21 de diciembre de 2015

Elecciones Generales 2015 en España: gana por mayoría el intervencionismo

"Un gobierno capaz de darte todo lo que quieras, es capaz de quitarte todo lo que tienes". 
Thomas Jefferson.

Nada nuevo bajo el sol. España no ha elegido entre izquierda y derecha, ejes obsoletos e incapaces aportar algo de reflexión al asunto, ha elegido por 24.000.000 de votos intervención, en mayor o menor grado, pero intervencionismo al fin y al cabo. Que esa manipulación sea con la mano derecha o con la mano izquierda, a los liberales nos es indiferente, lo que tenemos claro es que el Estado nos va a seguir coacionando y robando lo que es nuestro.

La mayoría de los españoles, una vez más, ha dejado claro que lo suyo es seguir viviendo dentro del calor del establo, sin preocupaciones y sin tener de atenerse a esa responsablidad que supone vivir en libertad y sin tutela de un papá Estado y si eso lleva como sacrificio nuestras libertades, lo aceptamos.

En el fondo, somos un país de clara deriva socialista como muestran esos 12.461.246 de votos, total sin Ciudadanos, partido que considero de corte socialista o centro-izquierda, lo cual elevaría la cifra a  15.961.692 de votantes, un 66,2% de los votos válidos según los datos de las últimas elecciones. Pero que los socialistas sean mayoría no es un problema en sí si hubiera una verdadera alternativa liberal, pero no la hay, porque el resto de votos 8.164.716  (33,8%) corresponde a partidos de derecha o centro derecha cuyas ganas de intervención no es menor que el de sus primos.

Los españoles por tanto, claudicamos de nuestra libertad, la delegamos por completo al Estado, a esos políticos que luego una y otra vez nos defraudan y entramos en cólera porque no nos dan lo nuestro. Nos hemos creído a pies juntillas ese contrato que nunca ha existido, ese pacto rousseauniano y hobbesiano que en ningún momento de la historia se ha firmado con el Leviathan. Y es que en el fondo no hemos entendido el juego democrático. Pensamos que nuestra responsabilidad consiste en decidir una vez cada cuatro años, la mano que meza nuestra cuna y una vez realizado, listo, a esperar que nos toque lo que nos corresponde, sin entender que el que espera que le den, o bien se conforma con lo que le entregan o se desespera, sin comprender que si uno desea o quiere algo, debe ir en su búsqueda sin esperar que nadie se lo de servido.

Nuestra tradición política es una muestra clara de porque al final, a los españoles no nos gusta la libertad. Unos han vivido un largo periódo bajo la mano severa pero mimosa de una dictadura que creó los fundamentos y las bases del actual estado del bienestar que padecemos. A cambio de sus libertades, el régimen les ofreció seguridad y los calores de un primer estado benefactor y paternal.

Los otros, los padres de la transición y sus herederos, son o bien los familiares lejanos de esa izquierda combativa y cuasi-comunista que ve en el Estado la solución a todos los problemas, o bien los herederos de ese régimen de derecha católito y conservador, una familia grande como gustaba en la dictadura, pero mal avenida por las grandes difernecias internas. Sin embargo, ambos comparten su amor por ese Leviathan que debe cuidar y esperamos que cuide de nosotros.

Al que aquí suscribe estas líneas, que el ladrón que le quite sus cuartos lo haga con la diestra o la siniestra, le es lo de menos, solo espera que el latrocinio al que se ve expuesto no crezca en cantidad y calidad. Claro que los liberales también tenemos derecho a vivir de ilusiones.

27 de septiembre de 2015

Hoy ya hemos perdido todos, pero aún nos queda mañana.

"Yo represento para ti todos los pecados que no has sido capaz de cometer." Lord Henry,
 El retrato de Doriam Gray de Oscar Wilde


Da igual que gane el si o el no, no hay bando ganador, todos somos perdedores a dia de hoy. Perdedores porque hemos asistido a una de las peores demostraciones del uso de la democracia en este país y solo, lamentablemente, la tergiversación que se da en otros países como Venezuela, no nos permite aspirar a la cima del podium por muy poco. La plata en esta ocasión, quizás no tenga ese sabor tan amargo que suele tener en otros terrenos más deportivos.

Pocas veces he asistido en el circo de unas elecciones, a un nivel tan despreciable, pobre y ofensivo para el ciudadano por parte de los políticos de todos los partidos. Ya no es el hecho de convertir lo que son en sí unas elecciones a formar el parlamento autonómico de una comunidad, en un plesbiscito sobre la independencia, lo cual es usar un martillo para atorinllar; sino también el uso de un discurso del miedo, el desprecio, el insulto, la vanalidad, la ignorancia por bandera y la bravuconería por himno. E insisto, lamentablemente, por parte de todos los candidatos.

Aristóteles afirmaba aquello del animal político, pero aquí, dados a verter nuestra esencia a todo, lo hemos convertido en el político animal, de donde han salido a la palestra las más bajas pasiones humanas. La cita que encabeza este artículo lo dice todo, ellos representan para todos nosotros, los pecados que no  hemos sido capaces de cometer, pero que estamos desando llevar a cabo. Por eso los permitimos, por eso le seguimos el juego. Otra cita de la obra mencionada de Wilde dice "Hay cosas peores que la derrota", es cierto, es el escenario que queda después de ella. Un escenario dividido, tragicómico, que rezuma como la herida pestilente y putrefacta un pus de rencor, odio e incomprensión. El rey Salomón decidió partir en dos al recién nacido para saber quién era la madre, pero en nuestro cuento las dos madres se han callado y han preferido quedarse cada una con su parte de infante muerto. Así, ambas pueden decirle a sus votantes que cada una de ellas ha ganado.

Quizás hayamos perdido el hoy, pero nos queda el mañana y ese futuro debemos empezar a construirlo, paradojicamente, hoy. Porque ahora, entre el pasado y el futuro, estamos aún inmersos en el pasado, en negarse a olvidar las rencillas y los agravios, en ver quién a perdido y ganado cuando, repito, todos hemos perdido. Si queremos un futuro, saquemos al pasado de hoy y dejemos que el mañana se traslade al ahora.

Y el primer acto va a ser despertar para descubrir que las necesidades de todos, no la de los políticos, están fuera de las soluciones que nos ofrecen, su bálsamo de Fierabrás es un embuste como lo es el de Don Quijote. La solución no está en salir de un estado que todo lo controla para meterse de lleno en otro estado que todo lo quiere controlar, porque en ambos casos, el bienestar será del estado, no de los ciudadanos que los forman.

Para votar hay que tener mayoría de edad, y para botar hay que dejar de estar inmersos en la minoría de edad perpetua en la que ellos nos quieren mantener. Necesitamos desparender sus lecciones de que los necesitamos y que sin ellos, sin él, sin Estado, no podemos alcanzar nuestros fines. Todo lo contrario, solo sin su constante presencia y coacción, lograremos realizar nuestras metas. Debemos hoy, decirles que no queremos más de lo mismo, que no deseamos más estado, porque nos hemos percatado de que más sociedad, no es más estado, sino todo lo contrario.

Somos nosotros los que debemos recordarles cuáles son sus funciones y no que ellos nos digan cuáles son nuestras tareas. Así, desde el ciudadano libre y responsable, podremos salir del triste escenario en que el Estado nos ha metido. Hoy ya hemos perdido, pero aún nos queda el mañana, y ese mañana no es del Gobierno todopoderoso, sino de cada uno de nosotros en libertad y sin coaccón, eligiendo lo mejor para cada uno de nosotros.

"Una defensa del Estado sostiene que el hombre es un "animal social", que debe vivir en sociedad, y que individualistas y libertarios creen en la existencia de "individuos atomizados" sin influenciar y sin guardar relación con sus semejantes. Pero no, los libertarios nunca han celebrado individuos aislados como los átomos, por el contrario, todos los libertarios han reconocido la necesidad y de las enormes ventajas de la vida en sociedad, y de participar en la división social del trabajo. La gran non sequitur cometido por los defensores del Estado, incluidos los filósofos aristotélicos y tomistas clásicos, es saltar de la necesidad de la sociedad a la necesidad del Estado."   Murray Rothbard.

20 de agosto de 2015

La miseria del político

"[...] cuanto más se gane en poder, más se pierde en saber"
 Karl R. Popper, La miseria del historicismo

El verano es tiempo para esos idilios intensos, ardientes y apasionados tan apropiados para los días largos y calurosos que estas fechas nos ofrecen. Y yo, fiel a esa idea de que las bicicletas son para el verano encuentro siempre mi "summer nights" en forma de libro. Si el año pasado fue El universo elegante de Briam Greene, que nos acerca los últimos descubrimientos de la física teórica, sobre todo la teoría de supercuerdas; este año mi amor era Universos ocultos. Un viaje a las dimensiones extras del cosmos de Lisa Randall la cual nos habla de que el universo tal y como lo conocemos, sigue siendo un misterio y que oculta muchas más secretos, como una cebolla, de lo que en principio sospechamos.

Todo iba sobre ruedas entre dimensiones extras, branas, espcios de Calabi-Yau y cuerdas hasta que por casualidad, en un debate en red sobre el fin de las energías basadas en los restos fósiles, mencioné la imposibilidad que tiene el ser humano de conocer el futuro y predicirlo, por el simple hecho de que desconoce el nivel de tecnología que habrá en ese momento. Esa tesis es el principal argumento contra el historicismo de Karl R. Popper, filósofo de la ciencia y sociólogo de principios del siglo XX y fuerte opositor del positivismo. Idea que que fue expuesta en su libro La miseria del historicismo.

Leido en mi etapa universitaria mientras cursaba mi licenciatura de sociología, recuerdo que el libro dejó en mi buenos momentos, sobre todo porque formaba parte de esas lecturas que yo me buscaba para desintoxicarme del pensamiento único que impregnaba macachonamente mi facultad. Y como es viejo amor de verano, me entró la melancolía y decidí leerlo de nuevo y bueno, el resultado fue embriagador.

Si bien por aquel entonces, me interesaba más el aspecto epistemológico del libro y sus relaciones más directas con la sociología de la ciencia y del conocimiento,debido a que en el aula se empeñaban en hacernos tragar, por las buenas o por las malas, a Marx como científico y a Karl Mannheim como sociólogo de referencia con su Ideología y Utopía: introducción a la sociología del conocimiento. Ahora descubría un Popper que aportaba grandes ideas a problemas más cercanos a la filosofía y la sociología política. Además, por aquel entonces no había descubierto aún La falta arrogancia de Hayek y mucho menos había produnfizado en su concepción sobre metodología de las ciencias sociales con conceptos tan claves como "cientifismo", "constructivismo", "ingeniería social" o la propia "fatal arrogancia". Lectura que ahora enriquecía de manera potencial la obra de Popper.

Y esa nueva fascinación por el autor de La sociedad abierta y sus enemigos viene de como en la obra, Popper ha sabido captar la mentalidad del intervencionista de una forma magistral, y debido a que no hay mayor ni mejor intervencionista que el político, muetra realmente cual es el modus operandi de éstos.

Partiendo de su crítica al historicismo, corriente que busca las leyes históricas del desarrollo social, y dejando patentes las conexiones que entre historicismo y holismo existen, Popper habla de que existen dos formas de lograr que las ciencias sociales, y la sociología en concreto, hagan ciencia. La primera es la que define como ingeniera fragmentaria y la segunda la que define como ingeniería holística. La ingeniería fragmentaria, sin llegar a extenderme, es consciente de la dificulta de un conocimiento holístico y que por tanto, el científico debe centrarse en unos cuantos aspectos, que deben ser vistos desde la óptica de alcanzar algunos, no todos, los fines a traves de los medios disponibles (nótese su semenjanza con la definición de empesario que maneja la Escuela Austríaca de Economía). La ingeniría holística por el contrario, considera que la clave está en manejar por completo los medios, porque así, podrán alcanzarse todos los fines que se propongan. Asi, dice Popper:
"La ingeniería social utópica u holística, como opuesta a la ingeniería social fragmentaria, nunca tiene un carácter privado, sino sólo público. Busca remodelar a toda la sociedad de acuerdo con un determinado plan o modelo; busca apoderarse de las posiciones claves; y extender el poder del Estado... hasta que el Esado se identifique casi totalmente con la sociedad, y busca, además, controlar desde esas posiciones clave; las fuerzas históricas que moldean el futuro de la sociedad en desarrollo; ya sea parando ese desarrollo, ya previendo su curso y adaptando la sociedad a dicho curso."
Además, el ingeniero fragmentario sabe que no sabe, es decir no cae en esa fatal arrogancia que también explica Hayek, por lo tanto, da un valor excepcional al error y la equivocación, por cuanto es de ahí de donde puede extraer las lecciones necesarias para aprender y mejorar:
"Para el ingeniero o tecnólogo fragmentario, estas opiniones significan que, si quiere introducir métodos científicos en el estudio de la sociedad y en la política, lo más necesario es la adopción de una actitud crítica y el darse cuenta de que no sólo es necario el ensayo, sino también el error. Y tiene que aprender no sólo a esperar que haya equivocaciones, sino a buscarlas conscientemente."
El científico fragmentario descubre que "todos sufrimos una debilidad poco científica: el querer siempre tener razón", pero lucha contra ella con todas sus fuerzas. Todo lo contrario que ocurre en los holísticos, "y esta debilidad parece estar particularmente extentida entre los políticos".

Y esa es una de las características del método holísta, su negativa a reconoer errores, problema además que lleva en su propia esencia y que no puede permitirse el lujo de cambiar. Como bien expone Popper:
"La razón es que todo intento de planificación en gran escala es una empresa que tiene que causar, dicho de forma suave, considerables molestias a mucha gente y por un espacio de tiempo considerable. [...] será parte de su trabajo suprimir las objecciones no razonables. Pero con éstas supimirá también invariablemente la crítica razonable. [...] pasa por alto el hecho de que, si es fácil centrlizar el poder, es imposible centralizar todos los conocimientos distribuidos en muchas mentes individuales, cuya centralización sería necesaria para el sabio ejercicio del poder centarlizado. [...] Incapaz de conocer [...] que hay en las mentes de tantos individuos, tiene que intentar la simplificación de sus problemas por la eliminación de las diferencias indivudales: tiene que intentar el control y la uniformidad de los intereses y creencias por la educación y la propaganda."
A mi estas palabras de Popper, me suenan como a versos declamados a la orilla del mar con la luz de la luna, con los tiempos políticos que corren. Amores de verano, ya saben, "Summer loving had me a blast..."

25 de mayo de 2015

Decidir para no decidir: un análisis de los resultados electorales

El día después de unas elecciones uno puede encontrarse con tantos análisis como puntos de opinión. Algunos intentarán explicar el por qué de los resultados, otros justificar las respectivas victorias y derrotas. Yo, como no soy experto en procesos electorales y mucho menos, en sociología electoral, he decido dar mi más personal punto de vista sobre el resultado y lo que éste nos puede traer, que no es otra cosa que la tiranía de la soberanía popular.

Con los resultados ya casi cerrados, si me piden resumir en una frase mi opinión sobre los mismos es que "hemos decido no decidir". En España hemos claudicado de nuestra responsabilidad para otorgársela, una vez más, a otros, a esos que llamamos representantes políticos. Nos hemos inyectado en vena, pero además de forma premeditada y voluntaria, esa droga que tanto nos gusta que es el paternalismo estatal. Y nos encanta.

Aunque como tal el síndrome de Peter Pan no es reconocida como una enfermedad mental, parece que es la verdadera pandemia de las sociedades actuales. Claro que a ello ayuda y mucho, el otro lado de la ecuación que es el propio Estado, que no deja de lanzarnos el mensaje de que sin él, estamos perdidos. Sin voluntad por descubrir lo que por nosotros como individuos libres podemos lograr y cegados por el soma de ese estado del bienestar que, cual Matrix, no deja que despertemos, los resultados electorales no sorprenden tanto. Repito, hemos decidido no decidir, y estamos además, orgullosos de ello.

Hace unos días charlaba con un buen amigo que el eje izquierda derecha heredado de la Revolución Francesa, ya no tiene sentido. A día de hoy, el verdadero eje diferenciador en lo que se refiere a la acción política, es intervencionismo - no intervencionismo, o lo que es lo mismo, libertad - intervención. Hayek ya hablaba de los "socialistas de todos los partidos" cuando les dedicó su obra Camino de servidumbre. Ya en 1944, año de publicación del libro, él veía claro que el futuro de la democracia no iba a estar entre conservadores y socialistas, ni entre laboristas y democristianos, sino entre aquellos que van a defender la no injerencia del estado en todos los aspectos de nuestra vida y aquellos otros, da igual las siglas de su partido, que desean planificar al detalle todo lo que nos afecta.

Sin embargo, hay un pensador que se adelantó a él, Benjamín Constant, que allá por 1818 afirmaba en sus Principes de Politique:
"el reconocimiento abstracto de la soberanía popular no incrementa en nada la libertad de los individuos. [...] si atribuimos a la soberanía una extensión que no debe tener, la libertad puede perderse a pesar de ese principio o incluso en razón del mismo. [...] El error de quienes, de buena fe y por amor a la libertad, han otorgado un poder ilimitado a la soberanía popular deriva del modo en que se han formado sus ideas políticas [...] su cólera se ha dirigido contra los ejecutores del poder más bien que contra el poder mismo. En lugar de destruir este último, han pensado en sustituir a sus poseedores. Ha sido una lástima, pues en ello han visto una conquista. Han entregado el poder a la sociedad en su conjunto. Y de la sociedad en general ha pasado necesariamente a la mayoría, y de la mayoría a las manos de unos pocos y a menudo de uno solo. Y de este modo se han producido los mismos males que antes."

 Y por la misma época, otro gran pensador francés, Alexis de Tocqueville, venía a decir lo mismo en su La democracia en América:

"Hasta hoy, nadie en los Estados Unidos ha osado proponer esta máxima: que todo está permitido en interés de la sociedad. Máxima impía, que parece haber sido inventada en un siglo de libertad para legitimar la llegada de lo tiranos"

Disfrutad ahora, de vuestros tiranos.

5 de febrero de 2015

PODEMOS: El relato frente al discurso

El ser humano es un ser netamente narrativo. ¿Qué debemos entender por eso? Que el ser humano necesita una narración, una construcción intelectual que le cuente un inicio, un desarrollo y un desenlace que disminuya su miedo y su incertidumbre. Por eso funcionan las religiones, la política e incluso el marketing.

Nassim N. Taleb escribió en su obra El cisne negro que nuestro cerebro está diseñado para las narraciones, para dotar siempre de significado lo que nos ocurre en todo momento. Teorizar supone un esfuerzo menor para nuestro cerebro que el hecho de aceptar que algo ha ocurrido simplemente porque sí. Al hacerlo, buscamos entender las causas del fenómeno y con ello, controlar la situación y reproducir o evitar las condiciones que  han dado origen al hecho, dependiendo de si el beneficio ha sido positivo o negativo. Resumiendo, construimos una narración, un relato, un cuento, con el cual nos identificamos.

Las historias son perfectas porque:

1.- Generan confianza ya que nos da la sensación de que podemos controlar la situación.
2.- Son fáciles de contar y recordar.
3.- Nos dan un contexto fácil de identificar y sobre la que explicar los datos.
4.- Convierte la realidad compleja en simple y abarcable.
5.- Sirve de conexión y nos enlazan con lo exterior, nos hacen partícipes de la realidad.
6.- Apelan a nuestro lado emocional.

Podemos ha descubierto que necesitábamos un relato y lo está escribiendo de manera perfecta. Producto también de que los otros partidos no han sido capaces de hacerlo y han dejado espacio para que el suyo, ocupe el ideario político con supremacía.

Construir un relato no es fácil, pero existen una serie de trucos que pueden ayudar a su creación. La mayoría de las historias contienen la siguiente estructura:

Tema principal: Se refiere a los grandes ideas, las grandes pasiones, las grandes metas que el ser humano tiene ante él. Hablamos de libertad, igualdad, de miedo, de fortaleza, de engaño, de esperanza, de desesperación. Podemos ha lanzado un mensaje de ESPERANZA construido desde el RESENTIMIENTO, movido por la VENGANZA que demostrar que sin ELLOS, NOSOTROS podemos alcanzar nuestros SUEÑOS.

Fuerza de la huella: La historia debe apelar a algo que nos marque, que nos emocione, que nos conmueva. Existe un escenario de DOLOR, de PENURIA ECONÓMICA, de SACRIFICIO, de historias personales de ABANDONO, POBREZA, A ti que has perdido tu trabajo, tu casa, que sufres penurias, que te sientes solo y abandonado, superado por la situación creada por otros y ante la cual no sabes más que sentirte VICTIMA.

Puntos de anclaje: El relato debe estar vinculado con el tema principal. Tú, que eres la víctima, no pierdas la esperanza, recupera lo que te han quitado, el malo no eres tú, son ELLOS, es el SISTEMA, es la CASTA, es el bipartidismo, son los POLÍTICOS, son los CAPITALISTAS los que te han dejado sin sueños. Eres víctima de sus malvados planes, de sus malvadas intenciones. Como víctima, tienes DERECHO a un RESARCIMIENTO del mal que te han producido. Padecemos la situación que vivimos, no por nosotros, sino por los de siempre, los que llevan toda la vida gobernando y perjudicando al pueblo, al humilde, al modesto, a ti.

Estructura: Es necesario mantener un comienzo, un desarrollo, un climax y un final. Todo comenzó con esa falsa democracia mal construida entorno a dos partidos, culpables de todos los males que ahora padecemos, a los que tenemos que agradecer el desmantelamiento del estado de bienestar, los derechos sociales, el cada vez mayor empobrecimiento del pueblo, mientras ellos se convertían en los poderosos, los ganadores del juego. Pero ahora es el momento de decir basta, ahora es cuando debemos recobrar el orgullo perdido, volver a vernos como los protagonistas del cuento, recuperar todo lo que nos han robado y sacarlos del poder, del gobierno. Ganando las elecciones, se acabaron nuestros males.

Héroe: En el que se proyectan las personas. En PODEMOS, el héroe no es Pablo Iglesias. El héroe somos cada uno de nosotros, cada uno de los que nos negamos a seguir aceptando a la casta. Es el ama de casa, el taxista, el parado, el jubilado, porque el héroe es el RESENTIDO, el PUEBLO. 

Adversario: Que justifica la existencia del Héroe. Los otros, los que nos han llevado a esta situación. La casta, los otros partidos mayoritarios, el bipartidismo, los políticos. Porque ellos son políticos, nosotros somos ciudadanos.

Escudero: El héroe es demasiado intangible, necesitamos alguien con defectos, al que nos sentidos más parecidos. Ese es Pablo Iglesias y su círculo. Es la estudiante que no encuentra empleo, es el albañil que sigue en paro, es el científico al que han recortado su presupuesto. No son profesionales de la política, son trabajadores como nosotros.

Aplazamiento: La emoción a producir con el relato. Convirtamos el resentimiento mediante la venganza en esperanza.

Fin: El cuento tiene que terminarse, pues necesita dar satisfacción a una necesidad a corto plazo. Se terminará cuando nosotros estemos en el poder y ellos derrotados. Cuando PODEMOS gane las elecciones y alcance el Gobierno del Estado.


El argumento  está servido y muy bien jugado, porque además, el resto de partidos parece escribir sus relatos a partir del relato de PODEMOS. Y cada caso de corrupción, cada comportamiento prepotente, salida de tono, equivocación o mala decisión política lo único que  hace es dar veracidad al relato de partido de Pablo Iglesias.