He leído hace unas semanas un texto del antropólogo Karl Polanyi titulado “La falacia económica” que demuestra una vez más hasta donde puede llegar la rabia de algunos pensadores contra el capitalismo y el mercado, que les hace escribir textos como el que aquí les traigo. Prevalece la idea en el texto, siempre perpetua en este tipo de pensadores desde que un francés llegó a la conclusión de que los salvajes pueden ser buenos, de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y si es antes del capitalismo ni el Edén de la Biblia puede compararse.
Defiende el autor que en la ciencia económica actual se da una falacia evidente: “[…] el error estuvo en igualar la economía humana general con su forma de mercado…” De ese gran error principal se derivan dos errores más: “Reducir la esfera del género económico, específicamente, a los fenómenos del mercado es borrar de la escena la mayor parte de la historia del hombre. Por otro lado, ampliar el concepto de mercado a todos los fenómenos económicos es atribuir artificialmente a todas las cuestiones económicas las características peculiares que acompañan al fenómeno del mercado.”
Antes del mercado esta el comercio pero en él se encuentra parte de la génesis, según Polanyi, del mercado. Pero no del comercio que se daba en la economía rural que podría decirse carecía de él, no, el comercio podía hallarse de manera muy diluida casi imperceptible quizás en las villas y ciudades, pero nada más. Es la llegada del comercio internacional (junto otros factores que más adelante expone el autor) la que supone la transformación gradual de “mercados locales estrictamente controlados en mercados formadores de precios con una fluctuación de precios más o menos libre.” Sin embargo, la gran fase de cambio fue el momento en que tanto trabajo como tierra pasaron a formar parte del sistema de fluctuación de precios y a mostrar interdependencias entre ellos lo que origina el nacimiento de la economía. Entonces Adam Smith “introdujo los métodos de negocio en las cavernas del hombre primitivo…” introduciendo el comercio como algo natural en toda la historia. Por su parte, Quesney transformó la economía en una economía de la contabilidad y un término meramente contable como el Produit Net, o excedente, concepto meramente existente en la literatura contable pero intangible en lo real. Comienza así el mercado a colonizar el mundo de lo económico.
El resultado del proceso anterior fue lo que podemos llamar bajo la óptica del autor, aunque el no usa esta expresión, como la dictadura del mercado. Según Polanyi, “el mercado formador de precios que anteriormente sólo existía como modelo en varios puertos comerciales y algunas bolsas, demostró su asombrosa capacidad para organizar a los seres humanos como si fueran simples cantidades de materias primas, y convertirlos, junto con la superficie de la madre tierra, que ahora podía ser comercializada, en unidades industriales bajo las órdenes de particulares especialmente interesados en comprar y vender para obtener beneficios.”
La instauración del mercado en lo económico nos lleva a una sociedad de mercado regida por una nueva razón o racionalismo que gira entorno al término de eficiencia y valores utilitarios. La razón entendida así, expone Polanyi, significa hacer de ésta la antítesis “de la estética, la ética y la filosofía” por un lado y por otro, “la antítesis de la magia, la superstición y la completa ignorancia. En el primer caso, es racional preferir el pan con mantequilla a los ideales heroicos; en el segundo, parece más racional que un hombre enfermo vaya al médico en lugar de consultar al astrólogo.” De ese racionalismo surge toda una filosofía social que hace de la sociedad “un conjunto de átomos y de cada individuo un átomo que se comporta según los principios del racionalismo económico.” Pensamiento que alcanza tal grado que acaba en solipsismo económico eclipsando la política y toda corriente de pensamiento que no concibiese la economía como un mecanismo de oferta-demanda-precio. De esta forma, incluso conceptos como justicia, ley y libertad nacen del mercado, ignorando que es el Estado, según Polanyi, el que permitió introducir en la economía los mencionados conceptos y no el mercado: “como valores institucionalizados, hicieron su primera aparición en la esfera económica como resultado de una acción estatal. En las sociedades tribales, la solidaridad se salvaguarda mediante la costumbre y la tradición: la vida económica está incrustada en la organización social y política de la sociedad; no hay lugar para las transacciones económicas; y se trata de impedir toda acción ocasional al trueque, ya que se considera un peligro para la solidaridad tribal. Cuando surgen las leyes territoriales, el rey-dios provee el centro de la vida comunal, amenazada por el debilitamiento del clan, al tiempo que con la ayuda el Estado se lleva a cabo un enorme avance económico: el rey-dios, fuente de justicia, legaliza las transacciones económicas. […] Esta justicia se institucionaliza mediante equivalencias, se legaliza mediante estatutos, y se ejecuta la mayoría de las veces por los propios funcionarios del palacio y del templo que manejan el aparato tributario y redistributivo del estado territorial. Las normas legales se institucionalizan en la vida económica a través de los órganos administrativos que regulan la conducta de los miembros de los gremios en sus transacciones comerciales. La libertad llega a ellos mediante la ley; no hay patrón al que deban obedecer, y, en tanto mantengan su juramento al cabeza de Estado y su lealtad al gremio, son libres de actuar de acuerdo a sus intereses, siendo responsables de todas sus acciones. […] Cada uno de estos pasos hacia la introducción del hombre en el ámbito de la justicia, la ley y la libertad, fue originalmente el resultado de la acción organizativa del Estado en el campo económico.”
El texto de Polanyi adolece de varias cosas. Lo primero ser incapaz de explicar como se produce la ruptura con el Antiguo Régimen que, según él, tan bien parecía funcionar. Esta incapacidad de su razonamiento teórico le imposibilita poder ir más allá y proponer el origen de la sociedad moderna. Sin embargo, el problema no queda reducido al paso del sistema feudal al industrial capitalista. ¿Cómo se produce el paso de la tribu al estado? Según Polanyi por el establecimiento de unas leyes territoriales, pero la pregunta está en qué suceso motiva esas mencionadas leyes. Si la tribu evita todo contacto y trueque, se muestra como un ente casi completamente auto-suficiente, para qué establecer unas leyes territoriales. Lo que obvia Polanyi es que la tribu cada vez no es tan auto-suficiente y comienza a volverse dependiente del contacto con otras tribus. El trueque es la clave, y éste no es más que una forma de comercio al igual que lo es el mercado. En el trueque se dan oferta-demanda-precio, por mucho que el autor lo niegue. Tú tienes algo que yo quiero, yo tengo algo que tú quieres y vamos a negociar la forma de hacer el trueque, y ese punto que nos va a poner de acuerdo es el precio. Te he cambiado una cesta de peces por dos abrigos de cuero curtido (les suena a eso de 1 $ cuesta 0.71 €)
El segundo problema de Polanyi es que confunde economía con ciencia económica. La economía ha existido siempre si por ello entendemos el sistema que permite poner en contacto como mínimo a dos personas para que se intercambien dos bienes que quieren y necesitan. Si no existe ese deseo de necesidad, nos encontramos ante otro sistema que se aleja del económico como puede ser el del regalo o el Kulo. La ciencia económica surge con Smith y a partir de él se desarrollan unos conceptos teóricos que permiten conocer el funcionamiento del sistema económico y reconocer las partes que lo forman. Y claro que la ciencia económica influye en la economía, al igual que la física desterró a la alquimia e influye en el quehacer humano rompiendo ciertas barreras físicas que el hombre no podía superar (algo tan simple como volar).
Defiende el autor que en la ciencia económica actual se da una falacia evidente: “[…] el error estuvo en igualar la economía humana general con su forma de mercado…” De ese gran error principal se derivan dos errores más: “Reducir la esfera del género económico, específicamente, a los fenómenos del mercado es borrar de la escena la mayor parte de la historia del hombre. Por otro lado, ampliar el concepto de mercado a todos los fenómenos económicos es atribuir artificialmente a todas las cuestiones económicas las características peculiares que acompañan al fenómeno del mercado.”
Antes del mercado esta el comercio pero en él se encuentra parte de la génesis, según Polanyi, del mercado. Pero no del comercio que se daba en la economía rural que podría decirse carecía de él, no, el comercio podía hallarse de manera muy diluida casi imperceptible quizás en las villas y ciudades, pero nada más. Es la llegada del comercio internacional (junto otros factores que más adelante expone el autor) la que supone la transformación gradual de “mercados locales estrictamente controlados en mercados formadores de precios con una fluctuación de precios más o menos libre.” Sin embargo, la gran fase de cambio fue el momento en que tanto trabajo como tierra pasaron a formar parte del sistema de fluctuación de precios y a mostrar interdependencias entre ellos lo que origina el nacimiento de la economía. Entonces Adam Smith “introdujo los métodos de negocio en las cavernas del hombre primitivo…” introduciendo el comercio como algo natural en toda la historia. Por su parte, Quesney transformó la economía en una economía de la contabilidad y un término meramente contable como el Produit Net, o excedente, concepto meramente existente en la literatura contable pero intangible en lo real. Comienza así el mercado a colonizar el mundo de lo económico.
El resultado del proceso anterior fue lo que podemos llamar bajo la óptica del autor, aunque el no usa esta expresión, como la dictadura del mercado. Según Polanyi, “el mercado formador de precios que anteriormente sólo existía como modelo en varios puertos comerciales y algunas bolsas, demostró su asombrosa capacidad para organizar a los seres humanos como si fueran simples cantidades de materias primas, y convertirlos, junto con la superficie de la madre tierra, que ahora podía ser comercializada, en unidades industriales bajo las órdenes de particulares especialmente interesados en comprar y vender para obtener beneficios.”
La instauración del mercado en lo económico nos lleva a una sociedad de mercado regida por una nueva razón o racionalismo que gira entorno al término de eficiencia y valores utilitarios. La razón entendida así, expone Polanyi, significa hacer de ésta la antítesis “de la estética, la ética y la filosofía” por un lado y por otro, “la antítesis de la magia, la superstición y la completa ignorancia. En el primer caso, es racional preferir el pan con mantequilla a los ideales heroicos; en el segundo, parece más racional que un hombre enfermo vaya al médico en lugar de consultar al astrólogo.” De ese racionalismo surge toda una filosofía social que hace de la sociedad “un conjunto de átomos y de cada individuo un átomo que se comporta según los principios del racionalismo económico.” Pensamiento que alcanza tal grado que acaba en solipsismo económico eclipsando la política y toda corriente de pensamiento que no concibiese la economía como un mecanismo de oferta-demanda-precio. De esta forma, incluso conceptos como justicia, ley y libertad nacen del mercado, ignorando que es el Estado, según Polanyi, el que permitió introducir en la economía los mencionados conceptos y no el mercado: “como valores institucionalizados, hicieron su primera aparición en la esfera económica como resultado de una acción estatal. En las sociedades tribales, la solidaridad se salvaguarda mediante la costumbre y la tradición: la vida económica está incrustada en la organización social y política de la sociedad; no hay lugar para las transacciones económicas; y se trata de impedir toda acción ocasional al trueque, ya que se considera un peligro para la solidaridad tribal. Cuando surgen las leyes territoriales, el rey-dios provee el centro de la vida comunal, amenazada por el debilitamiento del clan, al tiempo que con la ayuda el Estado se lleva a cabo un enorme avance económico: el rey-dios, fuente de justicia, legaliza las transacciones económicas. […] Esta justicia se institucionaliza mediante equivalencias, se legaliza mediante estatutos, y se ejecuta la mayoría de las veces por los propios funcionarios del palacio y del templo que manejan el aparato tributario y redistributivo del estado territorial. Las normas legales se institucionalizan en la vida económica a través de los órganos administrativos que regulan la conducta de los miembros de los gremios en sus transacciones comerciales. La libertad llega a ellos mediante la ley; no hay patrón al que deban obedecer, y, en tanto mantengan su juramento al cabeza de Estado y su lealtad al gremio, son libres de actuar de acuerdo a sus intereses, siendo responsables de todas sus acciones. […] Cada uno de estos pasos hacia la introducción del hombre en el ámbito de la justicia, la ley y la libertad, fue originalmente el resultado de la acción organizativa del Estado en el campo económico.”
El texto de Polanyi adolece de varias cosas. Lo primero ser incapaz de explicar como se produce la ruptura con el Antiguo Régimen que, según él, tan bien parecía funcionar. Esta incapacidad de su razonamiento teórico le imposibilita poder ir más allá y proponer el origen de la sociedad moderna. Sin embargo, el problema no queda reducido al paso del sistema feudal al industrial capitalista. ¿Cómo se produce el paso de la tribu al estado? Según Polanyi por el establecimiento de unas leyes territoriales, pero la pregunta está en qué suceso motiva esas mencionadas leyes. Si la tribu evita todo contacto y trueque, se muestra como un ente casi completamente auto-suficiente, para qué establecer unas leyes territoriales. Lo que obvia Polanyi es que la tribu cada vez no es tan auto-suficiente y comienza a volverse dependiente del contacto con otras tribus. El trueque es la clave, y éste no es más que una forma de comercio al igual que lo es el mercado. En el trueque se dan oferta-demanda-precio, por mucho que el autor lo niegue. Tú tienes algo que yo quiero, yo tengo algo que tú quieres y vamos a negociar la forma de hacer el trueque, y ese punto que nos va a poner de acuerdo es el precio. Te he cambiado una cesta de peces por dos abrigos de cuero curtido (les suena a eso de 1 $ cuesta 0.71 €)
El segundo problema de Polanyi es que confunde economía con ciencia económica. La economía ha existido siempre si por ello entendemos el sistema que permite poner en contacto como mínimo a dos personas para que se intercambien dos bienes que quieren y necesitan. Si no existe ese deseo de necesidad, nos encontramos ante otro sistema que se aleja del económico como puede ser el del regalo o el Kulo. La ciencia económica surge con Smith y a partir de él se desarrollan unos conceptos teóricos que permiten conocer el funcionamiento del sistema económico y reconocer las partes que lo forman. Y claro que la ciencia económica influye en la economía, al igual que la física desterró a la alquimia e influye en el quehacer humano rompiendo ciertas barreras físicas que el hombre no podía superar (algo tan simple como volar).