11 de enero de 2006

Fundamentalismos (IV)

Este acontecimiento no es la primera ni la última vez que los Estados Unidos intervinieron en la zona, desde el apoyo armamentístico a Irán primero, para después armar y ser aliado de Sadam Husein en la guerra Irán-Irak (1980), donde “ Siete años más tarde,

Este acontecimiento no es la primera ni la última vez que los Estados Unidos intervinieron en la zona, desde el apoyo armamentístico a Irán primero, para después armar y ser aliado de Sadam Husein en la guerra Irán-Irak (1980), donde “ Siete años más tarde, la marina de los Estados Unidos y las de otros países occidentales intervinieron en la guerra para apoyar a Irak” (BRUCE, S. 2003, 77)

Pero no sólo los Estados Unidos, tomemos el caso del Líbano y Francia, como bien comenta Bruce: “Francia [...] creó un Estado mediante la adicción de diversas áreas colindantes habitadas por musulmanes suníes y shiíes” (BRUCE, S. 2003, 77)

Sin olvidar por supuesto el gran aliado de los Estados Unidos en Oriente Medio, Israel, torreón desde su creación el gobierno americano dispone de un lugar privilegiado para estudiar, analizar, provocar y socavar cualquier tipo de movimiento de los países de la zona.

La pregunta que puede surgir en este momento es: ¿qué puede haber en una zona como Oriente Próximo y Medio, para que atraiga tanto la atención de todos los gobiernos americanos indiferentemente de si se trata de republicanos o demócratas? Evidentemente además de la belleza natural del desierto, la riqueza cultural y artística, este lugar del globo es unos de los epicentros mundiales en recursos naturales energéticos, es decir, petróleo y gas natural. Si a todo ello unimos el canal de Suez, que permite comunicar el Mediterráneo con el Golfo Pérsico y el Océano Indico en menos tiempo que rodeando el continente africano, podemos llegar a entender un poco los intereses americanos y occidentales en general.

Las mayores reservas de petróleo están repartidas entre Arabia Saudí e Irak, los gasoductos atraviesan todo Oriente Medio e Israel es dueña de las mayores reservas de agua en la zona, esto del agua puede parecernos poco serio, pero si tenemos en cuenta que nos encontramos en zonas desérticas, el agua supone un recurso casi tan precioso como el petróleo, pues sin el líquido elemento no es posible la agricultura en la zona, ni el abastecimiento de las ciudades de agua potable.

Este es el panorama histórico y el contexto político económico que ha favorecido el nacimiento de un movimiento como el fundamentalismo. Siguiendo la tesis de Bruce: religión como fundamento de un nacionalismo étnico, que ve a Occidente como el gran enemigo, como el causante de sus males, y la manifestación más significativa de Occidente, aparte de su poder militar, es la influencia cada vez mayor de su cultura laica, transgresora y poco respetuosa con la tradición de lo único que sienten como verdadero los musulmanes, la grandeza y la superioridad de las Revelaciones de Ala en boca de Mahoma.

Una visión distinta ofrece Huntington, donde habla de un “resurgimiento” del sentir religioso, lo que Gilles Kepel denominó La revancha de Dios; un renacer no sólo en el sentir religioso del Islam, sino de todas las religiones del mundo desde el cristianismo al hinduismo. ¿Cómo se puede explicar este resurgimiento religioso? Veamos la respuesta que ofrece Huntington:

“La causa más obvia, destacada y profunda del resurgimiento religioso mundial es precisamente lo que supuestamente había de provocar la muerte de la religión: los procesos de modernización social, económica y cultural que se difundieron por todo el mundo. [...] Fuentes de identidad y sistemas de autoridad existentes desde mucho tiempo atrás se rompen. [...] Necesitan nuevas fuentes de identidad, nuevas formas de agrupación estable y nuevos conjuntos de preceptos morales...” (HUNTINGTON, S. 1997, 115)

El cambio se está produciendo demasiado rápido para unas sociedades no acostumbradas a la rapidez de la evolución social, “Lo que en Occidente sucedió a lo largo de 200 años o más está sucediendo aquí en 50 años o menos”.[1]

Otro factor importante para Huntington: “la retirada de Occidente y el final de la Guerra Fría [...] el FMI y el Banco Mundial, [...] la gente ve el comunismo únicamente como el último dios laico que ha caído, y a falta de nuevas deidades laicas convincentes, se vuelve con alivio y pasión a lo auténtico. La religión se ha tomado el relevo a la ideología, y el nacionalismo religioso reemplaza al nacionalismo laico” (HUNTINGTON, S. 1997, 118)

Resulta claro que Occidente no puede olvidarse de su parte de culpa, la mayoría de los autores antes citados dan muestras claras para ello. Sin embargo, me gustaría resaltar algunos puntos que cita Tariq Alí también como culpables y con los que no estoy de acuerdo. El discurso anticapitalista al que recurre para explicar los males que padece el mundo en general es bastante errado, pues parece que debemos recordar que capitalismo y democracia van cogidos de la mano, el capitalismo es imposible de llevar a cabo completamente en sociedades donde no exista un sistema democrático. También me parece demasiado aventurado expresar: “El éxito del capitalismo en China...” (ALÍ, T. 2002, 355), este país aún está muy lejos de ser un auténtico estado capitalista, pues para poder hablar de capitalismo necesitamos manejar conceptos como capital privado, propiedad privada, derechos y libertades personales (es decir democracia) y esto en China es una realidad bastante lejana. China está utilizando una variante moderna de las ideas políticas económicas de la NEP de Lenin: permitir la entrada de algún capital privado extranjero, supresión de algunos aranceles, etc.

Personalmente también se equivoca cuando afirma que tanto EE.UU. como la U.E. tienen la misma visión del mundo y de sus problemas, la realidad nos muestra más bien todo lo contrario.

Llega incluso en su fanatismo anticapitalista Tariq Alí a afirmar: “Los liberales incluyen en la categoría de fascistas a quienes les parece oportuno y después analizan si realmente encajan en ella. Por el contrario, la perspectiva socialdemócrata y, en general, la marxista, derivan de la experiencia. Estas corrientes de pensamiento explicaron que el ascenso del fascismo en Italia, Alemania, España y Francia fue el resultado de la dinámica general de la sociedad capitalista. A su juicio, el fascismo era el último recurso de una clase dirigente que se enfrentaba a la crisis económica y a la amenaza de un movimiento sindicalista revolucionario; dos factores a todas luces presentes en varias regiones de Europa de entreguerras.” (ALÍ, T. 2002, 373-374) Si realmente el marxismo derivara de la experiencia, esta no les parece muy favorable con las dictaduras comunistas en Europa, Asia y Cuba. Pensar que capitalismo y liberalismo permitieron el ascenso de los fascismos en Europa es haber leído un libro de historia contemporánea del revés.

En la crítica que hace de la escuela austriaca de economía me parece realmente exagerado tachar de fundamentalistas a pensadores como Menger, Mises o Schumpeter; el propioVon Mises dice: “El liberal se rebela contra tales afirmaciones. Reclama la libertad para todos los seres humanos por motivaciones de otra índole. Al postular aquella, no invoca ni a Dios ni a la Naturaleza; primero de todo, porque humildemente reconoce ignorar cuáles pudieran ser los designios de Dios o de la Naturaleza [...] y, en segundo lugar, porque lo único que afirma y prueba es que el trabajo libre es más productivo que el servil...” (MISES, L. VON 1995, 38-39). O para que quede más claro: “al liberal le repugna el conflicto armado; [...], pues parte del supuesto de que no es la guerra, sino la paz, el origen de todas las cosas. La cooperación social –arguye – hace avanzar a la humanidad, distinguiendo el hombre de las bestias.” (MISES, L. VON 1995, 40). Poco más puedo añadir yo humildemente.

Roger Garaudy piensa que el fundamentalismo, sobre todo el islámico es fruto de una serie de factores: el colonialismo, que explicaría el fundamentalismo argelino; la decadencia de occidente, que es el origen del fundamentalismo iraní; el fundamentalismo israelí, causa explicativa de los fundamentalismos del Cercano Oriente y finalmente; el fundamentalismo saudí y los Hermanos Musulmanes.

Régis Debray dice: la religión no es “el opio del pueblo, sino las vitaminas de los débiles”.[2]



[1] Farred Zakira: Culture is Destiny: A conversation whit Lee Kuan Yew, en Foering Affaire nº 73 (marzo/abril de 1994), pág. 118 cit. en Huntington, S. (1997): El choque de las civilizaciones, Paidos, Barcelona, pág. 115.

[2] Régis Debray: God and the Political Planet, New Perspectivas Quarterly 11 (primavera de 1994), pág. 14 cit. en Huntington, S. (1997): El choque de las civilizaciones, Paidos, Barcelona, pág. 119.

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