27 de agosto de 2006

Consecuencias del populismo en Bolivia

En El País, domingo 20 de Agosto de 2006, un artículo publicado por Jorge Marirrodriga titulado La nacionalización boliviana se tambalea pueden leerse cosas como:
“Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB), la empresa estatal encargada de gestionar técnica y económicamente el proceso ha paralizado su actividad en <>. Para el Gobierno boliviano se trata de un problema de financiación que es solucionable, al menos para salir del paso, con un préstamo de 180 millones de dólares que concedería a la entidad en Banco Central boliviano, pero tanto la ley como los estatutos del organismo prohíben este tipo de crétido”.
He aquí como la gran medida propagandística del Presidente de Bolivia el Sr. Evo Morales se encuentra con la primera bocanada de realidad económica; una cosa es el populismo y otra la gestión racional y juiciosa de un recurso económico. Bajo la defensa ideológica de lo mejor para el pueblo esgrimida por el ejecutivo boliviano, nos encontramos con la realidad dura y molesta de que las medidas populistas son todo menos favorables al pueblo que se intenta favorecer. Si YPFB no encuentra pronto financiación, posiblemente el suministro a los bolivianos y a los clientes internacionales como Argentina quede cortado, y si ese coste no fuese suficiente, por encima los propios bolivianos tendrán que financiar, vía impuestos, los 180 millones de dólares que necesita la empresa estatal para seguir funcionando.
Pero la cosa continua, y en el mismo artículo podemos leer: “El pasado mayo, Morales ordenó que el BBVA y la aseguradora Zurich, administradores de los fondos de pensiones en Bolivia, traspasaran – sin indemnización de ningún tipo – a YPFB acciones valoradas en al menos 600 millones de dólares en las empresas objeto de nacionalización.” El motivo de esta decisión es doble: por un lado se consigue una representación accionarial importante por parte del Estado en cualquier sociedad que se forme con empresas extranjeras en el país, aumentando el poder del Estado para intervenir según sus intereses en el mercado. Por otro, el gobierno boliviano consigue una gran base de financiación para llevar a cabo sus ideas y proyectos, los cuáles quizás no coincidan con lo que buscan las empresas encargadas de gestionar esos fondos, financiación para proyectos rentables y devolver a sus pensionistas al cabo de un tiempo, un interés por el uso de ese dinero. En un país altamente endeudado y con necesidades de financiación tan grandes como la vista anteriormente, el ejecutivo puede verse tentado a realizar pagos sin contraprestación a los fondos de pensiones, y haciendo que el ahorro de muchos bolivianos vuele sin dejar rastro. Esperemos que por lo menos en este caso el juicio racional si funcione, pero algo me dice que no creo que sea así.
Y avanzando en la noticia encontramos más despropósitos y malas gestiones de YPFB que acaban afectando a los bolivianos: “la Superintendencia de Hidrocarburos (denunció) un contrato firmado por YPFB que presuntamente ha causado un perjuicio de 3,8 millones de dólares.” Y adivinan quién va a pagar el plato roto.
Cuando un Gobierno toma una decisión del tipo de nacionalizar los recursos energéticos, controlar su producción, gestión y distribución, debe realizar una planificación previa para ver si está capacitado para poder hacer lo que pretende. El gobierno del Sr. Evo Morales tomó una medida populista para cumplir con un programa electoral populista sin tener en cuenta las consecuencias no deseadas de su acción, la cual están pagando y pagarán tanto los bolivianos como las empresas extranjeras. Ahora que la imagen de YPFB está en duda y su capacidad para la gestión le desborda, se abren varias vías de solución: doblar la apuesta, acabar con el proceso o la más jugosa para los que gustamos del análisis, “que el parón en el proceso beneficie a un tercer actor en el escenario…” y a que tampoco adivinan quién es el invitado a la cena. Pues Petrosur, la empresa venezolana estatal, “que está en disposición de otorgar tanto financiación como asistencia técnica”.
Y Petrosur nos lleva a Hugo Chavez, el pupilo más adelantado de Fidel Castro en eso de la economía planificada, el anti-imperialismo, el anticapitalismo, y la idea de una Latinoamérica socialista y de izquierdas. Sin embargo, no chocan esas ideas, por otro lado falsas y peligrosas, un verdadero cáncer en la realidad iberoaméricana, con la posible influencia de Petrosur en el mercado boliviano, o es que cuando la gestión de un producto y su producción se realice por un Estado “amigo” resulta más beneficiosa para el pueblo que cuando lo hace una empresa extranjera, que mira principalmente por sus accionistas y clientes. Chavez desea que la República Bolivariana de Venezuela se erija como la luz que guié a los demás países de la región, no por los intereses comunes, sino para satisfacer los egos narcisistas del presidente venezolano. Y eso, por desgracia, tiene un aire mesiánico que recuerda muy mucho los fascismos y dictaduras europeas tanto de izquierdas como de derechas.

1 comentarios:

Marcos dijo...

Sin duda Chavez (que por cierto, no me inspira nada de confianza) está metiendo las manos en Bolivia, así como quiere hacerlo en otros países más en América Latina. De hecho, firmó - hace algunos meses - un acuerdo con Cuba para reactivar la refinería de petróleo cubana de Cienfuegos (siendo entonces PDVSA dueña del 49% de la misma) que dejó botada la URSS tras su fracaso. me atrevería a decir que Chaves quiere superar a Fidel. En fin, eso de las alianzas es algo tan inestable en Latinoamérica que jamás llegaría muy lejos, lso nacionalismos pesan más a fin de cuentas. Por otro lado es todo muy desordenado por acá. Es almentable que el pueblo boliviano no de con una solución para los abusos que han sufrido por parte de unos pocos que se quedan siempre con todo.

Ah, dejé un comentario en el artículo anterior, que está muy bueno.

Saludos desde Chile, que estés muy bien.