29 de abril de 2010

Standard&Poor´s nos castiga y nosotros nos enfadamos

Mi sobrino tiene siete años y cada vez que su madre le castiga, no suele entender a la primera que es culpa suya y se enfada. Sin embargo, poco a poco va tomando conciencia de sus actos y sus responsabilidades y, por eso, algunas veces se acerca con cara de mimos y pregunta: "¿es esto por lo que me castigas?".

El Gobierno de España es como mi sobrino, pero con la diferencia de que aún no ha aceptado que el castigo que nos están imponiendo los mercados es culpa suya, y de nadie más. Estamos pagando la falta de credibilidad, originada por el devaneo constante de las medidas de nuestra política económica. La falta de convicción a la hora de explicar nuestro plan de ajuste, la falta de voluntad para tomar las riendas y flexibilizar nuestro mercado laboral y la dejadez y el intervencionismo político con el que se está llevando a cabo la re-estructuración de nuestro sistema financiero (sobre todo en el sector de las cajas de ahorro). Pero peor que todo ello, es la imagen que se transmite de incapacidad, falta de rigor e incapacidad para aceptar la realidad económica y seguir anclados en un mundo paralelo donde la recuperación parece inminente.

Puede uno agarrarse al discurso más anti-capitalista y anti-sistema y dudar de la profesionalidad de S&P, una de las agencias de "rating" que otorgó la máxima calificación crediticia a un producto financiero como los CDO´s que han causado la crisis. Sin embargo, ese discurso no debe cegarnos la implicación que supone una bajada de nuestra calificación de riesgo. Hacerlo es como aquel que no acepta la teoría de la gravedad y se acaban lanzando por un desfiladero, gritando que lo que diga Newton le importa un comino.

Pero, ¿qué supone un descenso del "rating"? Básicamente que para poder colocar nuestra deuda, es decir, conseguir que nos dejen dinero en el extranjero nos va a salir más caro. ¿Por qué?, porque los inversores no se fían de nuestra economía ni de nuestra capacidad para arreglar los problemas que padecemos y a cambio del vil dinero, nos piden más garantías, es decir, que pagamos un mayor tipo de interés. ¿Le dejarían dinero al mismo precio a una persona con las ideas claras, que le cuenta de forma exhaustiva cómo va a solucionar sus dilemas económicos y que además de todo ello, ha empezado ya a tomar medidas; frente a otra persona que se caracteriza por todo lo contrario? Los mercados tampoco.

Ello se ve reflejado primero en el diferencial del bono español a 10 años frente al bono alemán a 10 años (ya saben, estos teutones son gente seria, aplicada, trabajadora, por eso el mercado nos compara con ellos), que se encuentra en los 110 puntos básicos (1,1 puntos porcentuáles), es decir, que si los alemanes tienen que pagar un interés de un 3,03% por colocar su deuda, nosotros tenemos que ofrecer un 4,14% para que resulte atractiva a los inversores. Y eso supone que nos sale más caro financiarnos. ¿Pero cuánto más o menos? Pues según Expansión: "las emisiones brutas que todavía deben realizarse este año (62.304,19 millones de €) costarán en torno a 3.160 millones más (durante el periodo total de vida de esa deuda), frente a lo que hubiera costado colocar esa cantidad el año pasado." Ello supone más presión para controlar el déficit descontrolado que padecemos, viciando más aún el círculo vicioso, del cual sólo se sale con más recortes del gasto público o bien aumentado más la recaudación vía impuestos.

¿Pero de verdad desconfían de nosotros los inversores extranjeros, o son un grupo de avariciosos capitalistas deseando más y más dinero? Pues la verdad es que desconfían y mucho, y además, como buenos capitalistas desean más y más dinero, y no quieren perder ni un céntimo. Por eso, contratar un CDS (Credit Default Swap o en español castizo, permuta de incumplimiento crediticio) es más caro. ¿Qué diantres es un CDS? Pues es un contrato de seguro que garantiza al comprador, en este caso de deuda española, que si el Reino de España no cumple con sus obligaciones, el comprador no va a perder su inversión. Este instrumento financiero mide si la gente se fía de España, porque como cualquiera de nosotros, si no nos fiamos de un vendedor, buscaremos la forma de protegernos ante un impago suyo. Y el mercado de CDS españoles no para de subir, porque cada vez más gente piensa que existe un riesgo, relativo aún, pero presente, de que el Tesoro Público haca crack.


¿Afecta esto sólo al Estado? No, claro que no, también afecta de forma directa a los bonos corporativos que emiten nuestras empresas para financiarse. Al igual que el Tesoro Público debe ofrecer rendimientos más atractivos para los inversores, nuestras empresas también deben ofrecer, por culpa de esta bajada de "rating" mayores tipos de interés para que alguien compre su deuda. Ésto sumado a la grave carencia de liquidez que están viviendo nuestro sector empresarial, debido al corte de grifo de financiación de nuestro sistema financiero, puede provocar un agravamiento de la crisis, ya que los planes de inversión, es decir, los nuevos proyectos que deberían ponerse en marcha, es decir, hacer crecer los beneficios de las empresas y por ende, crear empleo, se paran.

¿Les parece ahora grave la situación? Yo creo que no debería tomarse a la ligera, por mucho que uno no confíe plenamente esas agencias de rating. Lamentablemente nuestro Gobierno, al igual que mi sobrino, toman el camino de la rabieta y el enfado en vez de actuar de forma consecuente. Patalea la Sra. Fernández de la Vega y Sr. Salgado; mientras tanto nuestro Presidente del Gobierno sigue intentando convencernos de que la situación ha llegado a su punto más catastrófico y todo lo que venga será mejorar, una vez más.

Es cierto que nos encontramos lejos de la situación de Grecia, pero que ello no sea óbice para no ver las orejas al lobo antes de que nos muerda. Nos están avisando, luego no valen los lloros.

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