also increased.””
Xavier Sala se muestra totalmente en contra de los resultado que ofrece Naciones Unidas y para demostrarlo hace referencia a que usando la misma metodología que usa la institución, el coeficiente de Gini, el resultado final es que las desigualdades mundiales por renta han disminuido no aumentado. En 1.970 el coeficiente de Gini arrojaba un resultado de 0.653 para pasar en el año 2.000 a un coeficiente de 0.637, lo que supone un cambio de un -2.4%; sin embargo, si tomamos el peor resultado entre 1.970 y el 2.000 del mismo coeficiente, que se da en el año 1979 (crisis del petróleo), observamos que se pasa de un 0.662 al mencionado 0.637, lo que supone una reducción de un -3.8%. ¿Dónde está el problema del UNDP?, dice el autor: “The problem for the UNDP is that, population - weighted measures of income inequality show a downward trend over the last twenty years. The question, then, is whether the declines in across-country individual inequality. Since we have estimated the WDI, we are well equipped to answer this question.”
No quiero alargar más este artículo, por ello recomiendo muy mucho que lean el ensayo de Xavier Sala i Martín, sobre todo los desarrollos que hace a partir de este punto donde toma como referencia el coeficiente de Gini, pues no se conforma con usar sólo esta medida de pobreza, ya que decide ampliar los resultados con el uso de otros índices como el de Atkison para coeficientes de 0.5 y 1 respectivamente.
Para la próxima entrada, que será la última de esta serie llamada DESMONTANDO MITOS, expondré mis reflexiones personales de ambas lecturas, hasta entonces, gracias por su tiempo y su dedicación.

El texto citado:

THE WORLD DISTRIBUTION OF INCOME: FALLING POVERTY AND… CONVERGENCE, PERIOD

6 de agosto de 2007

DESMONTANTO MITOS: VICENÇ NAVARRO Y LA DESIGUALDAD (I)

Acabo de leer dos textos completamente distintos, pero ambos igual de sugerentes. El primero es de Vicenç Navarro, profesor de la Universitat Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University, bajo el título “Crecimiento económico, desigualdades sociales y calidad de vida”, una presentación realizada en el Primer Encuentro sobre Economía Política en León. El segundo es de Xavier Sala i Martin (me encanta su página), profesor también de la Pompeu Fabra además de profesor en la Columbia University; su artículo se titula “The World distribution of income: falling poverty and… convergence period.” Comenzaré hablando del primero.
Vicenç Navarro abre su texto nombrando un apartado con la cual confieso que estoy plenamente de acuerdo: “1. El objetivo del conocimiento económico. La economía no es un fin: es un medio para conseguir bienestar social.” Pero también informo que es el único punto que comparto con el autor, pero mis discrepancias irán más adelante, centrémonos ahora en que nos cuenta.
Nos recuerda Vicenç Navarro que lo importante no es tanto la pobreza, que si es un problema, pero el meollo se encuentra en la desigualdad. Critica que para las estadísticas sobre pobreza mundial se usan básicamente medidas de consumo (por ejemplo las empleadas por el Banco Mundial de un dólar o dos dólares por día). Considera mucho más oportuno usar lo que se ha venido en llamar “la distancia social”. Para ejemplificar lo qué tal expresión significa usa el siguiente ejemplo: Un negro de Baltimore tiene una esperanza de vida de 45 años, mientras que una persona de Ghana llega a una esperanza de vida de 58 años; y se pregunta cómo puede ser eso posible. Pues la solución es la desigualdad o distancia social, cito textualmente: “Para responder a esta pregunta tenemos que introducir el concepto de distancia social relacionada con el concepto de desigualdades sociales. Es más difícil ser pobre en EEUU que ser miembro de la clase media en Ghana. La distancia social entre un joven negro trabajador no cualificado en paro, viviendo en las partes deterioradas de East Baltimore, y la mediana de estándar de vida de EEUU es mucho mayor que la distancia entre el profesional de clase media de Ghana y la media de aquel país.”
De lo que nos habla es que si nos imaginamos una curva de distribución normal, la de EEUU se parece muy poco a una normal, por lo tanto las desviaciones entre un porcentaje y otro son muy grandes, mientras que en el segundo caso, Ghana, éste país tiene una distribución mucho más normal, por tanto las desviaciones son menores.
Nos dice también que en aquellas sociedades donde la distancia social es menor, por lo general son sociedades de tipo “solidaria, cohesionada y con escasas desigualdades, en la que la mayoría de la ciudadanía se siente parte de la misma sociedad y de un mismo proyecto.” Mientras que las sociedades con mayor distancia son sociedades totalmente distintas, incluso donde es necesario “un orden jerárquico que requiere unos mecanismos e instituciones que segregan a la población en distintas categorías dentro de un orden en el que las categorías superior e inferior siguen una lógica discriminatoria y excluyente, basada frecuentemente en mecanismos de explotación, es decir, en situaciones en las que el superior vive mejor a costa de que el inferior viva peor. Este orden social, se legitima en el capitalismo democrático mediante la justificación de que tal orden está basado en el mérito de las personas…”.
Para justificar su tesis expone datos empíricos como los incrementos en la esperanza de vida en Inglaterra y Gales entre 1901 y 1991, donde señala que el aumento más importante se da en los años de la Segunda Guerra Mundial (1940-1951). Menciona un cuadro donde a partir de una encuesta del Internatioanal Social Survey Program (ISSP) para 1999 nos dice que los diferenciales de renta en los países ricos son demasiado grandes, como por ejemplo el 82% en Alemania, el 885 en Francia, el 86% en Austria o el 66% en los EE.UU. (Ver anexos para datos). Defiende la tesis de que estas diferencias no están basadas en el mérito, sino en jerarquías de dominio e incluso explotación.
Y por último, comenta el caso más llamativo para él, fragmento que cito textualmente: “el caso más llamativo y espectacular del impacto del sistema económico en un país y su impacto en la calidad de vida fue el cambio que ocurrió en la Unión Soviética en que se impulsó un capitalismo sin medidas protectoras que causó la muerte de aproximadamente de medio millón de personas en sólo dos años. Es más, la esperanza de vida en aquel país pasó de ser de 70 años en el año 1985 a 66 en el año 2003.”
En la siguiente entrada del blog hablaré sobre el otro texto, el cual aprovecharé de paso para criticar los argumentos de Vicenç Navarro, totalmente descabellados y sacados de contexto.

El texto citado:

Crecimiento económico, desigualdades sociales y calidad de vida

Merci Pato por el truco, te debo una.

4 de diciembre de 2006

A vueltas con la globalización de nuevo.

Muchos de los críticos de la globalización arguyen que dicho proceso ha aumentado la brecha entre los ricos y los pobres, básicamente dicen que los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. El problema es que los que acusan a la globalización de ello nunca ofrecen datos, porque se creen dotados de una altitud moral y de una sabiduría superior, demostrando que sus ideas preconcebidas por eso que llamamos el pensamiento único, no necesitan de demostración. Evidentemente la realidad es otra, no es que los movimientos anti-globalización no den datos porque no quieren o no los consideren necesarios, no, es que los datos no les dan la razón.
El economista Xavier Sala i Martín demuestra en su artículo “More or less equal”, que lo de defienden los contrarios a la globalización si se traslada a la cruda realidad de las cifras, es falso. Parte de la suposición de que es necesario resolver tres grandes áreas de dificultad para contestar a la pregunta de si la desigualdad está creciendo entre los países pobres y los países ricos. A saber:
1. cuánta gente de los países pobres o en vías de desarrollo consume
2. como se valora el consumo para que las comparaciones sean útiles
3. se está ensanchando la brecha entre los países ricos y pobres o, por el contrario, está aumentado la diferencia entre los pobres y los ricos indiferentemente del país donde vivan.

Si comenzamos por la tercera, Xavier Sala i Martín nos dice que debemos tener cuidado pues, una parte de la gente que explicaba la gran proporción de pobreza del mundo está disminuyendo debido al rápido crecimiento de los dos países más poblados del planeta: la India y China.
Santley Fischer, ex-subdirector del FMI, ofreció una serie de tablas muy orientativas sobre el problema que nos afecta. Veamos las gráficas:



La primera gráfica nos dice que si los países pobres crecen lo suficiente para alcanzar a los ricos, se situarían cada vez más hacia arriba y a lo largo de la tabla. Como se comprueba, la realidad dista de ser esa. Sin embargo, si miramos la segunda tabla, si trazamos los mismos círculos pero en proporción a su población, la India y la China claramente se sitúan hacia arriba. Y si tenemos en cuenta de que el número de pobres de esos dos países representa un gran porcentaje de los pobres del mundo, mantener la idea de que el número de pobres en el mundo está empeorando es muy difícil.
Xavier Sala i Martín dice que a pesar de los datos de Fischer, poco puede decirse de la pobreza, porque no dicen nada sobre cuántas personas en la India, China o Latinoamérica, por ejemplo, son pobres. O sí el crecimiento de cualquier país es bueno para su población.
La dificultad sobre la pobreza tiene, aunque parezca mentira, un cariz metodológico importante, pues no es lo mismo medir la pobreza en términos de nación o renta nacional que de capacidad para consumir de su población. Y dependiendo de los datos que se consulten, los resultados son diferentes.
Trabajos de Bhalla, Sala i Martín y por Francis Bourguignon y las demostraciones de Morrison muestran que a niveles de consumo individual, las cosas han mejorado tanto que puede hablarse de una nueva edad de oro del capitalismo global.
Sala i Martín proporciona que el número de gente que vivía en pobreza aguda (menos de un dólar/día) cayó del 17% de la población en 1970 a el 7% en 1998; la proporción que vivía con menos de dos dólares/día bajó del 41% al 19%. En números absolutos se está hablando de cerca de 200 millones de personas en el primer caso y de 350 millones de personas en el segundo caso.
Si tomamos los datos de renta nacional los datos son algo más pesimistas. Y estos datos son los que manejan por ejemplo, el Banco Mundial o la ONU. El trabajo de Chen y Ravallion nos dice que el porcentaje de gente que vive con menos de un dólar día era del 28% en 1987 y baja hasta un 24% en 1998.
Pero algo está claro, y es que las cifras arrojan en general que las cosas están mejorando.
Claro que quedan zonas del planeta donde la pobreza es tan alta que la pasividad de los gobiernos ricos es insultante. Sin embargo, cabe preguntarse si la culpa de que esos países sean pobres es del capitalismo y la globalización, culpables de que gran parte de los pobres del mundo hayan salido de su estado de miseria (China e India), o bien de que las zonas pobres aún no se han visto bañadas por las olas del capitalismo y la globalización.