Eric S. Raymon es un liberal, una de las figuras más destacadas del Movimiento del Software Libre y el Código abierto y autor de varias obras como The Catedral and the Bazar y de Jargon File, un diccionario hacker. Pero también es uno de los máximos defensores a la Segunda Enmienda, la que reconoce el derecho a portar armas en los EE.UU.
En el artículo en cuestión, Raymon parte de una concepción ética individual que centra toda responsabilidad final en el individuo: “La primera y más importante de estas lecciones es esta: al final, todo depende de ti”. Yo no puedo más que estar totalmente de acuerdo con él en este aspecto, creo que como seres racionales que somos, al final, nosotros como individuos tenemos la responsabilidad total a la hora decidir actuar de una manera determinada u otra. Pero hasta aquí mi coincidencia con las ideas expuestas en el artículo.
El autor defiende una serie de tesis bastantes extravagantes y polémicas, por lo menos a ojos de un europeo occidental, veamos cuales:
- El hombre (y la mujer) libre lo es por su responsabilidad personal e individual, y el mejor reflejo de esa madurez ética es el portar armas. “En ser un modo de exorcizar este demonio, de reclamar para nosotros mismos la dignidad y el valor y la autoconfianza ética de un hombre (o mujer) libre, radica, en último término, la máxima importancia del llevar armas personales.”
- “Y es aquí donde la ética y la psicología nos traen de vuelta al portar armas. Pues la causalidad fluye aquí en ambos sentidos; la dignidad de un hombre libre es lo que le hace éticamente competente para portar armas, y el acto de portar armas promueve (enseñando sus duras y sutiles lecciones) las cualidades interiores que componen la dignidad de un hombre libre.”
Prácticamente el autor ataca la tesis de Hobbes de la concesión del poder coactivo y de la violencia al Estado por parte de los individuos, defendiendo que lo único que se consigue con ello es volver irresponsables a las personas por culpa de eximirles de una de las responsabilidades más importantes, el portar armas. Así se produce, según Raymond un proceso de fed back donde el único perjudicado es el individuo. Primero se otorga el poder de la fuerza a una institución pública para que la use como le convenga, ello provoca una perdida de poder individual pero a mayores, provoca una caída moral y ética en el individuo.
No sé que palabras usar para, finamente decir, que lo anterior es de una burda ideología barata que ha entendido totalmente al revés la ética individual, el liberalismo y que sigue anclada defendiendo una enmienda que tenía sentido en pleno siglo XVIII pero no en el siglo XXI.
La mayor cota de responsabilidad ética y moral del hombre, como ser individual o incluso como ser social, consiste precisamente en no tener la necesidad e portar armas para sentirse fuerte y seguro. Las sociedades democráticas europeas han logrado que sus ciudadanos no tengan ese miedo constante que si recorre los EE. UU. en parte, usado de forma muy maquiavélica por el propio Gobierno Federal y Estatal.
El confiar en mis semejantes supone que no vea en ellos un enemigo potencial, un ser despreciable que intenta hacerme daño constantemente y debido a ello, tenga que defenderme con todos los medios a mi alcance. Lo anterior no supone un estado superior de ética moral individual, ni supone una fase más elevada de fuerza y poder personal, todo lo contrario, es la constatación del miedo, de la desconfianza, de la necesidad de tener un objeto personal que me de seguridad, pues como individuo, como persona humana, mis ideas morales y éticas no van a ser respetadas sino es mediante el uso de la fuerza y de las armas.
Desviar la verdadera ética que prima al individuo por encima de todo como ser racional y poseedor de derechos, al derecho de poseer un arma como principal fundamento de dicha moral, supone un juego de malabares peligroso para todos. El autor debería pensar que el lejano oeste ya no existe y que, ya no va encontrarse con fieros osos y lobos en su granja. Ahora va a toparse con otra persona, la cual si no admite sus ideas, o no acepta su forma de pensar, tiene que respetarla por el valor intrínseco que las otras visiones vitales tienen, no por la responsabilidad que portar un arma hace recaer sobre un individuo.
3 comentarios:
Completamente de acuerdo contigo. La necesidad de tenencia d earmas responde a una inseguridad del sujeto en el entorno en que vive. En ningún caso, por más que trate, me puedo imaginar las armas como expresión de realización de la moral de una persona.
Cuando la gente comienza a armarse o siente que debe hacerlo es cuando el orden social comienza a fallar y las instituciones dejan de funcionar. Es impensable la libertad sin la tranquilidad, y con tranquilidad nadie anda pensando en armarse.
Saludos desde Chile. Que estés bien.
sin ser pacifista, ya que no puedo pretender de que toda la gente le guste la accion comunicativa y todas esas racionalidades caballerosas que a veces incluso se tratan de imponer, encuentor patetico un llamado a armarse, todos sabemos que los efectos son horrendos. El tema es que esa logica de armas = seguridad, en tiempo donde el estado está en otra sintonía y hasta donde la delincuencia se globaliza es muy tentadora.
nos vemos
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