Un muy buen amigo me preguntó hace unos días mi opinión personal sobre los sindicatos de este país y su comportamiento en la huelga general del 29 de Septiembre. Le contesté que la huelga no tenía fundamentos para su convocatoria y que los sindicatos demostraron una vez más, lo distanciados que se encuentran de los verdaderos problemas de los trabajadores que supuestamente representan.
Sin embargo, ¿cuál es la verdadera imagen de los sindicatos? Veámos:
a) España muestra una de las tasas de afiliación sindical más bajas de Europa: sólo un 15%, frente a tasas cercanas al 70% en países como Suecia, Finlandia o Dinamarca.
b) El número de liberados sindicales es de 57.000 personas, es decir, personas que dedican horas de trabajo a la representación sindical de los trabajadores en sus centros de trabajo. El coste total de los liberados sindicales a las empresas es de más de 1.600 millones al año.
c) Su financiación no proviene principalmente de las cuotas de sus afiliados sino vía financiación pública: en el año 2010 los sindicatos recibieron directamente de las arcas del estado la cantidad de 15.798.500 euros. A ello debe sumarse la financiación que reciben por la formación bajo la Fundación Tripartida, cuyas cifras alcanzan cantidades de 172.667.675,5 euros. Sobra decir que es por todos conocidos las actividades que realiza dicha Fundación y lo eficazmente que funciona (sic). Otro detalle sin importancia es que el dinero se recibe antes de que se financiasen los cursos, lo cual ya originó un escándalo como el ocurrido en el caso FORCEM. A ello debemos matizar que a todos los trabajadores nos detraen una cantidad mensual del 1,65% para formación continua.
Sin embargo, ¿cuál es la verdadera imagen de los sindicatos? Veámos:
a) España muestra una de las tasas de afiliación sindical más bajas de Europa: sólo un 15%, frente a tasas cercanas al 70% en países como Suecia, Finlandia o Dinamarca.
b) El número de liberados sindicales es de 57.000 personas, es decir, personas que dedican horas de trabajo a la representación sindical de los trabajadores en sus centros de trabajo. El coste total de los liberados sindicales a las empresas es de más de 1.600 millones al año.
c) Su financiación no proviene principalmente de las cuotas de sus afiliados sino vía financiación pública: en el año 2010 los sindicatos recibieron directamente de las arcas del estado la cantidad de 15.798.500 euros. A ello debe sumarse la financiación que reciben por la formación bajo la Fundación Tripartida, cuyas cifras alcanzan cantidades de 172.667.675,5 euros. Sobra decir que es por todos conocidos las actividades que realiza dicha Fundación y lo eficazmente que funciona (sic). Otro detalle sin importancia es que el dinero se recibe antes de que se financiasen los cursos, lo cual ya originó un escándalo como el ocurrido en el caso FORCEM. A ello debemos matizar que a todos los trabajadores nos detraen una cantidad mensual del 1,65% para formación continua.
d) La mayoría de las sedes que habitan los sindicatos pertenecen al Patrimonio del Estado y por tanto no pagan ningún tipo de alquiler. Son más de 600.000 metros cuadrados que suponen un coste alrededor (por debajo de mercado) de 180 millones de euros que se ahorran.
Sin embargo, por si estas cifras no fuesen suficientemente escandalosas, debemos unir la característica principal de los sindicatos en España para mi: su impunidad total. A la hora de convocar una huelga y acudir a ella en pleno uso de sus derechos, actúan con la prepotencia del que se sabe protegido y amparado por la la inoperancia de la ley. Al igual que existe el derecho de huelga, la constitución recoge el mismo derecho para aquellos trabajadores que no decidan acudir a ella.
Pues bien, estos defensores de la democracia caen en la coacción y los actos más rastreros y delictivos que se puedan conocer, bajo una impunidad total, para obligar a todos a beber de sus aguas. Todo es válido. Desde sellar con pegamento puertas, verjas y persianas de comercios; crear barricadas de fuego y escombros para impedir la entrada o salida en polígonos y áreas industriales; el corte de carreteras; el corte de medios de transporte y servicios mínimos y como no; coacciones y amenazas verbales y físicas contra aquellos que no se acaten a sus mandatos.
Estos vídeos son un ejemplo de las democráticas artes de sus piquetes informativos: