Al final al diablo se le ven los cuernos y a Hugo Chávez por ver se le ha visto hasta el tridente y el rabo. Muchos de los que nunca nos quisimos creer su utopía socialista anti-imperialista y anti-capitalista éramos acusados de querer acabar con lo que los defensores del presidente venezolano llamaban una nueva oportunidad para Latinoamérica. Acusados como fuimos de opresores de la clase trabajadora, de permitir el expolio y el robo por parte de las multinacionales, por acusar, nos acusaban y nos siguen acusando de ser los culpables de la pobreza en el continente americano y en el mundo. Los liberales nunca hemos tenido buena prensa. Lo que no dicen sus partidarios es que desde que él está en el poder ha provocado un aumento de la pobreza absoluta del 43 al 53 por ciento entre 1999 y 2004, y la pobreza extrema del 17 al 25 por ciento, cifras dicho sea de paso ofrecidas por el propio Gobierno. (Instituto Nacional de Estadística, República Bolivariana de Venezuela, Reporte estadístico nº 2, 2004, p.5)
Este golpista de aires dictatoriales lleva un camino lleno glorioso para instaurar una verdadera dictadura en Venezuela, repasemos sus mejores jugadas:
• en 2001 había hecho cambiar las leyes sobre la propiedad de las tierras, hidrocarburos y bancos.
• En 2002 había descabezado a la organización empresarial venezolana más importante, Fedecámara, y a al central obrera, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, y a la compañía estatal independiente que controlaba la mayor parte del presupuesto nacional, el monopolio estatal PDVSA.
• En 2004 reformo la Corte Suprema de 20 a 32 miembros, llenándolo de partidarios y asegurándose el control total en una institución encargada de dictar la última palabra sobre la libertad de prensa y las reglas electorales. Este mismo año aprueba una ley que otorga poderes al gobierno para censurar de facto a la prensa.
Las últimas joyas de la corona han sido su intento de nacionalizar la banca y el cierre de un canal de televisión (Radio Televisión Caracas) por no admitir el chantaje y ser contrarios al gobierno de Hugo Chávez. Y es que en la Venezuela actual, estar en la oposición es un deporte de riesgo y la libertad de expresión un privilegio del que los venezolanos no pueden disfrutar.
He comentado muchas veces que una democracia necesita de libertad para funcionar, exactamente de dos libertades: la de mercado y la socio-política. Una nos permite prosperar en lo económico y la otra en el terreno personal e íntimo. Ambas libertades reconocen en toda instancia a un solo ser que es el individuo, que es al fin y al cabo cada uno de nosotros. Si el presidente de Venezuela abolió primero la libertad económica y ahora suprime la libertad de expresión y prensa, podemos concluir que en Venezuela no hay libertad, ni democracia y lo único que planea sobre el país es una dictadura de corte socialista que nos recuerda a los fracasados “paraísos comunistas.”
Este golpista de aires dictatoriales lleva un camino lleno glorioso para instaurar una verdadera dictadura en Venezuela, repasemos sus mejores jugadas:
• en 2001 había hecho cambiar las leyes sobre la propiedad de las tierras, hidrocarburos y bancos.
• En 2002 había descabezado a la organización empresarial venezolana más importante, Fedecámara, y a al central obrera, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, y a la compañía estatal independiente que controlaba la mayor parte del presupuesto nacional, el monopolio estatal PDVSA.
• En 2004 reformo la Corte Suprema de 20 a 32 miembros, llenándolo de partidarios y asegurándose el control total en una institución encargada de dictar la última palabra sobre la libertad de prensa y las reglas electorales. Este mismo año aprueba una ley que otorga poderes al gobierno para censurar de facto a la prensa.
Las últimas joyas de la corona han sido su intento de nacionalizar la banca y el cierre de un canal de televisión (Radio Televisión Caracas) por no admitir el chantaje y ser contrarios al gobierno de Hugo Chávez. Y es que en la Venezuela actual, estar en la oposición es un deporte de riesgo y la libertad de expresión un privilegio del que los venezolanos no pueden disfrutar.
He comentado muchas veces que una democracia necesita de libertad para funcionar, exactamente de dos libertades: la de mercado y la socio-política. Una nos permite prosperar en lo económico y la otra en el terreno personal e íntimo. Ambas libertades reconocen en toda instancia a un solo ser que es el individuo, que es al fin y al cabo cada uno de nosotros. Si el presidente de Venezuela abolió primero la libertad económica y ahora suprime la libertad de expresión y prensa, podemos concluir que en Venezuela no hay libertad, ni democracia y lo único que planea sobre el país es una dictadura de corte socialista que nos recuerda a los fracasados “paraísos comunistas.”