Las cifras son claras: más de cuatro millones de parados. ¿Por qué se ceba la crisis de manera tan profunda con nuestro país? Pues porque España padece dos crisis: la financiera mundial, de la cual se ha hablado largo y tendido; y la de nuestro modelo productivo. Para decirlo con palabras claras, "la vaca que nos daba leche ha muerto. Ahora toca pasar hambre."
Pero, ¿son capaces esas dos crisis de afectar de tal manera a nuestro mercado laboral para producir tal avalancha de desempleados?, ¿sólo en España se ha visto afectado el sector de la construcción? y de no ser así, ¿son las cifras de desempleo en aquellos países también con problemas en el sector contructor, tan altas como en nuestro país?. Intentaremos dar una respuesta a esas preguntas.
Es evidente que la conjunción de dos crisis tiene como resultado un grave deterioro del mercado laboral, sea cual sea la economia que las sufra. Ahora bien, y contestando a la segunda pregunta, no sólo en España la construcción se ha visto afectada. Países como los Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Canadá, Japón o Australia también han visto como las cifras negativas invadían los datos del sector del ladrillo. Ello nos lleva directamente a la tercera pregunta, cuya respuesta es no. Analicemos los datos:
Estados Unidos ------- 8,5 %
Reino Unido----------- 9%
Irlanda--------------- 11,7%
Japon----------------- 5,2%
España---------------- 17,9 %
A la vista de lo anterior, debemos preguntarnos: ¿por qué la economía española es capaz de crear tanto desempleo? Por la estructura y funcionamiento de nuestro mercado laboral. Y, ¿cómo es nuestro mercado laboral?.
Se trata de uno de los mercados más regulados y más rígidos del mundo, sobre todo entre los países desarrollados. Básicamente: se trata de un sistema laboral altamente proteccionista con el empleo creado debido a las altas indemnizaciones que existen al despido. Ello origina que el empleo en las cohortes más jóvenes sea problemático, dándose las tasas de empleo temporal más altas del mundo. Además, impide que la empresa pueda adecuar sus activos laborales de forma flexible a la producción, ya que saben que en momentos de crisis les será muy difícil desprenderse de esa mano de obra sobrante.
Sumemos que las políticas de empleo son pasivas (cobertura al desempleo, jubilaciones anticipadas por ejemplo); frente a políticas activas como pueden ser la formación continua, las ayudas a la contratación, etc. Las primeras tienen una incidencia en desmotivar la búsqueda activa de empleo mientras se perciban las ayudas estatales por desemplo o en no aceptar salarios por debajo de las cuantías recibidas.
Resulta evidente entonces que la principal tarea que tienen los miembros del diálogo social es solucionar, de manera inmediata, las taras que acosan a nuestro mercado laboral. ¿Qué ha ocurrido en la última reunión? El Gobierno y los sindicatos han roto negociaciones porque acusan a la patronal de no ceder en ninguno de sus reivindicaciones. Lamentablemente, la realida parece demostrar que no son los empresarios los malos de esta película.
El Gobierno ciego e inoperante que nos "des-gobierna" está necesitado, cual enfermo de medicamentos, de una foto que le permita llegar a la recta final de año de forma tranquila. Para ello no tiene reparos en usar todas las tretas y argucias en su poder, incluyendo a los medios de comunicación afines. ¿Cuál es la estratagema? Si no hay foto, se acusa a la patronal de no querer llegar a un pacto, mostrando a la ciudadanía su maleficencia y por el contrario, erguir a los altares la bondad del Gobierno y los Sindicatos. El gobierno paga el impuesto revolucionaro de ser el único de la historia de nuestra democracia en no sufrir una huelga general.
¿Cuánto de cierto hay en la historia de los conspiradores? Nada. La patronal llegó a la reunión con la intención de acceder en rebajar en menor cuantía las cotizaciones sociales, aceptando una rebaja del 2% frente al 5% que se solicitaba; a cambio, la patronal concedía la tan buscada foto y ponía como condición la revisión del mercado laboral para la vuelta de las vacaciones. Los conspiradores dijeron que no.
Así, la única medicina que nuestra economía y nuestro mercado laboral necesita es rechazada por el Gobierno y los Sindicatos, propiéndo a cambio una medicina alternativa que implica pocas medidas estructurales y más gasto público, lo cual incrementará más aún la deuda pública. Quieren usar una tirita para detener una hemorragia que necesita de intevención quirúrjica.
El Gobierno que nos "des-gobierna" va camino de alcanzar las más altas cotas de ineficacia e inefiencia, meritorias ya de su impresión en el Libro Guinness de los récords mundiales. A llegado el momento en que la ciudadanía responsable debe plantarse y exigir la dimisión del actual Gobierno y la convocatoria de Elecciones Generales lo antes posible.
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