26 de noviembre de 2005

El sistema electoral en la IIª República y su culpabilidad como factor en la Guerra Civil (II)

A efectos de esquema práctico y para visualizar mejor este punto de fragmentación política de la sociedad, considero que el inventario siguiente puede aclarar nuestras ideas:

PARTIDOS Y ORGANIZACIONES DE IZQUIERDA

Partidos Republicanos
Acción Republicana e Izquierda Republicana
Partido Radical-Socialista
Unión Republicana

Partidos Autonomistas Regionales
Esquerra Catalana (y Estat Catalá)
Organización Regional Gallega Autonomista (ORGA)
Partido Nacionalista Vasco (PNV)

Partidos y Organizaciones obreristas
Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unión General de Trabajadores (UGT)
Partido Comunista de España (PCE)
Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM)
Partido Sindicalista
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y Federación Anarquista Ibérica (FAI)


PARTIDOS Y ORGANIZACIONES DE DERECHA

Partidos Republicanos
Partido Radical
Derecha Liberal Republicana, Partido Progresista y Partido Republicano Conservador
Partido Agrario
Partido Liberal Demócrata
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Acción Popular y Derecha Regional Valenciana

Partidos Autonomistas
“Lliga” Regional de Cataluña

Partidos Monárquicos
Renovación Española
Comunión Tradicionalista
Acción Española

Partidos Autoritarios
Partido Nacionalista Español
Juntas Ofensivas Nacionalsindicalistas (JONS)
Falange Española (FE), y FE de las JONS

FUENTE: TAMAMES, R. (1986): La república. La era de Franco en ARTOLA, M. (1988): Historia de España, Alianza Editorial. Madrid. Volumen 7, pág. 24

Comprobamos con este simple esquema como los partidos que actúan en la política de la II ª República son una mezcla entre los supervivientes de la Restauración, los supervivientes de la Dictadura de Primo de Rivera y la eclosión de toda una serie de nuevos partidos de toda índole ideológica. Aunque las explicaciones de esta situación pueden ser diversas, lo que aquí pretendo demostrar es que fue el propio sistema electoral y de partidos de la República el que favoreció indirectamente esta situación; y que también de una forma no voluntaria, provocó la radicalización de la sociedad y la política del país con el paso del tiempo, provocando en 1936 el estallido de las tensiones que acabaran encendiendo la mecha de la Guerra Civil.

Como bien hemos indicado en la introducción del presente trabajo, los sistemas electorales tienen una extraordinaria importancia para el desarrollo de las democracias, pues influyen tanto positivamente como negativamente sobre las élites políticas y los partidos políticos, pues determinan las reglas del juego por las cuales tiene que discurrir la vida democrática de un país.

Podemos definir el sistema electoral como “el conjunto de normas, instituciones y prácticas que configuran los procesos electorales de una sociedad dada” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 99).

Para el análisis del sistema electoral de la II ª República seguiremos el siguiente esquema:
I. El sistema electoral y la representatividad de los elegidos
· Distritos y representatividad
· Formula electoral y representatividad
II. El sistema electoral y la formación y estabilidad de los gobiernos
III. El sistema electoral y la legitimación de la autoridad

I. El sistema electoral y la representatividad de los elegidos
Resulta fundamental para el correcto juego democrático que los representantes e instituciones elegidos reproduzcan con la debida representatividad a la comunidad que les elige.

Los sistemas electorales y sus elementos fundamentales (distrito, fórmula de voto) inciden sobre la representación de las aspiraciones y demandas políticas de una sociedad; dependiendo del tipo de distrito, fórmula y forma de voto la representación puede ser más o menos desigual, “estas desigualdades de representación significan una desigualdad en el valor del voto, puesto que ciudadanos pertenecientes a un partido, a un área territorial, a un grupo étnico o a una clase pueden resultar representados en proporción superior –o inferior – al de su propio peso específico en el seno de la colectividad” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 163).

El primer elemento fundamental es este punto es el del distrito, que en la II ª República a diferencia del sistema de la Restauración se basa en distritos idénticos con el fin de acabar con la influencia del caciquismo. El distrito básico empleado es el municipio, a cada uno le corresponde un diputado por cada 50.000 habitantes y uno por cada 30.000 habitantes adicionales. En el caso de ciudades como Madrid y Barcelona de mas de 100.000 habitantes constituyen distritos independientes de la zona rural. Ceuta y Melilla disponen de un escaño.

El segundo elemento es la fórmula electoral, “entendemos por fórmula electoral el procedimiento de cálculo matemático que traduce los deseos de los electores en una distribución de los escaños parlamentarios disputados por los diversos candidatos de los partidos contendientes” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 62). En el caso de la II ª República se trata de un sistema mayoritario por voto de listas limitadas, es decir, el elector dispone de un número de votos inferior al número de escaños en disputa; de manera que si se tiene que elegir 20 diputados el elector sólo podrá elegir 16, donde 19 sólo 15, etc.

II. El sistema electoral y la formación y estabilidad de los gobiernos
En toda democracia resulta lógico entender que si el sistema electoral mediante la representatividad, elige el gobierno de la nación, entendemos la importancia que tienen los sistemas electorales para formar unos tipos de gobiernos u otros y su estabilidad, es decir, que capacidad tienen los sistemas electorales para la formación de los gobiernos que en un principio pretende formar y luego, debido al juego político y al sistema en funcionamiento, se forman en realidad.

Este éste análisis debe responder a dos preguntas: primera, cómo influyen o afectan a la relación entre el voto y los órganos constitucionales de gobierno, en cuanto puede o no afectar de manera formal y directa a su composición y eficacia; segundo, donde se localiza el poder, o en palabras de Carreras y Vallés: “sobre la localización última del poder en el sistema de dominación política que conocemos como Estado liberal.” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 178)

La utilización del voto en la II ª República se encuentra basado en listas limitadas que permiten la importancia de los partidos, frente al sistema uninominal que favorece más la candidatura del individuo. Consecuencia de este proceso de votación es que los órganos constitucionales de gobierno por tanto, estarán dirigidos por los candidatos elegidos por representación de un partido, que en mayor o menor medida será responsable del funcionamiento de las instituciones que controla.

En lo referente a la localización última de poder, en la la II ª República nos encontramos: la Jefatura de la República o Jefe de Estado; el Gobierno y el Jefe del Consejo; y por último, las Cortes que en nuestro caso son de organización unicameral reflejado en el Congreso de los Diputados.

El Congreso de los Diputados, se formará como bien indica el articulo 53 de la Constitución de 1913: “Serán elegibles para diputados todos los ciudadanos de la República mayores de veintitrés años, sin distinción de sexo ni de estado civil, que reúnan las condiciones fijadas por la Ley Electoral.”. Procedimiento que se efectúa como sabemos mediante elecciones democráticas, donde podrán votar todos los mayores de 23 años, tanto hombres como mujeres, mediante un sistema mayoritario de voto limitado en distritos provinciales y con sufragio de lista.

La elección del Presidente de la República viene recogido en el artículo 68 de la Constitución de 1931 y dice así: “El Presidente de la República será elegido conjuntamente por las Cortes y un número de compromisarios igual al de diputados. Los compromisarios serán elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto, conforme al procedimiento que determine la ley.

En lo referente al Gobierno, este se encuentra formado por el Presidente del Consejo y los Ministros. El Presidente del Consejo es nombrado por el Presidente de la República. Los Ministros son propuestos por el Presidente del Consejo y rectificados en su cargo por el Presidente de la República.

III. El sistema electoral y la legitimación de la autoridad
Todo sistema electoral también debe entenderse como un mecanismo de legitimización, de consentimiento de los votantes hacia los elegidos. Este acto de confianza, de legitimidad se manifiesta mediante la emisión del sufragio. Por ello, se muestra interesante conocer hasta que punto los electores confían en el sistema electoral y conceden legitimidad a los resultados que surgen del proceso. Como bien reflejan Carreras y Vallés: “Nos interesa, en consecuencia, contrastar los diversos elementos de los sistemas electorales para saber hasta que punto permite cada uno de ellos que el ciudadano adquiera conciencia del valor e importancia de su decisión electoral...” (CARRERAS, F. y VALLÉS, J. M.; 1977: 193).

CONTINUARÁ

2 comentarios:

produceideas dijo...

Es un buen blog el tuyo. Mi colega y amigo de Discusión Sociológica me lo recomendó.
Saludos para tí, futuro colega.

Alberto Fernández dijo...

Gracias por sus cumplidos, tanto a usted como a su amigo. Espero que lo que aquí encuentren les sea de utilidad. Deseo también que no se callen sus opiniones y comentarios, estoy abierto a cualquier idea, tema o propuesta que ustedes deseen.
Reciban un saludo desde España.