Retomando hoy el tercer punto sobre las posibles causas del desconocimiento sobre la sociología, pasaré a ofrecer una serie de definiciones para despejar dudas sobre esta fascinante ciencia. Comprobarán con ello que, como ya he mencionado, existen tantas sociologías como sociólogos.
Alex Inkeles define nuestra disciplina como “el estudio de los sistemas de acción social y sus interrelaciones”. Para J. E. Goldthorpe sociología es “el análisis científico del comportamiento social humano”. Émile Durkheim lo hace como “la ciencia de las instituciones y el complejo sistema de relaciones sociales que estas instituciones entrañan”. A. Cuvillier opina que sociología es “la ciencia positiva de los hechos sociales”. El sociólogo alemán Max Weber dice que sociología es “una ciencia que se propone comprender por interpretaciones los significados internos de las conductas humanas sociales y, de esta forma, llegar a su explicación causal”. T. Parsons piensa que nuestra disciplina “estudia los sistemas sociales formados por las interacciones de las conductas que se orientan hacia una escuela común de valores, dentro de la institucionalización de los modelos culturales”. Por su lado Gurvitch la define como una “ciencia que estudia los fenómenos sociales totales en el conjunto de sus aspectos y su dinámica”. El conocido sociólogo británico A. Giddens dice al respecto que “sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades”. John J. Macionis y Klen Plummer piensan que “es el estudio sistemático, riguroso y científico de la sociedad”.Ya ven que existen definiciones para todos los gustos, y para que no falte ninguna, humildemente uno también tiene la suya, aunque no puede, ni se pretende, llegar a situar al nivel de “oficial”, categoría que si poseen las anteriores. Personalmente pienso que sociología es el estudio científico tanto de la acción consciente o inconsciente de los individuos como de las instituciones o estructuras que forman una sociedad determinada. Acción que puede llevarse a cabo entre los propios individuos, las instituciones, o entre ambos (individuos-instituciones) de forma voluntaria o involuntaria.
Podemos comprobar en todas estas definiciones que surge un problema a la hora de determinar cual es el objeto de estudio, si los individuos o las estructuras, por llamarlo de alguna forma, estamos ante una variación del dilema del huevo o la gallina. Algunos autores defienden que son las estructuras las que definen el comportamiento de los individuos y la sociedad; por el contrario otras corrientes teóricas afirman que es la acción individual de las personas las que modelan y construyen la realidad social; por último, actualmente han surgido aportaciones teóricas integradoras que opinan que las sociedades se forman por la interacción tanto de los individuos como de la estructura o instituciones que nos rodean.
Sin embargo, a este problema de determinar un objeto de estudio, se une un problema epistemológico sobre la objetividad o subjetividad de la ciencia sociológica. Ello es debido a que el sociólogo como miembro de la sociedad, como ser social que es, forma parte del objeto de estudio, con lo cual se nos plantea la duda siguiente: ¿Hasta qué punto un sujeto que pertenece al objeto de estudio puede ofrecer resultados objetivos?; análogamente es como si una molécula química o un electrón se estudiasen a si mismos y ofreciesen datos científicos sobre el mundo al que pertenecen. Nace así otro debate que lleva ocurriendo de los principios de la sociología.
Quizás debamos empezar por definir los términos objetivo y subjetivo, las que aquí expongo fueron dadas en su día por el profesor Jesús Ibáñez y se encuentran recogidas en el libro “Problemas de teoría social contemporánea” de E. Lamo de Espinosa: “Una realidad puede ser considerada un sistema en la medida en que es objetivable, definible como estructura separada y diferenciada del sujeto que la define”; por subjetivo “un sistema está constituido por la interferencia recíproca entre la actitud del sistema de objeto y la actividad objetivadora del sujeto”.
A lo largo de la historia de la sociología han surgido varios paradigmas donde cada uno defiende un uso de la objetividad o de la subjetividad, podemos agruparlos en tres grupos: el primer paradigma es el positivista, donde la realidad es concebida como única y objetiva, observable, medible y cuantificable; se considera importante separar al investigador de lo investigado. Un segundo paradigma es el interpretativo-comprensivo o cualitativo, donde la realidad social se considera como un producto de la actividad del hombre, se define una actitud subjetiva del investigador. Por último el paradigma crítico o de la teoría crítica donde los hechos no están captados directamente de la realidad empírica, sino que están mediados socialmente, por lo que no se puede desvincular el descubrimiento del contexto social en que se produce.
A todo esto podemos obtener una clara dicotomía entre investigación cuantitativa y cualitativa. Si consideremos los fenómenos sociales como algo objetivo y exterior, entonces es un enfoque cuantitativo; si lo hacemos como algo subjetivo e interior, es un enfoque cualitativo. Nos encontramos ante dos posturas de pensamiento diferenciadas como son el positivismo y la hermenéutica, o como dice Drogsen en 1858, entre explicación (erklaren) y la comprensión (verstehen).
En un lado encontramos a Emile Durkheim donde los hechos sociales son externos, objetivos e independientes de la voluntad del sujeto; de otro lado la postura de Max Weber que sostiene el rechazo al positivismo pues los hechos son irrepetibles, la relación entre sujeto y objeto, donde los actores sociales actúan en tanto en cuanto están inmersos en un medio social cargados de significado. Evidentemente la actitud del investigador depende del método que utilice; en la cuantitativa busca ya lo que conoce, en la cualitativa encuentra aspectos significantes que desconocía.
Pero debemos tener cuidado al pensar que otras ciencias, consideradas más puras o más exactas, pueden escapar de este problema sobre objetividad-subjetividad. La ruptura que supone pasas del paradigma de la mecánica clásica a la teoría de la relatividad o mecánica relativista, es debido a que por primera vez las ciencias de la naturaleza deben enfrentarse a la invasión del sujeto en sus paradigmas y estudios. Sin embargo, se produce un paso a mayores dentro de este tema, la aparición de la mecánica cuántica lleva a todas las ciencia sin excepción del presupuesto de objetividad al presupuesto de reflexividad (la realidad como sistema producido por interferencias entre sujeto y objeto.). Y con esto, algo que desde sus orígenes formaba parte de las ciencias sociales, pasa de lleno a las ciencias naturales: el azar.
Por todo ello, se hace comprensible el porque de los problemas de la sociología a la hora de su definición, y como por tanto, dificulta su conocimiento y compresión para el resto de las personas ajenas a ella.
Espero haber aclarado algunas dudas sobre la sociología a todas aquellas personas ajenas a esta disciplina. Dejaremos para otro día la tan manida pregunta sobre lo que hacen los sociólogos, pues se trata de un misterio mucho mayor.
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