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28 de julio de 2011

Sobre franceses, griegos, alemanes y una verdad.

Lamentablemente no soy adivino y no puedo decir lo que el futuro nos va a deparar, algo que muchos economistas deberían hacerse mirar en su empeño por ser más futurólogos que científicos sociales. Pero intentaré sacar un poco de luz a este tema y ofrecer mi humilde opinión.
Y comenzaré diciendo que a Alemania y a Francia Grecia, Irlanda y Portugal le importan más bien poco ya que su verdadera preocupación son la S y la otra I del término PIGS, es decir, España e Italia. Bajo el discurso de lo correctamente político, el intento de salvar las economías de los países rescatados y el euro con un cierto halo de entes bondadosos rascándose el bolsillo por el bienestar de sus compañeros europeos menos afortunados me parece más bien falso; Alemania y Francia de lo que verdaderamente tienen miedo es del contagio. Podemos usar el símil de un hospital donde tenemos unos enfermos graves o muy graves (Grecia, Irlanda y Portugal) que comparten habitación con dos más que no es que estén tan graves, pero su salud no es muy óptima. Los médicos (Alemania y Francia), intentan curar a los enfermos de esa dolencia rara que no son capaces de controlar, pero lo que no quieren bajo ningún modo es que caigan también los otros dos (España e Italia), porque saben que si esos caen, ellos también. Tienen miedo.
Los datos de la siguiente tabla hablan por sí solos:



Fuente: Goldman Sachs con criterio de la EBA (cálculos realizados por el autor).

De los 131.900 millones de euros que los países “periféricos” deben a los bancos alemanes y franceses, el total de los tres países rescatados alcanza la cifra de 27.500 millones, es decir, un 20,8 % del total; mientras que España e Italia suponen un total de 104.400 millones de euros, un 79,2 % del monto total. ¿De verdad que si nosotros fuésemos los presidentes de Alemania y Francia nos preocuparían los tres enfermos graves? De ahí que Merkel y Sarkozi llamasen en su momento por teléfono a sus homólogos Zapatero y Berlusconi para rendir cuentas.
Alemanes y franceses están más preocupados de demostrar a los mercados que el contagio no irá más allá, de ahí las prisas y el carácter de urgencia por hacer firmar a Grecia un nuevo rescate; de recordar al BCE (contrario a la fórmula que se proponía de ayuda) que el tema no era Grecia, sino España e Italia; y dejar claro a aquellos que están apostando por un rescate de éstos dos últimos países, que se equivocan. La salud de su economía le va en ello.
La pregunta que nos debemos hacer ahora es: ¿han acertado con las medidas propuestas para frenar el contagio? La respuesta del mercado es NO. El plan de ayuda griego se compone de dos partes básicamente:
  1. Por un lado, una nueva aportación de 159.000 millones de euros que se dividen en 109.000 de carácter público y 50.000 de carácter privado. Los 109.000 millones de aportación pública serán efectuados entre la U.E. y el FMI; los 50.000 millones privados se componen de unos 37.000 millones de carácter voluntario y 13.000 en recompra de deuda griega.
  2. Por otro lado, se suavizan las condiciones de la anterior ayuda, rebajando el tipo de interés de un 4,5 % a un 3,5 % y ampliando el plazo de pago de 7,5 años a un mínimo de 15 y un máximo de 30 años.
El problema es que las agencias de calificación avisaron y de hecho lo están haciendo, que considerarían este plan como un impago parcial (“selective default”) y los mercados también lo han tomado así. Se ha ganado tiempo, pero no se ha puesto solución al problema griego, porque lo que los mercados realmente quieren oír es la solución definitiva, es decir, una reestructuración de la deuda griega con quita, lo que supone que algunos de los tenedores de deuda griega tendrán que asumir pérdidas. Y ello supone reconocer por parte de las autoridades comunitarias, el fracaso de su intento por salvar la estabilidad del euro y lanzar una imagen de “todo puede pasar”.
Personalmente creo que Grecia no será capaz de pagar las deudas contraídas, no por falta de voluntad, sino porque su economía no tiene la capacidad para hacer frente a ella. Las lacras de un sobredimensionado sector público que ha tenido intervenido el mercado heleno de una forma brutal e ineficiente, un mercado laboral rígido, una estructura empresarial centrada en el sector servicios (turismo básicamente) y agrícola y la necesidad de altas tasas impositivas para recortar el déficit y la deuda, impiden que se puedan generar flujos suficientes para crear riqueza y pagar lo adeudado. Grecia está abocada al default por mucho que la UE no lo quiera reconocer, pero los mercados lo saben y únicamente desconocen el momento.
¿Y luego qué? Solo el espagueti volador lo sabe….

29 de abril de 2010

Standard&Poor´s nos castiga y nosotros nos enfadamos

Mi sobrino tiene siete años y cada vez que su madre le castiga, no suele entender a la primera que es culpa suya y se enfada. Sin embargo, poco a poco va tomando conciencia de sus actos y sus responsabilidades y, por eso, algunas veces se acerca con cara de mimos y pregunta: "¿es esto por lo que me castigas?".

El Gobierno de España es como mi sobrino, pero con la diferencia de que aún no ha aceptado que el castigo que nos están imponiendo los mercados es culpa suya, y de nadie más. Estamos pagando la falta de credibilidad, originada por el devaneo constante de las medidas de nuestra política económica. La falta de convicción a la hora de explicar nuestro plan de ajuste, la falta de voluntad para tomar las riendas y flexibilizar nuestro mercado laboral y la dejadez y el intervencionismo político con el que se está llevando a cabo la re-estructuración de nuestro sistema financiero (sobre todo en el sector de las cajas de ahorro). Pero peor que todo ello, es la imagen que se transmite de incapacidad, falta de rigor e incapacidad para aceptar la realidad económica y seguir anclados en un mundo paralelo donde la recuperación parece inminente.

Puede uno agarrarse al discurso más anti-capitalista y anti-sistema y dudar de la profesionalidad de S&P, una de las agencias de "rating" que otorgó la máxima calificación crediticia a un producto financiero como los CDO´s que han causado la crisis. Sin embargo, ese discurso no debe cegarnos la implicación que supone una bajada de nuestra calificación de riesgo. Hacerlo es como aquel que no acepta la teoría de la gravedad y se acaban lanzando por un desfiladero, gritando que lo que diga Newton le importa un comino.

Pero, ¿qué supone un descenso del "rating"? Básicamente que para poder colocar nuestra deuda, es decir, conseguir que nos dejen dinero en el extranjero nos va a salir más caro. ¿Por qué?, porque los inversores no se fían de nuestra economía ni de nuestra capacidad para arreglar los problemas que padecemos y a cambio del vil dinero, nos piden más garantías, es decir, que pagamos un mayor tipo de interés. ¿Le dejarían dinero al mismo precio a una persona con las ideas claras, que le cuenta de forma exhaustiva cómo va a solucionar sus dilemas económicos y que además de todo ello, ha empezado ya a tomar medidas; frente a otra persona que se caracteriza por todo lo contrario? Los mercados tampoco.

Ello se ve reflejado primero en el diferencial del bono español a 10 años frente al bono alemán a 10 años (ya saben, estos teutones son gente seria, aplicada, trabajadora, por eso el mercado nos compara con ellos), que se encuentra en los 110 puntos básicos (1,1 puntos porcentuáles), es decir, que si los alemanes tienen que pagar un interés de un 3,03% por colocar su deuda, nosotros tenemos que ofrecer un 4,14% para que resulte atractiva a los inversores. Y eso supone que nos sale más caro financiarnos. ¿Pero cuánto más o menos? Pues según Expansión: "las emisiones brutas que todavía deben realizarse este año (62.304,19 millones de €) costarán en torno a 3.160 millones más (durante el periodo total de vida de esa deuda), frente a lo que hubiera costado colocar esa cantidad el año pasado." Ello supone más presión para controlar el déficit descontrolado que padecemos, viciando más aún el círculo vicioso, del cual sólo se sale con más recortes del gasto público o bien aumentado más la recaudación vía impuestos.

¿Pero de verdad desconfían de nosotros los inversores extranjeros, o son un grupo de avariciosos capitalistas deseando más y más dinero? Pues la verdad es que desconfían y mucho, y además, como buenos capitalistas desean más y más dinero, y no quieren perder ni un céntimo. Por eso, contratar un CDS (Credit Default Swap o en español castizo, permuta de incumplimiento crediticio) es más caro. ¿Qué diantres es un CDS? Pues es un contrato de seguro que garantiza al comprador, en este caso de deuda española, que si el Reino de España no cumple con sus obligaciones, el comprador no va a perder su inversión. Este instrumento financiero mide si la gente se fía de España, porque como cualquiera de nosotros, si no nos fiamos de un vendedor, buscaremos la forma de protegernos ante un impago suyo. Y el mercado de CDS españoles no para de subir, porque cada vez más gente piensa que existe un riesgo, relativo aún, pero presente, de que el Tesoro Público haca crack.


¿Afecta esto sólo al Estado? No, claro que no, también afecta de forma directa a los bonos corporativos que emiten nuestras empresas para financiarse. Al igual que el Tesoro Público debe ofrecer rendimientos más atractivos para los inversores, nuestras empresas también deben ofrecer, por culpa de esta bajada de "rating" mayores tipos de interés para que alguien compre su deuda. Ésto sumado a la grave carencia de liquidez que están viviendo nuestro sector empresarial, debido al corte de grifo de financiación de nuestro sistema financiero, puede provocar un agravamiento de la crisis, ya que los planes de inversión, es decir, los nuevos proyectos que deberían ponerse en marcha, es decir, hacer crecer los beneficios de las empresas y por ende, crear empleo, se paran.

¿Les parece ahora grave la situación? Yo creo que no debería tomarse a la ligera, por mucho que uno no confíe plenamente esas agencias de rating. Lamentablemente nuestro Gobierno, al igual que mi sobrino, toman el camino de la rabieta y el enfado en vez de actuar de forma consecuente. Patalea la Sra. Fernández de la Vega y Sr. Salgado; mientras tanto nuestro Presidente del Gobierno sigue intentando convencernos de que la situación ha llegado a su punto más catastrófico y todo lo que venga será mejorar, una vez más.

Es cierto que nos encontramos lejos de la situación de Grecia, pero que ello no sea óbice para no ver las orejas al lobo antes de que nos muerda. Nos están avisando, luego no valen los lloros.

19 de enero de 2009

A España le bajan la nota

Hace una semana Standard & Poor's comunicaba que ponía en revisión el rating de la deuda pública española (lo cual casi siempre es sinónimo de rebaja en el mismo). Pues bien, hoy se confirma la bajada de un "AAA" a un "AA+" (ver aquí qué significan las calificaciones y qué son).

¿Qué representa esta bajada para la economía española? En un momento donde el superavit de nuestras arcas ha sido malgastado en planes sin sentido financiero ni económico, a la hora de las verdaderas medidas para volver a nuestra economía por la senda de la recuperación tengan que ser llevadas a cabo, nos va a ser más caro conseguir dinero para llevarlas a cabo. Porque ahora los inversores van a exigir un tipo de interés más alto por dejarnos dinero, ya que no se fían de nosotros tanto como antes, nos ven menos solventes. Confian menos en la capacidad del estado para hacer frente sus pagos y devoluciones de la deuda, de ahí la importancia dada en el post de ayer a la confianza y la negativa imagen de un ministro de Economía como el nuestro.

Las consecuencias han sido inmediatas y no sólo en las bajadas del mercado de valores, sino en el de derivados y bonos estatales. Comentaba ayer que los CDS, una especie de seguro que compra el inversor ante la deuda que adquiere para cubrirse de un posible impago, habían subido por encima del que exigen a nuestras empresas más internacionales; sin embargo, hoy mismo ha vuelto a subir de 131,9 puntos básicos a 137,3 puntos básicos. Clara señal de que el inversor tiene un claro sentimiento de desconfianza ante la solvencia de España.

Por otro lado el diferencial de bonos, que mide cuanto tiene que pagar en su tipo de interés un país en diferencia con otro para colocar su deuda (conseguir que nos dejen dinero) en el mercado a subido. El diferencial con el bono alemán de deuda pública a 10 años (se contrasta con éste porque se trata de la emisión más importante de Europa de deuda pública) había subido la semana pasada de 100 puntos básicos a 127 pb el día de la comunicación de vigilancia, hoy ha bajado hasta los 119 pb, debido a que los inversores ya contaron con la bajada la semana pasada. Esto significa que si queremos colocar nuestra deuda en el mercado debemos ofrecer por lo menos un 1,9 % de interés por encima del alemán si queremos que resulte atractiva, en plata, que nos sale más caro.

Resumiendo, necesitamos dinero y nos va a salir más caro conseguirlo gracias a que S&P y el mercado consideran que España es poco de fiar, ¿les extraña con los políticos que diriguen y elaboran nuestra política económica?