5 de febrero de 2006

Salustiano del Campo: "Familias: Sociología y Política" (y II)

La juventud de ahora, nunca lo ha tenido más fácil ni más difícil que antes; simplemente cambian los contextos socioeconómicos. Quizás antes fuese más sencillo encontrar un puesto de trabajo, o no caer en el consumismo que tan abiertamente rechaza Salustiano del Campo; sin embargo, las posibilidades de morir en un conflicto bélico eran mucho mayores, a todo ello debemos sumar también que actualmente la preparación académica es mucho mayor, aunque también es cierto, es mayor la competencia en el mercado laboral. No comparto la tan tópica y manipulada idea de la falta de valores de la juventud, el no compartir los valores de los adultos no significa no poseer valores, simplemente es que estos no concuerdan. El ser humano es un ser de valores por naturaleza, y estos no permanecen constantes e inmutables en el tiempo. Exagerado considero también la afirmación: “Hoy por hoy, los jóvenes constituyen en nuestras sociedades un bloque confuso y marginado, cuya capacidad para conseguir un grado significativo de poder está fuertemente controlado por los adultos.” (CAMPO, S. DEL: 1995, 71) La lucha generacional se remonta en los tiempos desde que existen jóvenes y adultos, unos deseando alcanzar lo conseguido por los otros, y los otros negándose a perder lo que tanto les ha costado. Los jóvenes no están mucho más confusos o marginados; al contrario, son los que más en contacto están con los cambios e innovaciones sociales, de ellos depende el avance, el cambio, lo nuevo.
Termina el libro con las diferencias entre los planes de políticas familiares del franquismo y la democracia, no voy a entrar aquí en marcar cada una de las diferencias, sustanciales eso si, entre cada uno de ellas. Me interesa más exponer que los códigos legales y jurídicos no son más que parte del reflejo de la sociedad, o eso es lo que deberían ser; sin embargo, hasta que punto eso es posible es muy discutible, algunas veces el Derecho se ha encontrado por delante de la sociedad, pero en la mayoría de los casos la sociedad ha tenido que esperar que el Derecho haya decidido llegar hasta donde ella ha llegado.
Resumiendo, y dejando claro que comparto la tesis central del libro, donde la familia ha sustituido al estado en el cumplimiento de una serie de tareas sociales. Noto en el autor cierto miedo por la destrucción de la familia, su desaparición, desmembramiento; que por supuesto no comparto. La familia cambia, haciendo una analogía entre la consabida frase: “la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”, considero que la familia no se destruye, sólo se transforma. No debemos tener miedo a las nuevas familias simplemente porque no se adapten a la concepción tradicional del concepto que poseemos de familia; lo importante es que la gente quiere seguir compartiendo su vida con otras personas, desea seguir teniendo hijos, desea al fin y al cabo, tener una familia; que más da si esta es monoparental, conyugal, extensa, heterosexual, homosexual, etc. Abordando un tema de actualidad candente como la reciente aprobación de la ley de parejas de hecho, el que los homosexuales (gays y lesbianas), puedan legalizar su familia como un matrimonio, no creo que acabe con la familia conyugal heterosexual, al fin y al cabo, los heterosexuales seguirán prefiriendo parejas de distinto sexo y deseando formar una familia, indiferentemente de si los homosexuales pueden casarse o no. Ante el fantasma de la desaparición de la familia, esta no desaparece, sino todo lo contrario, aparece una nueva forma familiar que refuerza la importancia de la familia en la sociedad, así es como debemos ver los procesos de cambio que estamos viviendo.

BIBLIOGRAFÍA

SALUSTIANO DEL CAMPO (1995): Familias: Sociología y Política. Editorial Complutense. Madrid.

JACK GOODY (1986): La evolución de la familia y el matrimonio en Europa, Editorial Herder, Barcelona.

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