27 de enero de 2006

Empresas vivas (I)

No hace falta disponer de una alta capacidad de observación y análisis para comprobar los efectos tremendamente negativos de la actuación empresarial en la naturaleza.

INTRODUCIÓN

No hace falta disponer de una alta capacidad de observación y análisis para comprobar los efectos tremendamente negativos de la actuación empresarial en la naturaleza. Sirva la siguiente introducción de G. Morgan[1] para hacernos una pequeña idea:

“Diariamente las industrias sueltan millones de toneladas de residuos tóxicos en las aguas y en la atmósfera o las entierran en contenedores bajo tierra. El coste de deshacerse de los residuos es tal que muchas organizaciones sienten que no tienen otra opción sino seguir con estas prácticas dañinas mientras estén dentro de los términos legales.

Como resultado se estima que actualmente hay 2.000 toxinas pululando por los Grandes Lagos (EE.UU.) y hay miles de depósitos de residuos tóxicos contaminando los ríos…

El trabajo en muchas organizaciones puede también llegar a ser peligroso. Cada año cientos de miles de trabajadores en todo el mundo mueren por accidentes de trabajo o enfermedades laborales…

A lo largo y ancho del Tercer Mundo las grandes multinacionales se montan sin ninguna consideración sobre los intereses locales. Como en la primera revolución industrial en Europa, a la población se le despoja (legalmente o ilegalmente) de su tierra y de su forma de vida tradicional transformándose en “pobres urbanos” con sueldos de miseria en fábricas y factorías donde se explota a la mano de obra.”

La visión de la empresa como un objeto de dominación y control, las organizaciones en manos de una elite que prima sus intereses personales egoístas; frente a ella debemos intentar establecer una visión de la organizaciones como organismos, seres vivos pertenecientes a un sistema mucho más complejo del cual dependen para sobrevivir, las empresas no pueden comportarse como parásitos del sistema.

En el siguiente trabajo se expone en primer lugar las características básicas de la organización como metáfora de dominación. Continuaremos con los rasgos típicos de la empresa como un organismo, para finalizar con un análisis para defender el cambio de mentalidad de una organización como instrumento de dominación a lo que he considerado la siguiente evolución de las organizaciones, la empresa como un ser vivo, a una nueva interpretación de la metáfora organicista.


LAS ORGANIZACIONES, LA DOMINACIÓN Y LA METÁFORA POLÍTICA

La definición que Weber ofrece sobre poder es la capacidad de imponer la voluntad de una persona sobre el comportamiento de las otras, centrando su atención sobre todo en un tipo de relación especial de poder, la dominación.

Como bien dice Mouzelis: “la dominación designa la relación de poder en la que el gobernante, la persona que impone su voluntad a las otras, cree que tiene derecho al ejercicio del poder, y el gobernado considera que su deber es obedecer las órdenes de aquél.” (MOUZELIS, N. 1991, 21)

Weber realiza un estudio sobre la dominación, estableciendo para ello una relación entre las creencias sobre la legitimación y la organización administrativa, dando lugar a tres tipos ideales o puros de dominación (ver anexo 1):

  1. dominación carismática: Basada en el carisma del líder, su justificación proviene por las extraordinarias proezas y capacidades personales, sus súbditos aceptan el poder porque tienen fe en figura. La organización burocrática de este tipo es inestable e indeterminada.
  2. dominación tradicional: Basada en la historia y la tradición, en el hacer de las cosas como siempre se han hecho. La justificación es la creencia en el pasado y las costumbres. La organización puede tomar dos caminos:
    • patrimonial: los funcionarios son siervos del amo, dependen de él económicamente mediante la remuneración.
    • Feudal: no dependen del amo feudal, se produce en este caso un acto de fidelidad, sellada mediante un pacto o contrato.
  3. dominación racional-legal: la ley se erige como elemento justificador y legitimador, la obediencia de las leyes se debe a que el pueblo considera que han sido elaboradas por un procedimiento justo, aceptado tanto por los gobernantes como por los gobernados. La organización administrativa resultante es la burocracia, caracterizada por la creencia en la ley y el orden legal.

Aunque los tipos puros no suelen darse en la realidad igual que aquí se muestras, si podemos observar que se dan casos mezclados, es decir, no encontraremos una organización puramente dominada por la racionalidad-legalidad, pero si una posible mezcla entre ese tipo de dominación y un líder carismático.

Una cosa está bastante clara, las organizaciones suelen tender una tendencia hacia la dominación racional-legal, donde se produce un claro proceso de burocratización, lo que para Weber suponía una perdida de la libertad individual[2].

Aunque no sólo Weber se muestra reacio al proceso de burocratización, similares conclusiones alcanza el sociólogo francés Robert Michels y su famosa “ley de hierro de las oligarquías”[3].

La metáfora que mejor recoge la visión de las organizaciones como sistemas de poder es la política, parte de la tesis de que toda la vida social está regida y formada por ideas e interpretaciones de intereses, todo el funcionamiento de una organización se reduce a un enfrentamiento determinado[4].

“Las organizaciones, como los sistemas políticos, usan algún tipo de regla para crear y mantener orden entre sus miembros. Este sistema de imponer orden puede adoptar la forma de Autocracia, de Burocracia, de Tecnocracia, de Codeterminación, de Democracia representativa, o de Democracia directa” (RUÍZ OLABUÉNAGA, J. I. 1995, 112-113). Cuya única misión es ordenar las luchas por el poder que se producen en la organización, pero esa forma de estructura interna, tiene también un efecto hacia el exterior, el entender las relaciones sociales también como luchas de intereses y poder; los cuales intentan ser ordenados de la misma forma que en la estructura interior.



[1] MORGAN, G. Imágenes de la Organización, Editorial RA-MA, Madrid 1990, Pág. 261-262.

[2] “Weber estuvo interesado con la tendencia hacia las crecientes burocracia y racionalización. Para él, el proceso de la burocratización presentaba una gran amenaza de la libertad del espíritu humano y de los valores de la democracia, ya que los que tienen el control poseen el medio para subornidar los intereses y bienestar de la masa. (MORGAN, G. 1990, 264-265)

[3] Para Michels, aunque un líder sea elegido con todas las buenas intenciones del mundo, se produce una tendencia a desear ser parte de una elite especial de gente con poder, a mantenerlo a toda costa, se trata de un proceso sutil de socialización y de creencias.

[4] RUÍZ OLABUÉNAGA, J. I. Sociología de las organizaciones, Editorial Universidad Deusto, Bilbao 1995, Pág. 112.

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