23 de septiembre de 2009

La izquierda busca su meta. Actualización.

El 16 de Mayo del 2007 escribí esta carta, publicada en este mismo blog, a un gran amigo que me preguntaba por el vacío existencial que experimentaba por sus ideas políticas. Una persona de izquierdas como él que nadaba en un mar de nada, en un agua de conceptos huecos. No se daba cuenta de que experimentaba en sus propias carnes lo que la izquierda venía padeciendo desde hace mucho tiempo.

Han pasado ya más de dos años y nada me hacía sospechar que la situación política española iba a ajustarse a las ideas de esa misiva. Las ideas de vacío y confusión, de un permanente anonadar, en las múltiples entradas que recoge la RAE al término, del quehacer político del Gobierno son la muestra clara de una izquierda totalmente extraviada.

Y en ese caminar totalmente ciego, pecan de orgullo y soberbia hasta límites insospechados. Hasta el punto de afirmar que "bajar impuestos es de izquierdas" para luego sostener que "subir impuestos es de izquierdas." Ellos son el todo y la nada, el continente y el contenido, el alfa y el omega donde buscar la salvación. Con razón afirmaba Lenin: " El marxismo es todopoderoso porque es cierto."

Cantemos pues "La Internacional" con el puño bien alzado mientras nuestros cuerpos se visten de ropajes y diseños exclusivos.

"¡Arriba parias de la tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión. [...]"


La izquierda busca su meta

“Se entiende que el caos de la libertad sobrecoja, y que una añoranza de estructuras fijas funcione como aliado del no menos antiguo maniqueísmo: o blanco o negro, o bueno o malo, o verdadero o falso. Pero cierto grado de civilización promueve órdenes extensos, dotados de una complejidad intrínseca, donde con una mezcla de anacronismo y buena voluntad no dejan de brotar nostalgias por lo simple…”
Antonio Escotado, Espontaneidad y complejidad (2º Versión), en www.antonioescohotado.com

Podía haber titulado esta carta como “Los miedos de la izquierda, los sufrimientos del individuo”, pero he preferido ser más correcto y me he decantado por “La izquierda: ¿quién se ha llevado mi brújula”. Cuando mencionas que: “Yo no se mucho de la izquierda europea más que nada porque la busco y no la encuentro…” te entiendo perfectamente, es normal, es el resultado de un proceso lógico a donde los actos de la izquierda le han llevado. Un vacío existencial, y para ser mucho menos filosófico y más terrenal, un vacío intelectual. La izquierda se encuentra vacía porque nada tiene que ofrecer a un mundo del cual siempre ha negado formar parte y, principalmente, porque todas sus aportaciones se han visto una y otra vez desmentidas y borradas.

La izquierda encontró en la demonización del capitalismo su aliento vital, porque la derecha reclamó antes la defensa de la tradición y el liberalismo la figura del individuo y la libertad. Aún así, pocos recuerdan que el terreno de la crítica hacia el capitalismo no es únicamente campo de abono de la izquierda, y la derecha conservadora[1] de figuras como Joseph Schumpeter, Michael Novack, Daniel Bell o incluso Rusell Kira defendían que el capitalismo no sólo en su desarrollo económico o industrial, sino que incluso su influencia moral y cultural son nefastas para la sociedad; culpable incluso de vulgarizar, de “la fealdad, la monotonía, el hastío de la moderna existencia industrial.” Ironías del destino, la especialización del sistema capitalista llevo a abandonar esta rama tan poco productiva electoralmente a la derecha y dejar a la izquierda estos menesteres anti-capitalistas, mucho más productivos por lo visto en este tipo de trabajo.

Puestos entonces en su laboriosa tarea de criticar al sistema capitalista, pronto se dan cuenta de que necesitan un profeta, un guía y un concepto que les muestre el camino. Entonces llega Marx. Y Marx dice que todo es historia y que la historia es ciencia, y que además se repite, con otros ropajes, es cierto, pero se repite. No los sucesos o los hechos, pero si las estructuras de poder y dominación. Y encuentra el santo grial que la izquierda deseaba.

La cosa evoluciona y se llega casi a lo que los intelectuales de izquierda llegaron a llamar el paraíso proletario en la tierra: la URSS. Experimento socialista y comunista que fascinó y sigue fascinando a muchos que no sufrieron bajo los brazos tiránicos de sus líderes de partido. Este sueño de verano, aunque no de una noche lamentablemente, se rompe y entonces empiezan a oler las miserias de la planificación centralizada y del paraíso obrero en la tierra. Primer mazazo.

Mientras en la URSS se desarrolla la rebelión en la granja, en el resto de Europa las condiciones de vida mejoran de forma exponencial a pesar incluso de dos guerras mundiales. La clase proletaria se diluye y el término empieza a perder significación

 “[…] a medida que iba descubriendo nuevas maneras de hacer dinero-, el capitalismo ha producido más márgenes de ganancia empresarial, más dividendos para los inversores y más cotizaciones sociales, acercándose así a la gran sociedad prometida por Adam Smith, donde el progreso material suscitado por una eficiencia en el empleo de los recursos (gracias a que nadie lo organiza) se articula con el sistema de libertades y garantías conocido como Estado de Derecho.”[1]

Segundo mazazo, ya no tenemos perjudicados a los que la izquierda pueda seguir apelando.

Si bien es cierto que la solución al anterior problema de no tener a quien defender pronto se vio solucionada por la escuela de Frankfurt. Y es que Adolf Hitler apareció en un momento en que la izquierda necesitaba urgentemente de alguien a quien atacar. No quiero decir aquí que este señor merezca ser defendido, sino que críticas más contundentes y feroces contra el nazismo fueron realizadas por los estudiosos de la escuela de austriaca como Frank A. Fetter; Ludwig von Mises; Friedrich August von Hayek; Friedrich A. Lutz; Vera C. Smith Lutz; Ludwig M. Lachmann; Alberto Benegas Lynch; Peter T. Bauer; Murray N. Rothbard; Israel M. Kirzner y otros muchos; pero se les ha leído mucho menos en cualquiera de los estamentos intelectuales, dominados por la elite de la izquierda.

Los intelectuales de la escuela de Frankfurt dotaron a la izquierda del nuevo grial que defender del capitalismo: la cultura y su malestar. Malestar por su masificación. Sin embargo, la crítica no pudo ir mucho más allá, porque iba en contra de uno de sus principios como era la educación para todo el mundo y derecho de acceso a la cultura de todo individuo. Claro que ellos siguen intentando definir lo que es cultura y lo que no, pero las luchas de las elites por nombrar lo que es mayúscula o minúscula en el campo de las artes es un debate que no nos concierne. He podido leer porque alguien inventó primero la imprenta y luego la fabricación en serie y me permitió comprar un libro a un precio aceptable. Tercer mazazo para la izquierda, y aún nos quedan.

Sin clases proletarias, burgueses sin escrúpulos, con una cultura al alcance de todos y el paraíso convertido en infierno, la izquierda se dijo que o encontraba algo o estaba perdida, ¡y vaya si lo encontró!, la globalización y el individuo. Este:

 " nuevo espíritu (nota del autor: del capitalismo) ha desarmado al inconformismo en sus modalidades más tradicionales, que fueron la crítica artista (sostenida por “intelectuales, artistas y dandys”) y una crítica social sostenida por el movimiento obrero. La primera rechazaba el trabajo en sí […] la segunda denunciaba el egoismo de los intereses particulares […]. La vena intelectualista sugiere seguir fieles a la transgresión (“mediante movimientos puramente críticos que no necesitan ni teoría ni práctica”), mientras la vena obrerista lamenta una “pleamar del individualismo.”[2]

En ello estamos, en la defensa de añorar “las antiguas identidades sociales (léase clases) y su antagonismo (léase guerra civil)”[3] Queremos fronteras, deseamos límites. La globalización es culpable de todos los males, ¿le duelen las muelas?, ¿le ha dejado su pareja?, ¿qué Fernando Alonso no ha ganado en Montmeló?, pues no le de más vueltas a la cabeza buscando responsables, la culpa es de la globalización[4]. Sólo les diré una cosa, tampoco esta vez la jugada les está saliendo bien.

Este es el problema de la izquierda, que se encuentra perdida y sin nada que decir porque ha escogido el bando perdedor desde hace mucho tiempo. Su nuevo sueño, “el ecologismo”; no siempre es partidario de seguirles de la mano y han resultado ser unos pupilos muy rebeldes y nada partidistas, ansiosos de caminar solos. ¿Encontrará un nuevo concepto con el que llenar su ideología la izquierda? Creo que no, pero algo me da que incluso aunque lo encuentre no les va a servir de mucho.


[1] Alberto Fernández Alonso (2006): “Neoconservadurismo, neoliberalismo: ¿Sabemos de qué estamos hablando? Una visión desde el liberalismo clásico.” Facultad de Sociología de A Coruña.
[2] Antonio Escohotado: “El espíritu del capitalismo” en www.antonioescohotado.com
[3] Ídem

1 comentarios:

Marcos dijo...

Hola Alberto

El leerte esta vez, junto con ser bastante gratificante, inevitablemente me provocó la siguiente conclusión.

Por un lado, creo que más que estar perdida la izquierda como cuerpo de ideas, los que están perdidos son los políticos de izquierda en España.

El recorrido histórico que hiciste de la izquierda en Europa me hizo pensar en América Latina, no por sus similitudes sino por sus diferencias.

Y me convenzo de que las ideas "anti-capitalistas" son cada vez más débiles en España y Europa por la misma razón que las ideas "pro-capitalistas" parecen perder adherencia en el contexto latinoamericano: Por un lado particularidades culturales y sociales de los países que componen cada continente, y por otro, la mala representación con la que cuentan los exponentes de dichas tendencias (no hablo de izquierda y de derecha porque me parece que son conceptos que no responden a realidades universales sino que, a lo sumo, pueden describir contextos nacionales, siendo un tipo de derecha chileno probablemente muy diferente a uno de la derecha española)

Posiblemente las ideas capitalistas encuentren mejor acogida que las anti-capitalistas en el continente europeo dado que las ideas mismas calzan mejor con su cultura y trayectoria histórica y porque sus exponentes en cada país deben ser más cercanos a las realidades locales y regionales así como mas certeros en su relación con los sujetos y grupos sociales.

Pero en el caso de América Latina el asunto es diferente. Los representantes del capitalismo no dejan muy bien parados esas ideas. La historia está marcada por abusos, explotación, y otros males asociados a la acumulación capitalista. Y sigue estándolo. Culturalmente, en mi continente, capitalismo equivale a injusticias, desigual distribución del ingreso y similares, no sólo para el que se ve afectado directamente, sino para el consumidor que no reflexiona sobre el origen de las cosas y lo que hace posible su precio, así como para los grandes poderes económicos que no les interesa re definir su relación con el entorno y la gente.

Es por eso que no extraña que sujetos dudosos en su proceder e intenciones como Chávez tengan permanencia en el poder, y las ideas anti-capitalistas (que encuentran además una fuente de identificación en la oposición a USA, cosa que no tiene "la izquierda" en Europa, al menos no con la fuerza que puede alcanzar acá en Latino américa)se ven fortalecidas. Parece que económica, social y culturalmente, América Latina si tiene espacio para ideas de "no-capitalismo", las cuales están siendo mal representadas por sujetos que, auto definiéndose como izquierdistas, sólo buscan el beneficio propio, lo cual no es sólo contrario a dichas ideas, sino a cualquier corriente de pensamiento que en verdad busque lo mejor para todos.

En fin, en resumidas cuentas, las mismas debilidades que en Europa parecen tener las ideas "anti-capitalistas", parecen tenerlas las ideas capitalistas en América Latina, aunque sea el capitalismo lo que predomina. Por lo mismo, cuestiono el carácter de universal que a una u otra se pueda atribuir.

Un gran abrazo. Me dio gusto leer un texto de buena calidad y provocador como este que has publicado.
Que estés excelente